Disfrutando a mi hijita y volviendola puta I
Un papito aprende a satisfacer sus mas bajas pasiones utilizando a la zorrita que tiene en casa..
Hola a todos los asiduos a ésta página de relatos. Permítanme presentarme. Mi nombre es Guillermo. Tengo 41 años y vivo en una provincia de México, para ser más exactos, en el estado de Zacatecas. Es un pueblo minero cuya población no excede los 1000 habitantes. La mayor parte de la gente que vivimos ahí, es porque tenemos nuestros negocios o ranchos propios, y vendemos nuestra producción a las ciudades alrededor . Tengo una esposa, que se llama Rosario, de 36 años, y una hija que se llama igual, pero le decimos Chayito, la cuál tiene 5 años. Es una muñequita, carita fina, pelo negro, dientes blanquitos, flaquita pero nalgoncita como su madre, y muy risueña, me quiere mucho, y yo a ella. Lo que voy a describir nunca en la vida me imaginé que pasaría pero bueno, heme aqui contando la historia.
Hace un par de meses, mi suegra enfermó de gravedad, y mi mujer tuvo que viajar a la capital para cuidarla. Sería una ausencia prolongada por un par de meses, ya que al ser hija única, mi esposa se sentía con la obligación de cuidar a su madre, checar sus medicinas, acompañarla a consultas médicas, bañarse, ir al baño, asistirla pues. Teniamos una muchacha que nos ayudaba a hacer el aseo todos los días, por lo que mientras yo estuviera fuera de casa, Chayito siempre estaria acompañada. Platicamos mi mujer y yo de èsto, y decidimos que era la mejor opciòn. Cabe mencionar que se lo dijimos a la nena durante la cena , a lo que ella dijo :
–Y yo no puedo ir contigo a cuidar a la abuelita?
–No, respondió mi esposa. Tu tienes que ir a la escuela y me irè por bastante tiempo, pero te vas a quedar acompañando a papá y aquí en la casa va a estar Lupe para lo que se les ofrezca. Te prometo que tratarè de llamarte todos los días para que no me extrañes, de acuerdo?
–Está bien mami, dijo Chayito haciendo una mueca de tristeza.
Esa noche mi mujer empacò su maleta. Al acostarnos, sabiendo que iba a estar bastante tiempo fuera, empecè a acariciarle las tetas y a sobarle el culo. No iba a cogérmela en unos meses, asì que decidí descargar mis huevos dentro de ella metiéndole la verga cómo loco. Me encantaba la lencería que usaba, muy provocativa. Solo le hice la tanga de lado y le ensarté mi camote en su panocha peludota, que ya estaba encharcada por el juego previo, hasta que le aventé los mecos dentro. Teniamos una muy satisfactoria vida sexual.
–Ay, cabrón, asi, reviéntame la pepa a vergazos, me quiero llevar tus hijos dentro, me decía la puta de mi esposa, que se ponía muy caliente y guarra cuando me la cogía. Me excitaba mucho oirla hablar cómo toda una puta de burdel.
–Claro que si puta, te vas a llevar la panocha bien hinchada para que cuando estés alla, te acuerdes de lo que dejaste acá, esperando para seguirte cogiendo cuando regreses.
Al dìa siguiente, nos subimos a la camioneta, dejamos a Chayito en la escuela y llevè a mi mujer al aeropuerto. Nos despedimos, y còmo todas las mujeres, me dió veinte mil recomendaciones para cuándo ella no estuviera. Nunca habiamos pasado tanto tiempo separados desde que nos casamos. Ella tomó su vuelo y yo regresé al rancho a preparar un pedido que tenía que entregar más tarde. Pasado el mediodia, recordè que tenía que ir por Chayito al colegio, me subì a la camioneta y fui por ella. Me bajè y me la entregò la maestra. De verdad, era una nena preciosa, traia su uniforme blanco, su shortcito, su playerita, le sonreì a mi nena, la ayudè a subirse al auto y eché a andar a casa. Cuàndo llegamos, Lupe ya estaba poniendo la mesa para servir la comida. La tarde transcurrió sin sobresaltos, ni nada extraordinario. Antes de irse, le pedí a Lupe que bañara a Chayito, así solo tendría yo que encargarme de su cena, y quedamos en que esta sería la mecánica hasta que mi mujer regresara de su viaje.
Fue una semana cómo cualquier otra, sin complicaciones. Pero al empezar a iniciar la segunda semana, yo ya estaba arañando las paredes, me sentìa caliente, con los huevos llenos, necesitaba descargar dentro de una panocha, uno no es de palo, saben? Y màs cuando uno está acostumbrado a coger al menos 3 veces por semana. Esa noche, después de acostar a mi niña, me puse a buscar porno en mi celular, y así di con la página de sexosintabues, empecé a leer los relatos, y encontré algunos de incesto, padres con sus hijas. Aunque uno no quiera, cuando lee esas cosas se imagina en las mismas situaciones, y le gana a uno el morbo, la calentura. A pesar de que nunca había pensado en mi hija de una manera sexual, las experiencias de otros me hicieron descubrir el mundo del incesto, y al final de cuentas, sólo es una fantasia, no? Traía el garrote bien duro de todo lo que leí, y fue cuando empecé a pensar a que olería o sabría una vaginita de nena. Pensando y meditando muy bien en lo que iba a hacer, me dirigì a la recámara de Chayito, sin hacer mucho ruido. Entrè y sólo la luz de la luna a travès de la ventana iluminaba un poco el cuarto. Yo traìa solamente mi bata , sin nada debajo ya que estaba en una sesión masturbatoria, recuerdan? Mi nena estaba destapada, pues era una noche algo càlida.
Lo pensé y lo pensé una y otra vez mientras la veía dormir. Quizás si olía uno de sus calzoncitos, saciaría mi curiosidad enferma. Así que me dirigí hasta el bote de la ropa sucia y ahi, encima, estaba el calzón de Plaza Sésamo que Lupe le había quitado para bañarla hacía un rato. Era de algodón. Lo tomé entre mis manos, y empecé a observarlo detenidamente. En la parte frontal tenìa unas manchitas amarillas, apenas perceptibles, y sin pensarlo, me lo llevé a la nariz. Dios santo, era un olor bastante especial, a meaditos, a talco, a camaroncito, a lo nuevo, a lo que no está usado, y sin embargo, el aroma inconfundible de mujer se llegaba a sentir. Mi verga estaba durísima, el glande me brillaba de lo babosa que tenìa la verga, así que mientras inhalaba fuerte, con el calzoncito cómo cubrebocas, me paré al lado de la camita de mi nena para empezar a jalarme la verga. Pff , era como una droga oler eso mientras me masturbaba y la veia dormir. Me metì el calzoncito completo a la boca para saborear todo lo que pudiera exprimir de ellos hasta que empecé a aventar la leche. Seis, siete, ocho disparos contra la oscuridad, no sè a donde fueron a parar. Fue algo delicioso.
De acuerdo a los relatos de la página, podemos sacar situaciones muy provechosas cuando nos quedamos al cuidado de los hijos, no? Y yo tenìa tiempo de sobra para probar esas mieles. Total , al final del día yo era su papi, y ella, una nena, que también era hembra…
CONTINUARÀ…
P.D. Habrà parte II ? Si les gustò, no olviden comentar…Quizás alguien tenga ideas por telegrm para armar lo siguiente…
Que rico, espero la continuacion, y ojala poder conocerte…
Cuando quieras, bro. TG?
Esta un chingo quiero el segundo relato
Va a estar super caliente el segundo , hermano!
Compartirias más por telegrqm
Me encantó tu relato bien Riko de verdad, ahora leeré las otras partes