El carnicero sazono las carnes de mi novia y le saco los jugos…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marcus64.
Hoy regresé temprano a casa, como sabia de antemano que tendría una semana tremendamente ocupada, decidí salir temprano de la oficina y darme la tarde libre, sin decirle a nadie.
Pero en el coche pensé que tendría que salir por algo de cenar al rato así que decidí comprar algo practico pero rico, pase por una tostadas y llegué a una carnicería donde me habían recomendado mis compañeras de trabajo comprara la carne de res, ya la vendían cocida y deshebrada en pequeñas charolas. Aunque ya quería llegar a casa pues me hacia pipí, decidí pasar a la carnicería, era un local no tan grande de frente pero la parte de atrás lucia como una gran bodega y por el olor tan intenso a carne que provenía de ese sitio, imagine que ahí es donde la almacenaban y cortaban
. No podía aguantarme más y pedí a la cajera, una chica de no más de 20 años que me prestara el baño, a un lado mío un señor muy alto, de más de 1.85 de estatura, cuerpo robusto, pelo entre cano, con largas patillas, barba y bigote cerrado, poco aseada, con ropa vieja tipo de trabajo y un gesto bastante duro y apabullante, miro a la chica con sus grande ojos penetrantes y ella parecía aterrorizada, de inmediato me dijo con voz temblorosa y con la cabeza agachada: "no, no, es sólo para los hombres, no puedo, no" al verla así le busque la mirada pero nunca volteo a verme y le dije que se tranquilizara que yo veía como hacerle
. La chica temblando termino de cobrar y se metió como un sonámbulo a la bodega de atrás, iba echa un manojo de angustia y nervios, enseguida me di cuenta que el señor intimidante era el dueño, pues siguió despachando un par de pedidos, cobro y sin voltear a verme tampoco, prácticamente ignorando mi presencia se metió también a la bodega, decidí esperar pues ya estaba ahí y luego de unos 5 minutos la chica salió con las mejillas muy rojas, pensé que alguien le habría pegado pero me rehusé a hacer suposiciones y me dijo, puede pasar, con vi aun tambaleante, capté que se refería al baño y le tomé la palabra, aunque me sentí un tanto mal pues creí que tal vez la habrían regañado por no dejarme pasar cuando se lo pedí, en fin, la horrible sensación de hacerme del baño ya no me dejaba pensar bien y apuré el paso hacia la bodega
Voltee al rededor y no vi a nadie, hasta que una voz gruesa y algo cantada como suele ser la forma de hablar en los barrios bajos me dijo: "pásele por acá mija". Camine caos a oscuras por el lugar que olía espantoso a carne, pero no importaba yo solo quería llegar al cuarto de baño, cuando de pronto sentí que un brazo enorme me agarraba por el cuello y alcance a penas a girar un poco el cuello y por la ropa me di cuenta que era el dueño de la carnicería, y con su asquerosa mano olorosa a carne y llena de grasa me tapo la boca al mismo tiempo que me decía: "Que bueno que llegó carne fresca y gratis y esa puta pendeja casi la deja ir, por eso le di unos madrazos, solo así entiende" Yo estaba paralizada de miedo aspirando ese olor a carne, grasa y sudor, pero además el también me tenía inmovilizada con su enorme y asqueroso cuerpo, mi trasero entero era cubierto y empujado por su panza prominente y aguada. Escuché pasos que venían de atrás y aunque estaba oscuro pude ver por lo menos 5 siluetas, me imagine que era los carniceros que se escuchaban mientras yo estaba en la caja, unos de ellos dijo: "Qué patrón, de una vez le arreglamos la carnita? O va a querer nada más ver como lo hacemos?"
El viejo asqueroso dueño de la carnicería, dijo: "me voy a encargar yo mismo, como en los viejos tiempos" y quiero que me vean hijos de la chingada, para que aprendan de un pinche cabrón experto, aunque nunca había tenido en mis manos una carne de tan alta calidad". Me tiro encima de una especie de plancha metálica y me dijo,:"no quieres a gritar verdad perrita? " mientras me mostraba un filoso cuchillo, los marranos de sus empleados rodearon la plancha y de pronto el asqueroso de su patrón me arranco los botones de la blusa de un jalón y de un solo tirón me bajo la falta, los fila la babeaban al ver mi cuerpo, pero el jefe les dijo: "tranquilos perros o ni los huesos les voy a dejar que se traguen" señalando el lugar a donde estaba la cajera.
El tipo horroroso metió su mano gigante en mi tanda y comenzó a frotar mi vagina con la palma de su mano, aunque estaba asqueada y humillada, comencé a sentir un placer que nunca antes había experimentado, comencé a deslizarme por la mesa y literalmente revolcarme de un lado a otro chorreando la plancha metálica de mis líquidos, para mi gran sorpresa no solo estaba excitada, lo estaba disfrutando como toda una puta y por si eso fuera poco cuando giraba mi cabeza y veía a los carniceros ahí observando la escena, sentía que el placer me desbordaba me estaba volviendo loca de gusto, el hombre me dijo que empezaría a atravesar la carne para saber donde hacer mejor el corte y me metió de jamón dos de sus enormes dedos y ahí si sentí que me morí, no podíais contener tanto placer quería agarrarle la mano y meterlos más, hasta que ya no pude y le grite "ya cojánme, métanme la verga hasta el fondo ya por favor" una sonora carcajada resonó en toda la bodega y luego el tipo aun riéndose dijo: "no importa que tan fina sea la res, todas son igual de puercas, a todas hay que manosear la igual, pero antes de cortarte deja te dejo limpiecita mamacita".
Desde que lo vi agacharse para mamarme, sentí que mis venas iban a reventar y que mi corazón se salía, mis pezones estaban como jamás los vi, duros y enormes, mientras el me mamaba abajo, atascándome de su asquerosa baba y chupando como si se comiera el néctar mas rico, se levantó un poco y les dijo a los otros perros que le ayudarán a limpiarme. Tenía a cada uno en un pecho, otro babeaba mis piernas, uno más metía sus dedos lamia mi boca y mi cuello mientras otro deslizaba un dedo debajo de mis nalgas para meterlo en mi culito, apenas podía pero lo sentí claramente, aquello era una locura algo que jamás me imagine yo solo quería abrir mas las piernas que ganas de romperlas para quedar toda abierta y que aquel toro asqueroso me mamara más, me succionara todo. Con esas ganas de hacer pipí que tenía, todo ese placer se multiplique, no aguante mucho más y estalle, gritando como la mas grande puta que ha existido, el viejo de pronto les dijo: "quítense cabrones, ya tuvieron suficiente, déjenme meterle el cuchillo a donde le gusta a esta perra" se saco una verga enorme llena de pelos, prieta y gruesa y me dijo, cuando quieras venir a chupar este huesito,
Aquí te va a estar esperando perra. Y si. Decir mas me la ensartó hasta el fondo, esta vez me puso la mano en la boca porque en la carnicería de escuchaba gente, me dijo que tenía que regresar a trabajar pero me iba a dejar lista, me la metió una y otra vez como un cabrón demente, me ardía, me dolía, me reventaba pero esa mezcla de dolor, placer y morbo me estaba matando de gusto. Cuando de repente me revolqué por un orgasmo de película, que me dejo paralizada nuevamente y sentí encima un chorro de líquido caliente, mientras el viejo apestoso dijo: "para que se cosa bien mi carnita". Se metió el paquete todo escurriendo en el pantalón como el puerco que era y me dejo ahí, les grito a los demás: "órale cabrones a trabajar pinches buenos para nada" y me dejaron ahí tirada todo llena de baba pero i fundada de placer y líquidos asquerosos.
Me levante y como pude me puse la falda y la blusa que me jalaba con las manos pues no tenía botones y salí corriendo, una señora me veía como si estuviera loca y alcance antes de salir a mirar a la cajera quien por primera vez dibujo en su cara de tonta una sonrisa depravada, me subí de inmediato a mi coche y me fui, pero hasta hoy al recordarlo sigo teniendo los mejores orgasmos de mi vida.
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