Dos rudos agentes aduanales me sometieron
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mimadaa.
Iba sin mi marido a USA de trabajo y en la aduana me detuvieron porque mi visa estaba por vencer y con la situación de Francia estaban siendo mas precavidos así que me dejaron esperando…Esta a al espera de que pasaría conmigo toda vez que me detuvieron en la aduana de McAllen Texas USA, pues me ingresaron primeramente a un sitio público con ventanillas en el que simplemente tomaron mis datos pero estaba lleno de guardias, no podrías evitar sentirte un poco criminal, había un guardia muy rudo que me llamó la atención, tenía ambos brazos tatuados el gordito que me atendió a mí también era grande y aunque con actitud más bonachona, tenía un aire rudo, mi instinto de zorra inmediatamente se despertó y debo confesar que me excité.
"Quería cruzar verdad perrita mexicana? Pues lo único que va a cruzar es mi verga adentro de ti, voy a ser que quieras venir todos los días, vas a querer sacar visa eterna para pasar y Pasar por aquí hasta que te hartes de lo que te vamos a dar hoy y dudo que te hartes"
Vi que el otro, el más bonachón cambio la cámara del cuartito de dirección y me dijo al oído: "mejor no te opongas, se dice que Pérez ha desaparecido a varias"
Claro que no me oponía, en el fondo ya me andaba porque comenzarán a usarme como a una puta que necesita que le den lo que le gusta. El que me atendía comenzó a quitarme la ropa, pero Pérez con su cara de loco y esos brazos tatuados le dijo: "así no se trata a estas"
Y comenzó a jalarme, me rompió el brassiere y cayó directo a mis bubies s mordiscos, me tapo la boca con su mano enorme y le dijo a su compañero: "do it, now"
Mientras uno devoraba mis bubies el otro se prendió de mi panochita, pero verdaderamente mamaba, extraía como un becerro hasta la ultima gota de mis juguitos y me metió de golpe tres dedos enormes que me hicieron retorcerme de dolor, peor sentía que la vida se me iba de lo excitaba que estaba.
Realmente me estaban conviertiendo en una perra de la calle, una puerca perra. El de los tatuajes quitó su mano de mi boca, sabía que no gritaría, se tiró una carcajada porque sabía que me estaba encantando Y dijo al otro: "no tenemos mucho tiempo, vamos" entonces se saco una verga enorme y súper gruesa que debo ser sincera me atemorizó, sentí que me mataría y al mismo tiempo el otro un poco menos decidido saco la suya no era tan grande pero si gruesa.
Y sin siquiera avisarlo, Pérez me ensarto y me la dejó ir hasta el fondo, ahí volvió a poner la mano en mi boca porque sabía que no aguantaría el dolor, fue el dolor más terrible que he sentido en mi vida, sentí que moriría, me destrozó ese animal y por si fuera poco me alzo y cuando me alzo el otro me ensarto por el trasero. Que dolooooooor era demasiado, sentí que jamás volvería a caminar, a restablecerme de lo que esos animales me hacía. Pero la sorpresa es que el dolor se mezcló con un placer que tampoco sentí jamás.
Y justo cuando comenzamos a escuchar voces y pasos los dos con un gemido como de una bestia asquerosa me llenaron de su leche al mismo tiempo provocando que explotara junto con ellos en un orgasmo como el que jamás imaginé, veía mil colores y todo me daba vueltas como si hubiese ingerido mil drogas al mismo tiempo, me revolqué en piso batiéndome de su leche y mis propios líquidos. Con mi chamarra el tatuado limpio el piso y la tiro al tanque de basura que estaba en el cuartito y el otro me aventó la rápidamente la ropa y me dijo, vístete ya o pararas en la carcel por mucho tiempo.
Me vestí apresurada y sólo alcanzó a darme un documento y a decirme que alguien me acompañaría al taxi. Yo esperaba verlo una vez más para regodearme en el placer de recordar aquello, pero quien me acompañó al taxi era otro para nada atractivo como mis animales aduanales que tan ricamente feliz me hicieron.
Esa fue la verdadera historia de la aduana.
Que rico