El principio con mi prima (Parte 3)
Aquí cuento cómo reanudé los ricos juegos sexuales con mi prima tres años mayor. Son anécdotas verdaderas..
Una vez, estábamos completamente encuerados, a medio juego de los papás y me preguntó: ¿cómo me veo? Y respondí que muy bien. ¿Y yo?, pregunté a mi vez y ella respondió: a toda madre cabrón.
Otra vez, ya que había terminado el juego, me dijo: Asómate por el techo en un ratito. Voy a salir sin ropa por una cubeta porque me voy a bañar. Desde luego la obedecí. Me trepé al techo de láminas de su casa acercándome al borde y ahí me tendí.
Al poco rato efectivamente salió mi prima completamente encuerada, volteó hacia arriba y al verme, se rió abriendo los brazos y las piernas en actitud de coger. Yo también reí. Luego entró de nuevo a su casa y yo me bajé.
Aunque lo que más hacíamos era mamarnos nuestros sexos, muchas veces me pidió que me le subiera y me moviera encima de ella. Se me paraba el pitito y a como podía trataba de metérselo en el coño, aunque no podría decirse que realmente me la cogía, pero era lo más parecido a eso, pues frotábamos nuestras pelvis en una imitación de coito. Era muy sabroso.
Después de hacer mi primera comunión, dejamos de tener juegos sexuales.
Pero como a los tres meses de eso, cuando ya tenía yo como 8 años y ella 11, una vez estábamos jugando a la tiendita bajo el árbol que había a un lado de su casa, en lo que era nuestro patio común y de repente, sugerí que jugáramos al doctor.
Estuvo de acuerdo. Yo sería el doctor y ella la paciente.
Fingimos que acababa de llegar a mi consultorio y decía: doctor vengo a mi consulta.
Sí señora, respondí y agregué con audacia: ¡bájese el calzón!
Por un instante Lety pareció sorprendida y me miró con los ojos muy abiertos, pero enseguida sonrió y dijo: ¿te acuerdas cómo jugábamos antes?
Por eso te lo dije. Fue mi respuesta. Y sin pensarlo más, y entre sonrisas, se levantó la falda y se bajó el calzón para mostrarme su almeja, se tendió sobre una piedra grande que había ahí y yo me acomodé para manosearla a mi gusto. Tan pronto reconocí aquel hermoso juguete, me incliné a lamerlo. Tetis (como le decíamos en familia) abrió las piernas para permitirme lamer con más comodidad.
Después de que le dí placer con mi lengua, se incorporó sonriendo y me dijo: a ver tu pito. Yo me bajé el cierre del pantalón y cuando me lo saqué, ansiosa se puso a chuparlo. Fue riquísimo reanudar nuestra exploración sexual.
A la cabroncita le gustaba recordarme cómo me enseñaba la almejita cuando yo estaba en mi cuna. Me contaba que yo a media lengua le decía: habé tu tola Tetis…, habé tu tola Tetis… Y que mi mamá no entendía y decía: ¿qué estará diciendo mi hijo?, no sé que quiera. Y ella para sus adentro se reía, porque era la única que entendía que yo quería verle el sexo.
Yo había sido su juguete en la primera parte de mi aprendizaje, pero ahora ella era el mío, porque yo tomaba la iniciativa y dirigía el juego. Era mi pequeña puta.
Tiempo después, ya andaría yo sobre los 9 años y Lety cerca de los 12. Frecuentemente platicábamos del cuerpo y ella con morbosidad me hablaba de las tetas de las mujeres. Pienso que estaba ansiosa porque le crecieran.
Me dijo: a tu hermana ya le crecieron.
Sí, a Conny, ¿verdad?
No (me aclaró), a Socorro. El otro día se iba a bañar y ahí estaban tus hermanas Raquel y Conny, y ya estaba lista el agua y la tina. Yo me iba a salir, pero como también soy mujer, me dijeron que si quería, no me saliera. Entonces Socorro se encueró y la ví. Tiene unas chichotas, las tiene bien grandes.
Yo me quedé pensando. Lo lógico es que mis otras hermanas estuvieran más chichonas por la edad, pues ambas eran mayores que Socorro, que tendría como 13 años, y según me decía ella les ganaba.
Wooowwww! ya quisiera una prima así!
Si, era mi putita persona.
Ya me leí tus relatos con las primas. ¿Verdad que es rico recordar los primeros acercamientos al sexo?
Yo tuve varios tocamientos, y más, con mis primos cuando fui niña. Uno de ellos, Diego, me desvirgó. Yo estaba enamorada de él, y él de mí. Hasta la actualidad, 50 años después, cogemos cada vez que se puede y seguimos enamorados. También otro de mis primos me pidió matrimonio, nos casamos, tuvimos una hija y nos separamos. Hay otros primos más con quienes tuve «cositas»; voy a escribir eso también. Gracias por el recuerdo.
Ohh, muchas gracias por tus comentarios y por lo que mencionas de tu niñez. Espero que pronto pueda leerlos.