El violín que me dio el albañil.
Mi primer relato de como un albañil abusa de mi de camino a casa..
Hola mi nombre es Alma, es mi primer relato, lo que me paso es real. Como la mayoría de los relatos empiezan voy a describirme. Soy de piel morena tirando a blanquita, tengo 20 años y mido 1.71. Soy de cuerpo delgado, nada que resalte, no soy plana, pero tampoco tengo curvas exuberantes.
Esto me paso unos cuantos meses después de cumplir los 18, por noviembre. Para el momento en que esto sucedió yo ya no era virgen, no soy una ninfómana ni tampoco diré que esto cambió mi vida.
Entraba a primer semestre de mi carrera, mis materias las iban a dar en la tarde, por lo que casi diario salía a las 9 de la noche. Al salir esperaba mi transporte unos 10 o 15 minutos, 20 minutos de recorrido y luego bajaba frente a un mercado, y tenia que caminar 15 minutos por un parque y luego un tramo un poco desolado, donde casi no había luz. Hasta llegar a mi casa. Casi siempre terminaba llegando sobre las 10 pm.
Un día uno de nuestros profesores no nos dejaba salir hasta que termináramos de ver un tema, y salimos tarde, 9:30 aproximadamente, y para empeorar la situación mi celular se quedó sin carga. Salí corriendo a ver si alcanzaba el último camión, pero no, solo lo vi arrancar desde lejos. Así que me fui corriendo hasta un lugar donde pasaba otra ruta que me dejaría casi cerca del mercado.
Alcance a llegar justo, en el camión iban varias personas, sin más, no las recuerdo bien, pero si recuerdo haber visto a un hombre mayor, no sabría decir que edad, entre 40 y 50, por su vestimenta y lo sucia que estaba parecía un albañil, no parecía muy alto, era más bien bajito y gordito.
Poco a poco se fueron bajando las personas. Hasta que llego mi turno, tras de mi también bajo el albañil, tampoco le di importancia, más bien me preocupaba llegar rápido a casa, ni si quiera note que el hombre me fue siguiendo.
Llegué al mercado, atravesé el parque, solo me quedaba el tramo más peligroso. Iba pensando en como le iba a explicar a mis papás, cuando sentí que alguien me cargo y me metió a una especie de casa abandonada, de estas que están medio destruidas.
Yo empecé a forcejear, pero el tipo me dio una cachetada que me volteo la cara, me tapo la boca y me dijo:
Hazte a la idea de lo que va a pasar putita, voy a violarte, tú decides cuanto voy a lastimarte.
Comencé a llorar y con mugidos pedir que no lo hiciera que le daría dinero, mi celular, lo que fuera, pero ¡bah! Ni, aunque me hubiera entendido, dudo que me hubiera dejado ir.
Me masajeaba los pechos por encima de la ropa, me aplastaba con todo su cuerpo, frotaba su pene con mi vagina sobre el pantalón. Luego, comenzó a hacerlo por debajo de mi ropa, sentía como magullaba mis tetas, como pellizcaba mis pezones, como desabrochaba mis pantalones y como el se bajaba los suyos. Creo que yo no era su primera víctima.
No tarde tanto en notar como el sujeto frotaba su verga directo a mi vagina, solo le escuchaba decir:
- ¡Qué rica esta perrita! Parece que te esta gustando, estas bastante húmeda.
Y si, no lo voy a negar, una parte de mi estaba disfrutando como me lo hacia el albañil, sin ningún cuidado, sin ningún respeto. Pero otra parte de mi decía: “No lo debes disfrutar, te están violando no lo hagas”.
No tardo mucho más en ir metiendo su verga dentro de mí y comenzar a bombearme, lo hacia duro, rápido y desesperado, como si le urgiera terminar conmigo, me tomaba por el cuello, apretaba mis pechos, yo ya no quería gritar, simplemente me esforzaba por no disfrutarlo. Me puso de perrito, contra la pared, me cargo, hasta que finalmente, se vino, y el muy hijo de puta ni si quiera lo hizo afuera, se vino dentro de mí. Yo también lo hice, sentí como mi cuerpo me traicionaba y terminé viniéndome.
Me dejo ahí tirada en el suelo de esa sucia casa, me vestí y me arreglé lo mejor que pude y fui corriendo hasta mi casa. Aguanté la regañada de mis papas por no avisar que llegaba tarde, pero por dentro solo pensaba en esa cogida. Me metí a bañar, a quitarme los restos de semen que hubieran dentro de mí. Al otro día compre una pastilla del día siguiente.
Esto nunca se lo conté a nadie, como dije, no es algo que me haya cambiado la vida, ya llevaba una vida sexual, leía relatos en internet, miraba porno, esto solo fue como si se hubiera abierto otra ventana en el espectro. Al final, puedo decir que sí me gusto.
Espero que les haya gustado, si es así por fi háganmelo saber.
Hola, Alma. Me gustaría platicar contigo porque me gustó tu relato. Ojalá pongas el medio.