Diez días de castigo 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por FootLover098.
Magna es una mujer seria, dura y fría, es conocida por carecer de remordimiento y solo le interesa una única persona en el mundo, ella misma: Estricta, seductora, manipuladora y sádica es una mujer perfecta a su modo. Tiene 25 años de edad, de piel blanca y cabello negro un tanto corto pero no mucho, de pechos relativamente medianos pero firmes y suaves, con trasero firme y grande (no enorme) y de largas y seductoras piernas.
Se encontraba sola en su mansión esperado a que llegara su invitada, tenía todo preparado para cuando llagara, solo estaba un poco impaciente mientras observaba el reloj, sabía que su invitada no se retrasaría, solo quería que avanzara más rápido el tiempo.
Pasaron unos minutos y Magna abrió la puerta, sonrió sádicamente al ver su invitada: Berenice es una chica de 16 años, chaparrita como 1:62 de alto, piel un poco pálida y cabello castaño, tenía un bello rostro de ángel. Ella es tímida, tal vez demasiado cosa que la hace ver bastante tierna todo el tiempo.
Magna llevaba un vestido negro y largo con un gran escote y sin espalda que le llegaba hasta poco más arriba de las rodillas y unos tacones negros y abiertos, Berenice llevaba una blusa blanca y una corbata roja en su cuello, una faldita negra que llegaba hasta poco arriba de sus rodillas y unas sandalias blancas que dejaban ver sus unas pintadas de rosa caramelo.
-Hola- dijo Berenice cuando entro en la casa un poco nerviosa.
Debo aclarar primero unas cosas, debido a una discusión Berenice termino estando en la situación en la que se encuentra, así que todo lo que ocurra será completamente en contra de su voluntad, ella sigue siendo virgen por lo que lo que pasara constaría arrebatarle su completa inocencia, es bisexual pero jamás ha tenido novio o novia.
-Conoces las reglas, son las mismas que ya se hablaron antes, así que no podrás hablar solo para afirmar, si me desobedeces serás castigada y solo te referirás a mi bajo el titulo de Señora.
-Si señora- Bere bajo la mirada triste y tímida para observar sus manos.
-Entonces, se buena y quítate toda tu ropa- Magna sonreía.
-Si señora- Bere empezó a desabrochar su blusa recordando que en toda su vida la única que la ha visto desnuda ha sido ella misma frente a un espejo, así que tímidamente y con miedo tiro la blusa al suelo mostrando su bracear blanco, lo desabrocho mostrando ese pequeño par de adorables pechos suaves y pálidos en pleno desarrollo, olvide decir que ella tiene una cadera pequeña que no se nota a simple vista. Se desabrocho la falda y dejo que callera de sus piernas para luego dejar caer sus pantis. Su vagina aun era tierna así que carecía de bello pero era rosadita, y por ultimo dejo a un lado las sandalias.
-Buena niña, ahora quiero que te sientes en el suelo y te toques a ti misma.
-Si… señora- Bere titubeo un poco.
Sentó su traserito en el frio suelo de azulejo, abrió las piernas y siguió las instrucciones de Magna, con su mano derecha tocaba su clítoris y con la derecha pellizcaba sus pezones, era morboso y las mejillas de la chica se coloraron por el hecho de ser observada, paso sus dedos más fuerte en su clítoris y después introdujo un dedo dentro de sus labios vaginales, pellizco un poco más sus pezones y los torció un poco al mismo tiempo que gemía de un poco de placer y de humillación.
Luego metió mas de sus dedos dentro de su vagina y acomodo su pie derecho para alcanzarlo con su boca (las dos son fetichistas de pies, para Manga seria un placer a Bere adorarse los propios), lamia la planta, el arco y entre los dedos mientras introducía y chupaba cada uno, se avergonzaba más. Metió de uno en uno los dedos de sus pies en su boca para sentir su sabor por peticiones de su ama mientras terminaba en un orgasmo, Bere no se dio cuenta pero mientras hacía eso Magna se tocaba por encima del vestido.
-Quiero que lamas ahora tu mano y pruebes tu propio jugo.
-Si se… señora.
Bere alejo su pie y vio su mano mojada por su propio jugo vaginal, con algo de miedo introdujo su dedo índice en su boca mientras saboreaba el sabor salado proveniente de su cuerpo, introdujo sus otros dedos mas avergonzada y humillada, volvió a sacar su mano para lamerla mientras sus ojos se ponían llorosos.
-Ahora párate, quiero que me quites el vestido y los tacones.
Bere se puso de pie para ayudar a su ama, tomo el cierre del vestido y lo bajo para que este descendiera mostrando el bello cuerpo desnudo de Magna, cosa que la ruborizo más, y después se agacho para quitarle sus tacones negros.
-Sabes que, mis pies están cansados, quiero que los beses.
-Si ama.
-Espera, te equivocaste, dije que me llamarías Señora no ama.
-Lo siento, yo, yo me equivoque, lo siento mucho.
Magna abofeteo a la chica dejando una gran marca roja sobre su mejilla.
-Ahora olvídate de disfrutar de mis pies, no me gustan los errores.
-Lo siento mucho…
-Cállate estúpida- la abofeteo otra vez.
La tomo del cuello y la obligo a caminar hasta una silla donde tenía muchos juguetes, Bere vio cada uno de ellos y se asusto ya que muchos eran consoladores, vibradores, plugs y bolas de distintos tamaños, tenía algo de miedo el saber que la mayoría aunque pudieran ser todos, serian introducidos en su cuerpo.
Magna la sentó en la silla donde después la ato en el cuello, tobillo y muñecas para inmovilizarla, se acerco a la mesa y vio unas pinzas para la ropa de madera, tomo una y la coloco en el pecho derecho de la chica mientras a ella le escapo un pequeño grito de dolor, tomo otra y la coloco en su otro pecho.
Lleno cada pecho de 5 pinzas cada uno, una lágrima resbalaba por la mejilla de la chica y después volvió a gritar al sentir dos pinzas en cada pezón, intentaba soportar el dolor pero era difícil para ella.
-Vamos, se una buena niña y has sentir placer a tu señora.
Magna se sentó sobre la mesa frente a la chica, se inclino un poco para colocar su vagina sobre el rostro de ella, ella solo cerró sus ojos con fuerza y cerro la boca mientras sentía los genitales de su ama.
-¡Dije que le des placer a tu ama!
Bere con cuidado abrió la boca para pasar su lengua por los genitales de su ama y señora, era difícil ya que seguía amarrada del cuello, solo podía pasar su lengua con mucha dificultad mientras seguía cerrando sus ojos con fuerza tratando de tragarse su llanto.
Magna gemía al sentir la lengua virgen de su mascota, se pellizcaba sus pezones de placer y jugaba con la vagina de la chica con su pie izquierdo. Ambas disfrutaban pero Bere sufría mucho más de lo que hubiera deseado.
-Abre la boca- dijo Magna a la chica entre gemidos.
Bere abrió su boquita solo para sentir como Magna se corría dentro de ella, la hubiese cerrado pero no quería otro castigo, solo sentía el liquido bajar por su garganta mientras que su ama retiraba su pie de ella.
-Eres ahora una buena niña.
Magna se acerco a ella para besarla en la boca y sentir el sabor de su vagina en su boca, jugaban con sus lenguas, mas la de la ama que entraba en la boca de su sumisa aceleradamente, luego le pidió a ella que la sacara para seguir probándola, morderla un poco, una, dos, tres, cuatro muchas más veces, al principio suave después más fuerte.
-Bien, como has sido una buena niña obediente que no se equivoca, te daré tu premio, tomare lo que es mío por derecho.
-Si señora.
Magna desamarro la cuerda que se encontraba en el cuello y quito las pinzas de un jalón cosa que hiso gritar a la pobre joven, dejando varias marcas rojas en sus pechos y pezones que dolían.
De los ojos de Bere brotaron leves lágrimas y como humillación Magna se acerco a ella para lamer esas lagrimas.
-Sabes rico, hahaha.
Bere aguanto el llanto mientras las cuerdas dejaban libres sus muñecas y tobillos.
Su ama la tomo del brazo y la obligo a inclinarse sobre la mesa mientras levantaba sus nalgas un poco.
-Deja lo preparo- comento Magna con una sonrisa.
Tomo una correa que tenía dos dildos negros de plástico, uno adentro y otro afuera, lamio el externo un poco con su lengua y enseguida se lo coloco en la cintura mientras sentía como el dildo interno la penetraba. Bere sabía que pasaría en ese momento y se contuvo, daría su virginidad por miedo y sumisión en lugar de por amor como ella habría querido. Cerró los ojos mientras sentía como las manos frías de Magna tocaban su cintura.
Ya comente que a veces a la ama se le pasa la mano, esta no es la excepción, la penetro de un golpe, Bere gemía de un poco de dolor y placer escondido, no por ser humillada sino por ser penetrada (Bere no es masoquista).
-Diviértete- Magna se inclino un poco para que su vientre y pechos tocaran la espalda de la chica, metía y sacaba el juguete rápidamente mientras las dos sentían el movimiento, ambas gozaban el momento poco a poco.
Y al final, después de unos instantes en los que la ama saboreaba la nuca, orejas y parte de la espalda y cuello de su esclava, terminaron en un clímax de orgasmos, las dos, Magna ya cansada descanso un poco sobre el cuerpo de su víctima hasta que se retiro y se quito la correa.
La dejo en el piso y se retiro a donde esta obligo a la chica a masturbarse, busco su vestido y se lo colocaba.
-Bien hecho, para ser tu primera vez estuvo bien, ha terminado el día de doy, sabes cuándo es la próxima cita y la hora, ya puedes retirarte, por cierto, esto solo fue el comienzo, ya no seré tan suave.
-Si señora- Bere seguía sobre la mesa cansada, camino al recibidor para encontrar su ropa pero fue detenida.
-¿Qué haces?, tu ropa se queda conmigo, tengo algo planeado, así que así regresaras a casa caminando.
-Pero, pero…- Berenice estaba sorprendida de lo que escuchaba, no vivía lejos pero se sentiría humillada de regresar desnuda a casa, pasar así en la calle exhibiendo su bello cuerpo de desarrollo.
-O lo haces o recibirás otro castigo.
-Si señora- Bere estaba triste y bajo la cabeza.
Magna le abrió la puerta mientras la beso por última vez, y la chica triste pasaba por el umbral.
Trago saliva y camino lentamente, descalza y desnuda por el pavimento frio y el viento helado.
-Te observare desde aquí, quiero que tus brazos vallan a cada lado.
Bere obedeció en silencio y fingió ser valiente mientras caminaba a casa a mitad del frio desnuda y con su rostro bañado en lágrimas, si conocía bien a su ama, sabrá que los demás días serán peor infierno.
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