DIA DE CINE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola mi nombre es Andrés y suelo ir al cine una vez a la semana siempre que hagan una película que me guste si no busco por internet y suelo verla en el ordenador, esta semana fui y en cartelera estaba 50 sombras de Grey, película que no había visto pero si había leído los libros entre en la sala y vi estaba abarrotada así que me senté entre las últimas filas a mi izquierda había una pareja y a mi derecha dos mujeres, cuando se apagaron las luces y comenzó la película y sobre media hora yo ya tenía ganas de salir de la sala, vi que la película la llevaban a su terreno y no era lo que yo ley.
A la salida del cine me dirigí a una cafetería y tome un café a los cinco minutos entraron dos mujeres y sentándose en la mesa continua a la mía una hablo bajo a la otra mirándome las dos, entonces se alzó una de ellas y viniendo a mi mesa, me dijo.
-Perdón Señor pero usted ha estado hace un momento en la Sala donde hacían Cincuentas sombras de Grey.
-Si ustedes estaban a mi derecha
-Y dígame que le ha parecido.
-Pues si e decirle la verdad no me ha estado muy grata la he visto sosa al haber los libros antes, pero si vamos a conversar podría decirle a su amiga viniera a esta mesa y no esta ella allí sola.
Entonces ella alzo la mano y le hizo una señal a su amiga, diciéndole se acercara a la mesa y se sentara.
Al llegar a la mesa la primera dijo, perdone pero no me presente.
Mi nombre es Ana y el de mi amiga María, yo saludándolas les dije mi nombre es Andrés.
-Y Dígame en verdad tiene usted los tres libros, si les respondí al separarme de mi mujer fui leyendo y viendo cosas sobre esto por internet.
-Y hace mucho que separo.
-Cinco años.
-Culpa suya o de su ex.
-Creo que fue de los dos ya que llego un punto en que no nos entendíamos en la cama y esto dio paso a otras cosas, llevábamos mucho tiempo sin follar, espero no le moleste la palabra al decirlo así.
-No tranquilo se dice follar o sea está bien dicho.
-Y usted María no habla.
No suelo hablar mucho contesto María soy más de escuchar.
-Y me podrían decir por que entraron las dos a ver Cincuenta Sombras de Grey.
-Bueno el actor está muy bien dijo María, entonces Ana respondió yo entre más por saber algo ya que me da morbo escuchar a las amigas y no saber nada sobre lo que hablan.
-Están casadas.
-Si estamos casadas las dos pero salimos mucho juntas solemos ir juntas a casi todos los sitios.
-Como lleváis el sexo en casa, bueno ufff dijo María y Ana respondió monótono ya es un sexo que no sale de la monotonía.
Después de haber estado hablando, más tarde me levante y les dije que debía ir a casa.
-Pero si no te espera nadie murmuro María.
-No me espera nadie pero debo ir y hacerme la cena y mirar mi correo etc.
y luego a la cama cuando entre sueño.
-Vale dijo Ana y tienes móvil o tampoco sueles darlo.
-Si tengo móvil, saque el móvil les dije me dieran su número y luego les hice una perdida y más tarde me despedí.
Pasaron unos días y una tarde recibí una llamada de Ana.
-Hola Andrés soy Ana estoy en la calle con María y estábamos comentando de que si tienes los libros de Cincuenta Sombras de Grey y si podías dejárnoslo.
-Bueno son unos libros que no debería dejar pero bien podía ser.
-Dime tu dirección y vamos María y yo.
Les di la dirección y sobre media hora después estuvieron en casa.
Al abrir la puerta las salude les dije que pasaran y les invite al comedor se sentaron en el sofá y yo me senté en mi butaca.
Ana bestia unas botines cortos color negro y un pantalón elástico color negro y una camiseta de tirante negra con escote en forma de V elástica-
Y María vestía botines negros, pantalón vaquero y camiseta elástica semitransparente con escote redondeado y se le veía su sujetador color negro.
Les pregunte si deseaban algo y me pidieron un refresco, me levante les traje dos refrescos y yo traje una cerveza para mí.
Antes de sentarme cogí los libros y el deje en la mesa pequeña que estaba enfrente del sofá.
María cogió el tomo primero y le echo un vistazo veía como pasaba las paginas corriendo o sea a lo mejor estaba en la primera leía y se pasaba a la diez, luego a otra.
Yo le dije María eso se lee con tranquilidad.
-María mirándome me dijo acabo de leer que él le da tantos azotes y en la película esto no fue así.
-Claro por eso dije yo en la cafetería que de un libro se han comido mucho y por eso no me gusto.
Entonces Ana dijo y dime Andrés en que trabajas, a lo que le conteste desde hace dos años estoy jubilado,
-Pero si no creo tengas ya 65 años.
-No los tengo pero trabajaba en un Banco y allí se jubila uno antes.
-Y en que empleas el tiempo ahora.
-Voy al cine, leo libros, leo por internet y a veces salgo a Discotecas.
-Pero de lo que me has dicho creo que las Discotecas ya no son para ti, hoy en día la música es muy distinta a la de antes.
-Voy a las Discoteca de (caza).
No entiendo dijo María.
Claro dijo Ana, Andrés va a las Discoteca no por la música va por ver si encuentra alguien…
Pero dime Andrés dijo María si te separaste hace nada y sales en busca de mujeres.
-Bueno las mujeres como dices tú, no son aquellas que desean estar conmigo una noche y ya está yo busco otra cosa.
Como que respondió Ana.
Busco a gente o personas las cuales les guste lo mismo que leeréis en el libro.
Entonces las dos mirándose y mirándome dijeron ¿Buscas mujeres como vimos en el cine?
Más o menos conteste.
Volvieron a mirarse y de repente María dijo debo irme se hace tarde, y luego dijo bueno nos dejas los libros entonces.
Yo le conteste no, te dejo un libro y cuando lo leas me llamas y te dejare el segundo.
Y levantándose dijeron bien nos tenemos que ir leeremos el libro y vendremos a por el segundo.
Entonces yo pregunte como leeréis el libro.
Si María está casada pero no tiene niños, así que yo iré a su casa y allí leeremos el libro las dos yo estoy casada y tengo dos niñas bueno son grandes tienen 25 y 20 años dijo Ana.
Vale dije ya me diréis como os va con la lectura y acompañándolas a la puerta se fueron.
Al cabo de dos semanas llamo Maria y me dijo Ana a estado enferma por eso tanto tiempo sin saber nada de nosotras.
-Pero esta mejor Ana y como vais con el libro
-Si Ana esta mejor y del libro a un falta por terminar, pero Ana tiene un monton de apuntes que no entiende o no sabe como espresarlos.
Ahora esta aquí en casa conmigo si lo deseas hago café y te invitamos.
Vale dame la dirección y voy para alla cogeré el coche asi estare antes.
Ok dijo Maria y dándome la dirección voy a preparar café y te esperamos.
Yo sali y con el coche llegue en diez minutos.
Al llegar entre y Maria me paso a una terraza que daba a un pequeño jardín se sento al lado de Ana y después de saludar yo a Ana y preguntarle como estaba con su costentancion diciéndome que bien me sente en una pequeña tumbona enfrente de las dos.
Maria se levanto y al poco tiempo trajo una bandeja con pastas y café, me ofrecio el café y ellas cada uno cogieron el suyo y volvieron a sentarse.
Me di cuenta que Ana llevaba zapatos negros y medias negras y un vestido de túnica y un pequeño encaje.
Y Maria vestia pantalón negro y una blusa semitransparente con un escote estilo barco.
Y bueno decirme como llevais el libro.
-Bueno asi asa desde que lo cogimos las dos llevamos demasiado tiempo sin follar.
Somos mujeres activas pero hay menos interés en el sexo.
Entonces yo pregunte y eso, a lo que las dos dijeron el sexo con nuestro maridos es aquí te pillo aquí te mato eso nos deja en desventajas ellos terminas y nosotras nos quedamos igual.
Entonces que vais hacer pregunte.
Pues mira dijo Maria antes de conocerte nosotras hablamos y paseábamos y nos juntábamos mucho hasta que un dia fuimos al cine y a la salida te conocimos a ti, hablaste con nosotras te abristes un poco con nosotras y luego al dejarnos el libro y leerlo parte de el hemos hablado y después de mucho tiempo hemos planeado una o unas fantasias.
Y queremos las dos que tu entres en nuestra o nuestras fantasias.
Y como son vuestras fantasias ya que vosotras pensáis algo y a lo mejor yo no este de acuerdo.
Nosotras creemos que si dijo Ana, pues dijistes que ivas a las Discoteca en plan de (caza), y yo te digo y si en vez de ir de Discoteca tuvieras enfrente de ti a dos mujeres que desean ser cazadas.
Yo soy un hombre que da todo lo que tiene pero lo que es sexo doy poco os dare cariño, amor y entretenimiento a mi manera.
Tal y como dice el libro o menos.
Tal y como dice el libro en cuanto a muchas cosas pero no a lo que se refiere al sexo.
Maria y Ana se levantaron fueron hacia el jardín tardaron unos diez minutos y al volver dijeron estamos de acuerdo.
Pero si no he dicho nada no sabeis como soy, da igual dijo Ana estamos de acuerdo.
Entonces vale como veo como ropa veo andáis por un estilo, pero desde hoy desearía menos sujetador y cuando estéis conmigo también sin tanga y si no teneis bello en vuestras partes os lo cortéis.
Por mi parte lo veo bien dijo Maria y Ana pensándoselo dijo y que le digo yo a mi marido si me pregunta por que me lo corte el bello.
Es cosa tuya le dije.
Vale ya se me ocurrirá algo
Entonces Maria dijo pues vale hacemos lo que tu quieras.
Vale desnudaros poco a poco y dejar vuestra ropa dencima la mesa, las dos se levantaron y fueron desnudándose poco a poco cuando estuvieron desnudas las arodille y cogiendo a Maria me quite mi cinturón y se lo puse de collar y asi llevarla como una perra hacia el jardín.
Al llegar allí dije – ¡Fuera!
– ¿Estás loco? No pienso salir así al jardín y los vecinos y vecinas.
– Tú misma, o sales por ti misma o te saco tirando del cinturón.
– No te atreverás.
Le tiré fuerte del cinturón y del tirón se cayó al césped.
Cerré la puerta que dava al jardin.
Ahora estaba fuera, y con el cinturón asomando sospechosamente.
– Abre la puerta ahora mismo me dijo Maria.
Yo abri y fui hacia ella y dándole una palmada en el culo le hice callar y me volvi de nuevo donde estaba Ana de rodillas y mirando lo que pasaba, entre a la casa con Ana y le dije adentro zorra, y desde allí veíamos a Maria de rodillas en el césped.
Ella parecía enfadada y asustada.
Empecé a darle azotes en el culo sin contemplaciones, que sonaban una barbaridad en el silencio de la casa.
Y viendo tenían hilo musical puse una música relajante.
Me preguntaba que estaría pensando Maria, encerrada en el jardin.
Ellas deberían saber por lo que habíamos hablado que me atraía la sumisión/dominación.
La puse a cuatro patas a Ana, y le dije que se moviera ella.
Lo hizo al instante.
Le dije que cuando le diera una nalgada en el lado izquierdo se moviera más lento, y más rápido si le daba en el derecho.
Al principio no se enteraba bien, y tenía que darle dos veces, además de decírselo verbalmente.
Pero aprendió enseguida, y jugué con ella cambiándole el ritmo constantemente, con el consiguiente azote.
Cuando me apeteció, dejé de darle órdenes, es decir azotes, Cuando acabó, se quejo tímidamente, y en voz baja: me has pegado mucho.
No le contesté.
Y dirigiéndome al jardín abri y traje a cuatro patas a Maria y estando las dos juntas les mande se vistieran ya que ivamos a salir.
Se ducharon se vistieron y las lleve al centro, hacia un conocido sex shop.
Aparqué cerca, en una zona azul, y me bajé del coche.
Pague el ticket, volví a abrir el coche, dejé el ticket, cerré y me fui con ellas.
Cuando entré, sabía lo que iba buscando.
Quería unas mordazas de bola y unos vibradores de mando a distancia, y forma de huevo, con vibración.
Elegí una bola agujereada.
Sabía que se le llenaría de saliva, y le chorrearía como a unas babosas.
Los vibradores, eran rosa y según me dijeron silencioso.
Volví al coche con las dos.
Les ordené sentarse y que no se movieran.
Levanté la falda de Maria a la altura de su coño.
Y introduje el pequeño vibrador en su coñito, y presioné suavemente.
Me sorprendió como cedía y el vibrador entraba.
Estaba chorreando la muy puta.
-Mira que te va la marcha.
Eres una putita Maria.
Me miro como mira una niña al que la pillan meando.
Fui hacia Ana y hice los mismos pasos la note caliente pero no estaba mojada.
Y sentándome en el sillón del conductor, pulsé los mandos a distancia del vibrador.
Sus ojos se abrieron como platos.
Era evidente que no se lo esperaban.
y arranqué de nuevo.
Me lance carreterea adelante y me dirigi a una Discoteca privada.
Tardé poco más de media hora en llegar.
Durante ese tiempo, apagaba y encendía el mando a distancia cada cinco minutos aproximadamente.
Quería que Ana y Maria le cogiera afecto al vibrador.
La Discoteca se encontraba fuera de la ciudad, en un polígono industrial con un aparcamiento privado, a cubierto de miradas indiscretas, y con portero en la puerta del aparcamiento.
Aparcando me dijo el portero acercándose a mí:
-Lo siento caballero, pero hoy hay fiesta, y solo se puede entrar con pareja.
– Mi pareja o parejas vienen detras.
Puede comprobarlo si quiere.
Sin contestar el portero se dirigió a la parte de atrás del coche y mirando por el cristal las vio.
En ese momento volví a encender el vibrador.
Cuando abri la puerta, algo que intento ser un alarido, ahogado, se oyó creo que fue Maria.
-Puede continuar caballero –exclamó el portero.
-Gracias, buenas noches.
Aparqué y me bajé del coche.
El aparcamiento estaba bastante concurrido.
Sin duda este tipo de fiestas tenía éxito.
Cuando abrí de nuevo la puerta, una mirada de alegría me recibió era de Ana.
Acaricié su pelo y me lo agradeció con un gemido.
La ayudé a salir y cuando la tuve delante le di un mordisco en su labio y haciendo con Maria lo mismo vese y mordí sus hermosas tetas.
Roce sus sexos con mi mano.
Estaban muy mojadas.
Acerqué mi mejilla a las suyas, rozándolas, acariciándolas, mejilla contra mejillas.
Mientras le cogí un pezón a Maria, y mantuve la otra mano en el sexo de Ana, diciéndole a las dos esto al oído con sensualidad:
-Sois unas guarras.
Estáis mojadas como unas perras en celo.
Sois unas putas.
Mi putas.
Aparté mi cara de las suyas para mirarlas a los ojos, y las interrogué.
-¿Sois mis putas?
Ana no respondió, y le retorcí el pezón, al tiempo que tiraba de este hacia arriba.
– ¿Eres mi puta perra?
Ana asintió con la cabeza, sin hacer ni un ruido.
-Les puse unos cinturones y les dije ahora vendreis siempre detrás de mí, .
Cuando yo pare, vosotras os arrodillareis inmediatamente y al sentir un tirón os levantareis rápidamente.
Y no se os ocurra mirarme a la cara, ni a mí, ni a nadie.
Asintieron las dos de nuevo
– Vamos adentro.
La Discoteca tenía buen ambiente.
Varias personas en el centro de baile y al final unas cortinas que dejaban ver de lejos a amas y amos con sus sumisos.
Algunos vestidos para la ocasión, y otros como yo, normal de calle.
Los sumisos y sumisas, algunos vestidos, pero casi todos desnudos, con diferentes accesorios: correas, mascaras, mordazas, esposas, muñequeras, y algún sumiso con su vestido de puta.
Me apoyé en la barra.
Miré a Ana y Maria y dije esta parte esta llena de sumisas y sumisos, estas Discotecas son las que frecuento y os preguntare solo una vez deseáis seguir siendo mis sumisas, entonces ellas inmediatamente se arrodillaron.
Para la ocasión, la Discoteca tenía preparado un pequeño escenario, y varias mesas, algunas ya ocupadas.
Al camarero le pedí un bourbon con hielo, y me quedé allí mirando al personal.
Mis zorras arrodilladas junto a mi pierna, como unas perritas asustada, miraban al suelo aunque estoy seguro que no se le había escapado un detalle de todo lo que allí pasaba a las dos.
-Sois la atracción de esta parte de la Discoteca: les dije, mientras ellas gemían.
Se hacerco un Señor y me dijo.
– Hermosas sumisas – me dijo.
– Gracias.
Contesté intentado guardar la compostura.
-¿Hace mucho que la educas? -me preguntó.
Miré el reloj de mi muñeca y contesté:
– Algo menos de dos horas.
Abrió los ojos en señal de sorpresa y sonrió.
Rodeó a mis sumisas, para verles la cara, y le colocó a Maria, su arnés muy cerca.
– Tendrá ganas, dale un poco.
Cuando el amo hizo amago de metérsela en la boca, mi perra Maria giró la cara.
Así que tuve que cogerla del pelo, y al tirarle hacia atrás, hizo un intento de quejarse, pero se vio de repente con la boca llena, y ya no pudo decir nada.
Aquel amo empezó a follarle la boca provocando cierto murmullo en el coro que nos rodeaba.
Yo por mi parte acaricié sus nalgas, bajé a su coño abierto, y humedecí mi dedo índice con sus fluidos, antes de empezar a hurgar en su ano.
No sabia si era virgen por ahí, yo sabia que lo admitiría sin problemas.
Cuando el amo me vio, me preguntó:
– ¿Le gusta que le den por el culo?
– Aún no esta iniciada -le respondí, al tiempo que comenzaba el mete y saca con mi dedo y el continuaba follándole la boca.
Ya divirtiéndome con dos dedos en el culo de mi perra Maria, y dándole algún azote.
-¿Sabeis perras que cualquiera de los que os están viendo, os los podeis encontrar mañana en la calle? –le pregunté a las dos.
Esta es una ciudad pequeña, y ellos cuando te vean te reconocerán como la puta que eres.
Comencé a azotarla rítmicamente, y a decirle: eres una zorra, como te gustaria chuparme la polla, hay que ver lo que te gustaria que te la metan.
Su culo estaba ya al rojo, y yo seguía azotándola.
Ella me lo agradecía con un gemido tras cada azote.
Noté que empezaba a culear, con lo que intensifiqué el ritmo de las nalgadas, y el del mete y saca de mis dedos.
El amo había dejado de bombear en su boca,.
El corro ya era una pequeña multitud que no se cortaba a decir en voz alta cosas como: que buena perra tienes, como me gustaría tener una perra así, me gustaría follarle ese coño, las pajas que me voy a hacer pensando en esta zorra, y otras.
Alguno noté que ya se estaba tocando descaradamente.
Mientras Ana estaba de rodillas viendo todo y cogiendo su pelo la arastre junto a Maria,
.
El amo saco el arnés de su boca.
Acaricié sus doloridas nalgas cuyo sonrojo contrastaba con su pálida piel.
No tuve más remedio que hacerle una foto con el móvil a su trasero y otra a su cara, que permanecía con la mirada perdida y la boca abierta, como si no pudiera o no quisiera cerrarla.
Después le acariciaba el pelo el amo dijo:
-Ahora tengo que despedirme.
Tengo que hacer otras cosas.
Muchas gracias por dejarme participar en "tu espectáculo".
-Gracias por participar.
No hubiera sido lo mismo sin ti –le agradecí yo.
-Lo has hecho muy bien mi puta le dije a Maria.
Ahora tendrás un premio.
Espero que sepas agradecerlo -le dije mientras la acariciaba.
Me dirigí a una mesa vacía que estaba más bien alejada.
No quería más protagonismo.
Mientras me dirigía a sentarme otros amos y amas, me saludaban y felicitaban.
Me senté.
Mi sumisa a mi lado, en el suelo hincada de rodillas, junto a mi pierna y en silencio, mirando al suelo como una perra obediente.
Pedí otro bourbon al camarero, y me dispuse a disfrutar de Ana ahora.
Yo por mi parte me abrí de piernas y ordené a mi sumisa Ana que se colocara entre ellas, lo que hizo inmediatamente caminando de rodillas.
A mi sumisa, que seguía con el vibrador en su vagina trabajando,
-Tu Ana vas a poder comer mi polla, despacito, sin prisas, deleitándote.
Mientras me la comes, puedes mirarme.
Vamos empieza.
Se quedó quieta.
Miraba mi bragueta sin saber que hacer.
Tuve que enfadarme.
-¿A qué esperas? ¿Para que tienes los dientes? Desabróchame el cinturón y los pantalones.
Ya estás tardando y vas a conseguir que me enfade, cosa que lamentarías.
Mi puta estaba teniendo problemas.
Con dificultad había desabrochado el cinturón.
Ahora intentaba desabrochar los botones de la bragueta bajo mi atenta mirada.
Le quité el cinturón que ella llevaba al cuello a modo de lazo, lo doblé y lo cogí por la parte en la quedaba la hebilla.
Me daba la distancia adecuada para alcanzar sus sonrojadas nalgas.
– Estás tardando mucho –le dije.
Y azoté su culo con el cinturón.
Conforme vayas tardando te iré dando más fuerte hasta que mi fuerza no permita más
-añadí.
Y le di otro azote algo más violento para que viese que no bromeaba.
Mi perra se daba prisa en desabrochar los botones de mi bragueta, pues el cinturón caía regularmente sobre su trasero cada vez más fuerte.
En cuanto estuvo a su alcance buscó en los calzoncillos y engulló con avidez, y cierta desesperación mi pene, el cual se puso a tragar como quien encuentra agua en medio de un desierto seco, caluroso, polvoriento y solitario.
– Te voy a echar una mano.
Tu devoción lo merece pedazo de puta.
Y me baje un poco los pantalones, y los calzoncillos, para que pudiera recorrer con comodidad toda la extensión de mi verga.
Mi zorra, lamía despacio, conforme a mis instrucciones.
A veces se daba descansos y se retiraba, aunque los hilos de saliva, la mantenían unida a mi pene.
Volvía a la carga y me miraba, como una perra en celo.
-¡Qué cara de puta se te pone siempre cuando me chupas la polla! –le dije.
Y ella seguía mamando; bajaba con su lengua a mis huevos, los lamía, los chupaba, se los metía en la boca con deleite.
El mismo con el que yo saboreaba mi bourbon.
Tanto me gustaba la mamada que me hacia mi zorrita que temí correrme antes de lo deseado, por lo que ordene a mi mamona que durante un rato solo lamiera con su sensual lengua toda la dura extensión de mi agradecido y en aquella ocasión colosal pene.
-¿Cómo te gusta una polla! ¡Siempre has sido una buena mamona pregunte?
-No Amo esta es la primera vez que disfruto como deseo.
Creo que mis piropos la motivaban, aunque sin duda el vibrador que guardaba su jugoso coño también la ayudaba a no cejar en su laboriosa faena.
Le ordené a mi sumisa que volviera a meterse la polla en la boca.
Mi puta estaba deseando que le diera permiso para hacerlo, pues la engulló con ansiedad.
El bourbon se me estaba acabando, por lo que consideré que ya era suficiente.
-¡Aparta, que me voy a correr en tu cara de puta!
Se apartó y abrió su boca.
Pero yo no quería que se la tragase.
Quería ver chorrear mi semen por su cara, y así lo hice.
Ella se relamió allí donde llegaba su lengua de zorra perversa.
-Lo has hecho muy bien zorra.
Eres una buena mamona.
Me sonrió, satisfecha de su trabajo.
Le retorcí un pezón, con la intención de hacerle mucho daño y doy fe de habérselo causado con suficiencia.
-Ya no tienes la polla en la boca.
¿Quién te ha dado permiso para mirarme si no tienes la boca llena? –le espeté grosero.
Bajó la mirada y le solté el pezón.
Acaricié su pelo y llamé al camarero.
Un rato después me pareció buen momento para retirarnos a casa los tres.
Me levanté, tiré de mis sumisas para que me siguieran y fui hacia la puerta.
Al llegar a donde esta el coche las puse con las manos dencima del coche y les pregunte.
-¿Quereis que os quite el consolador del coño y sentaros, o preferís seguir con él?
Se lo pensaron un poco y dando un paso hacia la puerta subieron a sus asientos.
– No sabía que fuerais tan zorras.
¡Vamonos!
-Disfrutar del viaje de vuelta perras.
Ya hablaremos en casa.
Sobre la media hora llegamos de nuevo a casa Maria y les dije hablemos un poco asi que fuimos hacia el cuarto baño nos desnudamos y antes de bañarnos Ana escribió un wasa a sus hijas y marido diciendo.
Dormire en casa Maria se encuentra mal.
Luego entre las dos me ducharon y comentamos lo sucedido y les dije.
Maria a ti te digo que seguiremos con la misma pausa siempre que decidas seguir.
Y a ti Ana lo mismo seguiremos con lo mismo como esta noche siempre desees seguir, y por otra parte me dijistes tenias unas chicas ya grandes si hay alternativa me las presentas.
Y del libro creo que ya no cenesitais este ni los dos que tengo en casa asi que me lo llevare a casa me despedi y cogi mi coche y me fui.
A los pocos minutos recibi un vasa de Ana diciendo.
Amo Maria y yo deseamos estar contigo y ser tus sumisas y aquí te mando las fotos de mis hijas esperamos verte pronto….
Contunuara.
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