El esposo de mi amante era supuestamente muy celoso, pero conmigo actúa como todo un cornudo y cabrón después de todo soy el dueño de la empresa.
Un celoso esposo que es sumamente ambicioso, da la impresión de que no se quiere dar cuenta de que su jefe se acuesta con su mujer..
Este empleado es lo que se llama un adicto al trabajo, pero aparte de eso, según escuché decir en la empresa, que era sumamente celoso, pero su peor defecto o virtud es, que es extremadamente, ambicioso.
Hace más o menos un año comenzó a trabajar, en nuestro banco, rápidamente fue escalando posiciones, y en poco tiempo ya se encontraba en un puesto que a muchos les había costado mucho más tiempo en llegar.
Pero de momento, su meteórica carrera se detuvo, quizás otra persona, se hubiera tomado una especie de descanso.
Pero era evidente que este tipo, se sentía sumamente molesto por la posición en que se encontraba.
Aunque ya muchos la deseasen, tan mal se estaba sintiendo, que según me comentó su mujer eventualmente, lo afectó en sus relaciones íntimas, con ella.
Hasta que, en una ocasión, los invité a la cena de gala que da la empresa, debido a sus celos estúpidos, su mujer sencillamente se puso un traje negro de lo más encubridor.
Ese día me enteré gracias a su mujer, que hasta en las reuniones familiares, acostumbraba hacerle alguna escena de celos, por lo que ella para no tener que escucharle su letanía, se vestía como ya les dije de la manera más encubridora y sencilla que podía.
Ya en la cena, él no perdió oportunidad para relacionarse más con los miembros de la junta de mi empresa.
Como el presidente de mi compañía, me mantuve un buen rato charlando con uno de los altos ejecutivos.
Pero al verla a ella, quedé cautivado por su especial belleza, era como si le quisiera quitar toda su ropa, con mi vista.
En cierto momento, me acerqué a ella en compañía de su esposo su esposo me la presentó, cosa que a ella evidentemente le extrañó sobre manera, ya que según me dijo ella misma luego, su esposo no acostumbraba a hacer eso.
Yo la continué observando, quizás de una manera algo irrespetuosa, ella conociendo a su marido llegó a pensar y temer, que en cualquier momento su esposo, formara un alboroto.
Pero ella se llevó una sorpresa esa noche, ya que su propio esposo, no hizo, ni dijo nada.
Es más ya cuando tuvimos algo de confianza, me comentó que esa noche al salir del local donde se realizó la cena, apenas se montamos en su auto, ella le comenté lo impertinente que había sido yo, al quedármele viendo de la manera, en que lo hice.
Pero su esposo le respondió “No lo puedes culpar, cualquiera que esté en su sano juicio, debe quedar impresionado por tu belleza.”
Ella me dijo que no podía creer lo que había escuchado, en otro momento, lo menos malo que su marido le hubiera dicho era, que ella era una provocadora.
Ya les digo esa noche fue sorpresa tras sorpresa, pero a la mañana siguiente cuando se despertó, encontró a su esposo completamente vestido y listo para irse a trabajar.
Me dijo que en sus ojos, reflejaba esa chispa que nada más le había visto, cuando se encuentra tras una nueva posición, dentro de la empresa.
A media mañana la llamó, para ver cómo se encontraba, y le comentó que sería bueno que se vieran en el Centro Comercial, que necesitaba hacer algunas compras.
A eso de las cinco de la tarde, se encontraron en uno de los cafés de dicho centro, tras tomarse un aperitivo, comenzaron a ver algunas tiendas, en principio ella pensó que su esposo deseaba comprar alguna ropa, un poco más moderna, pero se equivocó.
Esa tarde ella salió del centro comercial, con un guardarropa completo, desde ropa íntima sumamente atrevida y sugestiva, hasta varios vestidos sumamente descotados y provocativos, sin contar los zapatos de salir.
Su marido me comento que habían sido invitados por mí, a una reunión mi casa.
No había terminado de vestirse con su ropa oscura, cuando él entro de nuevo en la habitación, y al verla así vestida le dijo de manera bien clara, que se pusiera algo de la ropa que recién me había comprado.
Tan era así, que, en cierta manera, me dijo que cuando terminó de vestirse se sentía medio desnuda, al terminar de cambiarme la ropa.
Ya de camino al lugar de la reunión, le preguntó a su esposo que le pasaba, que no lo podía reconocer, tras un corto silencio de su parte, comenzó a hablar hasta por los codos.
Que le había comentado, que él estaba siendo considerado para promoverlo a otra posición.
Pero que el único detalle en su contra era que lo consideraban algo rígido y por lo tanto anticuado para el cargo.
Pero a manera de comentario le dije, que los miembros de la mesa directiva tenían esa idea, por la manera en que su mujer se vestía y comportaba.
Ya que suponían, que lo hacía por orden de él, lo que no era falso, su esposo me dijo, que recientemente había fallecido una tía lejana su esposa por lo que ella encontraba de luto en el momento en que la conocí.
Pero me aseguro que ella era muy alegre, y que él nada tenía que ver con su manera de actuar durante esa cena.
Aunque yo estaba enterado él es sumamente celoso, también sé que está mucho más interesado en alcanzar otras posiciones de mayor jerarquía dentro de mi empresa.
Por lo que cuando ya llegando a mi casa su esposo, le pidió que fuera lo más alegre, y condescendiente conmigo.
Al igual que con el resto de las personas invitadas, con el fin de borrar esa mala imagen que tenían de él.
Al llegar, casi de inmediato, a él lo integré al grupo, mientras que su esposa conversaba con una que otra persona, mayormente las esposas del resto de los invitados.
De lo que sí me di de cuenta, de inmediato que ella entre todas las mujeres, aparte de ser la más joven, era la que vestía de manera más indiscreta.
Cuando le busqué conversación, y ante la atenta mirada de su marido, comenzamos a charlar de cosas sin importancia, hasta que toqué el tema del empleo de su esposo.
Le comenté que él y otras dos personas, se encontraban por decirlo así, compitiendo por el cargo.
Uno de ellos se podía decir que se había auto excluido al no asistir a la reunión, como a otras actividades de la compañía.
La otra persona, aunque se encontraba presente, lo más probable era que no lo consideraran, sencillamente por ser homosexual, aunque eso la empresa nunca lo reconocería.
Por lo que el tercero era su esposo, le comenté. “Además, tu esposo tiene una hermosa esposa que aparte de ser bella es inteligente y sabe lo que le conviene hacer para ayudar a su maridito a lograr el cargo que tanto él anhela.”
Al tiempo que le dije esas palabras, la invité a bailar, ella buscó con la mirada a su marido, que no dejaba de espiarnos a los lejos.
El rostro de su esposo se descompuso, por lo que pensé que ella rechazaría mi invitación a bailar, pero en los ojos de su marido, se veía una clara desesperación.
Por lo que cuando ella estiró su mano aceptando mi invitación a bailar, en el rostro de su marido, se reflejó calma y sosiego, indicándole que estaba de acuerdo que ella bailase conmigo.
Después de eso, su esposo de inmediato se volvió a integrar al grupo en el que se encontraba, y no nos puso más atención, durante el resto de la noche.
Al principio le comenté algunas tonterías sobre la fiesta, pero a los pocos momentos, mientras bailábamos, pegué mi cuerpo al de ella.
Creo que pensó retirarse, pero también creo que en el fondo le agradó que lo hiciera, además mientras continuábamos bailando, volví a tocar el tema del cargo que se encontraba aspirando su esposo y de lo importante que era mi cooperación con su esposo en todo momento.
Ella me siguió la corriente mientras continuamos bailando, para ver que más información me podía sacar.
Ya como a la altura, de la cuarta o quinta pieza que bailábamos de corrido, coloqué una de mis manos, sobre una de sus nalgas.
Ella se quedó sin saber qué hacer, aparte de seguir bailando, la miré como diciéndome. “No te asustes que esto es parte del trato.”
Continuamos bailando hasta finalizar la pieza, tras lo cual ella se disculpó con la excusa de ir al baño.
Aunque sé que le agradó, me di cuenta que ella se moría del miedo, por su esposo si la encontraba bailando de esa manera conmigo.
El resto de la fiesta, se la pasó charlando, con otras de las esposas presentes, al llegar a su casa, me dijo que pensó decirle a su esposo lo sucedido, pero le pareció, que era innecesario.
El martes de la siguiente semana, su esposo la llamó, extremadamente alegre y contento, para decirle había logrado el puesto.
Ella pensó que esa noche lo celebrarían, pero se equivocó, su esposo llegó muerto de cansado cerca de las 10 de la noche, le dio un beso, se acostó, y se quedó dormido como un tronco, a la mañana siguiente, ya estaba despierto y completamente vestido.
Ella pensó que eso sería por los primeros días, pero no fue así, se volvió uso y costumbre de su parte.
Luego ella se dio cuenta que, nuevamente su esposo se había vuelto adicto al trabajo.
Durante esa semana, su esposo le comunicó, que teníamos que asistir el sábado en la noche, a otra de las fiestas de la compañía, en mi casa.
Apenas llegaron, la quería desnudar con mis ojos, cosa de la que ella se dio cuenta.
Tras los saludos de costumbre, su marido de inmediato se unió a lo que llamo sarcásticamente el grupo de los genios, hablaban de política.
Ella algo aburrida, me buscó con la vista, y me encontró compartiendo alegremente, con varias de las esposas de los genios.
Haciéndose la distraída, se nos acercó al grupo de mujeres en el que me encontraba y de inmediato volví a clavar mis ojos en su cuerpo.
A los pocos minutos, le busqué conversación de manera algo más íntima, mientras que ella procuraba que su esposo nos viera conversando de manera confiada.
Sí, su esposo nos vio, pero como que sí nada pasara, el seguía hablando de política, por lo que llegué a pensar que a su marido se satisfacía a sí mismo, escuchándose hablar.
A los pocos minutos la invité a bailar, y a la altura de la tercera pieza, puse una de mis manos sobre sus paradas nalgas, de la misma manera que lo hice la primera vez que bailamos.
Creo que su intención de ella en esos momentos era darle celos a su marido, cosa que por lo visto no sucedía.
El muy tonto de su esposo, continuaba charlando tonterías, y poca era la atención que realmente nos dispensaba en esos momentos.
Al principio, volví a agarrar sus nalgas, pero de manera discreta, y ella no se daba por aludida, pero poco a poco me fui excediendo, al punto que ya no le era posible el hacerse la desentendida.
En ese momento la intención de ella era la de ser vista por su marido, mientras que yo únicamente esbocé una ligera sonrisa, y continué bailando, acariciando sus paradas nalgas.
Eso lejos de enfriarme los ánimos, me animo más todavía, mis manos la siguieron tocando, y acariciando sus nalgas y algo más.
A lo que ella trató de hacerse un poco la desentendida, ya que deseaba que su marido nos viera.
Pero nada de eso, todo lo contrario, él se encontraba de espalda a nosotros, y mientras el resto de las personas miraban como yo le tocaba casi todo su cuerpo.
Su esposo continuaba charlando, fue cuando, ella comenzó a sentir mi miembro contra su cuerpo, y hasta me pidió que dejásemos de bailar.
Pero la manera en que me lo dijo, me pareció poco convincente de su parte, ya que cuando la apreté más contra mi cuerpo.
Sentí el calor de su cuerpo, aun por encima de la tela de su falda, al terminar la pieza, la continuaba agarrando por una de sus manos y sin más ni más, la conduje a otra habitación de mi casa.
Al cerrar la puerta le dije. “Esta es la biblioteca, y de seguro nadie entrará aquí.” Tras lo cual, sin que ella lo esperase comencé a besarla como un salvaje.
De primer impacto se quedó anonadada, no sabía qué hacer, les confesare que durante uno que otro momento mientras bailábamos, me imagine como seria el llegar a tener sexo con ella.
Pero de eso, a hacerlo de verdad dista mucho, además eso no era lo que yo deseaba realmente, pero a medida que la besaba como un desesperado, y mis manos acariciaban su cuerpo, una vos dentro de mí dijo. “Que se joda su esposo.”
La esposa del empleado, en lugar de rechazar mis avances, se entregó completamente en mis brazos, al darme cuenta del cambio en su manera de actuar, me detuve brevemente, me fui a la puerta y le pasé el seguro.
Tras lo cual, nuevamente comencé a besarla y a acariciar de manera casi salvaje todo su cuerpo, en cosa de segundos, la he despojado el pequeño vestido, casi sin ella darse cuenta de ello.
Pero en ese momento en compañía de mi amante, me sentía como si ella tuviera quince años, la abrazaba besaba y acariciaba por todo su desnudo cuerpo, de forma y manera tal, que se encontraba tan excitada, que ella misma se acariciaba su clítoris, al tiempo que yo la besaba.
Me llegó a suplicar que continuase, cuando comencé a besar su vulva, mi lengua y boca en contacto con su piel, por lo que me decía, ella sentía un divino estremecimiento en todo su cuerpo.
Los dos nos encontrábamos acostados sobre un sofá, y a mi lado derecho se encontraba una ventana que daba al lugar donde se realizaba la fiesta, gracias a las cortinas, los de afuera no podían ver lo que hacíamos en esos momentos.
Pero nosotros si podíamos ver el grupo, donde se encontraba su esposo charlando, el ver a su esposo hablando tonterías, mientras que le mamaba su sabroso coño a mi amante, hasta nos causó gracia.
Pero de momento su esposo se ha separado del grupo, se dirigió a donde habíamos estado bailando, al no vernos, continuó buscándonos con la mirada.
En ese momento, ella me comentó que le asaltaron unos confusos sentimientos, como que deseaba que su esposo nos encontrase, y viera como ella estaba siendo clavada por mí pero, por otra parte, mi amante tenía un pánico terrible de que eso sucediera.
Yo dejé de lamer su coño, me he sacado mi miembro, y sin decir nada lo dirigí directo a su mojada vulva.
Justo en el momento en que su esposo, desaparecía de nuestra vista, era tanta la calentura y excitación que teníamos ambos, en esos momentos, que dejé de darle importancia al hecho que su marido la estuviera buscando, pensé que ya se nos ocurriría alguna excusa.
A medida que mi verga entraba, ella disfrutaba como se deslizaba dentro de su lubricado coño, sus caderas comenzaron a moverse, a medida que yo metía y sacaba toda mi verga de su cuerpo.
Justo en el momento en que ella se encontraba más excitada, sentimos que alguien trataba de abrir una de las puertas de la biblioteca.
Casi de inmediato escuchamos la voz de su cornudo esposo, preguntándole a otras personas, sino nos habían visto, a lo que le respondieron que no.
En lugar de pasmarnos, eso como que nos excitó más aun todavía, y disfrutamos de un tremendo clímax, como luego ella misma me dijo que hacía mucho tiempo que no disfrutaba.
Su esposo se debió marchar, para seguirme buscando por toda la fiesta, mientras que nosotros nos volvíamos a besar.
Después de eso, le indiqué donde se encontraba el baño, que saliera por la otra puerta, por si acaso su marido se encontraba cerca.
Una vez que se aseó completamente, me di cuenta que ella había dejado sus pantis en la biblioteca, pero sin preocuparse mucho por eso, salió por la puerta que le había indicado, y volvió a integrarse a la fiesta.
Al poco rato ella nos encontró a su esposo y a mí, charlando afablemente, con una gran sonrisa su esposo la recibió diciéndole, que yo le terminaba de dar la noticia, de que hacía una semana lo había nominado, para otro cargo de mayor jerarquía dentro de mi empresa.
Además, que hoy le informé que el cargo era de su esposo, lo único era que se trataba de una plaza, que requería que viajase constantemente, a todas las sucursales, tanto del país como las internacionales.
Su esposo no lo consultó para nada con ella, y, en vista de ello, ella decidió tampoco decirle nada de lo que habíamos hecho.
Actualmente digamos que ella es formalmente mi amante, es un secreto a voces dentro de mi empresa, el único que parece que aún no se ha enterado adivinen quien es….
¡Otra vez repitiéndote! ¿Sabes cómo me di cuenta? Empecé a acordarme de algo que me pasó a mí con un personaje, alto funcionario donde trabajaba mi esposo, pero luego me surgió la verdad, ¡lo mismo ocurrió cuando leí esto antes! Ya no quise buscar ese relato, para echártelo en cara.
Pd. Sí me gustó releerlo.