EL RINCÓN DE LAS FANTASÍAS V. *
Un cliente con una fantasía muy peculiar. queda satisfecho. .
Canalla.
.
Estimado señor Adam.
Primero y antes que nada le mandó un cordial saludo, y aprovechó para agradecerle por el favor de hacer realidad una de mis más bajas fantasías.
También agradezco el hecho de no juzgar al momento de comentar dicho sueño erotico.
Segundo. Como lo acordamos, la persona en cuestión no recibo ningún daño; es más, creo que lo demás fue un regalo por parte suya.
Espero pronto poder ir a visitarlo.
Eternamente agradecido Bryan.
Al término del mensaje, Bryan repasaba una y otra vez lo acontecido esa mañana.
Siendo un hombre de escasos 27 años y de familia respetable, nadie imaginaría que aquel joven, tendría una fantasía así.
No hacía falta recordar aquella consulta con el vendedor de la tienda; sino, mas bien la acción que tomaba ya varias horas de haber transcurrido, tal es seguían frescas en la mente de este joven.
Tal y como lo pidió un día antes.
Dando las 6 de la mañana, el joven salía de su casa, nervioso y dudoso del acontecimiento que podría o no suceder.
Llegando a la avenida donde siempre pasaba y con pasos llenos de nerviosisimo, noto que la calle estaba totalmente desierta.
Llegando a la esquina donde se encontraba su víctima. Una hermosa jovencita, vestida con el uniforme de su escuela.
Falda verde a cuadros, calcetas blancas, suéter azul, debajo una camisa blanca.
Al verla Bryan, sintió desfallecer de la impresión de saber que ese sería el día más preciado de su vida.
Se colocó detrás, mirando de arriba a bajo su figura.
Con la duda de saber si realmente no habría alma alguna que lo viera. Decidió esperar.
Una vez confirmado lo antes dicho. Volvió a observar a la chica; quien mandaba mensajes de texto.
Sacó una navaja, poniéndola al lado derecho de la colegiala y al mismo tiempo que la tomo del cuello amenazándola con hacerle daño, si gritaba o se resistía.
La llevó a un callejón cerca de ahí, comenzando por dejarle el arma punzo cortante en el cuello, deslizando la otra mano por debajo de la falda escolar.
– Si te portas bien, te prometo que no te haré daño.
Como ves. No hay nadie.
La chica, con ojos llorosos, asintió afirmando que no haría nada.
Por su parte Bryan, seguía acariciando la entrepierna de la asustada joven.
Pronto sintió humedad encima las bragas, provocándole que le quitase la mano con el cuchillo del cuello.
La joven colegiala tenía una mueca de estar disfrutando cada caricia a su entrepierna.
Extrañado por esta situación, Bryan decidido besó la boca de la ahora exitada estudiante, fundiéndose en un beso apasionado, donde sus lenguas chocaban entre sí.
Las manos de ambos recorrian el cuerpo de cada uno, donde las manos toscas del abusador eran la que más suerte tenían.
La estudiante era recargada en la pared, mientras el joven mamaba con fervor su velluda panocha.
Ahhh, aahh.
Eran las únicas palabras que la chica pronunciaba, a cada lengüetazo que recibía en su intimidad.
Sin importar el aire frío de esa mañana, Bryan, le saco el suéter, desabrochadole el sostén a la chica, sacando sus medianos y redondos pechos; para, asi empotrarla de cara a la pared y poderla penetrar.
La excitación y el placer que ambos tenían, era casi un sueño para este hombre que intentaba abusar de la joven que veía casi a diario y en el mismo lugar.
Los aullidos de la colegiala podían escucharse a mas de una cuadra; eso si alguien hubiese pasado por ese lugar.
Sentando a la chica, el, se acomodó para envestirla de frente, mirando su cara llena de placer y también para amamantar se.
Jalandole ambos pezones con los dientes, la joven tuvo un gran orgasmo, arañando la chamarra de aquel hombre.
Lugo de unos minutos entre jadeos, chupada de pecho y besos furtivos, el joven tuvo el que sin duda fuera el mejor de los orgasmos que casi lo dejo sin aliento.
Al levantarse, ya sin importar le aquella mujecita. Esta se prende con la boca en su aún erecta verga, dándole una mamada de campeonato.
Bryan. Con los ojos totalmente en blanco, jadeaba de placer; así, como lo hacía la joven estudiante.
El sol comenzaba a dar brillo, la calle tan desierta, a excepción de los dos amantes desconocidos que ahí se encontraban.
Aahh, ahhh.
Era Bryan que logró su segunda descarga en la boca de la colegiala.
Animoso, él se abotono el pantalón, en lo que la chica acomodaba sus ropas.
Dándole un beso más. Él contempló el bello rostro de la joven y sin decir nada. Siguió su camino.
La fantasía estaba cumplida, el hombre satisfecho de que todo culminará con éxito.
Al día siguiente, Bryan pasó de nuevo, por el mismo camino de rutina. Ahí se encontraba ella, quien lo miro fijamente. Él le saludó con un hola , pero la joven sólo lo observó muy seria. Él siguió su camino, preguntándose si ella recordaba algo.
Bien. Al menos ya cumplí con mi fantasía, pensaba para si mismo.
Vladimir escritor.
Nota:
Los demás capítulos se pueden encontrar en mi perfil y/o buscador de esta misma página.
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