El camino a la sumissión de Lady. I (18 años el comienzo)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lady_sumissa.
Era la primera vez que sus padres salían de casa por todo un fin de semana, por fin tendría la casa para ella sola, y con tan solo 18 años de edad, tanta libertad, amigos más grandes, y principalmente ese cuerpo de Lolita que volvía locos a los hombres Lady no podía tener otro fin que la pérdida inevitable de su inocencia. Poco se imaginaba nuestra protagonista lo que viviría en aquella noche loca de sábado.
Lady era una jovencita hermosa, delgadita, de baja estatura, piel clara, cabello lacio y rubio, con unas hermosas facciones delicadas y armoniosas, era un hermoso espécimen de mujercita en formación. Pero no era solo su físico lo que atraía tanto a los hombres y hacía que la odiaran las mujeres, era ese aplomo y seguridad con él que se conducía por la vida; no correspondiente con su edad, era inteligente, hermosa y conciente del poder que ejercía sobre los hombres; pero inexperta.
Era rebelde como todas las adolescentes, siempre conseguía lo que quería de sus padres, y ésta vez no era la excepción, había conseguido que sus padres la dejaran sola en casa el fin de semana, puesto que participaba en grupos religiosos de su parroquia, y al ser tan comprometida con su labor y responsable en su vida diaria sus padres aceptaron.
Por supuesto Lady no iba a dejar pasar la oportunidad de divertirse con sus amigos “del templo” por lo que decidió hacer una pequeña reunión con unos cuantos amigos y amigas, nada que causara alboroto o la pusiera en evidencia, así que el sábado por la mañana fue a cumplir con sus actividades parroquiales, y una vez terminadas se dispuso a preparar todo para su reunión. Ella no había tomado más que alguna cerveza en su vida pero quería que ésta única oportunidad fuera especial, y al ser sus amigos de mayor edad decidió comprar una botella, hielo, sodas etc.
Lady no era ninguna santa ni nada por el estilo peros sabía como conducirse para conseguir todo lo que se proponía y mantener esa imagen de pureza; le convenía a sus fines, pero la realidad era que desde muy pequeña había sentido fuertes impulsos y atracción hacia el sexo, todas las noches a solas se imaginaba como sería su primera vez, le atraían fuertemente los hombres mayores que ella y sin darse cuenta como resultado ante tanto control con el que manejaba su vida; también comenzaba a gestarse en ella una fuerte inclinación hacia la sumisión, el BDSM y filias similares.
Pero aquella noche era diferente por alguna extraña razón ella solo deseaba pasar una noche acostada y abrazada al muchacho que le gustaba; un joven de 27 años, de nombre Edgar al que conoció en el templo dentro de los grupos juveniles, por lo que lo invitó confiada en que como siempre podría controlar la situación, junto con él vendría otro joven primo de él; o al menos eso le dijo Edgar, además de otros 3 jóvenes y 4 amigas de entre 20 y 28 años.
La fiesta dio inicio a las 8:00 pm. Lady ya tenía todo en orden y estaba más sexy que nuca, era conciente de que su atuendo era demasiado provocador, pero tenía que aprovechar la ausencia de sus padres, se puso una diminuta minifalda azul cielo que hacía lucir sus hermosas piernas torneadas por el ejercicio y las carnes firmes de sus dulces glúteos, con una blusita de tirantes negra que dejaba ver parte de sus pechitos, se maquillo un poco solo rubor en las mejillas, rimel en las pestañas y un poco de brillo en los labios, por si fuera poco aquel atrevimiento al deseo enfundó sus delicados pies en unas zapatillas negras muy altas como los zapatos que le encantaba usar, aquella muñeca era una imagen demasiado provocadora, ella lo sabía y no podía dejar de sonreír cada vez que pasaba por delante de algún espejo, orgullosa de lo que había logrado.
Todos llegaron muy animados, cuando Edgar la vio no pudo ocultar la erección que había provocado en sus pantalones aquella Lolita, la saludó de beso seguro de que no se iría esa noche sin haber poseído ese virginal cuerpo, por su parte Lady disfrutaba de las miradas lascivas de sus amigos y en especial de Edgar no podía evitar humedecerse al sentirse el objeto de deseo de aquellos hombres, se sabía o se creía poderosa ante ellos.
La fiesta transcurrió de forma normal pusieron música, bailaron y bebieron incluida Lady quien a las 11:00 pm, ya estaba más que alegre producto del alcohol que había ingerido la situación podía salirse de control si seguía bebiendo, pero no pensó mucho en ello se la estaba pasando muy bien como para arruinar la diversión.
Durante toda la noche ella y Edgar bailaron y estuvieron juntos pero fue después de las 12:00 cuando comenzaron a irse algunos de sus amigos y amigas lo que motivó que la fiesta subiera de tono. Mientras bailaban él la rodeaba con fuerza a su cintura y restregaba contra ella su miembro más que excitado, le besaba el cuello y la llevaba a la oscuridad de la cocina deslizando su mano hacia su pierna y exquisito culito, en un morreo sumamente excitante, ella lo besaba apasionadamente al calor de las copas confiada que todo llegaría asta donde ella quisiera.
Cerca de la 1:30 se retiraron los demás invitados solo permanecieron Edgar, su primo a quien llamaremos J y la dulce Lady, continuaron bailando y bebiendo, Lady ya estaba bastante tomada, se dirigió al baño para refrescarse un poco la cara, mientras Edgar y J conversaban en secreto.
Lady regresó continuó bailando con Edgar, el manoseo era mucho más intenso, él le bajaba los tirantes de la blusa y le besaba con fuerza los senos, le acariciaba su puchita por encima de la tanga y Lady respondía con dulces becitos en el cuello de Edgar mientras se restregaba con mas fuerza al bulto de él, en eso estaban cuando J los interrumpió para pedirle a Lady su teléfono para llamar a su novia, a lo que ella accedió cordialmente, le dijo que estaba junto al modular, J le preguntó si no tenía un inalámbrico, puesto que no le había avisado a su novia que iría a una fiesta y si escuchaba la música se molestaría, Lady asintió y le dijo que iría por él a la segunda planta, que en un momento se lo traía.
Subió las escaleras y a los pocos segundos Edgar subió detrás de ella, la tomó con fuerza y comenzó a besarla y manosearla con violencia, Lady se sorprendió pero extrañamente, aún sabiendo que no quería que su primera vez fuera así, que ella no quería eso de aquella noche, fue como si el –no- se ahogara en su garganta, sin poder articularlo, se sentía sometida y a su merced pero aquella situación no le desagradaba del todo, su panochita estaba empapada de saberse utilizada por Edgar como un objeto de placer sin decisión, sintió miedo de tener aquellos pensamientos, era conciente de que había perdido por completo el control, pero contrariamente jamás se había sentido tan liberada.
Entraron en la habitación de sus padres, él le ordenó que se desnudara lentamente y se pusiera de rodillas, Lady dudó un instante pero al final lo hizo, lentamente deslizó su blusa y su faldita hasta el piso, no llevaba sostén así que sus firmes pechitos saltaron a la vista en todo su esplendor, sus bellos pezones rosados se endurecieron por el frío, Edgar se quedó helado de ver tal belleza, pero solo salió de su boca un seco:
– Quítate todo.
Lady obedeció y se quitó el tanguita negro que cubría una puchita perfectamente depilada, yo diría casi artesanal solo con una pequeña y fina línea de bello al centro, posteriormente se arrodillo como se lo ordenó Edgar; su calvario había iniciado y ya no había marcha atrás.
EDGAR:
-Vamos a jugar algo que te va encantar mi putita, o crees que no me daba cuenta como me provocabas, querías que te castigara, que te hiciera mía, que te enseñara como respetar a un hombre, pues lo conseguiste; vas a obedecer a todo lo que yo te ordene o te voy a tener que castigar muy fuerte mi putita.
– ¿TE QUEDÓ CLARO? Le vocifero.
Lady asintió con la cabeza presa del mayor deseo y excitación que había sentido en su vida, no lo podía creer, aquel cabrón la estaba humillando a ella; que siempre había manipulado a los hombres a su antojo, y ella lo estaba disfrutando.
EDGAR:
-Me llamarás señor y solo hablarás cuando yo te lo permita
-¿ENTENDIDO?
Lady:
Si mi señor. (Se había rendido a él).
Aquella escena era sumamente excitante Lady de rodillas ante él, humillada y sumisa atendiendo indicaciones. Sin más preámbulos Edgar sacó su pene de la bragueta y se lo puso frente a la cara de Lady en todo su esplendor, hinchado y firme, nada descomunal de tamaño normal, pero para Lady que aún era virgen parecía enorme.
EDGAR: -¡Traga puta!, me la vas a mamar como yo te diga zorrita.
Lady obedeció, la introdujo tímidamente entre sus labios, pero Edgar no le dio tiempo a más y se la metió con fuerza hasta la garganta, tomándola con fuerza de los cabellos, la mantuvo así unos segundos asta que Lady comenzó a tener arcadas, él la retiró y le dijo cruelmente:
-Así es como deben de estar las putitas como tú con una verga en la boca para que no puedan decir estupideces, ¡SIGUE MAMANDO PUTITA! Que yo se que te encanta mi verga.
.
En realidad Lady no se la estaba mamando, el le follaba la boca, no continuaron por mucho tiempo pues Edgar sabía que de seguir se correría y no iba a desperdiciar ese cuerpecito, así que la tomó de los cabellos, la levantó y la puso sobre la cama con las piernas abiertas, Edgar pudo ver por fin y en todo su esplendor la virginal puchita de Lady, le acarició las piernas y los pechitos sin tocar su conchita, Lady se estremeció al sentir el contacto.
Edgar por fin decidió tocar su vulvita y se percató de que estaba empapada, separó sus labios y para tener una mejor visión, se humedeció los dedos con sus flujos y comenzó a acariciar lentamente el clítoris de Lady, ella se retorcía de placer y gemía, él continuó hasta que puedo ver que el orgasmo de Lady se acercaba, se detuvo en seco y Lady se sentía desconcertada con la situación; a lo que Edgar le dijo:
– Aún no es momento de que te corras putita, te tienes que ganar ese derecho, ahora ponte como perrita para que te pueda follar a mi gusto.
Lady obedeció pero estaba muy nerviosa; el momento de perder su virginidad había llegado y a pesar de su excitación no podía evitar sentir miedo a lo que venía. Edgar le dio dos palmadas fuertes en el culo para corregir su posición, ella finalmente adoptó la pose de perrita mostrándole y ofreciéndole toda su intimidad a su señor.
Lady le introdujo lentamente un dedo por su puchita y lo movió poco a poco en un entra y saca preparándola para lo que venía, luego fueron dos y finalmente tres dedos.
Lady sentía un poco de dolor pero era mínimo, estaba tan lubricada que no le causaba mayor incomodidad, además aquel dolor la hacía sentirse aún más sometida y eso la ponía muy excitada, de repente sintió algo duro posarse por detrás de ella, apoyado en la entrada de su vagina, el momento había llegado.
Edgar se la metió de un solo golpe hasta el fondo, la espalda de Lady se arqueó y un quejido salió de su boca, el mundo le daba vueltas aquello le había dolido terriblemente pero extrañamente continuaba tan excitada.
Edgar no le dio tiempo de arrepentirse y comenzó un bombeo lento pero fuerte y profundo, Lady seguía quejándose, cada vez que Edgar arremetía contra ella, pero poco a poco los quejidos se convirtieron en gemidos, Edgar aumentó la velocidad y comenzó a cogérsela duro, Lady ya no podía más; el orgasmo se acercaba y se lo hizo saber a su señor.
Lady:
– ¿Mi señor me puedo correr ya?, ya no aguanto más.
EDGAR:
– Córrete puta pero te va a salir muy caro el desobedecerme y tendrás que pagar el precio.
Lady trató de aguantar pero no pudo más y comenzó a gritar y convulsionarse, era su primer orgasmo provocado por un hombre, se retorcía de placer y temblaba.
Edgar dejo que se corriera y luego se retiró, el también ya no aguantaría mucho, así que como se lo había prometido pensaba castigarla y de que forma.
EDGAR:
Quiero que me traigas todos los cepillos de cabello que tengas.
Lady:
– Pero, ¿para qué mi señor?
EDGAR:
¡TE ATREVES A CUESTIONARME PUTA! Solo tráelos o te irá peor.
Lady:
– Si mi señor, perdón.
Lady salió de la habitación y fue por lo que su amo le había ordenado, con un mar de emociones e ideas encontradas en su cabeza, pudo huir o llamar a la policía pero no lo hizo, obedeció y regresó a la habitación.
Lady:
-Aquí están mi señor.
EDGAR:
-Bien putita, te dije que no te corrieras hasta que yo te lo ordenara, y me desobedeciste, eso tiene consecuencias y ahora vas a pagarlas.
Edgar se sentó en la cama y le dijo que se acercara, la tomó con fuerza y la puso boca abajo sobre sus piernas; tomó uno de los cepillos y le dijo:
-El costo por tu falta serán treinta azotes sobre tu culito, no te resistirás por que de ser así te irá peor, ¿me entendiste?
Lady:
– Si mi señor.
Edgar dejó caer el primer azote con fuerza sobre los blancos glúteos de Lady, ella liberó un leve gemido.
EDGAR:
– ¿CÓMO SE DICE PUTA?
Lady no supo que contestar y recibió un segundo azote con más fuerza.
EDGAR:
-¿CÓMO SE DICE PUTA?
Iba a recibir el tercer azote cuando le dijo: -no se mi señor, no se. (Mientras sollozaba.)
EDGAR:
-Ah no sabes putita, cada vez que te de una azote tu lo contarás en voz alta y me dirás; Gracias mi señor, si no cuentas o no lo dices empezaremos desde el uno otra vez entendido zorra?
Lady:
-Si mi señor.
Lady estaba muy confundida, pero se dio cuenta de que estaba totalmente excitada de nuevo.
Así Edgar le dejó caer de nuevo, con fuerza un azote y ésta vez Lady respondió como debía.
Lady:
– Uno, Gracias mi señor.
– Dos, Gracias mi señor.
– Tres, Gracias mi señor.
– Cuatro, Gracias mi señor…………..
Antes de llegar al 15 el culito de Lady estaba completamente rojo, el dolor era muy fuerte y no podía evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas seguidas de cada azote, pero aún así no dejaba de agradecerle a su señor por tan valiosa lección.
Cuando se cumplieron los 30 azotes el culito de Lady estaba tremendamente rojo y adolorido, Edgar le dijo que esperaba que hubiese aprendido la lección, le ordenó que se parara en la esquina del cuarto viendo hacia la pared con las manos en la nuca. Lady obedeció y Edgar salió de la habitación por un trago.
Mientras él regresaba Lady no podía creer hasta donde había llegado la situación sabía que el camino que había tomado esa noche le traería muchas consecuencias, pero no le importó, el deseo de continuar era más fuerte que su lógica o raciocinio, además se percató que había tenido la oportunidad de sobarse o cambiar de posición y no lo había hecho le gustaba sentirse totalmente humillada, sometida pero no era solo eso, el dolor provocado por su amo la hacía sentirse tremendamente excitada.
Edgar regresó con dos tragos, le dijo a Lady que se sentara en la cama, así lo hizo, Edgar tomó las fundas de las almohadas y la tanga de Lady, le vendó los ojos, le ató las manos por el frente, y le introdujo la tanga en la boca asegurándola con la blusa atada a su cabeza, a manera de mordaza, no se resistió por el contrarió se sintió cada vez más entregada a él, pero de repente algo cambió todo, Lady había olvidado que J estaba también en la casa, ella escuchó otros pasos y sintió otra presencia dentro de la habitación las cosas habían cambiado de rumbo, y su destino era incierto. Pero de algo si podía estar segura su primera vez si que iba a ser muy especial…
CONTINUARA…………
Éste es mi primer relato agradeceré sus comentarios y críticas.
lady_sumissa@hotmail.com
Si les gusta y desean conocer
la segunda parte háganmelo saber.
Con afecto:
Lady Sumissa.
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