El desagradable jefe de mi trabajo, ocupaba a mi mamá para hacer otras cosas que no eran trabajo. Parte 2
Mi madre continua siendo la puta del jefe de nuestro trabajo pero gracias a esto yo también pude disfrutar de ella..
La primera parte se encuentra en el siguiente enlace:
https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-mujeres/el-desagradable-jefe-de-mi-trabajo-ocupaba-a-mi-mama-para-hacer-otras-cosas-que-no-eran-trabajo/
En la primera parte, narré cómo el jefe en mi trabajo trataba como su juguete sexual a Diana, una compañera. Su actitud, fuera de lo común, no pasó desapercibida para mí. Sin embargo, lo más desconcertante ocurrió cuando mi madre, quien también trabaja en la misma empresa, empezó a atender las necesidades de nuestro jefe de la misma manera que Diana.
Había pasado una semana desde mi encuentro con Diana en mi casa. Yo seguía en mi nuevo puesto, y todo parecía mantenerse igual: las salidas tardías de mi mamá y de Diana continuaban, al igual que las frecuentes visitas a mi casa. Sin embargo, un fin de semana algo diferente sucedió.
Eran las tres de la tarde cuando el señor Chicharrón llegó a mi casa, pero esta vez no venía solo. Lo acompañaba un joven, más o menos de mi edad. Mi mamá los recibió con su habitual hospitalidad y los invitó a pasar.
—Hola, muchacho. Te presento a mi hijo mayor —dijo el señor Chicharrón.
—Hola, ¿Qué tal? Me llamo André. Es un gusto conocerte —me saludó el chico, extendiéndome la mano.
—Hola, un placer —respondí, algo sorprendido.
La verdad, nunca se me había ocurrido que el señor Chicharrón pudiera tener familia; jamás pasó por mi mente. Lo que me resultó aún más extraño fue que lo llevara a mi casa, considerando que sus visitas normalmente eran para follar con mi mamá y con Diana.
André se comportaba como el chico más educado que había conocido. Sus modales eran impecables, incluso llegó a acomodar la silla para que mi mamá se sentara en la mesa.
—Señora Roxana, debo decir que su casa es muy acogedora, y se nota que tiene un excelente gusto por la decoración —dijo André con una sonrisa amable.
—Muchas gracias, André —respondió mi mamá, visiblemente halagada.
El señor Chicharrón, sin embargo, tenía una actitud diferente. Con tono firme y sin dejar espacio para réplica, comentó:
—Bueno, bueno, hablé con Diana y, al parecer, no podrá venir hoy. Creo que su hijo se enfermó o algo así. ¡Qué lástima! —agregó, como si el asunto no le afectara realmente—. Pero eso no significa que no podamos pasarla bien.
Luego, mirando directamente a mi mamá, le ordenó casi sin disimulo:
—Roxana, prepararnos algo delicioso para comer.
Mi mamá acató la orden sin decir una palabra y se levantó para preparar algo de comer. Mientras lo hacía, noté cómo tanto el señor Chicharrón como su hijo seguían con la mirada cada movimiento de mi mamá, como si su atención estuviera completamente centrada en el trasero de ella.
Ella llevaba una falda corta que se ceñía perfectamente a sus caderas y trasero, moldeando su figura y destacando cada movimiento con cada paso que daba sutil pero imposible de ignorar.
Cuando mi mamá terminó de preparar la comida, nos sirvió a todos con la misma dedicación de siempre. Mientras empezábamos a comer, el señor Chicharrón rompió el silencio con un comentario inesperado:
—Bueno, aprovecho para darles una mala noticia. Desafortunadamente, varios de los socios no están satisfechos con las ventas de los últimos meses. Por eso, es posible que tengamos que recortar personal, ya que los socios no planean invertir la misma cantidad en los próximos meses.
El ambiente en la mesa se tensó de inmediato, y antes de que pudiera procesar del todo sus palabras, añadió:
—Pero no todo es malo. Yo puedo ayudar, ya saben, para que ellos no se metan con ustedes —dijo con una sonrisa que parecía más una advertencia velada.
No pude evitar reaccionar:
—¿Cómo es posible? ¡Si a mí me ascendieron recientemente! Es una injusticia.
El señor Chicharrón asintió con una expresión que pretendía ser comprensiva, pero no ocultaba su tono condescendiente.
—Lo sé, muchacho, lo sé. Pero debes entender que hay decisiones que no dependen al cien por ciento de mí.
Luego, haciendo una pausa teatral, dirigió su mirada hacia mi mamá antes de continuar:
—No obstante, como decía, puedo ayudarles a que ustedes no entren en ese recorte… pero necesitaré su apoyo. Ya saben, esforzarse más, dar ese «extra» en el trabajo… y fuera de él.
Su mirada fija en mi mamá no dejó lugar a dudas sobre a quién iba dirigido su mensaje, y la incomodidad en el aire era palpable.
—Así que, Roxana, necesito que la próxima semana me acompañes a una reunión con los socios. Algunos de ellos ya los conoces, pero esta vez vendrán más —le dijo, mientras le dirigía una mirada que claramente la incomodó.
La incomodidad en el ambiente era palpable, y mi mamá no pudo evitar sentir un leve malestar al escuchar sus palabras, como si algo más estuviera detrás de esa solicitud.
—Vamos, no pongas esa cara —dijo el señor Chicharrón, viendo la expresión de incomodidad de mi mamá—. También nos acompañará Diana, así que espero que entre las dos pongan de su parte y esfuerzo.
Luego, dirigiéndose a mi mamá con tono más suave, el hijo del señor Chicharrón agregó:
—Señora Roxana, no se preocupe, sé que podrá con esto.
A continuación, con una sonrisa que resultaba inquietante, añadió:
—Es más, déjeme ayudarle a prepararse para la reunión. ¿Qué le parece si vamos a un lugar más cómodo, después de comer?
La sonrisa en su rostro, algo torcida, sugería una intención que hacía que el ambiente se volviera aún más tenso y desconcertante.
Terminando de comer, el señor Chicharrón dijo con tono decidido:
—Bueno, manos a la obra. El lugar más cómodo sería tu habitación, Roxana.
Mi mamá, algo sorprendida pero sin decir nada, se levantó de la mesa y respondió:
—Claro, solo déjame recoger la mesa.
—No te preocupes, que tu muchacho se encargará —dijo el señor Chicharrón, mirándome con una sonrisa que no me gustó nada.
—¡No, espera! —intervino el hijo del señor Chicharrón—. Qué falta de respeto sería excluirlo de esto. Además, él también debería poner de su parte, ya que corre el mismo riesgo de perder su trabajo.
Mi mamá no dijo nada, solo asintió, mientras que el hijo del señor Chicharrón añadió, mirando a mi mamá:
—Señora Roxana. Le prometo que yo personalmente recogeré los platos y los lavaré en cuanto terminemos.
No pude evitar sentirme molesto. Pensé que ya me había acostumbrado a todo esto, pero no, algo seguía sintiéndome mal.
Después, todos subimos a la habitación de mi mamá.
—Vaya, señora Roxana, me encanta… —comentó el hijo del señor Chicharrón, sorprendido por lo que veía—. Nuevamente me sorprendió. Es formidable su habitación.
Se sentó en la cama, como si estuviera probando el colchón, y comentó con una sonrisa satisfactoria:
—Vaya, está perfecto.
—Bueno, señora Roxana, ya sabe de qué va esto, por lo que me contó mi papá —dijo el hijo del señor Chicharrón, mirando con una expresión fija. — ¿Qué le parece si comienza quitándose la ropa, pero dejando puesta la ropa interior?
Mi mamá no dijo nada, solo me miró.
—Vamos, ¿qué esperas? —dijo el señor Chicharrón, notando la reacción de mi mamá al mirarme.
—Lo que me faltaba… —murmuró, como si ya estuviera cansado de la situación.
—Sabes qué, Roxana, así déjalo —añadió el señor Chicharrón—. Yo traté de ayudarles, pero si no quieren colaborar, lo entiendo. Luego, no me culpen si pierden su empleo.
Vi la cara de preocupación de mi mamá y supe que no podíamos darnos el lujo de perder el trabajo. Así que le dije, con un tono de orden:
—Vamos, solo hazlo.
Ella me miró, sorprendida. El señor Chicharrón, observando la interacción, sonrió.
—Ya escuchaste a tu muchacho…, Roxana —dijo el señor Chicharrón, volviéndose hacia mi mamá—. Debes sentirte muy orgullosa de él. Él sí está comprometido con la empresa.
Mi mamá comenzó a desvestirse quedando solo en su ropa interior una lencería muy sensual color negra con encajes.
—Te ves muy sexy—dijo el hijo del señor Chicharrón—, pero aún no es suficiente. Por el momento, no está mal, pero sería una mala educación que solo tú te quites la ropa así que yo también lo haré, y comenzó también a desvestirse quedando totalmente desnudo.
Se acercó a ella y, tomándola por la cadera, le dio un beso directo en la boca, mi madre solo mantenía sus ojos abiertos, mientras él le metía su lengua.
Después de eso, el hijo del señor Chicharrón le ordenó que se pusiera de rodillas.
—Bien, ya sabes qué hacer —dijo él.
Mi mamá, aunque algo avergonzada e incómoda, se colocó de rodillas y puso se introdujo su pene de él en su boca movió su cabeza con rapidez y comenzó a mamarle el pene de una manera que me sorprendió.
—Vaya, es impresionante lo buena que eres usando la boca—comentó él, observándola con lujuria.
Él la tomó por la cabeza y le dijo:
—Vamos, mételo más profundo.
Ella, esforzándose, se lo metió hasta la garganta, mientras trataba de aguantar, sus ojos comenzaron a lagrimear y cuando se lo saco comenzó a toser pero el hijo del señor chicharrón una vez más se lo metió todo.
—Me voy a venir, cuidado, que te ahogas —dijo el hijo del señor Chicharrón, con una sonrisa de maldad.
Mi madre soportó la corrida del hijo del señor chicharrón, hasta el rostro se le puso rojo de que no podía respirar
—Muy bien, ahora trágalo todo, trágate todo mi semen—dijo el hijo del señor Chicharrón.
Mi mamá quería toser pero se lo termino pasando con lágrimas en los ojos
—Muy bien, esa es la cara de puta que esperaba ver —dijo el hijo del señor Chicharrón, riendo y observando con atención a mi mamá.
—Bueno, Roxana, es hora de divertirnos un poco más —dijo el hijo del señor Chicharrón.
Mi mamá se levantó, y él metió su mano por debajo de su sostén y comenzó a presionar uno de sus senos fuertemente, con su otra mano acariciaba la entrepierna de mi mamá por encima de su ropa interior mientras lamía su cuello de una manera muy desesperada.
De repente André el hijo del señor Chicharrón, empujó a mi mamá, haciéndola caer sobre la cama, le un jalo le saco el sostén y comenzó a chupar sus senos. A pesar de que ella parecía incómoda, él seguía, sin dejar de acariciarle la entrepierna.
A Continuación levantó las piernas de mi mamá, hizo a un lado su ropa interior y comenzó a lamer su vagina y los alrededores de esta.
—No me chupes el clítoris —dijo mi mamá, viéndolo con cierta incomodidad, pero su cuerpo no dejaba de retorcerse.
Después de un momento, mi mamá apretó fuerte los dientes cerrando los ojos y con espasmos en su cuerpo lanzó unos chorros que salieron disparados directo a la cara del hijo del señor Chicharrón
—Vaya, te viniste bastante —dijo el hijo del señor Chicharrón.
Es hora de prepararte para la reunión con los socios. —dijo y se acercó a ella, colocando su pene en su vagina la fue penetrando, ella soltó un pequeño suspiro al sentir el pene de él dentro de ella, el hijo del señor chicharrón comenzó a fallársela y ella comenzó a gemir contantemente.
Mi mamá se perdió por completo en el placer, lo tomó y la acercó a ella y comenzó a besarlo mientras él la follaba de manera rápida, en la posición donde me encontraba podía observar como los fluidos de mi mamá salían de su vagina en cada penetrada que recibía. no cabe duda que ella lo está disfrutando al máximo por la cara de satisfacción que tenía.
Me había olvidado del señor Chicharrón, y cuando lo miré, ya estaba completamente desnudo, masturbándose, viendo como su hijo follaba a mi mamá. Estaba tan concentrado en ellos que parecía no quería perder ni un solo detalle de lo que sucedía en la cama.
—Vamos, chico, se ve que también estás disfrutando del espectáculo —me dijo el señor Chicharrón cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando.
—Dime, ¿a qué te gustaría jugar como ellos? —dijo y sonrió.
Y, a decir verdad, me estaba excitando como se follaban a mi mamá, algo que me sorprendió bastante, ya que nunca antes me había interesado por mi mamá de esa forma pero en ese momento solo veía una mujer a la cual podía follar con solo pedirlo.
Sin poder evitarlo, hice lo mismo que el señor Chicharrón y me bajé el pantalón y comencé a masturbarme viéndolos.
—¡Vaya, esto es grandioso! —gritó el señor Chicharrón cuando notó lo que estaba haciendo.
Su grito provocó que mi mamá y André voltearan a vernos. Mi mamá me miró fijamente agitada y sin dejar de gemir no dijo nada solo no apartaba la vista de mi, André, por su parte, solo comenzó a reír.
—Parece que a tu hijo le gusta verte follar —comentó, venga date la vuelta y ponte en 4 le ordenó, y mi mamá de inmediato se colocó en 4 y André se puso detrás de ella y continuó follándosela, era tan excitante ver como ponía su cara de placer y como sus senos se movían al ritmo de las embestidas que recibía.
– Al parecer tu también estás disfrutando follando delante de tu hijo – Dije André el cual comenzó a acelerar sus movimientos y a nalguear a mi mamá, ella solo presiona la sabana de la cama con sus manos y sus gemidos aumentaron con más fuerza
– Estoy por correrme, no pondrás objeción de que me corra dentro verdad – Le preguntó André de forma burlona, la tomo fuerte de las caderas y le dio tres duras embestidas mientras él pegaba un grito se pegó contra ella y comenzó a venirse dentro de mi mamá, ella se quedó inmóvil con los ojos cerrados en 4 con una cara de molestia y disgusto mientras el terminaba de venirse, luego saco su pene y se comenzó a derramar el semen que brotaba de su vagina de mi mamá sobre la cama.
Mi mamá iba a levantarse, pero el señor Chicharrón la detuvo.
—¡Hey, espera, Roxana! Quédate así —le ordenó.
Ella solo lo miró y luego regresó a la posición en la que estaba.
—Ahora es tu turno, muchacho —me dijo el señor Chicharrón.
«¿Mi turno?», pensé para mí mismo.
—Vamos, ¿Qué esperas, muchacho? —repitió él.
Mi mamá ni siquiera volteó a vernos, solo estaba escuchando sin moverse.
—¿Qué esperas? —me dijo una vez más el señor Chicharrón.
El señor Chicharrón se acercó a mi mamá, y, volteándome a ver, dijo:
—Vamos. mientras le daba una nalgada fuerte.
Me acerque a ella y me coloque por detrás, tenía enfrente de mi el culo de mi mamá, podía ver lo mojada de su vagina y los restos del semen de André,
Con nerviosismo y algo de miedo, lentamente fui acercando mi mano hacia él trasero de mi mamá, coloque mi mano en una de sus nalgas, su piel era tan suave que, al presionarla ligeramente con mis dedos, sentí cómo cedía de forma delicada, de inmediato puse mi mano en la otra nalga de ella, era un sensación extraña la que recorría mi cuerpo, Sin poder resistir la tentación, acerqué mi mano y toqué su vagina de forma sutil. Ella dio un pequeño brinco al sentir el roce de mis dedos. y al meter dos de mis dedos sentí esa sensación de calor y humedad mientras hurgaba dentro de su vagina. sentí una leve presión sobre mis dedos, provocándome una sensación difícil de describir.
—Vamos, deja de perder el tiempo —me dijo el señor Chicharrón—. Métele tu pene, no la hagas esperar más, no ves que está impaciente de que te la folles.
— Estaba apunto de follar a mi propia mamá – Pensé
Con mucho cuidado, estaba penetrando a mi mamá, dé repente, el señor Chicharrón me empujó por detrás, haciendo que la penetrara de golpe.
—¡Ah ahh! —exclamó ella al sentir mi pene entrar de golpe.
—Genial, muchacho esto es tan excitante—dijo el señor Chicharrón—. Ahora comienza a fornicar con ella.
Comencé con movimientos lentos. no fue hasta que sentí la suficiente confianza que aumente la velocidad de mis movimientos al penetrarla. Lo mejor de todo fue escuchar como gemía aunque parecía que trataba de contenerse se le escapaba uno que otro gemido.
—¿Te gusta cómo te folla tu hijo, Roxana? —le preguntó el señor Chicharrón.
—Apuesto a que sí —añadió él.
—Vamos, muchacho —decía, como si estuviera animándome—. dale más rápido, vamos, tú puedes. Haz que tu mami se sienta orgullosa de ti, me decía.
Yo solo podía pensar en lo bien que se sentía, – su vagina es tan rica que me volveré adicto a ella – me dije a mi mismo
Cómo deseaba poder ver su rostro mientras la penetraba pero ella ni siquiera se movía, ni me miraba, estaba completamente quieta, como si nada estuviera pasando solo gemía de vez en cuando pero esa era la única reacción que mostraba mientras me la follaba.
Comencé a dale más rápido, aferrándome fuertemente a su cintura, cuando escuché a mi mamá gemir sin contenerse, cada gemido era para mi como si me estuviera animando a no detenerme. De repente, sentí que estaba por venirme, no había marcha atrás. Me dije a mí mismo: No queda de otra, debo hacerlo. Con un empujón fuerte, disparé dentro de mi mamá mi semen. Sentí cómo una sensación de satisfacción recorría todo mi cuerpo mientras me veía dentro de ella.
— ¡Excelente! —dijo el señor Chicharrón, con tono entusiasta—. Te mereces un aumento de sueldo, sin duda alguna —añadió, claramente feliz por lo sucedido—. Bien, ahora apártate —me dijo, mientras me jalaba con tal fuerza que casi tropiezo
—. Roxana, ¿estás orgullosa de él? Porque yo sí lo estoy —le dijo a mi mamá, quien, con voz baja, le contestó—: Sí, claro.
— ¡Excelente! —exclamó el señor Chicharrón—. Esto hay que celebrarlo. ¿Dónde están los regalos que te había dado? —le preguntó a mi mamá. Ella, aún en la misma posición, señaló hacia un cajón del ropero.
El señor Chicharrón se acercó rápidamente, lo abrió y sacó una botella de lubricante, el cual utilizó y unto sobre todo su pene.
Se acercó a mi mamá la cual aun seguía en 4, se subió en la cama colocó su pene en la entrada de su ano de ella, empujó su pene con algo de esfuerzo hasta que comenzó a meterlo dentro. Mi mamá, hacía gestos de disgusto, hizo una mueca de dolor, suspirando entre dolorosos gemidos. El señor Chicharrón se acomodó sobre ella, montándola con ímpetu.
— ¡No lo metas así, que me estás lastimando! —exclamó mi mamá, sorprendida por la intensidad de la escena que se desarrollaba. Sin hacerle caso al señor Chicharrón continuó empujando su miembro con creciente determinación, penetrándola por completo perdiéndose en una fórrica salvaje y brutal. Parecía poseído por un frenesí de pasión incontrolable.
— Vamos, señora Roxana, no es para tanto, solo déjese llevar y disfrute —dijo André, instándole a seguir. — Recuerde que en la reunión de socios se enfrentará a esto y mucho más, así que es mejor que se vaya acostumbrando.
Mientras tanto, el señor Chicharrón dijo con evidente excitación: — Me sorprende, debería estar ya acostumbrada está maldita perra a follar por el culo, prosiguió su rudo empuje, hundiendo su miembro cada vez más profundamente en ella.
El señor Chicharrón la tomaba por el cabello como si una madeja se tratase y sus embestidas aumentaron de ritmo, los senos de mi mamá se columpiaban rápidamente de un lado al otro… ¡Vamos, perra, aprieta más tu culo! — le decía el señor Chicharrón el cual ponía una cara de enojo.
Continuaron follando de ese modo tan frenético por otro rato, hasta que la volteo y la recostó en la cama de lado, con las piernas abiertas se la volvió a meter por el culo dándole con la misma intensidad sin bajar el ritmo mientras aprovechaba para estrujarle sus senos a la vez que le pellizcaba los pezones, «¿Te gusta que te folle el culo?» — le preguntó el señor Chicharrón y mi madre gritando respondió — «¡Si, si me encanta!». Se la continuó follando así un rato más, luego la puso boca abajo y se la continuó follando por el culo, parecía que la cama se fuera a romper en cualquier momento de la intensidad de sus movimientos. Pero el señor Chicharrón soltó un grito de placer y comenzó a correrse dentro del culo de mi mamá. Luego de terminar, se levantó y dejó al vista como le quedó totalmente dilatado el ano. Cuando pensó que había terminado todo, André se subió sobre ella y la penetró por el ano en la misma posición que se la estaba follando su papá.
Esa noche entre los tres continuamos fornicado con ella, cuando desperté por la mañana el señor chicharrón y su hijo André ya no estaban, mi madre estaba boca abajo, aun tenia su ano dilatados de todas las veces que fue follada por ahí, me levanté y ella se dio vuelta, a donde vas – me preguntó. al baño le respondí, ella se sentó en la orilla de la cama y del cajón de su buró saco las píldoras del día siguiente para evitar quedar embarazada la cual se la tomó en ese mismo momento momento.
Yo entré al baño a orinar y ella entró poco después, ¡oye está ocupado – Le dije.
— Que cabrán eres hijo, me follaste varias veces anoche y ahora te avergüenza que te veo orinar – Me dijo de forma sarcástica.
En eso vi como abrió la regadera y comenzó a bañarse enfrente de mi, ella se percató como sin apartar la mirada la veía, – Ven entra conmigo esta caliente el agua así aprovechamos y nos bañamos juntos – Me dijo con una sonrisa.
Así que entre con ella al agua y mientras me enjabona comencé a tener un erección, – ¿En serio aun se te puede parar después de lo de anoche? – Me pregunto, – Bueno no puedo dejar que me penetres por la vagina por que la tengo algo resentida y por mi ano me duele mucho así que te ayudare con mi boca, entonces se inclinó y comenzó hacerme sexo oral hasta que me vine en su boca.
Después de ese día tuve más encuentros con ella pero los mejores eran cuando llegaba el señor chicharrón y su hijo a casa y claro recibí el aumento que me había dicho el señor chicharrón.
.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!