El baño de semen (II)
Me sentía muy atraída hacia la idea de ser “forzada” a darle sexo oral a un hombre o muchos y ser humillada con palabras y cosas que me hicieran y obligaran a hacer, todo con tal de seguir sintiendo y probando esa lechita que tanto me encantó haría lo que me pidieran..
La primera parte fue realizada por la autora original, pero al no tener una continuidad de este relato tan excitante y con tantas posibilidades me tomé la libertad de continuarlo, pueden dejar sus sugerencias en los comentarios para las siguientes partes: https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/heterosexual/el-bano-de-semen-i/
Como lo mencioné en la primera parte me sentía muy atraída hacia la idea de ser “forzada” a darle sexo oral a un hombre o muchos y ser humillada con palabras y cosas que me hicieran y obligaran a hacer, todo con tal de seguir sintiendo y probando esa lechita que tanto me encantó haría lo que me pidieran al punto de ser toda una sumisa.
Luego de la experiencia con el viejo Roberto me encontraba en un mar de ideas de como volver a tener esas sensaciones de peligro, excitación y humillación al mismo tiempo, se muy bien como mujer que es muy arriesgado con desconocidos, sin embargo no podía hacerlo con los de mi colegio; así que decidí realizarlo en el conjunto de apartamentos donde vivíamos Laura y yo, era un conjunto cerrado de apartamentos de 5 torres de 15 pisos cada una, con zonas comunes muy variadas como piscina, gimnasio, salones sociales, salones de juegos, etc y también unas zonas verdes muy amplias con árboles para los que quieren hacer picnic o sacar a su perro a dar un paseo. Allí había varios chicos y hombres que en numerosas ocasiones habíamos estado observando las dos juntas imaginándonos muchas situaciones ya que al ser un conjunto cerrado no hay tanto riesgo de peligro grave.
Mientras observábamos ese viernes por la tarde luego de clases como poder hacer realidad nuestra próxima fantasía vimos en el gimnasio a Carlos y a Santiago, ambos de 24 años (hombres que a veces nos encontrábamos en algún cumpleaños de algún conocido en común o saludábamos en el ascensor) ejercitándose y se les marcaba mucho la verga en los pantalones; Laura y yo tiramos un “piedra, papel o tijera” para ver cuál de las dos iría por esa lechita y gané yo, así que me dispuse a entrar al gimnasio donde estaban solo ellos dos y luego de saludarlos les hice charla sobre que yo quería empezar a ejercitarme pero no sabía usar bien las máquinas y todo eso a lo que me responden “tu!, con ese cuerpo aun no necesitas ejercitarte, estas preciosa”, decía Carlos al tiempo que me miraba de arriba abajo, “tienes razón, y eso que el uniforme siempre oculta esas curvas”, completó Santiago. Después de un rato de charla y chistes un poco subidos de tono me explican más o menos que rutina podía llevar y al explicarme cómo usar las maquinas Carlos dice en un tono algo serio “esa ropa que llevas puesta no deja que tomes una buena postura ni que te ejercites bien, quítate el chaleco y la falda, traes licra debajo cierto? También quítate esos zapatos que no son para nada deportivos”, asentí con la cabeza y me quedo en bra, blusa manga corta blanca, licra y calcetines “vaya pero que obediente, ¿serás así de obediente para otras cosas?”, justo cuando dice eso me pongo demasiado roja de la vergüenza y al rato me comienzan a explicar cómo realizar ciertos ejercicios mientras no paraba de imaginar muchas situaciones en las que me podían dar lechita esos dos machos, cosa que al rato me arrepiento de pensar ya que sin saberlo me había comenzado a mojar mucho de la excitación, logrando así que en mis calzoncitos y mi licra se notara una ligera mancha de fluidos. “Pero mira Santi que esta perrita tan obediente se está mojando por estar así con nosotros y por tocarla como lo estábamos haciendo, ¿acaso estas sedienta de leche perrita?” a pesar de que ya me habían hablado así, me seguía pareciendo muy degradante y más humillada me sentí al afirmar con la cabeza a esa pregunta sin mirarlos a los ojos.
Sin desperdiciar un solo segundo rápidamente me llevan a la zona de las duchas que tenía ese gimnasio y me hacen arrodillar en medio de los dos, “dime putita, ¿te gusta provocar a cuanto hombre ves solo para pedir leche? Eso era lo que querías de nosotros dos?”, mi mirada seguía en el suelo y solo me limitada a asentir con mi cabeza, “contesta perrita la pregunta”, “s-si” dije con mi voz entrecortada, “si qué?” pregunta con voz autoritaria Carlos, “si señor”, en ese momento me comienzan a acariciar mi cuerpo, mis senos mientras que al tiempo se sobaban sus vergas sobre sus pantalones, “muy bien, mira Santi nos conseguimos una linda perrita con modales por corregir, y dime putita te gusta ser tratada como toda una puta barata?”, por esta vez si me sentí algo degradada por esa pregunta pero querer esa lechita me hizo responder sin dudar “si señor”, “pues que así sea, pero serás tratada tal y como nuestra perrita y putita personal lo entiendes? Si te ordeno algo lo haces de inmediato, así que ábrete la blusa y quítate ese bra, no deberías de usar eso nunca, baja nuestros pantalones y comienza a hacer tu labor” como un robot inmediatamente me desabotoné mi blusa y me saqué mi bra dejándolo a un lado; me arrodillo frente a los dos y al bajarles los pantalones deportivos que traían salen como resorte dos vergas de unos 16 a 18cm de largo aproximadamente y con lo que había ya aprendido con Andrés y Roberto comienzo a ensalivar y a chupar ambas vergas, en cierto momento comienzan a hacerlo muy fuerte agarrándome de mi pelo para meterlo completo hasta más allá de mi garganta, cosa que me daba arcadas y en múltiples ocasiones casi me vomitaba, solo había pequeños momentos en los que me dejaban respirar; en uno de esos instantes noto de reojo que la puerta de las duchas que da a los baños de los hombres aún estaba abierta y podía entrar cualquiera y verme en ese estado así que entre mis arcadas intento señalarle a Santiago la puerta y riéndose me dice “no la voy a cerrar, más te vale hacernos acabar pronto porque en 10 minutos comienza en el gimnasio una clase guiada y más te vale terminar antes de que alguien venga porque sino tendrás que atender también a quien llegue y convencer de no decir nada a nadie jaja” ríen ambos.
En ese momento entro en algo de pánico, la idea de tener esa adrenalina de ser descubierta me hacía mojar mucho más mi calzoncito pero ser realmente descubierta y que todos tus vecinos se den cuenta lo puta y fácil que eres ya era otro nivel que nunca quisiera alcanzar; entonces, me dedico a intentar aguantar las embestidas contra mi garganta y las arcadas por vomitar mientras mi boquita era penetrada por turnos por esas dos vergas, mi cara ya estaba roja por el esfuerzo, mi barbilla y mi cuello llenos de mi saliva al no poder tragar ni respirar bien, mis calzoncitos ya totalmente empapados por esa situación tan excitante y mi cabello totalmente revuelto; las estocadas contra mi garganta se vuelven mucho más fuertes “así perra, te voy a llenar ese estomago de leche de macho que es lo único que te mereces comer todos los días”, de repente me tira muy fuerte de mi pelo hacia él quedando totalmente insertado en mi boquita y comienza a descargar una, dos, hasta 5 chorros de una muy caliente leche directamente a mi estómago, al sentir ese calorcito recorrer mi garganta y mi esófago tengo un pequeño orgasmo, ya mi cara se comenzaba a poner morada por no poder respirar, luego de esa descarga se aleja y comienzo a toser y a intentar llevar aire a mis pulmones ahogada. Santiago al ver esta escena me dice “abre la boca perra que esta te la quiero poner en tu cara de putita barata” y en menos de 3 segundos me tira un chorro en mi cachete, otro en mi nariz, mi ojo y el resto lo deja caer en mi pelo exclamando un gemido de relajación al final. Justo en este momento vuelvo a la realidad y se me viene a la mente lo que acabo de hacer en estos últimos 15 minutos, en lo que me hicieron y dijeron, todo fue humillante y degradante, pero no me explico por qué sigo buscando lechita y que me traten así, mi vaginita completamente chorreando flujos, mis pezones totalmente erectos y mi rostro totalmente feliz y relajado por obtener lo que tanto deseaba.
Hubo unos 10 segundos de silencio en el lugar cuando este se ve interrumpido por el sonido de la cámara del celular de Carlos, el cual se encontraba tomándome múltiples fotos desde que Santiago me estaba bañando en semen “aquí queda un lindo recuerdo de la primera vez que esta zorrita vino a buscar lechita” exclama Carlos, “n-nooo es-espera q-que hacen borren eso” supliqué aun arrodillada, “no perrita, tu acá no tienes opción de nada, te damos nuestra leche que es lo que viniste a buscar y ya lo tienes, además ya lo dijiste antes que ibas a obedecer en todo, eres nuestra putita personal y harás caso, ok?”, en ese momento me doy cuenta que no hay marcha atrás sobre lo que acabo de hacer, me pongo de pie y me comienzo a limpiar con mi mano la leche en mi rostro para luego ponerme el bra, justo en ese momento las manos grandes y fuertes de Carlos me detienen “no zorrita, tu no vas a volver a usar brassier nunca más, ni mucho menos calzón o licra, tu vestimenta luego la discutiremos pero más te vale jamás usar eso porque necesitamos un fácil acceso a tu cuerpito cuando se nos venga en gana, así que dámelo”, lo suelto y el lo dobla y se lo guarda, “pero no puedo cumplir eso, en el colegio me obligan a ponerme ropa interior y mi mama también lo notaría” les explico en un intento fallido de que no tengan tanto control sobre mi; “eso no es problema de nosotros putita, así que más te vale obedecer” exclama Santiago agarrándome de mi barbilla y mi hombro izquierdo en signo de autoridad.
Esa idea de ser usada como objeto me seguía encantando mas y mas aunque en el fondo sabia que estaba mal, pero en el ser humano el que manda es el placer, y que mas que me tiren todo su semen encima y me traten como tal? La leche comenzaba a pasar de gusto a necesidad poco a poco.
Me termino de acomodar mi uniforme dando gracias a que la falda me cubriría mi licra totalmente empapada de fluidos, me pongo el resto despidiéndome de mis futuros “amos” y salgo al gimnasio observando que ya se empezaba a llenar de gente y salgo corriendo hacia donde me iba a encontrar con Laura, la cual inmediatamente me ve extiende sus dedos a mi pelo y recoge varias gotas gruesas de semen y se lo lleva a la boca, instintivamente me intento cubrir toda mi cabeza, no me acordaba para nada de todo lo que Santiago había depositado sobre mi pelo. Laura me guiña un ojo y me ayuda a terminar de organizar mi pelo mientras subíamos en el ascensor hacia mi apartamento, cuando llegamos por suerte mi madre aún no había llegado, por lo que ambas pusimos un video de “bukkakes” y nos masturbamos juntas como nunca antes logrando un par de orgasmos inolvidables.
Esa fue mi segunda experiencia, aunque creo que fue la que me hizo abrir paso a este oscuro mundo de la sumisión, la sed por lechita de hombre y ser bañada en semen.
Espero se hayan entretenido con el inicio de una larga y excitante aventura que es mi vida, llena de bukkakes, viajes, exhibicionismo, humillaciones y placeres por montón.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!