El amigo de mi novio me dijo. Esto tan solo fue un juego entre tú y yo, tu novio no tiene por qué enterarse de nada.
Una joven aprovecha que su novio se ausenta, para serle infiel con el mejor amigo de él..
Lo cierto es que yo, nunca le había sido infiel a mi novio, hasta que conocí a su amigo íntima y profundamente,
mi novio, siempre me habló de su mejor amigo, pero nunca lo había conocido, ya que estudia fuera del país.
Hasta que en las pasadas vacaciones, mi novio me dijo que su gran amigo había llegado, y que pasaríamos el siguiente fin de semana, en la casa de mis futuros suegros que tienen en el campo.
Cuando pasamos a recoger, la verdad me pareció un tipo insignificante, quizás como decía mi novio, era un cerebro, pero yo apenas lo saludé después de que mi novio nos presentó.
Ya en la casa de campo, decidimos salir a caminar solos mi novio y yo, ya que su amigo, simplemente dijo no interesarle eso de ir a caminar, que prefería quedarse leyendo.
Cosa que en el fondo le agradecí, ya que casi corriendo nos fuimos a una apartada posa, en la que tanto mi novio como yo, nos bañamos completamente desnudos, y a los pocos minutos ya nos encontrábamos acostados en la orilla de la posa, con nuestros cuerpos completamente embarrados, besándonos, y disfrutando él de mí, como yo de él.
Al regresar a la casa, tan solo nos dedicamos a charlar, cenamos y nos acostamos, pero en la mañana a mi novio se le antojó hacerme un rápido, o sea que ni tan siquiera me había yo comenzado a calentar, cuando él se vino a los pocos segundos de habérmelo metido.
Cosa que a mí me hace hervir la sangre, de la rabia que me da, pero como dicen vayan las verdes por las maduras, así que mi enojo tan solo duró el tiempo que dediqué a lavarme.
Iba de regreso a nuestra habitación, cuando por casualidad al pasar frente a la habitación que ocupaba su amigo, di un vistazo dentro de la habitación, sin entrar desde luego.
Lo que vi me sorprendió, y no fue que lo viera durmiendo desnudo, lo que me dejó boquiabierta, fueron las dimensiones de su miembro, que aun en estado de reposo, se veía mucho más grande y grueso que el mi novio.
Rápidamente regresé a nuestra habitación, procurando no pensar en cómo se le pondría eso, cuando estuviera completamente erecto.
Pero ya saben cómo son las cosas, basta que yo les diga que no piensen en su madre, para que por un buen rato no se la puedan sacar de la mente.
Algo similar me pasó a mí, no dejaba de pensar en el miembro del amigo de mi novio, y como se le debía poner cuando se le parase.
Por lo que para distraerme, y como mi novio se había vuelto a dormir, comencé a autosatisfacerme pensando en el coso del amigo de mi novio, sin dejar de apretar mi clítoris entre mis dedos, procuraba visualizar el miembro del, una y otra vez, hasta que comencé a soñar despierta, en cómo yo me sentiría teniendo semejante cosa dentro de mi coño.
Hasta que finalmente yo me arranqué un tremendo y húmedo orgasmo, tras el cual me pude volver a dormir.
Al levantarnos el amigo de mi novio, nos sorprendió, preparando un tremendo desayuno.
Tras el cual, a penas habíamos terminado de desayunar, mi novio recibió una llamada telefónica internacional, de su madre, pidiéndole que la fuera a buscar al aeropuerto a eso de las siete de la noche.
Mi futura suegra se encontraba en Miami, y había adelantado su viaje sin decirnos nada, por lo que habíamos decidido ir a la casa de campo.
Mi novio, fue el que dijo que lo más recomendable era que su amigo y yo nos quedásemos en la casa, disfrutando del campo que él regresaría al día siguiente.
Como la vía para el aeropuerto, por lo general siempre se encuentra bastante lenta, por el sin número de personas que se la pasan viajando, él decidió marcharse temprano para que llegar a tiempo al aeropuerto.
El amigo de mi novio y yo nos quedamos solos, él leyendo y yo muerta de curiosidad por saber cómo sería tener y sentir su verga dentro de mí.
Así que con la excusa de invitarlo a que me acompañase a la posa, y tras insistir yo tanto, lo pude sacar de la casa.
Ya en la posa, de la manera más sensual que pude me quité la ropa, quedándome en un mini tanga, que de inmediato capturó toda la atención del.
Él por lo visto, no pensaba bañarse, diciéndome que no había traído el traje de baño. Pero ante mi insistencia, y tras decirle que podía bañarse en interiores que nadie aparte de mí lo iba a ver, finalmente aceptó.
Él se quedó con el bóxer puesto, y al meterse al agua, comencé a echarle agua jugando con él, al principio se mostró muy sobrio, y poco entusiasmado, pero al cabo de unos minutos, al igual que yo también comenzó a echarme agua.
Poco a poco nos fuimos acercando, hasta que, en cierto momento de manera accidental, supuestamente, perdí el equilibrio, y al momento de caerme traté de agarrarme del.
Pero lo único que logré fue agarrar su bóxer y bajárselo de golpe, más debajo de sus rodillas.
En ese preciso instante, me quedé asombrada por lo largo y grueso de su erecto miembro, aunque trató de ocultarlo inútilmente entre sus manos, ya que poco a poco se fue poniendo cada vez más y más erecto, yo con una sonrisa sensual en mis labios, pícaramente me disculpé, al tiempo que acercándome a él lentamente sin dejar de verlo a los ojos, mis labios buscaron los de él.
Y justo antes de que el amigo de mi novio fuera a decirme algo tonto en esos momentos, como que mi novio era su amigo, se me ocurrió decirle. “Él no tiene por qué enterarse de nada.”
Acto seguido nuestros labios se unieron, él dejó de ocultar su verga con sus manos, me rodeó con sus brazos y apenas nuestros cuerpos se unieron, pude sentir su verga, tan larga, gruesa, dura y caliente pegada contra mi vientre.
Mientras ambos nos besábamos intensamente, con suma habilidad soltó los pequeños lazos que sujetaban el tanga a mi cuerpo.
Por lo que de inmediato quedé tan desnuda como lo estaba él, ya que, al mismo tiempo, que nos besábamos y acariciábamos mutuamente, él terminó de quitarse el bóxer.
El día anterior había estado con mi novio en ese mismo lugar y haciendo prácticamente lo mismo, pero en ese instante nada más de pensar que en breves momentos, y aunque tan solo fuera por un corto instante tendría dentro de mi vulva, toda esa enorme verga.
Me excité tanto que apenas comenzó a penetrarme, con su enorme miembro, yo alcancé un tremendo orgasmo como nunca antes lo había disfrutado.
De momento quise tener toda esa cosa dentro de mi coño, y como una loca desesperada comencé a moverme.
Únicamente con el temor de que en cualquier momento, al igual que en ocasiones me sucede con mi novio, de lo excitado que se encuentra se viniera rápidamente.
Pero no fue así, su verga la fui sintiendo en todos y cada uno de los húmedos y calientes rincones de mi coño, mi calentura era tal, que mi coño parecía una fuente de agua.
No dejaba de mover mis caderas, de gemir y gritar como una verdadera loca a voz en cuello, pidiéndole que me diera más y más duro, lo que él a su vez me complacía arrancándome lágrimas de felicidad.
Por un largo rato, los dos nos estuvimos revolcando en la posa, disfrutando el uno del otro, pero yo en particular disfruté como nunca antes de múltiples y deliciosos orgasmos corridos.
No podía creer lo que me estaba sucediendo, y si bien es cierto que por unos instantes pensé en mi futuro esposo, no es menos cierto que rápidamente se apartó de mi mente, tras cada envestida que me daba furiosamente su amigo.
Él no tan solo me estaba penetrando por todo mi coño divinamente, sino que al mismo tiempo me chupaba viciosamente mis tetas y hasta me mordisqueaba divinamente mis pezones, arrancándome, profundos y largos gemidos de placer.
Hasta que él finalmente después de quizás por espacio de unos doce o quince minutos finalmente se comenzó a venir dentro de mi coño.
Estaba tan agotada por los muchos orgasmos que había disfrutado plenamente que cuando él sacó su verga de mi aporreado coño, y la colocó frente mis labios, sin dudarlo por un solo instante, me dediqué a mamársela y tragarme todo completamente, hasta dejarlo sin una sola gota de semen.
Después de semejante revolcada que nos dimos en la posa, después de recoger nuestra ropa, y sin ponérnosla, tal y como nos encontrábamos regresamos a la casa.
Al llegar me ha dado un sueño tremendo, y supongo que a él le pasó algo similar, ya que ambos quedamos tirados en la misma cama.
Ya serían las diez de la noche cuando me desperté con unas tremendas ganas de volver a sentir esa enorme verga dentro de mí apretado culito.
Pero, aunque ocasionalmente he mantenido sexo anal con mi novio, en ese instante, se puede decir que me desperté con la idea de darle el culo al amigo de mi novio, lo que rápidamente se volvió una obsesión.
Al despertarme, lo primero que hice, después de ponerme algo de vaselina entre mis nalgas, fue echarle mano a su verga, la que, tras manosearla por unos segundos, me dediqué a mamársela.
Él se despertó, al tiempo que su grueso y largo miembro comenzaba a tomar forma, yo sin decirle nada solamente le vi su verga, y acto seguido dirigí una sensual mirada a mis nalgas, dándole a entender al amigo de mi novio que era lo que yo deseaba.
No me hicieron falta palabras, para hacerme entender, en su rostro se reflejaba completamente que me había entendido al pie de la letra.
Ya que apenas dejé de chupar su verga, y coloqué mi culo al aire, seguidamente senté primero sus dedos explorando mi esfínter.
Dilatándolo suavemente, primero con un dedo, luego con dos y así sucesivamente hasta que prácticamente me estaba introduciendo casi toda su mano dentro de mi culo.
Yo permanecía en cuatro, pidiéndole que continuase, cuando de momento retiró su mano de entre mis apretadas nalgas, y mientras que, con su otra mano, me agarraba divinamente el coño, arrancándome tremendos gritos de placer.
De momento comencé a sentir como su colorado e inmenso glande se abría paso entre mi apretado culito, al principio se me salieron unas cuantas lágrimas de dolor.
Y hasta maldiciendo la hora en que se me había antojado sentir su verga dentro de mi culo.
Aunque sabiendo de antemano, que era inútil que le pidiera que me lo sacase, no pude controlar el dolor y la desesperación que sentía, porque sacase de mi culo su verga.
Llorando de dolor se lo dije varias veces, pero a pesar de ello, él continuó penetrándome sin consideración alguna, hasta que nuestros dos cuerpos se unieron.
Ya debía tener toda su verga dentro de mi cuerpo cuando él se detuvo, por espacio de unos segundos, mientras que yo lo maldecía mentalmente, y mis lagrimas corrían por mis mejillas, algo diferente comencé a sentir, casi sin poder controlarme yo misma comencé a mover mi culo.
Restregándolo contra su cuerpo, era como si yo misma buscase sentir más ese raro y placentero dolor, que me corría desde mi culo por toda mi espalda, hasta mi nuca.
Por otro largo rato fui yo la única que se movía, restregaba mis nalgas con saña contra su cuerpo una y otra vez, hasta que nuevamente comenzó a moverse.
Su larga y gruesa verga comenzó a salir y entrar por completo de mi culo, produciendo en mi un placer infinito, así estuvimos por un largo rato, hasta que él llamándome puta y sacando su verga de mí culo, y al hacerlo sonó como si descorcharan una botella de champan, me ordenó que me acostase boca arriba.
Yo estaba borracha o drogada, pero de placer, así que, sin dudarlo por un solo instante, le hice caso.
Luego me tomó por los tobillos, separó y levantó mis piernas, y fue cuando pude ver, como nuevamente todo su inmenso miembro me lo enterraba sin consideración alguna, entre mis nalgas.
Yo no le podía dar crédito a lo que veía, como esa cosa tan grande y gruesa entraba y salía de entre mis apretadas nalgas una y otra vez, al tiempo que, con sus dedos, hábilmente me apretaba y jalaba mi clítoris infinidad de veces, arrancándome profundos gemidos.
Yo aun y a pesar del dolor estaba disfrutando plenamente todo lo que él me estaba haciendo con su inmensa verga, pero de momento sacó toda su verga y nuevamente me la enterró dentro de mi caliente y bien lubricado coño.
Y así se fue alternándose entre mi culo y mi coño, produciendo en mí una oleada de múltiples orgasmos.
Al tiempo que repetidas veces me llamaba puta, perra y hasta cerda, cosa que lejos de molestarme como que más me excitaba aún.
Yo perdí la cuenta de las muchas veces, que disfruté de múltiples orgasmos como nunca antes los había disfrutado en mi vida.
Hasta el momento en que comenzó a venirse, cuando sentí que me agarró bruscamente por el cabello, y sacando su largo y grueso miembro de mi desflorado culo, lo colocó contra mi rostro, yo sin pensar en ninguna otra cosa, que no fuera el ponerme a chupárselo, me dediqué hacerlo, y a los pocos segundos, mi boca y gran parte de mi rostro se llenó de su semen, el que, a la vez, nuevamente me fui tragando frente a sus ojos.
Yo nuevamente quedé completamente agotada, y en la madrugada al despertarme, estaba hedionda a sexo, sudor, semen, y hasta de quien sabe que más.
Caminando con mis piernas bien abiertas, por lo adolorida que tenía mis nalgas me dedique a bañarme, y asearme meticulosamente.
Y mientras me bañaba, y acariciaba mi coño o toqueteaba mi adolorido culito, me preguntaba a mí misma como me había atrevido no una sino dos veces a tener sexo con el mejor amigo de mi novio, eso sin contar lo demás.
Tras bañarme pensé en vestirme, pero tuve que cambiar las sábanas de la cama, fue cuando se me acercó, y tras darme un abrazo por la espalda y un cálido beso en mi nuca me dijo. “Esto tan solo fue un juego entre tú y yo y como dijiste, tu novio no tiene por qué enterarse de nada.”
Cosa con la que yo estaba completamente de acuerdo, pero el sentir sus calientes manos sobre mi desnuda piel, y su enorme verga pegada a mis nalgas, me hizo casi desmayarme entre sus brazos.
Él me colocó sobre la cama, y al tiempo que me comenzó a dar un reparador masaje por todo mi cuerpo, me fue diciendo que lo mucho que disfrutó lo que los dos habíamos realizado.
Yo estaba que no tenía ni la fuerza ni la voluntad, para oponerme a cualquier avance que él hubiera querido hacerme, así que cuando separó mis piernas, pensé que en cosa de breves segundos sentiría nuevamente su enorme miembro dentro de mí.
Pero lo que comencé a sentir y a disfrutar fue la manera en que él divinamente se dedicó no tan solo a mamar mi coño, sino la manera en que me chupaba mi clítoris, y mordisqueaba sabrosamente mis labios de mi vagina.
Yo nada más me quedé completamente espatarrada, dejándome que él hiciera lo que le diera en gana.
Disfrutando nuevamente de un sin número de orgasmos, y hasta incluso en varias ocasiones, antes de quedarme completamente dormida, sentí su lengua explorando entre mis nalgas y divinamente lamiendo mi adolorido esfínter.
Cuando me desperté casi ya cerca del mediodía, lo raro es que no estaba desnuda, sino que tenía mi pijama puesto, de inmediato escuché la voz de mi novio, que le daba las gracias a su amigo por quedarse acompañándome.
Me cambié de ropa, y a pesar de lo avergonzada que me sentía, les di alcance en la cocina, fue cuando escuché a mi novio decirme. “Así que le debes la vida.”
Yo me quedé con una sonrisa estúpida en mi cara mientras que el amigo de mi novio, dijo. “No es para tanto, simplemente se dio un resbalón en la posa y trago algo de agua, por eso después de que le reviví, pensé que lo más recomendable era que descansase lo más que pudiera, además, ten en cuenta que en situaciones como estas no es raro que las personas que sufre ese tipo de accidente no recuerden mucho. Así que no la abrumes con preguntas.”
Desde ese día él, es tan amigo de mi esposo, como mío.
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