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Dominación Mujeres, Heterosexual, Incestos en Familia

Cogiéndome a mi prima de 14 años inconsciente en un galpón sucio.

Hola me llamo Adrián, hoy les quiero contar la primera vez que me cogí a mi prima Antonella, de 14 años, en un galpón sucio y oscuro mientras el resto de la familia disfrutaba de una reunión familiar..

Habían pasado casi 4 años desde la ultima gran reunión familiar, y aunque no tenía muchas ganas, tuve que asistir. Hace un tiempo que vivía solo y no tenía mucha relación con mis familiares cercanos, y mucho menos con los lejanos, pero mis padres me insistieron demasiado para que vaya. Esta reunión se dió en la casa de mi abuela, que vive en el medio del campo, ella tiene una casa de 2 pisos bastante lujosa, quizás lo más parecido a una mansión que hay en nuestra familia.

Ahí me reencontré con mucha gente que pensé que estaba muerta. Tíos, abuelos, primos, de todo un poco. No me generaba ilusión verlos, no tenia buena relación con casi nadie, estuve casi toda la cena sentado usando el celular y tomando, casi sin hablar. La única persona que me llamó la atención de ahí era mi prima Anto, de 14 años, la ultima vez que la había visto tenía 10 y había cambiado demasiado. Su cara, su cuerpo, su estatura, estaba mucho más hermosa. A ella si la quería mucho, cuando era más chica nos llevábamos bien y nos queríamos, pero creo que no habernos visto en 4 años hizo que nos alejáramos mucho, tanto que ni me saludó. Pero yo me quedé embobado mirándola casi toda la noche, la pubertad estaba transformando su cuerpo en el de una verdadera mujer, y me encantaba.

Nunca había tenido pensamientos de ese tipo con una persona de esa edad, pero tenía puesto un short de jean cortito que me dejaban ver todo el largo de sus hermosas piernas y un poco de sus nalgas, y eso me ponía mal. Estaba muy linda y tenía un cuerpo riquísimo, un culo que ya era grande para su edad y seguramente iba a crecer mucho más. De tetas quizás no tenia tanto volumen, pero lo compensaba su cara angelical. Pasaban las horas y yo seguía mirándola, obvio sin que se de cuenta, pero cada segundo que pasaba me volvía más loco.

Cerca de las 1 de la mañana, terminamos de cenar y se apagaron las luces, se prendieron unas de colores, se puso música y la familia empezó a bailar. Esas cosas me daban muchísima pereza así que me fui a sentar a un sofá, a mirar a Anto y grabarla sin que se de cuenta. Se ve que a ella tampoco le gustaba ese ambiente, porque para mi sorpresa, se sentó a mi lado. No lo podía creer, la tenía tan cerca mío y no me animaba a hablarle, aunque ella tuviera 14 y yo 24. Me sentía tan cobarde y estúpido, seguramente no le hubiera dirigido la palabra si no fuera porque ella lo hizo primero. Me habló con una sonrisa de ángel en la cara, y empezamos a charlar.

Recordamos un poco los momentos que vivimos juntos y lo bien que lo pasábamos antes. Me dijo que no me había reconocido, y no la culpo, estos últimos años había descuidado bastante mi imagen, estaba muy barbudo y peludo, entre otras cosas. Ella también estaba diferente pero esa hermosura podría haberla reconocido en cualquier circunstancia. Obviamente no se lo dije. Yo estaba tomando cerveza y le ofrecí, me dijo que no, que todavía no tomaba. Le pregunte si era porque no tenía ganas, pero me dijo que era porque no la dejaban, así que señale a sus padres que estaban bailando sin parar en la pista, le dije que no iban a prestarle atención. Insistí un rato y acepto, empezamos a tomar juntos, había mucha cerveza.

Ya eran casi las 3 de la mañana, la gente seguía bailando, y nosotros seguíamos tomando. Durante 2 horas mi objetivo fue que Anto tome la mayor cantidad de alcohol posible, era su primera vez tomando por lo que no sabía medirse, y si lograba alcoholizarla podrían pasar muchas cosas lindas para mí. Ya se le dificultaba hablar y tener coherencia, yo todavía estaba bastante lucido, tengo buena resistencia al alcohol. Me dijo que quería salir a tomar aire fresco, porque estaba mareada, la deje que vaya sola, pero al dar dos pasos casi se cae, no quería que nadie la viera así, así que la acompañe. La lleve fuera de la casa y nos sentamos en el pasto, ella realmente no podía ni mantener el equilibrio sentada, apoyó su cabeza en mi hombro mientras se reía sin sentido. Tenerla así apoyada me hizo sentir cosas, no pude evitar poner mi mano en su cinturita y empezar a tocarla. Acariciaba su panza, y al ver que no se negaba ni decía nada, seguí avanzando.

Le acaricié la parte baja de la espalda y fui bajando poco a poco, le empecé a tocar el culo por encima del short, se lo apreté y masajee, ella seguía apoyada en mi hombro y hablaba estupideces, algunas inentendibles. Realmente no parecía importarle lo que estaba haciendo, así que seguí apretando ese culo adolescente, ya tenía la verga super parada y hasta me dolía. Cuando me di cuenta, Anto estaba dormida. Tenía los ojos cerrados y la boca abierta, metí un par de dedos en su boquita y los humedecí con su baba, para después llevarme esos mismos dedos a la boca y chuparlos. La verga me estaba por explotar y no aguantaba más, necesitaba dar un paso más allá.

Apreté con mucha más fuerza y desesperación su culo, le besé el cuello y sentí su olor corporal. Paré un segundo, no porque me haya dado cuenta que estaba mal lo que estaba haciendo, sino por el miedo a que me descubran, después de todo estábamos al aire libre. Me puse de pie y cargue a Anto, no podía entrar a la casa porque nos iban a ver, esa opción estaba descartada. Empecé a caminar al rededor de la casa, en busca de un buen lugar para cogérmela, ella estaba cada vez más dormida en mis brazos, la miraba y se me ocurrían tantas cosas para hacerle. Al dar una vuelta al rededor de la casa, vi un pequeño galpón donde se guardaban un tractor, una camioneta y herramientas de campo. Entré con Anto en brazos y la recosté en la caja trasera de la camioneta, la cual estaba abierta. La acosté boca arriba con las piernas sobresaliendo, totalmente desesperado empecé a desabrocharle el short, y cuando lo hice tiré hasta quitárselo. Cada vez que la veía en esas condiciones y el contexto en el que estábamos, me excitaba más. Me ardían las orejas y la pija me dolía. Era todo tan morboso y sucio.

El lugar estaba sucio, lleno de herramientas, olía feo y había insectos por todos lados, pero nada iba a evitar que meta mi pene en ese cuerpito en pleno desarrollo. La iba a hacer mía. Saque mi pene de 22cm, quizás la única virtud que tenía como persona, estaba dura como piedra y me dolía mucho. Fácilmente hace 5 años no tenía sexo, iba a quitarme todas las ganas con Anto, la cual balbuceaba cosas inentendibles recostada boca arriba. Agarre sus piernas largas y suaves, que sobresalían de la parte trasera de la camioneta, y las puse en mis hombros, ella no las quitó.

Moví su adorable ropa interior rosa a un lado, digna de una niña de mamá, eso solo me ponía más duro. Vi su pequeña vagina, del mismo color que su ropa interior, sin ningún pelo y super delicada. El contraste con mi pene de color oscuro y peludo me hacia vibrar el estomago del morbo. Empecé a deslizar mi glande de arriba a abajo por su vagina, buscando desesperado la entrada, había pasado tanto tiempo que había perdido la practica, y eso sumado a que ese agujero estaba bastante ajustado, me costo encontrarlo.

Con mi liquido preseminal no iba a ser suficiente, así que me escupí la mano dos veces y humedecí mi pene, seguí deslizando un poco mas hasta que lo encontré. Apoye mi glande lo más centrado posible y agarre la cinturita de Anto con ambas manos, empecé a hacer presión poco a poco, fue hermoso sentir como ese agujero se iba abriendo poco a poco con ayuda de mi glande, y al cabo de unos segundos ya tenía la cabeza adentro. Tenía el himen intacto, obviamente era virgen, pero ya no, ahora era mía. Salió un poquito de sangre y se empezó a quejar, no me importó y seguí presionando, quería meter más pene ahí. Ya estaba empezando a entrar un poco de tronco y no paraba de quejarse, ella ya no aguantaba más y yo todavía no había metido ni media pija. Tiré todo el peso de mi cuerpo sobre el de ella y le tapé la boca con la mano, «shhhhh» le susurraba mientras movía mi pelvis frenéticamente, abriendo el camino.

Sus gritos ahogados en mi mano me hacían sentir un poco culpable, sentía sus débiles manitas tratando de empujarme, pero era imposible que pudiera mover 105kg aunque sea un poquito. Poco a poco su vagina se fue abriendo y adaptándose a mí, ya la sentía más suelta y fácil de penetrar, pero sin dejar de apretar. Le di dos cachetadas y saqué mi cuerpo de encima suyo, ella lloraba. Me di cuenta que ya había podido meter medio pene, unos 11cm, prácticamente el tamaño promedio del pene de los niños de su edad, con los que se supone debería perder la virginidad, y eso que todavía faltaba la otra mitad, pobre Anto. La fui sacando poco a poco, deslizando el tronco por sus labios entumecidos y adoloridos, y cuando salió hizo un ruidito muy gracioso. Pude ver como le quedó abierto el agujero de la vagina, y poco a poco se iba cerrando, no parecía para tanto, nena exagerada. Ella solo lloraba en silencio y se tapaba la cara.

Me senté en la camioneta con la pija aun muy erecta apuntando al techo. Moví a Anto y la hice ponerse de pie en el suelo en frente mío, dándome la espalda, casi se cae de lo ebria que estaba pero la pude agarrar. La senté arriba mío mientras con mi mano fui guiando mi pene en su vagina de nuevo, cada vez entraba más profundo. La abrace con mucha fuerza mientras movía mi cintura debajo de ella, le besaba y lamia su espalda desesperado, me la estaba cogiendo sentado. Parecía dolerle más que la anterior pose, no se quedaba quieta pero la tenia bien agarrada, me daba risa como intentaba gritar mientras mi pene entraba y salía violentamente de dentro suyo, pero apenas le salía un gritito débil que nadie escucharía.

Seguí cogiéndomela en esa pose un buen rato, cuando ella se sentaba por completo sobre mis piernas podía sentir como mi glande tocaba su útero, pero la hacia levantarse de un empujón de pelvis para que vuelva a caer con su todo su peso arriba mío, y así todo el rato rápidamente. Para tener 14 años estaba bastante profunda, igual fue merito mía por abrirla de esa manera. Me sentía cada vez más cerca de acabar, la agarre de la cintura y me puse de pie levantándola a ella también, y sin sacársela empecé a sacudirla en el aire, era prácticamente una muñeca inflable para mí. No pesaba mucho. Di un par de pasos por el galpón mientras me la cogía en el aire, sacaba y metía mi pene con fuerza y violencia, mucho enojo, tal vez estaba desquitándome por los desprecios que recibí de mi familia con la pobre Anto. Sus nalgas sonaban como aplausos y la notaba transpirada, yo también lo estaba, pero ya no se quejaba más, ni siquiera hacia ruido.

Seguí dándole en el aire un rato, la volví a recostar en la parte de atrás de la camioneta boca arriba y me puse sus piernas en los hombros, para levantarla y cogérmela a upa cargada en mis brazos, ahora tenía su carita frente a la mía mientras penetraba su vagina con mi pene. Ella estaba inconsciente, con los ojos dados vuelta. Mientras me la seguía culiando, lamí y chupe toda su cara como un animal, la deje goteando mi baba y estaba muy cerca de acabar, así que di unos pasos hacia adelante hasta que la espalda de Anto toco la pared del galpón, y me la cogí contra ella. La pobre nena estaba atrapada entre mi cuerpo y la pared, en una pose que no le permitiría zafarse ni aunque quisiera, pero claro no iba a zafarse si estaba dormida como un angelito. Di mi mis últimos empujones y me mantuve ahí dentro unos segundos, mi pelvis peluda chocando con su pelvis delicada, apreté las nalgas y solté todo lo que tenía dentro de ella. Aproximadamente 15 segundos acabando, cuando termine le di unos besos en la boca y la volví a recostar en la camioneta, saqué mi pene ya medio flácido, lleno de una mezcla entre semen, fluidos vaginales y mucha sangre. Me palpitaba mucho y me dolía por lo apretada que estaba Anto, pero seguro a ella le dolía más.

Le saqué las medias y me limpié el pene usándolas, después le limpie la vagina por fuera, podía ver sus labios lastimaditos. Le limpié un poco la cara, hice sus medias un bollito y me las guarde para que no quedaran pruebas. Volví a vestirla como pude, yo tampoco estaba muy sobrio, la cargué en brazos y volví a la casa de la abuela. Cuando entré me preguntaron que le pasó, le dije que estábamos charlando afuera y se quedo dormida, todos me miraron con ternura y me agradecieron por haberle hecho compañía y llevarla cargada. Jaja, si supieran. Subí las escaleras y la deje en una cama de huéspedes, le di un ultimo beso en la boca para despedirme y bajé. Estuve un rato abajo y me fui a mi casa, rogándole al destino que no se acordara de nada al día siguiente, o que mínimo no se lo cuente a nadie.

16 Lecturas/7 diciembre, 2025/0 Comentarios/por RelatosXxX
Etiquetas: abuela, cogiendo, culo, mayor, primos, semen, sexo, vagina
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