De su propiedad.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Apago el motor del coche, dejo la música puesta (Metallica, cómo no!) y cierro los ojos un momento. Aun no puedo creer que al final si vayamos a poder vernos, esta vez ha estado todo tan difícil que lo hacía imposible. Pero la noche nos acompaña, es oscura y lo suficientemente tranquila para un “buen paseo” por el parque.
El maletín, volverá a su escondite, bien cerrado y a la espera de su dueño. No puedo negarle mi SEÑOR, que he fantaseado con que usase las cuerdas, el negro en contraste con mi piel blanca, su fuerza rodeándome, sentirme inmovilizada y a su merced…ohhh dios! Este pensamiento ha estado rondando mi cabeza a todas horas. Y si he de ser sincera, las cuerdas en mi fantasía iban acompañadas del látigo en su mano, de su sonrisa perversamente caliente, de las recias pinzas de madera sobre mis pezones…ya ve, he estado pasando un calor estos días que no vea! Y aun encima, para terminar de volverme loca, ese momento en el que nos cruzamos, solo nos miramos y cada uno siguió a lo suyo (vale, reconozco que tan a lo mío no fui capaz de seguir, a poco tiro de freno de mano, hago un tropo y corro hacia usted suplicando que me arranque la ropa)
Pero ahora estoy aquí, ansiosa y dispuesta como siempre para mi SEÑOR. Me bajo del coche y camino entre los árboles. Por el otro lado del parque, viene usted paseando con sus perras, verlas tan juguetonas e ilusionadas con su dueño me hace gracia, es que me siento igual que ellas! En cuanto nos acercamos, las perras me dan su bienvenida, parece que el paseo por el parque también les apetecía, aunque apuesto que no tanto como a mí. Poco es lo que hablamos, me muero de ganas por que me toque, lo necesito como el aire que respiro, necesito tenerle dentro de mí, fuerte y duro. El lugar no es lo más cómodo, ni desde luego lo más íntimo, pero todo me da igual, solo sé que soy suya y de aquí no me voy sin complacer a mi dueño.
Me acerca a su cuerpo, con un movimiento rudo, la justa medida para que el lenguaje corporal sea muy claro: ”eres mía”. Me derrito por completo literalmente, mis braguitas están siendo testigo de ello. Sus manos me recorren por completo, me desabrocha el sujetador y aprieta mis tetas bien fuerte. Mis manos se han enredado en su pelo, solo me dejo hacer. Agacha la cabeza y lleva su boca a mi pecho mordiéndome bien fuerte hasta conseguir arrancar un gemido mezcla de dolor-placer de lo más profundo de mi garganta.
Y no lo puedo evitar, mis manos se van directas a su pantalón, quiero tocar sobre la tela del vaquero ese abultado paquete. Pero antes le miro a los ojos y con mi mirada le pido permiso. Uno a uno, desabrocho los botones (pero que invento más erótico los botones de los vaqueros! Un aplauso al inventor!)mmmmmmmm su polla caliente sale de fuera de los calzoncillos y mi boca se hace agua, toda yo me hago agua. Lamo desde sus testículos hasta el glande, despacio, saboreándole mmmm y poco a poco mi boca se llena por completo, hay un punto en el que parece que no coge más, pero, mi deseo de tenerla dentro hace que empuje con más fuerza, venciendo la resistencia de mi garganta, hasta tocar con mis labios en su abdomen. Toda! Toda por completo, dura y gorda para mí. La mamo succionando con la lengua, mientras mi mano le aprieta levemente ohhhh Le miro, y su cara de satisfacción me enloquece mmmmmmm me moría de ganas por sentir este acero aterciopelado follándome la boca.
Me ordena levantarme, y sin rechistar lo hago, aunque en mis adentros pararme a sido toda una lucha. Me apoya contra la mesa de piedra y mi culo queda en pompa, con la minifalda subida y dejando expuesto mi coñito empapadísimo. Se acerca y me agarra de las caderas, mientras que con un movimiento seco y fuerte me penetra hasta el fondo mmmmmmmmmm no gemir se me hace imposible del todo, pero usted se para y advierte: “como no te calles, te la saco” Semejante amenaza hace que me trague los gemidos como puedo, madre mía que difícil!! Esa forma de moverse que tiene, tan profundo, tan rudo, tan posesivo ooooooohhhh dioooooosss! Si sigue envistiéndome así me correré viva ya! Debe de presentirlo porque se para y se sale, o quizá es que ha sentido gente paseando no muy lejos.
Sin poder remediar el impulso, me empujo hacia atrás en busca de que me vuelva a penetrar, desespero por su polla!!! Y usted, la desliza sin dejarla entrar…me roza con ella y juega alrededor de mi culito mmmmmm con lo cerrado que está, no va a ser fácil. Tan mojada estoy que mi culo también está empapado, y la punta de su polla no tarda en abrirse paso. ARDO!!! Cada cm que se desliza su polla dentro de mi culito me quema de un modo abrasador, pero usted no se detiene, su rudeza es comedida pero aun así es rudeza suficiente para que me cueste muy mucho acallar mis quejidos. Duele, y quiero ese dolor. Mi SEÑOR rompiendo mi culito, dejándome bien claro a quien pertenezco mmmmm oh! Dolorosamente placentero! Me va hacer explotar si no me corro ya! Mi mano se desliza sobre mi clítoris para sucumbir al orgasmo que me deja sin fuerzas sobre la mesa de piedra, sudorosa y temblando mientras usted sigue bombeando mi culo y susurra a mi oído: “suficiente?”
Nunca!!! Con usted nunca será suficiente mi SEÑOR.
Y entonces me deja terminar lo empezado y vuelvo a arrodillarme ante usted. Esta vez sabe a mi, y aun me enloquece más. Su polla mezcla mi sabor y el suyo, y palpita a punto de descargarse, quiero, deseo como loca saborear hasta la última gota de su semen! Y la mamo con desesperación, sintiendo como se tensa todo su cuerpo, como va a explotar de placer en mi boca (escribirlo me está subiendo la pulsación por las nubes, vivirlo…es de taquicardia)
Y se derrama en mí, llenándome hasta casi atragantarme, se sale de fuera de mi boca y cae en mi mano. Sabe tan rica mmmmmmmmmmmmm que lamo hasta lo que se ha caído por mis manos. Beso, saboreo y aspiro el olor de su polla recién corrida y le doy las gracias por permitirme el lujo de arrodillarme a sus pies.
Este parque es testigo otra vez de quién soy y a quien pertenezco. Va a pasar el tiempo entre nosotros mi SEÑOR, pero las perras siempre son de su dueño da igual el tiempo que pase.
Suya, a sus pies mi SEÑOR.
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