«Cuando Mi Marido No Está en Casa»
Una esposa tiene una relación extramatrimonial con alguien en casa a espaldas de su marido..
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Parte 1:
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Parte 2:
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«La magia se ha ido», pensó Ivania González al despertar. Había estado enamorada de su marido al principio y amaba la mayoría de sus defectos. Uno de los defectos que ella luchaba por amar recientemente era su cuerpo fuera de forma que había empeorado con los años. Sus hábitos alimentarios y su mala alimentación habían contribuido a la obesidad, que había afectado su vida sexual, pero con el tiempo ella se había acostumbrado. O eso había pensado ella. En secreto, anhelaba un hombre que pudiera complacerla y follarla de muchas maneras, pero tenía miedo de lastimar a José en el proceso si actuaba según ese impulso. Ivania era una joven Venezolana de veintiséis años que residía en Tejas. Era alta, rubia, delgada y con curvas en los lugares correctos, tal como a cualquier hombre le gustaría que fuera su esposa. Esa mañana, la luz del sol se coló a través de las persianas de su ventana, estiró los brazos y bostezó. Se sentía increíble y se alegraba de haber despertado en una cama vacía sin señales de su marido por ningún lado. Recientemente, se había sentido sexy y había comenzado a sentirse mujer nuevamente después del increíble sexo que había tenido con alguien inesperado. Ivania no podía esperar a su encuentro matutino diario con David, su vecinito de doce años. Se frotó los muslos al pensar en él penetrándola y se excitó instantáneamente.
«Necesito estar lista y bonita para David. Pronto tendré su polla dentro de mí», pensó mientras se levantaba de la cama y caminaba hacia el baño. Se metió en la ducha y comenzó a enjabonarse el cuerpo y, mientras cerraba los ojos, pensó en su amante jovencito. Su mano bajó hasta su coño inconscientemente y comenzó a penetrarse con los dedos e imaginó que era su jovencito David quien le hacía eso. Fue una de las mejores duchas de su vida y, al salir de la ducha, se secó. Cuando estuvo completamente seca y envuelta en su bata de baño, caminó hacia su armario y escogió su ropa. Ella eligió un vestido morado ajustado y tacones negros. Se preguntó si a David le gustaría que ella vistiera ese traje, o tal vez le gustaría que vistiera sólo medias negras o medias de rejilla con sus tacones de stripper rojos favoritos. Ivania usaría cualquier cosa para el pequeñito David, y él le envió un mensaje de texto la noche anterior para hacerle saber que podía usar lo que quisiera para él esta mañana. Cuando se vistió por completo y se maquilló, escuchó el timbre de su puerta y supo que la espera había terminado. Ella abrió su puerta y fue recibida por su amante de doce años.
«¡Hola Ivania! Yo… ¡te extrañé!», dijo David mientras Ivania empujaba al nervioso niño adentro y cerraba la puerta. Se tomaron de la mano y caminaron juntos en silencio mientras ella conducía a David por el pasillo hasta la sala de estar. Caminaron lentamente hasta su habitación al final del pasillo y él le abrió la puerta para que ella pudiera entrar primero. La cama de Ivania estaba flanqueada por dos mesitas de noche de madera y el colchón estaba cubierto con sábanas con un diseño floral. Junto a su cama había un gran armario con puertas de espejo que reflejaban la cama. Las paredes carecían de cualquier tipo de obra de arte o pintura, pero estaban pintadas de azul. David no podía creer que una mujer hermosa como Ivania estuviera interesada en alguien tan jovencito como él. La miró de arriba abajo desde los pies hasta la cara y admiró cada parte de ella. Amaba sus piernas suaves y sedosas, su hermoso rostro y lo que más amaba era su culo. Ivania le había prometido que le dejaría follarle el culo en el futuro, pero que quería que él adquiriera experiencia primero antes de comprometerse con algo tan avanzado como el sexo anal. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Ivania empezó a hablar.
«¿Sabes qué queda bien en esta cama, cariño? Tu mujer», dijo Ivania mientras se acercaba al final de la cama y se sentaba en ella. Ella sonrió diabólicamente, sabiendo que este niño pequeñito se la estaba follando en la cama de ella y de su marido. Llamó al niño con su dedo índice y él caminó lentamente hacia ella y se paró entre sus piernas. David buscó detrás de su vestido morado y comenzó a desabrocharlo. Ivania se encogió de brazos hacia ella y ayudó al peladito a quitarlo lentamente de arriba. Levantó las rodillas, se bajó el vestido hasta los tacones altos y lo agarró. Luego lo arrojó al suelo, revelando una tanga rosa empapada en los jugos de su coño. También llevaba un sostén rosa a juego que tiraba de la correa del hombro derecho para complacer al jovencito frente a ella. David, incapaz de controlar sus impulsos, se agachó para tocar sus senos cubiertos de sujetador y los masajeó con movimientos circulares para sentir su peso. Ivania gimió suavemente por su toque, tomó su manita izquierda y la guió hasta su muslo. Luego, el niño comenzó a masajear su suave muslo con una mano mientras tocaba su seno con la otra, y mientras la tocaba, se ganó muchos más gemidos de la mujer adulta que instantáneamente provocaron que se pusiera erecto.
«Quítate el sostén, por favor, Ivania. Yo… quiero ver tus senos», preguntó David mientras esperaba que Ivania se quitara el sostén. Ivania sonrió y obedeció cuando comenzó a desabrocharse el sostén por detrás y pudo escuchar a David tomar un gran trago mientras se preparaba mentalmente para sus senos, lo que siempre lo dejaba sin aliento. Se desabrochó completamente el sujetador, dejándolo suelto sobre sus hombros. Con confianza, David se lo quitó por completo y se inclinó hacia adelante para llevarse uno de sus senos a la boca. Ivania gimió mientras David lamía su pezón mientras masajeaba el otro seno. Ivania se agachó para acariciar el bulto del niño a través de sus pantalones cortos, concentrándose principalmente en la punta de su pollita. Podía sentir una creciente mancha preseminal filtrándose a través de sus pantalones cortos mientras seguía acariciando al niño. Él jadeó cuando ella lo acarició más rápido, sintiendo su pollita ponerse aún más rígida con cada toque. David cambió a su otro seno y lamió su pezón mientras jugaba con el otro, moviéndolo con sus deditos. Él lamió con avidez sus senos, cambiando de seno cada pocos segundos, lo que le valió los gemidos de su mujer. Entonces, Ivania le levantó la barbilla y lo alejó de sus senos.
«Quítate la camisa, cariño», suplicó Ivania. El niño alcanzó el dobladillo de su camisa negra y comenzó a levantársela por encima de su cabeza. Ivania lo ayudó a quitárselo y, mientras lo arrojaba a la creciente pila de ropa en el suelo, se arrodilló frente a él y besó suavemente el pecho del niño. David gimió suavemente mientras ella dejaba besos hasta su cintura, plantando un último beso en la abultada erección dentro de sus pantalones cortos. David frotó su bulto cubierto por todo el rostro de la bella mujer y en su boca abierta, haciendo que la mujer debajo de él gemiera de placer con cada una de sus embestidas. Sus dedos suaves y cuidados se estiraron para desabotonarle los pantalones cortos y los bajó hasta las rodillas, revelando un bulto que amenazaba con arrancarse de sus calzoncillos blancos. Él se quitó los pantalones cortos y ella le dio una mirada diabólica mientras lo acercaba más a ella para que su bulto quedara al nivel de su cara. Ella masajeó su erección a través de sus calzoncillos y tiró de la banda elástica de sus calzoncillos para bajarlos hacia sus pies. Su penecito hinchado se agitó con orgullo, apuntando hacia el techo y ella comenzó a sacudir su pollita con ambas manos, haciendo que el peladito jadeara de placer.
«E-es tu paleta favorita», gimió David cuando de repente colocó sus manitas en la parte posterior de la cabeza de Ivania y suavemente acercó su boca a su pollita. Ella lo envolvió por completo, gimiendo mientras lo saboreaba y hacía girar su lengua alrededor de su eje. El único sonido en la habitación eran los sorbidos de su boca subiendo y bajando por la pollita de David, y los continuos gemidos de la pareja. Miró al peladito mientras subía y bajaba rápidamente sobre su pollita, haciendo que David inclinara la cabeza hacia atrás en éxtasis. Superado por la lujuria, David sostuvo la cabeza de Ivania en su lugar, sorprendiendo a Ivania, y empujó hacia arriba en su boca, hundiéndola hasta el fondo. Empujó rápidamente dentro y fuera de ella, haciéndola jadear y tener arcadas mientras sacaba su pollita de su boca para dejarla respirar. Ivania gimió sin aliento mientras tomaba su penecito y lo acariciaba, esparciendo su saliva uniformemente por todo su eje. Ella lo había entrenado bien y sabía que hacer todo lo posible con él en su primera mamada semanas antes le ayudaría a aumentar su resistencia. El eje resbaladizo en sus manos hizo ruidos húmedos mientras lo acariciaba con sus dos manos. Ella lamió la cabeza roja de su penecito, lo que le valió un gemido de David.
«¡Mmmm, sí! ¡Voy a disfrutar chupando mi paleta favorita! Como… ayer», gimió Ivania cuando David volvió a colocar una manita en la parte posterior de su cabeza. Ella lo tomó nuevamente en su boca y movió la cabeza hacia arriba y hacia abajo en toda su longitud. Esta vez, tomó todo su saco en su boca, frotando su lengua en la parte inferior. Su saliva goteaba de su boca formando un hilo largo y claro de saliva que colgaba de su barbilla. Sorprendentemente, David duró más que el día anterior, pero Ivania supo por sus expresiones faciales que estaba justo al borde del orgasmo. Ella no quería que él se corriera en ese mismo momento, así que dejó de chupar y tosió su penecito. Ivania lo miró y comenzó a acariciar su penecito mojado para mantenerlo duro y agradable. Le encantaba ver el rostro contorsionado por el placer de su vecino jovencito y le encantaba tener su penecito para ella sola. Ivania no podía esperar a tenerlo dentro de ella y deseaba poder tenerlo dentro de ella cada hora y cada día para siempre.
«¡Se… se sintió tan bien, Ivania! ¡Tu boca se sintió tan bien!» David jadeó, tratando de recuperar el aliento. Nunca antes se había puesto tan duro y estaba listo para usar su rigidez dentro del coño de Ivania. Ivania notó que David estaba mirando su coño cubierto de tanga y entendió el mensaje y supo lo que quería su amante jovencito. Se subió a la cama y se acostó boca arriba mientras levantaba las piernas en el aire. David también se subió a la cama y se puso de rodillas mientras deslizaba la tanga rosa de Ivania hacia sus tacones altos y los arrojaba al suelo. Ivania mantuvo sus largas piernas en alto y las abrió, invitando al niño a meterse entre ella. Se puso encima de ella y miró a la mujer que se retorcía debajo de él. Ivania se frotaba el coño frenéticamente, ansiosa por ser comida y penetrada por el pequeñito. David besó su cuello y siguió besos hasta su ombligo, tal como lo hizo ella con él antes. David se detuvo en su raja rosada y besó su montículo, haciéndola temblar de placer. David podía ver los labios de su coño, listos y lubricados con sus jugos solo para su penecito. Él la lamió y saboreó el dulce néctar que cubría los labios de su coño.
«¡Ay Dios, David! ¡Sí! ¡Sí, sigue usando tu lenguita de niño en mi coño!» Ivania gimió mientras ponía sus manos sobre la cabeza de David, empujándolo hacia su coño. Su lamida continua hizo que ella goteara aún más de sus dulces jugos que David sorbió agradecido. Ivania empujó la cabezita de David contra su coño con más fuerza, haciendo que el peladito la lamiera más rápido y jadeara por aire. Ella gimió en voz alta mientras frotaba su coño en la carita de David, cubriéndolo con sus jugos. Ella gimió más fuerte cuando la ola de su orgasmo se extendió por todo su cuerpo. David pudo verla y sentirla temblar mientras su orgasmo disminuía. Sus piernas cerradas dejaron de temblar cuando David colocó sus manitas sobre sus rodillas para separarlas y ponerse encima de ella, lo que le valió un gemido excitado por parte de Ivania, que aún se estaba recuperando de su maravilloso orgasmo. David miró hacia abajo entre las piernas abiertas de Ivania y guió su penecito rígido hacia el coño mojado de Ivania, y descansó encima de ella mientras penetraba su raja húmeda. Ivania gimió de placer cuando David le metió el penecito lentamente con tierno y amoroso cuidado. Ella envolvió sus suaves y sedosas piernas alrededor de él, empujándolo suavemente sobre su coño con sus tacones altos. David gimió mientras le masajeaba los senos con cada una de sus embestidas. Él entró y salió de su raja húmeda y ella gimió fuertemente mientras él jugaba con sus pezones.
«¡Me estás… follando tan… perfectamente, David! Estoy tan mojada por ti», gimió Ivania mientras se agachaba entre sus piernas y frotaba su clítoris mojado, cubriendo sus dedos con el jugo de su coño. Los llevó a la boca de David y él succionó sus jugos familiares de sus dedos. Ivania apretó sus piernas alrededor de la cintura del pequeñito, queriendo sentirlo más profundamente dentro de ella. David la bombeó fuerte y rápidamente, abrumado por la pura lujuria de hacer el amor. David miró hacia abajo entre sus cuerpos y vio su penecito entrando y saliendo de ella. Su longitud brillaba con sus jugos y estaba empezando a sudar. Gotas de sudor caían de su rostro hacia su mujer que estaba debajo, y sintió que se acercaba la sensación familiar de su orgasmo tan esperado. David gimió mientras inclinaba la cabezita hacia atrás en éxtasis. Miró a su derecha las grandes puertas con espejos de su armario y vio su reflejo. Se vio a sí mismo follándose a la mujer más sexy del mundo en el reflejo. Ivania también miró su reflejo y se vio a sí misma, con las piernas abiertas y en el aire, siendo taladrada por un niño de doce años.
«¡Ay, Ivania! ¡Me encanta follar tu coño! ¡Me encanta tanto!» David gimió mientras se inclinaba sobre ella. Ivania colocó ambas manos sobre la cabecita del niño, acariciando su mata de cabello cubierto de sudor mientras él la follaba tan rápido como podía. Ivania levantó la cabecita de David para mirarlo a los ojitos y vio lo decidido que estaba a darle el mejor polvo de su vida. Eso excitó a Ivania al instante y ella puso sus manos suavemente sobre el trasero de David y lo empujó hacia abajo sobre su carne rosada y húmeda. David empujó su penecito dentro de ella más fuerte y más rápido, haciendo que la mujer debajo de él gimiera y gritara de placer. Sin que Ivania lo supiera, su marido caminaba por la entrada principal de la casa. Cuando José entró silenciosamente a la casa y cerró suavemente la puerta detrás de él, pudo escuchar el débil sonido de los gemidos de su esposa. José caminaba con cuidado ya que no quería alarmar a nadie de su presencia. A medida que se acercaba, se escondió detrás del marco de la entrada del dormitorio y miró por la puerta. Sus temores se confirmaron. Podía ver a Ivania con las piernas abiertas, desnuda y siendo follada tontamente por el hijo del vecino. La cabeza de Ivania estaba apoyada en las almohadas de la cama cerca de la cabecera y el niño estaba entre sus piernas brindándole el mejor momento de su vida.
«¡David! ¡Ay David! ¡Ay, me estás follando el coño tan bien! ¡Dios, me follas mejor que mi marido!» gimió Ivania mientras su placer se intensificaba y su cuerpo convulsionaba bajo él. Ivania se frotaba febrilmente el clítoris y quería que David se quedara en ella para siempre. José notó la excitación de su esposa y la forma en que gemía. Sonaba genuino, y no los falsos gemidos que recibía cuando estaba en la cama con ella. Ivania se levantó un poco y sus pechos se balanceaban arriba y abajo con cada embestida que le daba el peladito, haciendo que la cama crujiera a cambio. David ahuecó los senos oscilantes de Ivania, frotando sus pezones mientras la follaba más fuerte y más profundamente que nunca antes. El niño tenía el control y, por la expresión de su rostro, José se dio cuenta de que Ivania estaba disfrutando cada segundo. José se sintió traicionado, enojado, avergonzado y celoso. Estaba celoso porque Ivania había encontrado a alguien que podía follarla de la manera que ella quería que la follaran, y avergonzado porque ese alguien que encontró resultó ser un niño pequeño. David sintió que se acercaba su inminente orgasmo y, antes de que lo invadiera, gimió fuerte para advertir a Ivania.
«¡Ay, Ivania! Ivania, yo… ¡me voy a correr!» David gimió cuando inmediatamente sacó su penecito de su coño. Ivania rápidamente se puso delante del penecito de David y él disparó su lechita sobre la bonita cara de Ivania. Ivania cerró los ojos cuando la primera hebra de lechita de niño le salpicó la cara, cubriéndola con su cremita blanca y espesa. Abrió la boca y sacó la lengua mientras David guiaba su miembro que chorreaba hacia su lengua y disparaba los últimos chorros que quedaban en la boca de Ivania. Ivania yacía frente al niño, con el rostro cubierto desde la barbilla hasta la frente con su lechita. Ivania recogió la lechita que cayó cerca de sus ojos y la probó, gimiendo de aprobación por su sabor. David se tomó un minuto para recuperar el aliento y esperó a que su orgasmo disminuyera. Su penecito se ablandó y quedó flácido cuando se levantó de la cama para limpiarse con los calzoncillos desechados. Lo único que José pudo hacer fue odiarse a sí mismo cuando notó que el se había estado acariciando su pene con furia. Allí en su dormitorio estaba su esposa siendo follada por un niño, en la cama que compartían, y lo único que podía hacer era mirar como su patético pene disparaba la carga más grande que jamás había eyaculado en toda su vida.
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Buen Relato puedes trabajar sobre este una historia origen como llego esa mujer a estár con el chico desde mi punto de vista me da mucho morbo esos primeros acercamientos la seducción de la chica o como despierta el morbo de la mujer el ver a ese chico como una pareja sexual
Me encantan este tipo de relatos me gusta la foto de referencia que siempre pones al principio del relato es muy visual y ayuda a imaginar los personajes sigue asi que sere un fiel lector jejeje