Doña Ana
La lu.
Esta historia no es mía pero la relatare en primera persona, para que no haya confusión.
Tengo 18 años, me llamo Leonardo y a mi corta edad, he podido disfrutar del sexo con mucha libertad. Desde la primaria siempre fui popular entre las niñas, en la secundaria igual me distinguía entre otros jóvenes, las niñas me seguían, me empecé a hacer de novias y por primera vez me hicieron mi primer oral, tuve varias noviecillas en la secundaria y cuando entré a la prepa, ya tenía mejor físico y las muchachas me seguían llegando y el sexo en mi vida ya era algo común, me hice de una voz gruesa y al parecer eso les gustaba. Para ese tiempo ya era de los típicos vatos que se ligan a varias mujeres y de las que mínimo a los fajes llego con ellas, siempre he tenido suerte ya que siempre me catalogan guapo y muy varonil, mido aproximadamente 1.81 y de cuerpo soy de complexión grande, no gordo pero tampoco flaco, tengo un cuerpo que es relativamente bueno, ya que por el trabajo que suelo hacer me ha beneficiado en mi físico, tengo una espalda ancha y musculosa y unos brazos musculosos, una panza un poco chelera por que suelo tomar, unas nalgas grandes y las piernas firmes y fuertes, vello en las axilas y un poco en el pecho. Creo que por esta razón siempre le he parecido atractivo a las mujeres e incluso a los hombres, ya que también se me han propuesto, pero los hombres realmente no me interesan. Siempre he sido de rancho aunque viva en la ciudad, me gusta mucho pasar tiempo en el campo y gracias a eso mi vestimenta es de botas, cinturón grande, pantalones de mezclilla y camisas de manga larga y corta, no siempre ando así aclaro, pero es mi vestimenta favorita por así decirlo. Bueno ya les hablé un poco de mi, ahora si les contaré la historia.
Era un viernes y cerca de la ciudad donde vivo se estaba preparando un jaripeo y era claro que tenía que ir, me preparé con unos amigos y dijimos que teníamos que llegar temprano para poder estar en buenos lugares y que alcanzáramos estacionamiento. El evento empezaba a las 8:00 de la noche y acordamos en encontrarnos a las 7:20 más tardar en cierto punto. Le mandé mensaje a mi novia y le dije que si quería ir conmigo, a lo cual ella me respondió que no. Ella siempre ha sido muy poca para ese tipo de cosas y como quiso ir pues para mí estuvo bien, la noche era libre para que cayera cualquier culito que me encontrara. Me metí a bañar, me lave muy bien los huevos y él pene y me rasure el poco vello que tenía. Al terminar me puse mis botas café, un pantalón de mezclilla negro con mi cinturón y una camisa de cuadros y mi sombrero. Me puse perfume, porque como buen conquistador tenía que ir oliendo bien. Agarré las llaves del coche y solo me despedí de mis papás.
Llegue al punto de encuentro con mis amigos y me di cuenta que algunos ya iban acompañados de muchachas y otros de sus novias y que solo yo y otros 3 seguíamos libres. Estábamos listos para que la noche comenzara, nos fuimos a un buen lugar para poder ver bien todo y disfrutar lo que estaba por suceder. Poco a poco empezamos a tomar y el evento que prometía mucho, al parecer no iba cumplir. Ya que por momentos se sentía demasiado aburrido el evento y la gente lo notaba. Al dar las 10:00 ya algunas personas se estaban retirando y 2 de mis amigos igual se iban a ir con sus respectivas parejas para aprovechar la noche, yo seguía de pie y no me quería ir, sabía que si o si algo bueno tenía que caer.
Al dar las 11:30 me topé a unas muchachas de las escuela y se pegaron a mí, me dijeron que si ya me iba a ir o iba a esperar el baile que empezaría a las 12:00 de la noche. Les dije que tenía pensado en irme, y era verdad ya me había aburrido y sin compañía alguna pues más. Pero al llegar ellas pues me relaje un poco y decidí aguantar la noche, fueron las 12 y el grupo por fin salió y me puse a bailar con una de ellas que se llama Susana, todo iba bien hasta que ella empezó a tomar, una vez que ella empezó a tomar la situación pasó a tonarse un poco incomoda, ya que empezó a decir cosas sin sentido y a bailar con otras personas que ella no conocía, decidí salirme de la multitud junto con ella y llevarla a su casa. No pensaba dejarla ahí, así que salimos y caminamos hacia el estacionamiento, por un momento pensé que mi noche estaba acabada y que ya no iba a pasar nada interesante. Subimos al auto y le puse el cinturón de seguridad, la senté en la parte de atrás y le dije que se calmara que la iría a dejar a su casa. Me subí al auto y empecé a manejar, al salir del lugar me di cuenta que estaba la mamá de uno de mis mejores amigos, Ángel, Ángel era un amigo mío que lo conocía desde que éramos pequeños, era un año menor que yo y él antes vivía con sus hermanos en casa de sus abuelos, que estaba en la misma calle de mi casa, por ese motivo nos conocíamos, su mamá tenía un trabajo el cual era de viajar mucho y por eso ella dejaba a sus hijos con sus papás, pero hace un tiempo ella fue despedida de ese empleo y ahora ellos viven en otro fraccionamiento y ya no con sus abuelos.
La mamá de Ángel (que por seguridad le pondremos Ana) es una señora de 45 años, de aproximadamente 1.50cm, gordibuena, unos pechos de un tamaño grande sin llegar a exagerar, unas piernas grandes y un culo muy bueno, es de tés güera, cabello hasta la cintura y de cara bonita, siempre me ha parecido guapa la señora, desde pequeño oía a los más grandes de la calle decir que la mamá de Ángel estaba buena y que tenían ganas de cogérsela, desde ahí nacieron mis pequeñas fantasías con ella. La verdad se podría decir que me ha gustado y que en mi etapa de secundaria fue una de las principales razones de mis masturbaciones. Así que por nada del mundo la iba a dejar sola y menos ahora que tenía una oportunidad de estar a solas con ella.
Al salir y verla sola, me acerqué para preguntar el porqué estaba ahí.
Yo: Buenas noches doña Ana, que anda haciendo por aquí. Ya es tarde para que anda por acá.
Ella: Hola hijo buenas noches, estoy esperando un taxi. Es que vine un rato aquí con Dalia (Dalia es una de sus hijas) y yo ya me voy a regresar pero ella se va a quedar con su novio. Pero no pasa ninguno.
Yo: Súbase, yo la llevo.
Ella: Ay no Leo, No quiero arruinarte la noche, veo que vas acompañado y no quisiera incomodarte o algo.
Yo: No se preocupe, a ella también la llevaré a su casa, ya va tomada y no la podía dejar ahí a que le pasara algo. Súbase y la pasamos a dejar y de ahí la llevo a usted.
Ella: Seguro, no te vas a desviar mucho o algo?
Yo: Nombre, usted súbase. Le abrí la puerta y esperé a que se subiera
Ya en camino le pregunté por Ángel y me contó que se había ido ese mismo día a casa de su papá por unos días y que aún no sabía cuándo volvería, que Dalia le pidió permiso para irse a casa de su novio cuando terminara el jaripeo y que su otra hija Jessica, andaba en el rancho de su amiga y que volvería hasta terminar las vacaciones. Que ella por ahora iba a estar sola con Dalia en su casa. Pasamos a dejar a Susana a su casa que por cierto todo el camino se había quedado dormida y nosotros seguimos nuestro camino.
En camino a su casa, seguimos conversando y ella sacó el tema sobre la muchacha que habíamos ido a dejar.
Ella: Pensé que la muchachita era tu novia.
Yo: No como cree, es una amiga de la escuela que se jalo conmigo durante el evento y pues bailamos un rato y después que empezó a tomar pues ya mejor me la traje, capaz y le pasaba algo y decían que anduvo conmigo.
Ella: Eso sí mijo, es bueno que seas responsable con tus amistades y que sepas respetar y cuidar a tus amigas en especial.
Yo: Si doña Ana, siempre trato de ser así.
Ella: Que bueno, tu novia ha de ser feliz con un muchacho como tú.
Yo: Pues si, se podría decir que si.
Ella: Porque me dices así muy seco que si, que acaso no te agrada?
Yo: No, no es eso. Sino que a ella no le interesa mucho a veces lo que hago o no, hace rato la invité a venir y me dijo que no quería y que prefería quedarse en su casa. Y pues a veces siento que le doy igual.
Ella: Como así mijo? Está mal la muchacha, bueno siento yo que también debería mostrar un interés de la relación. Y cuidar a su novio, luego cuando pasan las infidelidades uno se reprocha.
Para este punto debo de decir que doña Ana se separó de su esposo por motivos de infidelidad y que ya hace un tiempo ella era soltera. Continuo.
Yo: Pues si, pero ella no piensa igual.
Ella: Pues está mal la muchacha, no debería ser así y menos contigo.
Yo: Pues que le hago doña Ana.
Ella: Pues habla con ella hijo. A ver si solucionan eso.
Yo: Después le diré, mientras cambiemos de tema. Mejor cuénteme de usted, no tiene algún galán o algo?
Ella: No mijo, que va a hacer. Yo ya no ando para esos trotes. Ya hace mucho que ni las moscas me pasan. Mi edad ya está un poquito grande como para que alguien se fije en mi.
Yo: No diga eso doña Ana, hay personas que a esta edad aún encuentran el amor.
Ella: Pues tal vez si Leo, pero yo no soy una de esas, yo tengo años que nada de nada.
Yo: Como que nada de nada?
Ella: Si, ya tiene tiempo que no conozco a nadie y que no salgo ni por un café con algún hombre.
Yo: Ah! Pensé que otra cosa, disculpe.
Ella: A qué muchacho, voló tu imaginación. Pero si también me refiero a eso. A lo que te imaginaste.
Yo: Jamás quise faltarle el respeto doña Ana. Disculpe.
Ella: No te preocupes mijo, ya estás grande y pues sabes las necesidades del cuerpo de cada uno, y pues me imagino que ya lo has hecho, a tu edad es muy común.
Yo: Pues si, se podría decir que si lo hago continuamente.
Ella: Es normal Leo, tu novia ha de ser muy afortunada de tener a un muchacho como tú que la complazca. Para tus 18 estás muy bien desarrollado y eres muy guapo. Cualquiera quisiera algo contigo.
Esas palabras que me dijo me dejaron por un momento en silencio y pensando en que tal vez le gustaba a la mamá de mi amigo Ángel. Qué tal vez podría llegar a pasar algo entre nosotros, ¿Pero qué tal si no? Habría que intentar que podría pasar y qué tan lejos llegaría ella. Siempre que la he visto me ha provocado algo y no niego que para su edad está muy buena.
Yo: Pues lo mismo opino de usted doña Ana, para su edad aún está muy conservada y cualquier hombre que esté con usted, sería muy afortunado de tener a una mujer como usted a su lado.
Ella: Ay qué cosa dices Leo. Ella se rio de una manera un poco apenada y sonrojada
Ya estábamos a nada de llegar a su casa y aún en mi mente seguían esas palabras que doña Ana me había dicho hace unos minutos. Cuando llegamos ella me dijo que cuánto sería por haberla llevado y a lo cual le dije que no le estaba cobrando el favor. Ella insistió en querer pagarme y me negué rotundamente, le dije que no era nada y que lo hice por voluntad propia. Ella me dijo que se sentía a apenada y que por lo menos algo ella, hacer por mí.
Yo: En serio doña Ana no es nada, la traje con gusto y disfrute el rato de plática con usted.
Ella: Ay pero me da pena, por lo menos ten 100 pesos para la gasolina.
Yo: No es nada y ya no insista porque me voy a enojar, mire mejor si quiere hacer algo por mí le acepto un vasito de agua.
Ella: Bueno pues, vamos a pasar para que te invite un vaso de agua, creo que me quedo agua de jamaica que hice hace rato. Vente.
El vaso de agua era innecesario, en mi mente estaba pensando en un plan para que pudiera seguir un rato más con ella y ver qué podía llegar a pasar. Digo ya que se me había presentado la oportunidad de estar a solas con ella, no la iba a desaprovechar.
Una vez adentro ella me sirvió un vaso de agua y ella igual se sirvió uno, me pasó a la cocina y nos sentamos en la barra, por un rato estuvimos en silencio y ella miraba su celular y yo igual, realmente solo miraba la hora porque no tenía nada que ver. Eran las 2:33 y en mi mente pasaba que podía llegar a pasar esa noche, que tan fácil sería la mamá de mi amigo Ángel en caer. Para romper el silencio, yo volví a hablar.
Yo:Se siente un poco vacía la casa, no?
Ella: Si, la verdad si. Apenas es el primer día que Angelito se fue y se siente raro no oírlo hablando sus locuras.
Yo: Pues váyase acostumbrando, todos los hijos crecemos y luego cuando encontramos a alguien se nos olvida hasta nuestra familia principal.
Ella: Eso si hijo, desde que Dalia me dijo que ya quería irse a vivir con su novio, pues si me afectó y ahora que los 2 se me fueron pues si es un poco raro estar sola y más saber que en unos años mi vida será así.
Yo: Por eso debería buscar alguien con quien pueda pasar su vida después que sus hijos se vayan.
Ella: Ah que muchacho, sigue con lo mismo.
Yo: Es un decir, para que usted no se sienta sola.
Ella: Pues no sé hijo, ya no estoy para estar con un viejo que quiera mangonearme ni mucho menos al que tenga que cuidar.
Yo: Pues eso si doña Ana, busque a alguien que sepa tratar a una señora como usted.
Ella: Pues me buscaré un chamaquillo, que me de colágeno y que sea yo quien lo mande. Al terminar de decir eso, ella se rio de una manera sarcástica y apenada
Yo: Pues no estaría mal, hay muchos chamacos que deberían estar con usted.
Ella: Ay mijo, es una broma, si yo no le gusto ni a los viejos. Menos le voy a gustar a un chamaquito.
Yo: Pues no lo diga en broma, porque hay muchachos que si quisieran algo con usted.
El silencio se presentó después de decir eso, que estaría pensado doña Ana? Entendiera mi indirecta? Ella rompió el silencio y me dijo.
Ella: Ya es tarde, no?
Yo: Si ya son las 2:49, creo que ya me pasaré a retirar para que usted pueda descansar.
Realmente no me quería ir, deseaba quedarme y probar esa vagina que llevaba mucho tiempo sin utilizar. Quería ver a doña Ana montada arriba de mí y gimiendo mi nombre. Quería meterle mi verga hasta lo más profundo de su ser y dejarla bien preñada. Algo tenía que hacer para que ella cayera en tentación y lo mejor que se me ocurrió fue hacer un pequeño accidente. Al servirme más agua de la jarra, hice como que no me di cuenta y llene mucho el vaso, al punto que se tirara encima mío y que al ella ver eso, tuviera la tentación de verme.
Yo: Puta madre, me mojé toda la ropa. Discúlpeme ya le hice un reguero.
Ella: No te preocupes, no te preocupes. Ahorita limpio, ahora como te vas a ir así mojado.
Yo: No hay problema, ahorita lo soluciono.
Doña Ana se fue a buscar un trapeador y era momento de actuar, me paré de la silla y empecé a desabotonar mi camisa, hasta el punto de quedarme sin ropa de la mitad de ombligo hacia arriba. Solo tenía el pantalón con el cinturón y las botas. Cuando doña Ana regresó con el trapeador se dio cuenta que ya estaba sin camisa, y se quedó un momento quieta y viéndome, pero casi enseguida reaccionó y empezó a limpiar.
Ella: Ahorita meto la camisa a la secadora, dame chance para terminar esto y la meto.
Yo: No, no se preocupe, me voy así.
Ella: Como crees mijo, que va a decir tu mamá cuando te vea llegar así.
Yo: Mi mamá ya debe de estar dormida y si es que no, pues le diré que tuve un accidente con una cerveza o algo.
Ella: No seas terco, ahorita te seco la camisa.
Yo: Bueno pues, usted manda.
Ella se llevó mi camisa a la secadora y me quedé esperándola en la sala. Mientras ella estaba allá, yo veía la casa y las fotos que tenía de sus hijos. Me sentía mal por pensar y querer hacer algo con la mamá de mi amigo, éramos buenos amigos y se podría decir que uno de mis mejores amigos. Pero es que el deseo que tenía hacia ella era demasiado, la quería tener si o si. Al regresar me entregó mi camisa y me la puse, me dijo que se le había formado una mancha. Y que se sentía un poco pegajosa, le dije que me iría así. Pero me dijo que iría al cuarto de Ángel a buscar una camisa y que me la traería. Ella subió hacia la parte de arriba y me quedé esperando, cuando de repente me grita desde arriba y me decía que subiera, subí y al llegar al cuarto me tenía 2 camisas pero ninguna me quedó, Angel era más delgado que yo y un poco más chaparrito. Le dije que ya no se preocupara y que me iría así, ella insistió y como último recurso me dijo que me daría una camisa Sport (son de esas blancas que no tienen mangas y que usualmente van por debajo de las camisas). Le dije que estaba bien y me empecé a desabrochar de nuevo mi camisa pero ahora con la atención de ella fija en mí y viendo todos mis movimientos. Cuando me la quite por completo, ella se quedó viendo mi cuerpo.
Ella: Tienes buen cuerpo Leo, se nota que haces trabajo pesado y que estás muy bien desarrollado.
Yo: Gracias doña Ana, pues creo que todo es gracias a que me gusta trabajar en cosas pesadas y en el rancho.
Ella: Se nota mijo, estás muy bueno.
Al decir ella eso, me quedé en silencio y ella noto que se le habían escapado sus pensamientos.
Yo: En serio cree que estoy bueno?
Ella: Ay discúlpame, no quise decir eso. Sino que te ves muy bien y que tienes buen físico, tú sabes a lo que me refiero.
Yo: No, no sé a qué se refiere, yo puedo interpretarlo de diversas formas.
Ella: No Leo, no digas eso.
Yo: Decir que doña Ana? Que lo puedo interpretar como que a usted le gusta mi cuerpo y que le puedo gustar a usted.
Ella: Como me vas a gustar, eres un chamaco, podrías ser mi hijo y además no me gustarías porque eres el amigo de mi hijo, y no niego que tu cuerpo es atractivo y que le gusta a cualquier persona.
Yo: Y esa persona es usted, además que importa que Angel y yo seamos amigos. La amistad es aparte y la edad también.
Ella: Ya Leonardo, déjate de cosas y aparte a vestirte para que puedas irte.
Yo: Pero porque se pone nerviosa.
Ella: Yo no estoy nerviosa, ya mero tú me vas a poner nerviosa a mí.
Yo: En serio? No la pongo nerviosa?
Me fui acercando a ella y ella se hacia atrás y poco a poco se fue quedando en la pared, parte que me hizo más fácil que ella cayera en mi trampa. Cuando estaba pegada a la pared, la agarré de los brazos para que no se pudiera mover y fue ahí cuando le di el primer beso. Al darle el beso ella se quiso zafar de mí y empujarme, cosa que no pudo hacer porque no tiene la suficiente fuerza. La agarré por la cintura y la pegué hacia mi. Cosa que ella no pudo aguantar más y dejó juntar sus labios con los míos, los besos eran inhumanos y nuestros labios eran fuego vivo, nos queríamos comer y nos queríamos hacer de todo. Mi lengua entraba por su boca y la suya por la mía, mis manos recorrían su cuerpo y las suyas me tocaban el mío. Yo no podía creer que la mamá de mi amigo Ángel por fin era mía, independientemente de eso, era la señora que era motivo de mis sueños más calientes y de mis fantasías. Por fin era mía y no la compartiría con nadie.
Empezamos a acelerarnos mas y la empujé hacia la cama de mi amigo, y empecé a besar su cuello y fui bajando hasta que ella me empujó y como no estaba con la fuerza suficiente me tiró hacia un lado de ella y se paró de la cama.
Ella: Nonono, esto no está bien.
Yo: Por qué no está bien? Si ambos queremos y nos deseamos.
Ella: No, podrías ser mi hijo y eres un niño apenas y yo soy una vieja de 45 años, si hago esto me voy a arrepentir, mejor vete.
Yo: No, no me voy a ir porque esto es algo que yo quiero hacer y que nadie me está obligando.
Ella: Vete por favor, no quiero problemas. Vete por favor.
Yo: No Ana, no me voy a ir.
Ella: Vete ahora mismo, porque sino llamaré a la policía y diré que te metiste a mi casa a la fuerza.
Yo: Esta bien me voy a ir, pero esto es algo que tarde o temprano terminaremos.
Al irme de su casa, en mi mente iba pensado todo lo que pudo haber pasado, la majestuosa que se pudo ver esa mujer arriba de mí. Tenía que hacer algo para que sí o sí cayera en mis manos.
Habían pasado 3 meses desde lo ocurrido y desde ese tiempo no había regresado a casa de mi amigo Ángel, yo seguía con mi novia pero cada vez sentía más la pérdida de su atención. A veces había cosas buenas pero casi siempre estábamos mal y el sexo ya era escaso, aunque la veces que llegué a coger con mi novia me imaginaba que era la mamá de Ángel.
Ya estaba por empezar las vacaciones de semana santa y un día de esos, mis amigos y yo nos estábamos organizando para ir el fin de semana irnos a un balneario que está cerca de donde vivimos, ahí estaríamos todo el fin de semana y entre los integrantes para ir estaba Angel. Llego el fin de semana y Angel me dijo que cuando regresáramos él se iría unos días su hermana Jessica a casa de su papá, para ese tiempo su hermana Dalia ya vivía con su novio y solo Angel y su hermana Jessica vivían con su mamá. Cuando Angel dijo eso, en mi mente pasó que podría ser la oportunidad de verme con su mamá de nuevo. Al llegar al balneario rentamos unas cabañas que estaban ahí para los turistas. Y empezamos a disfrutar, cuando salimos a cenar en la noche, Angel perdió su celular y al regresar al lugar donde cenamos, nos dijeron que ellos no vieron nada y que al salir nosotros otras personas se sentaron en la mesa que estábamos y cuando llegamos esas personas ya se habían ido. Angel se había quedado sin celular, por un momento estuvo intranquilo por que decía que su mamá lo iba a regañar, le dijimos que se calmara y que al otro día le mandara mensaje.
Al pasar esto, fui la primer persona en ofrecerle mi celular en la mañana para que él pudiera mandarle mensaje a su mamá, la verdad esto que estaba haciendo era para que él registrara el número de su mamá en mi celular y pudiera yo quedarme con él en mi teléfono. Y así fue, le hablo con su mamá le explico lo que había pasado y que le había marcado desde mi celular, su mamá le dijo que están bien, que no se preocupara que ya verían qué pasaría cuando él regresara.
Acabó el fin de semana y cada quien regresó a su casa, y oficialmente eran las vacaciones de semana santa. Ángel ya iba en camino a donde está su papá y yo me quedé pensando cómo podría hablarle a doña Ana. Estas vacaciones si o si tenía que pasar algo, ya tenía su número, ahora solo me faltaba la excusa perfecta para hablarle.
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