Clases de educación sexual con examen práctico incluido
Sin embargo, en ese tiempo no sabía dos cosas: mi fotógrafo de confianza y mi profesora de biología eran p2filos..
Anónimo
Tijuana, Baja California, en algún momento del año 2010
Soy Juan y voy a contar algo que me sucedió cuando tenía doce años. Soy rubio y tengo los ojos azules. Por el tiempo en el que sucedió esta historia que voy a contar trabajaba como modelo infantil, tanto en campañas publicitarias como en pasarelas. También pagaba por sesiones fotográficas que usaba más que nada para promocionarme. Sin embargo, en ese tiempo no sabía dos cosas: mi fotógrafo de confianza y mi profesora de biología eran pedófilos. Uno me tomó fotos muy provocativas que compartió en internet y la otra las vio y me dio mi primera clase de educación sexual luego de ver mis fotos.
Como mis padres ya conocían a mi fotógrafo, algunas veces me dejaban solo con él en las sesiones, eso sí, él nunca me tocó. Tenía fotografiándome desde que tenía siete años, sin embargo, en aquella ocasión me pidió algo diferente. Me dijo que ya tenía edad para hacer cierto tipo de fotografías posando como un modelo adulto, por lo que para la sesión me pidió que llevara entre mis cambios de ropa una camisa a botones blanca de manga larga. Con ese cambio de ropa posé normalmente, sin embargo, luego de un rato me pidió que desabotonara la camisa y posara con ella abierta mientras enseñaba por encima del pantalón unos bóxers Aeropostale que llevaba puestos ese día, algo de lo que estaba encantado el tipo, aunque en ese momento no entendía por qué. Aunque sí he de confesar que después de esta sesión de fotos comenzaron a darme trabajos publicitarios de traje de baño y ropa interior.
Sin embargo, la segunda parte de la historia, que es cuando me acosté con mi profesora de biología fue algo peculiar. Esa asignatura no me gustaba mucho, y aunque me esforzaba, mis calificaciones en la misma no eran las mejores. Sin embargo, aquel bimestre estuve a punto de reprobar la asignatura. La maestra de biología eso sí, era una mujer muy guapa, de unos treinta años, delgada, cabello castaño, piernas y busto bien torneados. Como lo que fuera, la verdad es que la mitad de los chicos de la escuela babeábamos por ella. Sin embargo, eso no quitaba que fuera algo estricta. En ese entonces estábamos recibiendo clases de educación sexual, y aunque el sexo era un tema interesante, aun así me las ingenie para reprobar el examen de biología, y de hecho yo fui el único reprobado. El día que entregó las calificaciones, su clase era la última del día y luego de entregarnos el examen, me pidió que me quedara un momento.
-Juan, ¿qué pasó? Entiendo que nunca has sido el mejor en mi asignatura, pero reprobaste en un examen tal fácil –empezó ella-.
-Maestra, yo no sé qué decir. Mis papás me van a regañar y castigar. Soy modelo, y si repruebo, ya no me van a dejar trabajar. Yo pagó mis cosas con ese dinero, y si se acaba, pues no sé qué voy a hacer.
-Mira, Juan, vamos a hacer una cosa, pero nadie se tiene que enterar, ni siquiera tus padres. Entrego calificaciones hasta la próxima semana. Te voy a poner otro examen de educación sexual. Ve a mi casa el sábado como a eso de las cinco de la tarde. Ve bien vestido, por favor.
-Ok, ahí estaré. ¿Cómo que bien vestido?
-Ah, sí, ve con ropa casual, digo, tu sabes vestir con elegancia, pero no le digas a nadie que vas a ir, por favor. Dame tu número de celular, por favor, no vaya a ser que tenga que cambiar los planes.
Ya no le dije nada más, me dio en un papelito la dirección de su casa. Pan comido, su casa estaba relativamente cerca de la mía, aunque tenía que tomar el autobús. Llegó el día de la cita, me vestí como me había indicado. Y como tenía muchos bóxers de Aeropostale, fue la ropa interior que me puse, en esta ocasión un par color azul marino. Lo que no sabía era lo que me iba a esperar ahí. Llegué a la dirección indicada, la casa no estaba mal, era de dos pisos de color azul. Toqué el timbre, sin embargo, ella no iba a abrir la puerta, sino que me envió un mensaje de texto que decía: “Entra, la puerta está abierta, la sala está pasando la puerta al lado derecho, espérame ahí, no tardo”.
Sin embargo, al entrar, la verdad sí me quedé perplejo al ver la manera en la que estaba decorada la casa. La sala era de estilo moderno color café con una mesita de café de ese estilo, sin embargo, eso era lo que me tenía sorprendido, sino que tenía varios recipientes con velas de color rojo que despedían un olor como a cereza. También noté que en la mesa para el café había un plato lleno de fresas cubiertas de chocolate y, aunque ya tenía idea de lo que era el sexo, yo todavía era bastante inocente en el tema y no sabía que era lo que seguía.
La profesora llegó en un momento, y su vestimenta me dejó con la boca abierta, pues llevaba un traje sastre con falda de color rojo, llevaba los labios pintados de un color rojo muy intenso. Llevaba una especie de carpeta de color verde que puso encima de la mesita para el café para luego sentarse a mi lado y decirme:
-Mira las cosas que se pueden encontrar en internet, y he de decir que tuve que sobregirar un poco mi tarjeta de crédito para pagar por esto, ábrelo.
Y señaló a la carpeta. Yo la tomé y lo que vi era algo que no podía creer. Había fotos de aquella sesión fotográfica en la que había posado con la camisa abierta y enseñando la ropa interior. La volteé a ver sin decir palabra, pero era evidente que tenía una expresión de incertidumbre al ver que ella tenía esas fotos, cuando se suponía que en mi casa estaban las únicas copias. Sin embargo, lo que me dijo a continuación ya lo comprendí como una insinuación sexual:
-Veras, yo ya había visto tu trabajo como modelo y siempre me pareciste un niño muy guapo, de hecho, por eso trabajo en una secundaria, para ver niños guapos como tú. Sin embargo, desde el día que vi que subieron tus fotos, comencé a desearte, papito rico, quiero convertirte en un hombre.
Esto último lo dijo con una connotación de que claramente ya no podía contener sus ansías. En ese momento me sentí algo incómodo, sin embargo, lo siguiente que hizo fue tomar una fresa cubierta con chocolate y me la ofreció para comer, yo la iba a tomar con la mano, pero ella me dijo que abriera la boca. “Está bien”, pensé, “quizá si le sigo la corriente me vaya mejor”, por lo que le di un mordisco a la fresa. Me ofreció como tres antes de levantarse y poner música en el estéreo, aunque la canción que puso me dejo bastante confundido, era una de Joe Cocker, de nombre “You Can Leave Your Hat On”, y acto seguido comenzó a bailar muy sexy y mientras bailaba se empezó a quitar los zapatos, las medias, el saco, la falda quedando únicamente en ropa interior de color rojo. De repente, se acercó a mí y comenzó a bailar sexy encima de mí pasando su trasero sobre mi entrepierna, mi abdomen y mi pecho, se sentó en mis piernas de espaldas y acerco su rostro al mío, me dio un beso muy apasionado en la mejilla, subió hasta mi oído y me susurró:
-Vamos a mi recamara, papito rico, ya va siendo hora de que te conviertas en un hombre, porque el examen de educación sexual es práctico.
Se levantó y apagó el estéreo, luego me tomó de la mano y me llevó por la escalera hasta su recamara. Vaya que tenía ganas de acostarse conmigo la tipa, pues había cubierto la cama con pétalos de rosa roja y tenía más velas rojas con aroma a cereza en el peinador y el buró. Me pidió que me quitara los zapatos antes de entrar, la obedecí y entré, me tomó de la mano, me acercó en la cama y me sentó de un ligero empujón. Para ese momento, yo estaba algo nervioso, pero me estaba excitando mucho la situación, podía sentir mi pene erecto debajo del pantalón, por un lado quería salir corriendo, pero por el otro, estoy seguro de que muchos de mis compañeros de escuela desearían tener un momento así con la maestra y quería saber lo que iba a pasar más adelante. Me sentó en el borde de la cama, se puso de espalda a mí y me pidió que le quitara el sostén, pero yo nunca había desabrochado uno, así que me costó trabajo, pero al final lo logré, y ella lo retiró dejando a la vista sus pechos. Se sentó a mi lado, tomó mis manos y las puso sobre sus pechos, me cosquilleaba sentir su pezón pasar por la palma de mis manos. Acto seguido, me dio un beso en los labios al tiempo que llevaba sus manos a los botones de mi camisa, algo de lo que yo no me percaté, y solo cuando desabotonó el último me di cuenta de que lo había hecho porque comenzó a acariciar mi abdomen y mi pecho. Lentamente comenzó a recostarme en la cama, una vez que me tuvo ahí, soltó mis labios y me miro como nadie lo había hecho antes, era evidente la lujuria que tenía hacia mí y que había planeado esto con cuidado.
Una vez recostado, soltó mis labios, llevó sus manos a mi pecho y comenzó a acariciarlo y a rasguñarlo suavemente, el cosquilleo que me causaba era delicioso. Ella volteó a ver a mi rostro, con una mirada de que estaba gozando haciendo sentir ese suave cosquilleo que me hacía retorcerme. Luego, comenzó a besar mi pecho y mi abdomen, dejando marcas de lápiz labial rojo por todos lados, causándome nuevamente un suave cosquilleo. Mis nervios habían desaparecido por completo para ese momento, así que me incorporé para quitarme completamente la camisa, al tiempo que ella llevaba sus manos al cierre de mi pantalón y bajarlo. Dejó al descubierto mis bóxers Aeropostale azul marino, de los que sacó mi pene, que estaba muy erecto. A estas alturas ya no me importaba lo que pasara, solo quería estar con la maestra hasta las últimas consecuencias. Acercó su cara a mi pene y se lo metió a la boca, comenzó a hacer lamerlo, morderlo suavemente y finalmente comenzó a hacer succión. Esa sensación, era un placer indescriptible, para entonces ya había comenzado a masturbarme y sabía a qué atenerme, pero en esta ocasión era mucho más intensa que lo que yo me provocaba, comencé a gemir y a retorcerme del placer. Se hacía cada vez más intensa, comencé a sentir como el semen se acumulaba, mis gemidos se hacían más fuerte y justo en ese momento sentí una descarga eléctrica y luego una sensación deliciosa en mi pene mientras sentía el semen saliendo por el pene.
Ella se incorporó, se tragó mi semen, tomó mi pantalón, me lo quitó, dejándome completamente en bóxers y calcetines blancos. Me dio otro beso en los labios, sentí el sabor de los restos de semen. Luego de eso, comenzó a besarme por el cuello, nuevamente el cuerpo otra vez. Retiro mis bóxers y mis calcetines dejándome como vine al mundo. Mi pene estaba flácido luego de ese momento de placer que me hizo sentir la profesora, sin embargo, lo tomó y lo masturbó un poco, por lo que mi amiguito en seguida se puso de pie para lo que seguía. Ella se sacó las bragas, puso la entrada de su vagina en la punta de mi pene, y lo hundió del todo dentro de ella. Comenzó a subir y bajar, en seguida la sensación deliciosa de hacía un momento se volvió a hacer presente conforme ella bombeaba. Se hacía cada vez más intensa, igual que masturbarse, pero mucho mejor. Nuevamente sentí el semen acumularse, una descarga eléctrica al tiempo que sentía el semen salir nuevamente del pene con una sensación deliciosa. Ella gritó como una loca mientras yo me venía dentro de ella. Al fin había comprendido las palabras de la maestra al decir que me iba a convertir en un hombre. Nos quedamos recostados una media hora, uno al lado del otro, hablando. Sin embargo, me dijo que todavía no terminábamos, que todavía tenía que satisfacerme yo dentro de ella.
Ella se recostó y me dijo que le metiera el pene dentro de su vagina. Yo la obedecí, pues la sensación del orgasmo dentro de una mujer me había gustado mucho. Sin embargo, era bastante torpe, pues era la primera vez que tenía sexo. Constantemente le preguntaba a la maestra sí estaba haciendo las cosas bien. Finalmente, puse la punta de mi pene en la entrada de la vagina, y lo hundí. Comencé a bombear, no sabía cómo hacerlo, solo era algo instintivo. De repente, estaba sintiendo nuevamente esa delicia, aunque era cansado. Clave mis pies en la base de la cama para hacer fuerza y poder bombear. Por fin, con lo último de mis energías sentí nuevamente el semen acumularse en mi pene, la descarga eléctrica y finalmente la sensación del orgasmo mientras el semen salía e inundaba la vagina de la maestra, que ahora era mi amante. Acabé agotado, como si un tren me hubiese arrollado, me recosté sobre ella, tenía ganas de dormir. Sin embargo, ella me recordó que ya era tarde y que debía irme a mi casa.
Recogí puse nuevamente mi ropa, ella se reía mientras buscaba mi ropa interior, que no sabía dónde había quedado. Eran casi las ocho cuando salí de la casa de la maestra. Había dejado mi virginidad atrás, todo por un fotógrafo con la mente sucia y una maestra muy lujuriosa. Sin duda, el mejor examen de educación sexual de mi vida. A partir de entonces, la maestra y yo nos volvimos amantes. Incluso, tuve un hijo con ella resultó embarazada unos meses después con uno de nuestros encuentros y tuve un hijo con ella, pero nadie lo supo, ni siquiera mis padres. En ese momento no comprendí del todo ese embarazo, sin embargo, al crecer ese niño vi que tenía ojos azules y cabello rubio. Pero en fin, nunca me reclamó la paternidad, así que yo continué con mi vida normal.
Este relato fue patrocinado por Aeropostale.
Biología? Osea primero de secundaria, tenias entre 11 y 13.
Ya la tenias grande? Para tú edad digo.
Por lo menos asumo que ya tenia la forma adulta aún si no el tamaño.
Vaya, relatos eróticos con publicidad para calzones.
Bueno, apenas un detalle del resto 😆 lo importante es el cogidón que se dieron. Ya quisiera yo la verga de un mocito bien lechero así ❤ ‘u’