Con que me limpiaste
En aquello tiempos vivíamos como animales silvestres, libres por aquellos campos..
Hola queridos lectores, les voy a narrar una vivencia de mis tiempos de niño.
En aquellos tiempos vivíamos como animalitos silvestres, libres por aquellos campos. En ese entonces yo tendría unos ocho o nueve años, por tener tan cerca de las casas minas de arena, riachuelos, bosques que eran nuestros lugares favoritos para jugar, eramos muchos niños de edades diversas, menores a mí y amyores también.
Siempre era costumbre salir de casa a jugar con el resto de los niños, jugabamos la ere, que consistía en no dejarse tocar por la persona que estaba de turno, jugabamos a las escondidas, metras y muchos otros juegos, pero también había un juego que en el que todos participávamos y que ninguno decía nada de eso. Se trataba de los juegos del sexo. Muchos de mis amiguitos mayores a nosotros ya habían pasado por lo mismo, yo tenía dos hermanos mayores y ellos jugaron lo mismo, un día estabamos jugando y a mi me dan ganas de hacer del dos y uno de los muchachos mayor a mí se da cuenta y me dice que me llevará hacia los montes y vigilará hasta que yo termine de hacer mi necesidad.
Ya en unos matorrales cerca del un riachuelo me agacho y hago lo mío, pero me dí cuenta que no tenía con que limpiarme y se lo hago saber, el amigo con mucha malicia me dice que no me preocupe que él me limpia, yo inocente me di vuelta y el me dijo que me abriera un poco para poder limpiarme, de inmediato sentí que algo me ponía en el ojito de mi culo y comenzó a empujar hacia dentro, mi cuerpo tembló, se me puso la piel de gallina y de repente sentí un profundo dolor, aquel amigo me estaba cogiendo y el pupú le sirvió de lubricante, yo me agarraba de una gran piedra que estaba al frente y cuando él me lo metía, yo me levantaba en la punta de mis dedos de los piés porque él era mas alto que yo, aquel chico me lo metía y me lo sacaba, primero con delicadeza, pero luego sus embestidas eran mas fuertes hasta que sentí dentro de mi algo caliente y al mismo tiempo sentía que lo que me estaba metiendo se ponía mas grueso, al llegar dentro de mí, se quedó aplasto a mi espalda hasta que su pene se salió solo al perder vigor. Desde aquel entonces cuando podía y me encontraba solo me llevaba a cualquier lugar escondido y me tomaba para si.
De allí en adelante yo hacía lo propio con niños y niñas mas pequeños que yo y en algunas ocasiones con amigos mas grandes que yo, quienes primero me mamaban la palomita y cuando la tenía parada se volteaban para que se las pusiera en sus huecos, muchas veces ni penetraba por ser mas pequeño de pene.
Luego de todo aquello fue fácil hacerlo con otros amigos, menores o mayores que yo.
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