Con el hijo de mi mejor amiga, parte 2.
Esta es la continuación del relato «con el hijo de mi mejor amiga», de como comienza la dominación y el dolor de tener a un joven vergón .
Quienes quieran ayudarme económicamente para subir más relatos de manera continua, me pueden contactar al whatsapp +57 316 7292877 o al correo [email protected].
La saliva caía por mi barbilla con cada metida de verga. Se notaba que el chico estaba acostumbrado a llevar el control. En un momento logré que me soltara un poco y le supliqué que me dejara chupársela un poco a mi manera, ya que me estaba ahogando. Daniel asintió, por lo que procedí a chuparle la vergota y los huevos, al tiempo que se los mojaba con mi saliva y sentía como el pingón duro y tieso de Daniel estaba cada vez más duro. Así que me detuve y le pregunté » te gusta?». Daniel me contestó: “si, mamas muy rico, una de las mejores putas mamadoras que me la han chupado, mis amigos no me van a creer cuando les cuente”. “¿Te has cogido a muchas mujeres?”, le pregunté. A lo que Daniel me contestó: “si, me fascina culiar con cualquier cosa que se mueva”, jajaja, soltó la risotada. OK Daniel, acuérdate del trato, tú no dices nada, y yo tampoco diré nada. De un golpe traté de meterme lo que más pude a la boca de aquella vergota, que no fue mucho, a lo que Daniel pegó un gemido de toro.
Nuevamente Daniel cogió el ritmo y por casi diez minutos más me folló la boca con fuerza. Las lágrimas me caían en abundancia, mientras que por la verga del chico bajaban enormes hilos de saliva desde mi boca. Luego de estarme follando así Daniel me sacó de un empujón y me dijo que le siguiera a la habitación. Su vergota se bamboleaba constantemente mientras caminaba delante de mí. Pensé que se dirigía a su habitación, pero no, el chico iba a la habitación de sus padres. “¿A dónde vamos Daniel?”, pregunté tímidamente. “a la habitación de mis padres, no ves?”, me contestó sarcástico. “siempre me he querido coger a una de las putas amigas de mi madre en su propia cama, y hoy será el día en que cumpla ese deseo”.
abrió la puerta del cuarto e inmediatamente se volteo y me pidió que me acostase en la cama. Procedió a arrodillarse en frente mío. De una me desvestí y solo me quedé en brasier y tanga. El chico me mordía la tanguita por encima, y poco a poco me la bajó con los dientes. Me quitó también el brasier y procedió a chuparme las tetas. Lo hacía como nadie, y emocionada lo cogía de la cabeza para que siguiera chupando como un bebé. Luego bajó a chuparme la panocha. Daniel metió su cabeza entre mis piernas, movía la lengua como un experto mientras decía «que rica panucha de puta que me estoy comiendo, está riquísima. “Eso hijueputa, que rico la chupa”, le decía, mientras le hundía la cabeza entre mis piernas para que me chupara mas. Ya me tenia la vagina empapada de saliva y mis jugos salían a borbotones. estaba yo que ardía de las ganas que me clavara el vergón. tenia ganas de que me hundiera la verga, «ay! singame la chocha por favor no aguanto mas, le supliqué como una puta.
“Suplícame que te la meta!” me gritó. Suplicame perra!. “por favor Daniel, por favor métemela”, suplicaba casi llorando. Que soy para vos? Me preguntó. “eres mi amo, mi macho, pero por favor metémela ya, te lo suplico papi”. aniel se levantó y me puso la cabeza de su verga en la cuca, podia sentir la cabezota de ese tolete tocando mi clítoris. «metemela ya coño”, le pedí, cuando sentí una fuerte bofetada en mi cara. ¡no entiendes puta que no recibo órdenes!, me dijo. “aquí mando yo, y te la meto cuando se me pegue la puta gana, así que cállate. Deberías estar agradecida de comerte un hombre como yo, me gritó mientras yo trataba de contener las lágrimas.
aaah mmmmh! Grité cuando Daniel trató de empujarla toda de un golpe. Sentía como me partían por dentro, como si me colocasen unas tenazas al rojo vivo. Miré hacia abajo y apenas había entrado la cabeza y poco más. ¡puta! Que cerrada la tenés! Gritó Daniel. Parece que nunca te han abierto bien esa cuca. Pero hoy te voy a dar una verguiza de la que no te vas a olvidar en tu puta vida, por andar de zorra, me dijo mientras me pegó otra bofetada. Cogiendo duro mis caderas me apretó hacia él, mientras yo sentía que me partía por la mitad. Empecé a suplicar a gritos que me la sacara, que ya no quería seguir con esto.
Continuará.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!