El viaje que nos convirtió en putas (una historia real)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mimadaa.
Por fin llegó el día de nuestro tan esperado viaje a India, mi amiga Ale y yo estábamos ansiosas ya por partir. Cabe mencionar que el vuelo era una locura, además de un par de escalas en los Estados Unidos, casi 21 horas hasta India, sólo de recordarlo me duele la cabeza.
Al llegar a India nos dirigimos al ashram –lugar de retiro espiritual – al que nos habíamos inscrito previamente y en el que permaneceríamos por casi un mes. De entrada la diversidad cultural que ves en aquel lugar es de llamar la atención, los hay de todo y cabe mencionar que este airecito místico que tiene India, inunda todo y a todos a su paso, la gente se ve interesante y sumamente atractiva.
Nos hicieron los exámenes previos para poder ingresar al lugar, se dice que es por la seguridad de los que ahí se internan a vivir esta experiencia espiritual, para ese momento yo no sabía que había un doble propósito en esto. Pasamos los exámenes del VIH, nos inscribimos e ingresamos a aquel paraíso, elegimos los cursos que queríamos tomar, dicha elección fue bastante sencilla puesto que ya teníamos en mente lo que estudiaríamos ahí. A la mañana siguiente despertamos a meditar a las 6 pm, tomamos una clase de yoga flow, un exquisito desayuno y con el calor que hace en India para marzo, decidimos sumergirnos en la alberca para relajarnos un rato. Ahí encuentras de todos, dos tipos de la mano, chicas besándose, parejas heterosexuales demostrándose propinándose caricias, en fin, de todo.
Al otro extremo de la alberca un grupo de tres chicos, cabe decir que de muy buen ver, tenían fijamente puesta la mirada sobre nosotros, sin intención alguna de disimular, sus cuerpos eran de yoguis y aunado a ese aire de misticismo del que ya les hable antes, es inevitable que comiences a inquietarte. Comenzaron a avanzar hacia nosotros, mientras los nervios nos invadían cada vez más a Ale y a mí, un moreno de fuego con barbita de candado venía a la delantera, era de puerto rico, sangre caliente, con esa seguridad que les caracteriza. Los otros dos uno del sur de India y un italiano. Todos hablábamos inglés así que la conversación no fue difícil, el primero en saludar fue Marcos el puertorriqueño, de inicio no podíamos sostenerle la mirada, a pesar de que solemos muy segura, su energía que debo decir era totalmente sexual nos apabullaba.
En medio de la conversación soltaron prenda de su verdadera intensión.
– Se inscribieron ya a los cursos de Tantra – Dijo Marcos
– Sí – Le respondí – Estamos tomando desde hoy de Tantra blanco, muy interesante…
Marcos me interrumpió abruptamente con una carcajada – No preciosa, no hablamos de juegos de niños, UD se ven muy hembras, no pierdan su tiempo, el tantra es rojo o es basura – Ale y yo escuchábamos un poco intimidadas.
– Por sí lo desconoces, el tantra rojo es lo que conocemos en occidente simplemente como Tantra.
Se usa la sexualidad y la energía creativa para conectarse con el universo. Te permite conoce a fondo a tu pareja, dejarse de tontería y bloqueos, romper paradigmas y limitaciones de la sociedad occidental y su doble moral, que traes metidas en la cabeza. Al unirte sexualmente de esa manera con quien lo elijas, comienzas a gozar la experiencia única de estar vivos, te permites ser tú mismo de la experiencia
Nosotras seguíamos absortas, mientras Patric el italiano y Lokesh el indio, claramente se burlaban de nuestras caras. Al salir de la alberca, la curiosidad sexual no nos dejó y fuimos directo a la oficina de registro a preguntar un tanto apenadas por el curso de tantra, mientras que el tipo que nos daba los informes, lo hacía con la naturalidad con la que te venden una pasta dental. Pudo más esa curiosidad y nos inscribimos, así que a la mañana siguiente nos encontramos a nuestros calientes amigos en una sala de meditación, junto con otro 10 más entre hombre y mujeres, éramos 15 alumnos en total.
Durante el curso de esa mañana, aprendíamos de cómo auto boicoteamos nuestro placer, aprendimos ciertas maneras de tocar algunos puntos clave en el cuerpo, sin tapujos hablamos de posturas, incluso entre dos o más personas, en fin toda una experiencia. Al salir nos apresuramos para no toparnos con estos personajes intimidantes, lo que fue inútil porque ahí eventualmente terminas encontrándote y sucedió por la noche en el bar del lugar. Sólo recuerdo que legaron cuando llevábamos ya un par de bebida y saludaron, ya andábamos muy valiente, tanto que
– Y tú ¿Si eres bueno en la cama o puro cuento Marco? – lo hice en inglés por lo que todos entendieron y se rieron, él sonrió con una mueca amenazante y pidió al mesero venir.
El mesero traía una bebidas azules, extrañas, que nos dijeron eran obligadas en el lugar, por lo que las tomamos, desde ese momento y hasta que aparecimos un jardín del campus, que la poca luz que iluminaba hacia que pudieras percibirlo como un pequeño paraíso como el resto del lugar. Estaba tirada en el piso, sólo cubierta con una túnica blanca de algodón sin ropa interior, así también Ale. Mientras nuestros amigos estaban ya desnudos. Lo que sentía no era un mareo, era algo sublime, como una locura desenfrenada, una excitación tremenda que jamás experimenté antes, comencé a tocarme mi panochita que ya estaba muy mojada, mientras mis amigos me observaban y se jalaban esas jugosas vergas tentadoras. La de marcos era un animal enorme, grueso y venoso, que escurría ya de placer.
De pronto vi como ale se levantaba y con ritmo cadencioso comenzó a avanzar hacia ellos, como para entregarse, las bubis le revotaban y por su pierna ya se veían hilos de sus jugos resbalando. Bailaba y se tiraba al piso abriendo las piernas, exhibiéndose, lo que tenía como locos a aquellos tres.
De pronto vi como Lokesh y Patric se fueron sobre Ale y la tomaron cada uno de un brazo al más puro estilo de las imágenes sexuales que ilustran el Kama Sutra. Ale permanecía parada con los brazos estirados por aquellos dos, Marcos se acercó y le separó las piernas mucho, tanto que Ale gritaba (en ese lugar no importan los gritos, reconocen los que son sexuales y nadie lo juzga ni le interesa lo que otros hagan, incluso se alegran). Abierta como un pollo rostizado era la imagen que veía de Ale mientras yo seguía tocándome, hasta que Marcos se hincó y se le prendió del clítoris, vi como no Ale no aguantaba más el placer que esto le producía, pues este cabrón era un maestro mamándola, la hacía gritar como perra en celo, la mordía, succionaba, chupaba, mientras le metía tres dedos, de pronto Ale comenzó a temblar y el paró, los otros dos las soltaron y en cuestión de minutos, la tiraron al césped, uno siguió mamándole la panocha como perro de la calle sediento, se tragaba todo y con la otra mano le restiraba el clítoris, mientras el otro le mamaba las bubis, jalando sus pezones, otra vez estaba a punto de terminar cuando la soltaron y uno se colocó debajo de ella, mientras el otro al frente y sin mayor miramiento uno le rompió todo el culo dejándole ir su verga flaca y larga hasta el fondo mientras el otro se la empujaba por la panocha, Ale gritaba y gemía como una puta barata y justo cuanto estaba por llegar al éxtasis por tercera vez, Marcos le metió esa verga enorme a la boca moviéndose de adelante a atrás. ¡Estaba ensartada por todos lados” Yo me revolcaba de placer viendo aquello. Y sin esperar mucho más, Ale estalló al mismo tiempo que aquellos tres, todos quedaron asquerosamente embarrados de jugos vaginales y semen, los tres les lamieron las piernas y el abdomen, porque en el tantra el semen es sagrado, no desperdician nada, así que se lo tragaron ellos mismo, mientras que el de Marcos, ese macho delicioso, se lo comió completito Ale, quien terminó desmayada, como muerta. Yo ante ese cuadro también me revolqué de placer en un orgasmo exquisito y me quedé dormida.
No sé cuánto tiempo más pasó desde aquello, pero cuando desperté estaba en cuatro patas y al agachar y mirar por debajo vi la cabeza de Marcos hundida en lo más profundo de mi panocha, mmmmmmmmm que deliciosa manera de despertar. Me mamaba como un loco, ahora supe porque Ale se revolcaba como perra, yo también lo hacía pero no podía perder la postura porque los otros dos me sujetaban también. De pronto me cambiaron de postura, quedé boca arriba, totalmente abierta, expuesta, escurriendo y exhibiéndome. El placer de que me vieran, de que se asomaran a mi panocha toda abierta y atascada de líquidos era una locura. Uno se me prendió de una teta y el otro de la otra, mientras marcos, recogía mis líquidos y se llenaba su verga exquisita y enorme con ellos, ¡Ah! Que ganas de que ya me la metiera, quiero que haga pedazos el coño y el culo, ya.
– Lárguense pendejos – gritó Marcos ante la cara de asombro de aquellos dos – está puta es mía –
Patric y Lokesh se largaron recogiendo sus trapos del piso, Lokesh llevaba a Ale en brazos y estoy segura que siguieron la fiesta deliciosamente el resto de la noche, pero a mí eso no me importaba en lo más mínimo, teniendo a ese depredador enfrente, ese macho enorme, exquisito con su jugosa verga ya embarrada de mi jugo por completo. Me dejo ver como un poco más como se la jalaba y se embarraba de lo que me escurría por las piernas. Yo aún sentía a los otros puercos metiéndose todas mis tetas en la boca y mamándolas de la manera más asquerosa que alguien lo había hecho. De pronto cerré los ojos y justo en ese momento Marcos me dejo ir su verga tremenda hasta el fondo de mi panocha, grite como perra a la que se están cogiendo bien rico en la calle, comenzó a moverse como enajenado y mientras me montaba me apretaba las tetas alrededor con sus manos, como si me las quisiera arrancar, impidiendo que la sangre circulara, cuando las soltó la sangre corrió como loca lo que me excitó más, comprendí que era una técnica tántrica. De pronto me sacó la verga, me volteó y sólo me dijo, “ahí te va perra”, el grito que solté se escuchó por todo el lugar incluso vi como nos miraban algunos por las ventanas y se masturbaban al vernos. Todo eso me excitaba más mientras estaba como perra recibiendo la verga de mi macho por el culo, estaba segura que no volvería a sentarme nunca con ese animalón destrozándome hasta las entrañas.
Cuando se cansó de culearme me acostó y me dijo – Ahora que estás bien abiertita – y de un solo golpe me metió toda su mano derecha por la panocha, que ya para entonces era un hervidero de jugos, no sé qué puto punto tocó, pero de pronto sentí una ganas enormes de hacer pipí e inmediatamente una cascada de mis jugos baño la cara de Marcos, que sonreía como obteniendo un trofeo, abrió la boca y se tragó todo. Aún me revolcaba de pacer, mi panocha estaba palpitando cuando me grito – pícate la panocha puta y restírate el clítoris – yo hervía de placer cuándo me dejó ir por la boca la verga, como lo hizo con Ale y se movió como loco, hasta que reventó en mi boca llenándome toda la garganta de su deliciosa leche ardiendo y en ese instante yo también exploté. Nos revolcamos juntos, ¡Que delicia!
Al final nos besamos como media hora riquísimo y me llevó cargando hasta mi cuarto, donde el otro costado estaba Ale como muerta de cansancio en la cama de a un lado. Se despidió con un breve beso en la boca y sentenció – Mañana seguimos practicando – no pude más y caí rendida. Continuará.
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