De secretaria a sumisa I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cuervita.
Aquella noche tras una tediosa jornada laboral, ya no quedaba casi nadie en la oficina, y yo no veía la hora de terminar el trabajo que debía entregar a la mañana siguiente a primera hora.
Cuando me doy cuenta de la hora, ya era muy tarde y era la única persona que quedaba trabajando.
Listo! terminé mi proyecto, apagué la compu y me dispuse a encaminarme hacia la salida, cuando escucho un ruido en la oficina de mi jefe. Preocupada por la situación me acerqué sigilosamente y encuentro que el Sr. Robert no se había retirado todavía.
Él era un hombre muy apuesto, de unos 40 años. Era el hijo del dueño de la empresa, por lo que siempre pensé que era una persona arrogante, y de seguro ha sido un niño mimado.
Estaba muy concentrado viendo su computadora, en la que se escuchaban una especie de latigazos seguidos de gemidos.
En ese momento se levanta, me escondo para que no me viera y se dirige a el baño privado de su oficina.
Ese era la ocación para irme, pero la curiosidad venció y me acerqué a observar el video.
Era evidente que estaba mirando una sesión de BDSM. Yo no entendía mucho lo que veía pero por algún motivo comencé a sentir un calor intenso a lo largo de mi columna vertebral. Quedé imnotizada con aquellas imágenes. Cuando vuelvo en mi, veo que el me estaba mirando sonriente desde la puerta del baño, no lo había escuchado abrir la puerta. Quedé momificada al encontrarme en esa situación. Y luego pensé "de qué debería sentir vergüenza yo si el depravado es él?"
Lo saludé y me dispuse a retirarme sin volver la mirada atras. Y sentí que había escapado de esa situación, que engaño!
Al día siguiente presenté mi proyecto en la reunión de directorio con mucho éxito. Finalizada la misma el Sr. Robert me pide que lo acompañe a su oficina.
Cuando llegamos me dice: "Que pensas de lo que viste ayer?"
yo: No pienso nada Sr.
– No lo creo. Vi tu mirada y sé que te ha gustado
Era cierto.Esa noche me masturbé como nunca en mi vida hasta quedarme dormida.
– Si queres puedo enseñarte.
– No gracias Sr. Puedo retirarme?
– Si. Pero quiero que sepas que la propuesta sigue en pie. Se que hace mucho tiempo que no tienes un verdadero hombre que te coja como lo deseas. Tenés todo el día para pensarlo. Si cambias de opinión quiero que me dejes tu sujetador extendido sobre mi escritorio a última hora. Y así sabré que aceptas ser mia.
Y me marché.
Sus palabras resonaron en mi cabeza durante todo el día. No podía concentrarme en nada. Y a medída que se iba acercando el horario de salida, más me iba humedeciendo. Me sentía muy caliente. Y no entendía porqué.
Me puse a investigar en internet sobre el tema y me di cuenta que él quería que sea una especie de sumisa.
Las cosas que había leido me pusieron a mil…
Estaba tan caliente que deseaba ser cogida esa noche. Pero… por mi jefe? estaba preparada para eso?
Cuando todos se habian marchado, yo seguía sentada en mi escritorio. Ya no podía pensar en frío.
Fui al baño a mojarme un poco la cara y sin darme cuenta ya me encontraba desprendiendo uno a uno los botones de mi camisa y sacandome el sujetador. Volví a abotonar mi camiza dejando desprendidos 3 botones, lo cual permitía ver un profundo escote en ella
Mi camisa era blanca. Por lo tanto mis pechos se traslucian a través de la tela. Y mis pezones se encontraban super duros.
Me daba mucha vergüenza salir así del baño. Pero al final lo hice.
Subí hacia la oficina del Sr. Robert y el no se encontraba allí. Pensé dos seguindos y acomodé mi sujetador sobre su
escritorio.
No podía creer lo que estaba haciendo. Y cuando pensé que todo era una locura me volví unos pasos para sacarlo de
allí e irme
a mi casa. Pero en ese momento entró él y me dijo:
– Veo que te decidiste. Mmmm te ves hermosa así. Deja eso ahí y sientate en la silla detras de ti.
Ya no pude decir ni una palabra. Me sentí temerosa y muy caliente al mismo tiempo.
Él no sacaba los ojos de mis pechos.
Hablamos un rato del tema…
Y me pidió que me ponga de pié, que tome nota de lo que me dictaría.
Comenzó a dictar mientras yo escribia de pié pero encorbada en el teclado de su computadora. Es que si no me encorvaba no llegaba al escritorio
En un momento siento una palmada sobre mi culo. Esto me sorprendió pero no hice nada.
Siguió dictando y en cada punto y aparte me pegaba una palmada. Una más fuerte que la anterior. Pero por algún motivo eso me estaba calentando mucho.
Me pidió que me diera vuelta y me dijo que de ahora en más sería su sumisa. Y para esto me convertiría en su secretaria privada, para tenerme más "a mano". Que si aceptaba debía arrodillarme en ese momento a sus pies.
Y como una bolsa de papas caí de rodillas con todo el peso de mi cuerpo. Eso fue muy impulsivo, porque si lo hubiese pensado me iba de ese lugar.
Al verme así me pidió que me pare y me saqué toda la ropa muy lentamente. Y así lo hice. Mirando al piso todo el tiempo.
Me avergonzaba mucho ver su mirada. A pesar de que la sentía muy penetrante en mi.
Me saqué toda la ropa quedando solo con mi tanguita negra. A lo que toma con sus dedos mis dos pezones y los retuerce con fuerza, en lo que pego un pequeño grito.
Y me dice: – toda la ropa te dije! YA!
Y con mucha vergüenza procedo a quitarme mi tanga. Estaba entera sonrojada.
Me pidió que me pusiera en cuatro y de dos vueltas gateando al rededor del escritorio.
Sentía mi culo muy en pompa, y él me miraba con lasivia. Esa situación me hizo sentir muy muy humillada. Pero mi concha correaba de tanta exitación.
Yo no podía dar credito a lo que estaba haciendo.
Cuando terminé la vuelta me puse de pie. A lo que recibí una fuerte nalgada.
– Quien te ordenó que te pararas? Deberás entender que de ahora en más tu voluntad será mia y deberas obedecer a todo lo que te ordene. Esto conllevará un castigo para que comiences a aprender a comportarte delante de tu Amo.
Se sentó sobre su silla, y me acostó boca a bajo sobre su falda dejando mi culo completamente expuesto a el.
Me dijo que me daría 15 azotes con una regla larga de madera que sacó de uno de sus cajones y que debía contar cada golpe.
Comenzó con los primeros 5 que fueron medianamente suaves. Tocó mi concha y me dijo,
– estás muy mojada! Parece que te está gustando. Y esto es un castigo. Así que subiré la fuerza.
Por lo que los siguientes fueron más fuertes y ya sentía que me hacía arder mi culito.
Cuando terminó, expresé un – Gracias Sr.!- sin pensarlo.
Lo que le sorprendió y me felicitó por agradecer el correctivo. Así que me dijo que como premio podría hacerle sexo oral.
Sacó su dura verga. La cual no era enorme pero tenía un muy buen tamaño.
Comencé a lamerle los huevos. Luego con mi lengua subí hacia la punta y me la metí entera en la boca. Así estuve un buen rato mientras el jugaba con mis pechos, estiraba y retorcía mis pezones.
Eso me calentaba tanto que en un momento cuando estaba a punto de correrme el paró y me dijo:
– Eres capaz de correrte con el solo hecho de que te toque tus tetas?
– Si sr. dije sonrojada y mirando hacia abajo, sin soltar su verga.
Y me dijo -Veamos si es cierto.
Me sentí en una silla de madera que se encontraba allí, ató mis manos a la espalda y mis tobillos y rodillas a los costados de la silla. Me era imposíble cerrar mis piernas.
Y dijo, – Quiero ver esto!-
Puso en mi boca un especie de tarro redondo sin fondo, de unos 5 cm de largo y dijo que no debería dejarlo caer.
Y se retiró de la oficina.
Me puse muy nerviosa. Mi consa escurria jugos y al cabo de un rato mi boca tmb. Se me caía la baba y bajaba por mis tetas. Ya mi boca me comenzaba a doler de mantener apretado aquel tarro. Y moría de terror que entre alguien de limpieza y me vea en esa posición ya que me encontraba de frente a la puerta de entrada.
Cuando veo que mi Jefe/Amo entra y me dijo que me dio ese tiempo para que mis pechos se llenaran de mi saliva.
Pasó la mano por mi concha, metió muy facil dos dedos y tras un par de mete y saca recoje mis jugos y mezclados con mi saliva los unta todo en mis pezones y comienza a jugar con ellos a estirarlos, retorcerlos, tocaba y apretaba mis pechos.
En un momento agarra un par de pinzas de las que apretan papeles, y coloca una en cada uno de mis pezones.
Uhhhhh…. que dolor y que placer!!! nO pude gritar por el cilindro de mi boca. Pero gemi, y comencé a gemir como nunca.
Ató una piolita en cada uno de ellos y comenzó a tirar de los mismos, mientra en algunos momentos me cacheteaba las tetas o tocaba mi muy chorreante vagina.
Comenzó a hacer un tira y afloje, hasta que sentí que ya no podia más, esa situación me superaba todos los sentidos, y cuando vió que estaba a punto de correrme tiró fuerte de las pinzas haciendo que se zafen de mis pezones y acabé en un orgasmo alucinante que hizo retorcer todo mi cuerpo.
Sacó el cilindro de mi boca y me dijo – estas contenta putita?-
Y en verdad era una puta. Pero no me importaba. me desató las piernas y las manos y caí rendida a sus pies.
Sentí la necesidad de agradecerle aquel grato momento con lo que pedí permisa para sacar su verga de los pantalones y me dijo que si podía solo si no utilizaba las manos.
Así que puse mis manos por detras, y desprendí como pude su pantalón con mi boca y cuando por fin tuve ese maravilloso trozo de carne frente a mi me dispuse a lamerlo y chuparlo. Hice la mejor mamada de mi vida y cuando estaba a punto de venirse agarró mi pelo tirándome la cabeza hacia atras y me dijo que mantenga la boca abierta. Que su leche era mi premio por ser tan buena putita
y que no debia dejar derramar ni una gota.
Así que procedí a tragarme toda su leche y luego limpié su pene con mi lengua hasta dejarlo completamente limpio.
Era la primera vez que probaba el gusto del semen y al principio no me gustó. Pero luego tendría que irme acostumbrando…
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