cuando menos lo imagine
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por wastedLalo.
?¡Luna! ¡Ven aquí, esclava! – llamó onyx – ¡Ven inmediatamente!
La Blanquita se volvió y caminó hasta donde se encontraba recostado en el sofá el amito, el cruel amo.
Lorencito, diez añitos recién cumplidos, agitó los dedos de sus pies descalzos frente a la cara de Luna que ya se había arrodillado.
?¡Lame esclava, lámeme los dedos de los pies! – ordenó el niño.
?Sí amo.
Luna sacó la lengua y la pasó por las finas, delicadas y olorosas yemas de los dedos de los pies de su joven pero no por ello menos cruel amito.
?¡Eres una estúpida y tonta!
?Sí amo.
Onyx separó los dedos de los pies.
?¡Lame, lámeme entre los dedos,!
Luna obedeció.
Su lengua se llevó los restos sebáceos que habitaban entre los desaseados y hediondos pies de onyx .
El amito disfrutaba humillando a su esclava.
Lala era una niña de su misma edad.
En realidad era la esclava sufredolor de Lorencito, al que le gustaba pisar las uñas de las manitas hasta que se le caían.
La señora, la mamá de Lorenzo, le regaló a Luna cuando el niño cumplió los cuatro años.
?Toma, esta blanquita es para ti, Onyx para que te diviertas con ella.
puedes hacerle lo que quieras, no tengas miedo de hacerle daño.
es toda tuya.
?¿Puedo pegarla, mami? – preguntó Onyx excitado.
?Pues claro, cielo mío, todo lo que quieras.
Ya te he dicho que es tuya, para que te diviertas con ella.
Si te divierte golpearla, pues golpéala.
para eso está, vida mía.
es tu sufredolor.
Lo único que te pido es que cuando le pegues, si yo estoy cerca, la amordaces.
ya sabes que me molesta mucho escuchar los alaridos de las esclavas cuando las castigan.
?¡Sí mamá.
Si quieres puedo coserle los labios antes de pegarla!
Desde ese día, y ya lleva seis años, Luna se había convertido en la sufredolor, en la quitanervios de Onyx .
Laurita, la hermana de Lorencito, una niña de doce años, también tenía a su propia sufredolor, su muñequita humana,
Muchas veces Laurita y su hermano Lorencito rivalizaban en ver cual de los dos era capaz de hacer llorar durante más tiempo a su esclava.
Laurita también se comprometió con su madre a coser los labios de su sufredolor cuando fuera a hacerle mucho daño, detalle que satisfizo enormemente a la señora que se dijo que tenía unos hijos muy atentos, que eran muy considerados con sus jaquecas que siempre se agravaban cuando escuchaba los alaridos de los esclavos al ser torturados.
Laurita entró en el salón donde su hermanito se hallaba recostado.
En esos momentos el niño se había levantado el extremo de su camiseta, única prenda que vestía y se acarició la polla.
A Lorencito, que Luna le lamiera los pies le ponía cachondo y le excitaba la líbido.
?¡Ven Luna .
deja ya de chuparme los dedos de los pies, que chuparás otra cosa con sustancia! – le dijo maliciosamente soltando una risita cruel.
Luna obedeció, como siempre para no incurrir en la ira de su amito.
Aunque a veces ni obedeciendo sus caprichosas órdenes evitaba que la golpease.
Luna tomó entre sus manitas el nada despreciable miembro de su amo y se lo introdujo en la boca.
?¿Quieres pegarle en la cabeza mientras te chupa la polla, Onyx? – oyó el niño que le decía su hermanita en el momento que ésta tomaba asiento, recostándose en el otro extremo del sofá.
?¡Preferiría que le pegase tu esclava! – contestó el niño.
?¡Sarita, ya has oído al amito.
descálzame mi sandalia y pégale a Luna en la cabeza mientras le chupa la polla al amito!
?Sí ama – contestó con humildad Sarita, la sufre dolor de la amita Laura.
Laurita movió ligeramente uno de sus piececitos y Sarita se lo descalzó.
?¡En la cabeza.
pégale en la cabeza.
y con el tacón! – puntualizó Laurita entusiasmada.
?Sí ama – respondió Sarita atenazada por la angustia, mirando furtivamente, de hito en hito a su jovencísima ama, dueña de su vida.
Sarita levantó el brazo y descargó un taconazo con la sandalia de su amita en la cabeza de Luna que al recibir el impacto ahogó un grito sin dejar de chupar la polla del amito.
?¡Más fuerte, idiota.
quiero que sangre.
pégale detrás de la oreja! – ordenó Onyx con la voz tomada por el placer que le causaba la mamada que le hacía su esclava.
?Sí amo – respondió sumisa Sarita que volvió a levantar el brazo y a descargar un nuevo taconazo en la cabeza de su compañera.
Onyx dejó escapar una risita estúpida cuando Luna volvió a gritar tras el segundo taconazo.
?¡Más fuerte Sarita, más fuerte! – oyó la niña que le ordenaba ahora su ama que había estirado la pierna y con la planta del pie llegaba justo a tocar la mejilla de Luna.
?Sí ama.
Sarita golpeó la cabeza de Luna con todas sus fuerzas.
La pobre Luna tuvo suerte de que el amito se corriera pronto en su boca porque tras el quinto taconazo no pudo resistir más y se arrojó al suelo gritando, con la sangre resbalándole por detrás de las orejas.
Onyx estaba satisfecho tras la eyaculación y decidió mostrarse generoso y compasivo con su esclava, no castigándola por haber abandonado la mamada antes de que el la autorizara.
Bajó la mano hasta tocar la cabeza de Luna y agarrándola del pelo la obligó a enderezarse.
?Vuelve a chupar.
que ahora viene lo mejor – le dijo soltando una risita tonta a la que se sumó su hermana que disfrutaba tanto castigando a su esclava como viendo a su hermano castigar a la suya.
Luna llorosa y sangrando, volvió a arrodillarse y embocó la polla del niño amo.
Onyx cerró los ojos y al cabo de un rato se reflejó en su rostro el placer que le producía mearse en la boca de su sufredolor.
?¡Traga, perra.
trágatelo todo.
! – le dijo mientras Laurita se echaba a reír como una histérica y estirando el pie arañaba con las uñas la mejilla de la pobre Luna.
Laurita hizo un gesto con la mano hacia su esclava.
Sarita aún tenía en la mano la sandalia de su ama con la que había tenido que golpear a su compañera.
?¡Quítame la otra sandalia y bésame los pies!
?Sí ama.
Sara obedeció.
Se arrodilló ante el sofá, le sacó la otra sandalia a su ama, dejó las dos en el suelo y se puso a besarle los pies.
Al lamerle los deditos vio que la niña ama tenía las uñas demasiado largas lo cual representaba para la esclava un peligro añadido.
Lorencito seguía orinándose en la boca de Luna.
Se quedó mirando la herida que el tacón de la sandalia de su hermana le había hecho tras la oreja.
Metió el dedo en la herida, que apenas sangraba ya y comenzó a hurgar con la uña, haciéndola más y más grande, hincando la uña, clavándola con saña.
Luna no podía gritar.
El amito se le estaba orinando en la boca y ahora no podía gritar.
Aguantó como pudo a que el amito dejara de mortificarla y se tragó toda la orina que éste le vertió en la boca.
?Qué, ¿estaba bueno, esclava? – le dijo cuando le sacó la picha de la boca.
?Sí amito, muy bueno.
?¡Je, je, je.
mira que eres golosa.
! ¿eh.
? ahora a lamer mis pies, perra.
! – le ordenó al tiempo que le pegaba una bofetada en la cara y la arrojaba al suelo.
Luna se colocó al lado de Sarita y se puso de inmediato a seguir pasando la lengua y los labios por los pies de aquel pequeño tirano que como su hermana se divertía clavando las uñas de sus pies en la lengua de la esclava.
-WastedLalo
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