el regalo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aunque nunca había sido una mujer de grandes pasiones si que tenia sus momentos y no creía que en esta ocasión fuera a fallarme.
Hacía ya mucho que no me excitaba tanto solo ante la posibilidad de que fuéramos a tener una jornada de amor sexo y pasión, pero a medida que recoria los kilómetros que me separaban de la casa mi erección iba en aumento. Yo ya me la imaginaba desnuda en la sala o con algún modelito sexy.
Cuando llegue a la puerta y llame al timbre una voz desconocida me recibió, y temí que de nuevo todas mis fantasías desaparecerían en un nuevo desengaño. Pero al abrirse la puerta una mujer muy guapa y con un uniforme de criada sexy me recibió con un pase señor le espera vamos.
Pase y la seguí con cara de sorpresa y no era para menos. Llevaba una cofia en la cabeza un delantalito blanco que cubría el uniforme negro tan corto que la tiesa falda no cubría el diminuto tanga unas medias y unos altos zapatos completaban el conjunto, que adornaba el escultural cuerpo de la chica. Cuando llegue a la sala Elvira se levanto, estaba espectacular con un precioso vestido rojo muy corto y brillante, ella me daba la bienvenida con una copa de cava en la mano, y una sonrisa que hacia brillar so rostro con luz propia. La sorpresa sin embargo no impidió que me diera cuento de la presencia de otra mujer mas, esta de rodillas al lado de Elivira no llevaba disfraz alguno solo unas altas sandalias y sus manos atadas a la espalda.
Tartamudeando pregunte.- Cariño ¿que es todo esto?–
Elvira me hizo sentar y me puso la copa en la mano. -Tu regalo de cumpleaños.-
-¿Que?- pregunte sorprendido.
-Si cariño, ya hace días que conocí a estas amigas, que por ahora para ti no tendrán nombre. Y me explicaron que les gustaban ciertos juegos sexuales, y poco a poco fuimos preparándote este regalito.
Trate de hablar pero no me dejo – Calla, las dos nos servirán como doncellas, pero sus servicios no solo son de carácter domestico sino que también incluirán el sexual. Serían tus esclavas, yo sera tu compañera para lo que tu quieras.
Bebí la copa de un trago,yo siempre había fantaseado con al si pero de fantasear a que se realizara el camino era largo, Elivira me quito la chaqueta y la doncella los zapatos. Sentí los suaves labios de mi querida compañera besando los míos así como las orejas la frente o el cuello. Sus manos acariciaban mi pecho y el contacto con su suave piel erizo la miá mis manos no tardaron en acariciar sus muslos con suavidad y mis dedos se deslizaban temerosos por las proximidades de las nalgas que de tan tersas y redondeadas invitaban al sexo y al a lujuria. Sentí que otras manos femeninas me despojaban de la camisa y después delos pantalones dejándome desnudo.
Elvira se levanto y poniéndose delante de mi comienza a contonear su cuerpo frente a mi con sus ojos clavados en los míos. Se acariciaba la cintura y los pechos incitándome a mirarla, yo casi sobria la mas intensa erección de mi vida cuando la doncella empezó a acariciar mi pene, yo la mire sorprendido pero no quise pareces mojigato así que le cogí la cabeza con mis manos temblorosas y le hacer que la boca a mi polla para que me la comiera .
Elvira sonrreia satisfecha mientras metía su mano bajo el tanga de lentejuelas rojas. Excitando todavía mas.
La sirvienta estaba habiendo un gran trabajo con mi hermanito y conseguía que mi cuerpo se estremeciera en oleadas de placer. Elivira se había acercado a mi y con una pierna apoyada en el brazo del sofá me ofreció sus dedos húmedos para que los lamiere cosa que hice encantado mientra yo introducía mi mano en su tanga. Tenia el sexo tan dilatado y húmedo que mis dedos lo podían recorrer con toda facilidad y introducirse en ella buscando ese lugar que yo bien conocía y que tanto placer le proporcionaba pero apenas pude tocarlo pues se corrió en un orgasmo tan explosivo que casi se cae al suelo. Yo la seguí y en el mismo suelo la bese con pasión yo antes de despojar la del ya inútil tanga y penetrarla con fuerza como a ella le gustaba en largos y profundos embates que la desplazaban a cada empujón, no tarde en correrme en uno de los mas intensos orgasmo que jamas haya tenido, perdí de vista todo y a todos me nos a ella que no tardo en tener un segundo orgasmo.
-Tía como has hecho esto –
Calla que tienes que ver algo – Me que de de piedra
Chicas – dijo mientra trataba de recuperar la compostura y se sentó a mi lado.
Entonce la sirvienta cogió a la que permanecía de rodillas y la puso en el centro de la sala
-Ahora te harán una demostración de lo que te están ofreciendo ademas del sexo.
La sirvienta puso violentamente a la sumisa de rodillas de un fuerte tirón de pelo y de una patada la coloco a cuatro patas. Aunque al tener las manos atadas dio con la cara en el suelo. Cuando la sumisa estuvo en posición la sirvienta comenzó a azotarle en el culo con una especie de látigo de múltiples colas a cada golpe los que guidos de la sumisa eres mas intenso y sus movimientos mas retorcidos pero la sirvienta no bajaba la intensidad sino que se diría que la aumentaba.
-Si tu quieres puedes sustituir y jugar con ellas como quieras. La sugerencia de Elvira me resultaba muy atractiva pero quise esperar.
Cuando la sirvienta pensó que ya era suficiente levanto a la dolorida chica la hizo girar para que viviéramos sus nalgas enrojecidas por los latigazos. la detuvo y comenzó a jugar con los grandes pechos de la chica eres muy hermosos y generosas de tamaño.
Yo que tenis a mi compañera sentada en mis rodillas también acariciaba sus pechos que mucho mas pequeños sin embargo eran tan excitantes y sexuales, sino mas que los de la sumisa, que ya empezaba a ser castigada con pequeños manotazos en las tetas. Yo a cada golpe apretaba lo de Elivira que parecía gozar en cada apretón por su parte ella acariciaba mi pene con suavidad
-Te gusta el regalo- Me pregunto-
Claro que me gustaba era pan erótico, lejos de parecer cruel el castigo que estaba infligiendo la doncella proporcionaba un extraño placer a su sumisa-
Me levante y con miedo cogí na fusta que había en la mesa y comencé a golpear en los pechos y en las nalgas a la sumisa fueron pocos golpes pero con fuerza creciente. Después acaricie las partes de su cuerpo enrojecidas por el castigo las acaricie con máxima suavidad y a cada roce el cuerpo de la muchacha se estremeció en una mezcla de placer y de dolor que me excitaba cada ves mas. Hasta que no pude aguantar mas y me la folle primero por el coño que me proporcionaba un gran placer era algo diferente a lo que yo había conocido antes. Después la poseí por el culo no fue difícil entrar el ella y lo goce tanto que por primera vez en mi vida grite al correrme.
El fin de semana fue algo glorioso y que a pesar de haber tenido de vez en cuando alguna nueva aventura con las que ahora so mis amigas o haber probado a ser yo el sumiso nunca he podido repetir aquellos momentos iniciales en los que Elvira y yo nos abrimos a un nuevo mundo de placer
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