Cornudo en la universidad 2
Cornudo en la universidad 2.
De lo que quedaba del fin de semana, no hable con Monse, fue hasta el día lunes que me indico que pasará por ella para ir a la escuela, cuando llegue a su casa, quedé boquiabierto, no podía creer lo que veía pues salió vestida, como una verdadera puta, no memal entiendan se veía muy rica, una minifalda que por unos centímetros arriba podría ser cinturón, botas altas de tacón, y una blusa con gran escote, además de su chamarra de mezclilla tipo bolero, es decir de las que no cierran enfrente. Cabe señalar que yo iba de pans. En el camino no me dirigió la palabra, solo se iba pintando, cuando llegamos Monse, voltio a todos lados y de igual no forma los que estaban a los lados la volteaban a ver a ella, pero ella imagino buscaba a su amante, cuando lo vio a lo lejos corrió conmigo a su lado jalándome, ya cuando llegamos, estaba don Fulgencio que al verla le saltaron los ojos. Y ella salto a saludarlo de beso en la mejilla, siendo muy extraño ante mis ojos pues era lunes, había alumnos y eso no era común, que una hermosura como ella saludara de beso a un viejo conserje. Aunque pensé lo que había pasado el sábado, ese saludo fue lo menos.
Monse–hola don Fulgencio, como está ? Lo extrañe, bueno todos lo extrañamos, por ser tan bueno.
Don Fulgencio– hola mi amor,. Pues ya estoy aquí, para lo que gusten jajaja, estoy para servir.
Cómo si yo no estuviera, siguieron hablando,
Monse– te traego un poco de comida, para la hora del almuerzo, mi mamá lo preparo especial para ti. Le he platicado lo bueno que eres en especial conmigo.
Don Fulgencio– gracias, te comeré a las tres, bueno digo que si me guardas la comida y la llevas a mi bodega a las tres esto último con una risa burlona, ahora sí viéndome a mi.
Ok fue lo que contestó mi Monse, a las tres te veo, y me volvió a jalar ahora a los salones, iba tan feliz como una niña con cita a un parque de diversiones. Ya cada quien en sus clases, me puse a sudar frío, no podía permitir que pasará lo del sábado,,,, aunque tal vez eso me gustaría,,, estaba en un dilema por lo que minutos antes de las tres salí corriendo a buscarla a su salón, cuando me vio Monse, tenía una cara de disgusto.
Monse– que haces aquí no tienes clase?
Yo– no amorcito, no llego el profe que me tocaba, y tu?
Monse– bueno yo sí, pero llevaré la comida a don Fulgencio, ya después regreso con la tolerancia qué dan. Y bueno tú a qué vienes?
Yo– yo? este! A estar contigo mi amor te acompaño a dónde vayas.
Monse – bueno como quieras, pues vente.
Ya de muy mala gana me tomo de la mano y caminamos por en medio del patio, dónde todo el alumnado y grupo docente, volteaba a ver el contoneo de sus caderas de mi novia, tal sensual y rica, lástima que ella solo tenía ojos para ese viejo y su verga negra, fue ahí cuando mi pantalón empezo a hacer su carpa, ya que si me gustaba como la veían otros machos, y que yo era el que iba a su lado, aunque la llevará a entregar a otro, aunque los demás no lo sabían, al llegar a la bodega de don Faustino que es al mismo tiempo su dormitorio, me vio con la misma cara de molestía que la de mi novia hace unos minutos, me sentí incómodo al estar en presencia de los dos como si yo fuera el que salí sobrando.
Don Fulgencio– hola corazón y hola muchachito, que bien que vienieron ya tenía hambre.
Monse– si mi amor. (Esto se le salió de manera inconciente a mi novia, pues sigui hablando sin darle importancia) ya has de tener hambre.
A mí me causo picazón el saber que ella no se dio cuenta de que le dijo amor, y que ya estaba tuteandolo. El también se puso nervioso pero al ver qué no dije nada, siguió actuando normal.
Fue cuando acertadamente intervine en mi hombría para hablar.
Yo– si, le trajimos rápido pues Monse tiene que regresar a clases, yo lo dije con una risa cordial, cuando sentí que Monse me apretó la mano, y tragó saliva, sentí su enojo y nerviosismo, pero no hablo, por lo contrario de don Fulgencio.
Don Fulgencio– ni modos primero está tu estudio cariño, recuerda que tú eres mi futuro bueno nuestro futuro como gran abogada,. Y le regaló una sonrisa tierna no de lujuria, a lo que mi Monse le respondió con otra igual. Cuando nos retiramos y casi llegar a su salón me dijo que me veía en la noche cuando terminarán todas sus clases que iría al sanitario antes de entrar a su salón, camine hacia la biblioteca para distraerme un poco, pero de reojo vi que se dio la vuelta y corrió por los pasillos para ir a buscar la bodega otra vez, mi corazón pálpito de nuevo y mi pequeña verga creció al ver cómo mi novia no podía resistir a estar sin la verga del viejo conserje, y decidió engañarme para ir a buscarlo, vi a lo lejos como su minifalda se le subía de correr por ese pasillo solitario a dónde casi nadie iba y era el camino al cuarto del viejo conserje, espere espere lo suficiente para ir a buscarla, cuando llegue ya estaba ella adentro y la puerta cerrada, los dos amantes en su nido de amor, cuando me acerque muy despacio pero muy cerca de puerta pude escuchar la conversación.
Don Fulgencio – Caray mi vida pensé que ese chamaco ya no te deja venir a ver a tu macho.
Monse– mi amor nadie me detendría a buscarte toda la vida sabes que soy adicta a ti. Además te traje tu comida, por qué esa te la mando mi mamá porque le conté que eres muy bueno con su niña, pero yo te prepare está, fue cuando me acerque a un banquito y me asome por la ventana se había quitado su boleto y las tetas le brincaban de pequeños saltos que daba ella.
Don Fulgencio– bueno mi amor yo creo te cómo a ti y luego me caliento mi comida que me mandó la suegra.
Y salto sobre mi Monse su boca daba directo a sus pechos de ella que se levantó la blusa y el viejo comenzó a darle unas lambidas de campeonato, yo aún de novio me cohibía para acercar mi mano o un dedoceca de alguna de sus tetas, pero este viejo las magreaba con astucia pues ya la calentaba pues se veía en su cara.
Monse– ya mi amor dame verga, ha ah por eso vengo no me dejes, sin mi comida a mi, ( ya su respiración era cortada)
Don Fulgencio– órale despachante mamacita que por no verte ayer estoy bien cargado.
Monse– perdón mi vida,. Ya no te voy a dejar nunca así aquí tienes a tu perra para que le eches tu leche siempre.
Cuando termino de hablar le bajó la cremallera dónde salto su verga enorme con su huevos grandes y colgantes, fue cuando lo empezó a masturbar mi Monse su manita de princesa, le hacía una majestuosa chaqueta de campeonato.
Don Fulgencio– hay mami me tienes vuelto loco, estás bien sabrosa y buenota, tus nalgotas se ven bien padre en tu faldita de colegiala que escogiste,.
Monse– mi amor ayer la salí a comprar para ti, (aún se la jalaba su líquido preseminal ya había salido y empapado su verga haciendola ver más brillosa) primero pensé en ponerme, la de secundaria, pero tú mereces todo bebé por darme tremenda pinga, y la compré con la tarjeta de mi novio en una sexshop, (es cierto yo le di una tarjeta, para sus lujos o comida, pero no podía creer que algo que comprará en una tienda de esas, la llevará vestida como ropa normal a la universidad, y meti mi mano en la bolsa de mi Pans y me la empecé a jalar).
Don Fulgencio– pues vamos a darle calor mi vida, ponte en cuatro que ya me la preparaste para ese culito tan rico que solo es mío.
Ella o edevio la orden y en la cama de tablas se puso en cuatro arqueo la espalda y movía sus nalgotas esperando su premio.
Cuando el viejo sin miramientos se la dejo ir, con un plap, y querido de ella de placer haaaa comenzaron con su mete y saca.
Don Fulgencio– hay que potranca, tengo hay que pinche viejononon tengo eres la más buena, todos te quieren cojer y solo yo gozo todo tu cuerpo, plap plap (le dio unas nalgadas) y jalón de cabello.
Monse– si mi amor, soy tuya soy toda tuya, no me dejes me muero sin tu vergaaaa ha haaaa haaaaa haaa.
No podía aguantar tal escena mis pantalones estaban completamente empapados de semen salí corriendo y cuando me di cuenta estaba en la cafetería comprando agua me senté en una mesa y me quedé ido, me mente no reaccionaba, hasta que pasó un conocido y me saludo, logré despertar del trance, después mire la hora y salí a confrontar a mi novia a su salón pensando que ya estaba ahí, y aún no estaba ya habían pasado más de cuatro horas, por lo que decidí marcarle pero no contestaba intenté dos veces más y fue el mismo resultado,
Cinco minutos después me llegó un mensaje.
Monse– hola amor me sentí mal y me regresé a mi casa no vengas por favor quiero descansar.
En ese minuto me llegó la notificación de compra de la sexshop de un día anterior, dónde me desglosaba lo comprado y no solo fue ena falda sino bastantes prendas.
Decidí ir a mi casa a descansar y pensar en lo que haría con mi novia y mi vida. Antes de dormir me volví a masturbar pensando en mi linda chiquilla.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!