El castigo del oso

Un pedófilo grande y gordo se harta de su vecino y destroza a su hija en venganza.
Mi nombre no importa. Ni de donde soy. Solo importa qué soy. Soy un monstruo degenerado, sediento de sexo y carme tierna. Y he cometido aberraciones para lograrlo.

No me arrepiento. Y si eres escrupuloso, mejor deja de leer.

Tengo 40 años, con un trabajo poco relevante. Mi aspecto físico es destacable. Siempre lo fue. Brazos fuertes, espalda ancha, barriga y mucho pelo en el cuerpo. Soy como un oso. Así me llamaban algunos amigos. Y me gusta serlo. Por eso me hice una careta de oso. La primera vez que actué fue a los 30.

Tenía unos vecinos detestables. Eran racistas, homófobos, machistas…solo basura. Pero tenían algo que me gustaba. Hijos. En concreto me fijé en Sofia, un aniña de pelo castaño, piel blanca y suave. Tendría 8 años. Imaginaos como miraba a la pequeña desde mi ventana, haciéndome terribles pajas, en mi polla gorda y peluda, y corriéndome como un animal, bramando y jadeando mientras me imaginaba el chochito de esa nena, abierto por mi cipote, y mis cojones peludos de oso deslechando, inundando su útero, mientras gritaba y suplicaba. No sé qué me ponía más, si la idea de destrozarle el coño, o hacerlo para joder a sus padres.

Trataba de calmarme con relatos como los de esta página o videos. Niños, niñas…me da igual el género, solo me importa su ternura. Cierta noche, ya con la polla mojada y algo dolorida de matarme a pajas, saqué la basura y, en la oscuridad, vi a mi vecino salir de su casa e ir a la parte de atrás de su jardín. Nada sospechoso, si no fuera por su intención de ocultar algo. Como experto en ocultar cosas, me percaté. Decidí seguirlo, y vi cómo se metía en su cobertizo. Decidí acecharlo y, al cabo de 5 minutos, me acerqué a mirar. Y entonces me di cuenta; el universo quería que cumpliera mi puto deseo. Vi una escena maravillosa. La dulce Sofia, abierta de piernas jadeando, y el cabrón flacucho de su padre matándose a pajas mientras le comía el chocho. Podía ver la carne tersa y rosadita de ese chochito infantil. Y veía como el cabrón se agarraba esa polla peluda y se la pelaba. Mi cipote se puso a babear, me saqué la polla y empecé a cascármela. Casi podía imaginar el sabor de la nena. Ya había comido pollas, coños y culos (si, yo hago de todo, joder) pero nunca uno de esa edad…y el hijo de la gran puta de mi vecino, lo estaba haciendo. La nena se retorcía pidiendo más. Agucé el oído y escuché.

-Papi…cuando me la vas a meter? -preguntaba Sofia

-Pronto, princesa…-dijo él saliendo de su tajito- cuando mamá se vaya de viaje, me tomo unos días libres y te desvirgo.

Apreté mi polla. Ese coño era virgen aún. ¡Y ese enano mamón se lo iba a romper!

-Pero duérmela, como hoy, y hazlo ya…-suplicaba la nena.

-No princesa…-jadeaba el masturbándose-Ese coño se merece que lo habrá bien, con calma.

Saqué el móvil y me puse a grabar. Necesitaba ese video, ya fuera para pajas o para mi objetivo final. El tipo, con su polla de unos 13 y grosor medio se puso de pie y empezó a acariciar el chocho de Sofia. “jodido perdedor…mi polla gorda es la que debería de abrir ese chocho. Yo soy más hombre que tú” pensé. Admiraba y odiaba a ese cabrón. A su propia hija…mamón con suerte. Fue entonces cuando empezó a quejarse, temblar y se corrió en el coño de la cría. Aceleré el ritmo imaginando mi polla gorda de oso descargando en la nena.

Me fui a casa y, durante días, me la pelé con el video y planeé mi próxima jugada.

Aceché a mi presa durante días y descubrí que el viernes por la noche, su mujer salía por viaje de trabajo y se llevaba al otro hijo, el mayor. Era la noche perfecta. Durante el sábado por la mañana, fui a visitarlo con una excusa tonta. Le comenté algo sobre la comunidad. El me miraba con bastante desprecio. Sabía que solían venir tíos a mi casa y que me los follaba. Una vez estaba metiéndosela a un chico trans, con un coñito delicioso, en el sofá de mi casa y la niña nos miraba pro el otro lado. Yo la vi y seguí bombeando a mi colega mientras imaginaba a esa puta ahí, recibiendo. La nena salió corriendo hacia su casa y yo seguí bombeando hasta que llamaron a a la puerta. Rugí que esperaran y me corrí dentro del coño d m i amigo. Pe puse unos gayumbos y abrí la puerta, con al polla mojada y morcillona aun, y el cuerpo cubierto de sudor. Era el padre, que venía a echarme la bronca por estar follando con la cortina abierta. Fingí que m e importaba lo más mínimo y me disculpé. Pero desde ese día, la puta chivata y el enano mamón se sentenciaron. El caso es que hizo algunos comentarios inadecuados y entró a buscar una circular que nos dieron hace semanas, aproveché que me hizo pasar a la cocina a esperarle y metí relajantes musculares en una cerveza abierta que estaba en la encimera. Supuse que tendría que echar más en distintas bebidas, ero el universo estaba de mi lado. Me despidió de mala manera y me fui sonriendo.

Decidí ir al cabo de unas horas y, ahí estaba, totalmente dormido. Pude verlo por la ventana. ME puse mi mascara de oso puppy y me colé en la casa. Lo miré en el sofá. Abrió los ojos y me miró, frunció el ceño, pero antes de poder reaccionar, puñetazo en la mandíbula. Lo até a una silla, lo amordacé y e dispuse a empezar. Subí las escaleras en silencio y me acerqué por detrás a la mocosa. Sentía el corazón a mil y la polla babeando. La nena me vio en el reflejo de un espejo, pero antes de poder reaccionar la inmovilicé y le puse un pañuelo con cloroformo. Que no os engañen, no es tan fácil dormir a alguien con cloroformo. Estuve como 6 minutos ahogándola hasta que sus movimientos fueron menguando.

Cuando su padre abrió los ojos, me vio. 1,90 de altura, 150 kilos de grasa y musculo, un puto animal enorme y peludo, con la polla dura de viagra. Y mi mascara. Podía ver el miedo en sus ojos. Le acerqué la polla a la cara y se al mojé de líquido preseminal. Se retorció asqueado, tratando de huir de mí. Jajajaja, puto mamón, no tenía escapatoria. Me la pelé y dejé a la vista mi cipote sudado y lleno de requesón. Durante 2 días me la pelé y lo dejé macerando. Le esparcí un poco por debajo de la nariz para que oliera mi aroma de macho y fui a por el premio gordo. Al cabo de un minuto, traje a la nena maniatada. La podía mover como una muñeca. Él se retorcía, pero me daba igual. El gran macho iba a comerse a la putita.

-Que putada, eh? -le pregunté con sorna mientras dedeaba a la nena con delicadeza-Tanto tiempo esperando, y al final, el coño se lo voy a desvirgar yo…

Mi vecino se retorció desesperado viendo como me acercaba a Sofia, enseñándole mi polla. La nena, algo aturdida, olió mi rabo y frunció el ceño, pero no tardó en mamar, pensando que sería su padre. La verdad es que raspaba un poco con los dientes. Al fin y al cabo, yo era un toro con una polla de 18 bastante gorda, y ella se había acostumbrado a la pollita de su padre perdedor.

-Vas a jugar con el osito princesa…-le dije con voz ronca para que no me reconociera.

Pareció percatarse de que no era su padre. El efecto del cloroformo se le estaba pasando. Trató de alejarse, pero era inútil. Con un a mano la cogí del brazo y la lance contra el salón. Empezó a gimotear. Le crucé la cara de un bofetón y le abrí las piernas-Hoy te va a follar un macho ibérico de verdad. -dije, mojando su coño con mi liquido preseminal. Siempre suelto mucho.

Miré al padre, que lloraba desesperado-Así se folla, mamón. A pelo, a dejar preñada a la hembra. -Cogí el mando a distancia y apunté al a tele. En la pantalla, estaba en bucle el video que le gravé al otra noche-Como pretendías hacer tú…

Ignoré sus quejidos y me centré en el chochito que me esperaba. Coloqué la punta de mi cipote en la entrada y empecé a empujar. Ella lloraba y suplicaba, pero me dio igual, seguí entrando, sintiendo esa tierna vaginita deformándose y tratando de albergar mi rabo gordo y peludo. Podía sentir como casi se me doblaba-Joder, Sofia está muy cerrada, a ver si así…-le comenté al padre, que a pesar de estar desesperado, estaba empalmado. Me coloqué bien, levantando una pierna y, al sentir vía libre, bramé y me dejé ir hacia adelante. Fue mágico. Casi se le salen los ojos a la cría, y sentí como su carne se desgarraba al paso de mi polla. Jadeaba y gritaba a cada jadeo. Lloraba. Me dio igual. Necesitaba saciarme con esa jodida cría. Papá oso quería correrse en una niña, y lo iba a hacer. Sentí mis cojones húmedos, miré y solo veía mi gran barriga, cubriéndola, pero sentía mi polla en el paraíso. Dentro de esa nena. Me eché atrás y saqué mi polla. Sonó mas húmedo que el culo de mi novio, o que los otros coños que me he follado. Me miré la polla, llena de sangre y fluidos. La nena se echó a llorar mientras manaba sangre de su conejo. Bastante. Había un charco en el sofá y algo en el suelo. ¿Me acerqué al padre y le pasé la polla ensangrentada por la cara-¿Ves, mamón? Así follan los hombres. Los de verdad, grandes, de pelo en pecho-me jacté, golpeándome un pectoral-Así, a pelo, duro…buscamos destrozar el coño. Ahora voy a rematar a la cría…cuando termine, tendrá que follar con tíos mas dotados que tú.- me encaminé a la nena. Me eché sobre ella a misionero en el sofá, y aplastándola, le clavé todo el nabo. Volvió a gritar, pero ya sin muchas fuerzas. Emecé a bombear. Sentía em sudor caer por mi cara, mi barba, empaparme el pelo del pecho, pero mi pola estaba increíblemente dura, así que solo seguí clavándola, sintiendo el trayecto al útero apretad y húmedo. La cría casi no podía respirar. Peor me dio igual. Yo solo imaginaba mi polla gorda de toro entrando en el útero de la chiquilla. Me miré al reflejo del cristal de la ventana, y me vi inmenso, grande, fuerte…un puto animal. Flexioné mis bracos y vi mis músculos y mi pecho peludo, mientras penetraba sin compasión a una cría. Me volví loco, me dejé caer y seguí empujando, sintiendo mi cabezón osuno entras mas adentro, forzar un nuevo agujero prieto. ¿Podía estar llegando a su útero? ¿Podía yo estar destrozándola tan hasta el fondo? Mi novio dice que cuando me encochino así, cuando la empiezo a clavar como un macho, sale mas rabo oculto por la ingle gordita, y siente como le llego al alma. Esta niña de 8 años estaba siendo desgarrada por  mí, un macho de 30 años, grande, gordo, sudoroso y peludo. Testosterona pura “y si la mato?” pensé al sentir la excesiva humedad en mi ingle y cojones…”me la suda” me dije a mi mismo. Mi misión era fecundar. Correrme como el macho que soy. Y hoy seria en una cría….y si muere, lo hará dándolo todo, como una campeona. Empecé a gemir y acelerar. La niña no se movía. Yo solo bombeaba como un demente, sintiendo la carne abrirse mas hasta que, con un ultimo empellón, mi polla se incrustó en sus tripas y rugí, vaciando mis cojones en la puta cría. Jadeaba con dolor. Creía que me daría un infarto. Se me secó la boca como nunca. Sin miramientos me salí de la cría y miré. Su coño estaba ensangrentado. Sin duda rompí algo dentro. Su chocho estaba casi vuelto del revés. Prolapsado. La niña aun respiraba. Me acerqué al padre y me limpié parte de la lefa y la sangre en su cara. Se agarré el nabo. Estaba durísimo. Lo desnudé de cintura para arriba, volví a por la cría, que estaba atontada, quizás medio muerta, y la levanté. Goteó bastante sangre. La arrastré y la ensarté en la polla del padre.

-Bate mi lefa, puto perdedor…-el padre se movía frenéticamente. El hijoputa estaba follándola con mi cuajada dentro. -Ahora, cada vez que la folles, pensará en mí, el puto macho…-le dije y me fui a vestir.

Sin terminar de limpiarme lo desaté y, sin dejar escapar a la mocosa, se tiró al suelo encima de la cría y siguió empujándole la polla dentro. Ni él, que era su padre, se preocupaba de si viviría o no. Saqué el móvil y lo gravé. El me miró un instante, pero simplemente trató de ocultar la cara y siguió follándosela.

-Buen perro…comete mis sobras. Y si llamas a la policía, ese video y este, le llegara a la comisaria, a tu mujer, a los vecinos…y será también tu leche la que esté dentro de Sofia…-al oír eso, el cabrón terminó de correrse dentro.

Lo miré con asco y dije-Volveré pronto a rematar a la cría. Ya nos veremos.

-Si señor…-susurró el llorando.

Las semanas pasaron y yo mantuve un perfil bajo. Una mañana salí y fui a saludar. Estaba asustado, se le notaba. Pregunté por los niños y la mujer. Dijo que Sofía había estado enferma una semana. “Ya veo…” le dije fingiendo preocupación mientras me empalmaba aún recordar como casi la mato a folladas. En una semanas iré con mi novio y jugaremos con ella y su papá.