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Dominación Mujeres, Fantasías / Parodias, Heterosexual

Empecé a ver con otros ojos a la mucama

Mi presento ante todos, mi nombre es Pablo, recientemente empecé a sentir una fuerte atracción por la mucama de mi familia, no sé a donde me llevará este deseo pero te invito a que me acompañes y lo descubramos juntos..
Corrían los años 90 en la ciudad de Lambayeque, era una época de abundancia y los hacendados de la región poseían grandes casonas y muchas tierras aptas para la agricultura.

Otra característica eran las familias numerosas, sin embargo con el reciente fallecimiento de mi abuelo y algunos tíos, solo quedamos mis padres mis padres, mi abuela y mi tía como familia principal.

Nuestra familia era respetada debido al legado de mi abuelo y además era conocida en toda la región por el restaurante que administraba mi padre y mi tía.

Pero ninguno de ellos es protagonista en esta historia, sino más bien la mucama de la familia, mi querida Ámbar, una señorita traída de una región llamada Rodríguez de Mendoza, la cual es una región que linda con la sierra y selva de nuestro país y que también era muy conocida por tener a las mujeres más bellas de todo el Perú.

Ámbar llego desde muy joven, a pesar de ser una mezcla exótica, honestamente nunca llamo mi atención, pero ahora a sus  19 años era imposible no voltear a verla, con 1.63 de altura, unas abundantes pechos, piernas gruesas, una larga cabellera negra y un rostro muy seductor con cejas abundantes y labios carnosos era en verdad una tentación para cualquiera.

A pesar de todo no fue hasta un día en concreto que mantuve esa voluntad de no acercarme a Ámbar, una noche venia de tomar unos tragos con mis colegas y no aguantaba las ganas de ir al baño, así que opte por entrar al baño de visitas sin percatarme que Ámbar se encontraba en el baño, recuerdo claramente como pego un grito y yo solo tarde un instante en reaccionar y retirarme apresuradamente.

Los días pasaron y no podía quitarme la silueta desnuda de Ámbar, aclaro que fue un pequeño vistazo pero me gane con muchos detalles, me masturbe mucho alucinando que entraba en el baño y la tomaba con pasión.

Sabía que no era correcto fantasear con la servidumbre pero no podía evitarlo, había decidido hacerla mía a como dé lugar. Puse en marcha mi plan y converse con mi padre para hacer más formal el restaurante y la servidumbre de la casa. Le sugerí que sería bueno que empezáramos a trabajar uniformados, cómodamente pero formalmente, una vez recibí su aprobación, le dije que yo me encargaría de gestionarlo todo.

Afortunadamente  tenía una señora de confianza que era confeccionadora y con mi guía y buen gusto, diseñamos un traje de mucama que tenía un buen equilibrio entre lo modesto y lo sensual, habiendo tomado las medidas en una semana ya estaban todos los colaboradores bien uniformados.

Ahora si tenía que hacer mi movimiento, era sabido en la ciudad que teníamos una belleza trabajando para nosotros, mis amigos más leales me habían informado que había muchos lobos ofreciéndole la luna y las estrellas a mi Ámbar y no iba a permitir que nadie tomara ventaja.

La noche anterior había estado en la bodega de un colega arquitecto y estaba con una resaca muy fuerte, no había ido a almorzar con la familia y me levante bien entrada la tarde ya casi anochecía, me senté en la mesa y escuche una voz familiar.

A: ¿Buenas tardes joven  Pablo, le sirvo su almuerzo?

P: Ahora no Ámbar, solo tráeme una solución tibia para la resaca, por favor.

Inmediatamente Ámbar se me acerco con el brebaje listo, a lo que aproveche para lanzarme al ataque.

P: Oye Ámbar, no he tenido oportunidad de disculparme por el incidente de la vez pasada.

A: No tiene nada de que disculparse joven, fue un incidente.

P: Aun así te he notado más reservada conmigo desde ese día y no me digas que no.

A: Admito que me avergüenzo con usted desde ese día joven, pero sé que no fue su culpa.

P: Bueno pero no me gusta que estés así conmigo de hecho me gustaría recompensarte con algo.

A: No es necesario joven Pablo.

P: Sé que lo es pero insisto, además solo serán una masajes, mañana a las 9 de la noche te espero en mi recamara, no hace falta decir que me encantas en ese traje de mucama y nada de maquillaje por favor, detesto cualquier cosa que tape la belleza natural de las mujeres.

A: Pero joven a esa hora todavía tengo que estar pendiente por si los patrones necesitan algo.

P: Mis padres podrán apañarse solos, no acepto que rechaces mi manera de compensarte.

A: Está bien joven, como usted ordene.

Esa noche no pude dormir bien de la impaciencia por tener a Ámbar en mis aposentos, prepare todo con lujo de detalles, puse una música suave y ordené el poco caos que había en la habitación. Dispuse todo según lo planeado y espere su llegada.

Tocaron mi puerta y fui a recibir a mi invitada especial. La invite a pasar y le tendí una copa de vino.

A: Yo no tengo permitido beber alcohol joven.

P: Es solo una copa Ámbar, además odio beber solo, así que brinda conmigo, te ayudara a relajarte.

Ella tomo su vino con timidez y mirándome como buscando mi aprobación.

Me quede deleitado observándola, ambos acabamos nuestras copas y le pedí que tomara asiento.

Me acerqué a ella por detrás y despeje de sus hombros  su larga cabellera negra.

El traje estaba diseñado para que tenga fácil acceso a sus hombros y cuello. Empecé con unos masajes suaves y después de un rato comencé a soplarle suavemente detrás de la oreja y el cuello.

A: Ji ji ji me hace cosquillas joven.

P: Ah con que tienes cosquillas, debo admitir que eso me gusta, dime te están gustando los masajes?

A: Si joven, pero no sé si deberíamos estar haciendo esto.

P: Necesito pulir mis habilidades y tú necesitas desconectar un poco del trabajo, no hay nada de malo en lo que estamos haciendo Ámbar.

A: Ahmmm está bien joven.

P: Ahora pasemos a la cama Ámbar, no te asustes pero voy a descubrirte toda la espalda.

Ámbar obedeció con dudas, se recostó en la cama y se tensó un poco cuando desate las tiras de su traje para descubrirle la espalda.

Empecé a recorrer toda la espalda de Ámbar, me encantaba la textura de su cuerpo,  era firme pero sin dejar de tener cierta terneza.

Ella hacia sonidos suaves cuando subía la intensidad de los masajes.

Estaba comenzando a empalmarme muy duro y ya no me quedaba paciencia.

Le pedí que se dé la vuelta, ella dudo un momento pero obedeció.

Inmediatamente me fije en sus pechos, eran grandes y firmes y su pezón era de tamaño mediano y de un marrón claro. Ya llegaría el momento de saborearlos, opte por pasar mis manos desde su cuello, sus hombros y fui bajando lentamente, hice un pequeño amague en sus pechos y baje hasta su pancita.

Quería acortar la distancia entre nosotros y demostrarle mis verdaderas intenciones de una vez por todas.

Sin embargo cuando acerqué mi rostro para darle un beso, ella rápidamente hizo la cara a un lado y trató de levantarse.

Yo no se lo permití y tome sus manos con las mías y le puse todo mi peso encima.

P: ¿Ámbar, a donde crees que vas?

A: Joven por favor no

P: Me ofende mucho que oses rechazar mi cariño, a partir de ahora ya no voy a ser tan suave contigo y rápidamente amarre sus manos impidiéndole el escape.

A: Joven lo siento, no me lastime por favor.

No me iba a dejar ablandar ahora que por fin la tenía donde quería.

Entonces pase a morderle un pezón, ella soltó un grito y trato de escaparse, pero yo la tenía bien  agarrada, le estaba chupando con mucho intensidad sus pezones, los mordía con cierta brusquedad, ella solo suplicaba que me detenga.

Aseguré la cuerda a la cabecera y arranque la falda de su uniforme.

Tenía una ropa interior blanca que hacía juego con los colores del traje, se la baje con cuidado y la guarde como trofeo.

Ella berreaba y forcejeaba mientras bajaba mi rostro a su entrepierna, pero su resistencia solo hacía que me excite más.

Ámbar cerró sus piernas con fuerza, entonces le di la vuelta y le metí un par de palmazos que dejaron mi mano marcada en sus nalguitas.

P: Tú decides Ámbar o te sometes a mis deseos o no la vas a pasar bien.

A: Joven por favor deténgase, no le diré a nadie.

P: Me detendré cuando esté satisfecho, ahora abre las piernas que quiero probarte.

A: Joven no abuse de mí, se lo suplico.

P: Aunque quisiera no podría detenerme, vamos mi amor abre tus piernitas para mí.

Forcé sus piernas y contemple su tesoro, era una vagina hermosa, empezando por un clítoris que se asomaba tímidamente y con un tajito que cubría sus labios menores, no tenía el bello muy abundante, pero la hubiera preferido completamente lampiña.

Me relamí y ataque con mi lengua, chupaba su clítoris y poco a poco iba sobresaliendo, le mordía los laterales de sus piernas y procuraba tener muy ensalivado su tesoro para que le fricción sea placentera.

Ámbar solo gemía y me miraba con gesto de súplica, como la veía excitada y vulnerable  atacaba su tesoro con más fuerza.

Cada vez se resistía menos y me pareció que Ámbar ya estaba totalmente domada por este sátiro del amor.

Ahora si era momento de hacerla mía, no era el plan inicial pero la tomaría en cuatro como una perra.

La voltee con agilidad y le metí un fuerte palmazo en cada nalga.

Ese culito se veía delicioso pero decidí darle una atención especial en un futuro encuentro.

El panorama de su tesoro húmedo y su apretado culo era impresionante, mi miembro estaba duro como poste de luz, lo pase suavemente contra sus paredes vaginales y ella intento alegarse al sentir el contacto.

La palmee bruscamente, la sujete de la cintura con una mano, con la otra mano la jale del pelo y la penetre con rudeza.

Ámbar lanzo un grito ahogado y lucho como pudo pero la tenía bien sujeta.

El ajuste era increíble y estaba muy caliente, baje la intensidad para no venirme tan rápido y de vez en cuando le metía una buena nalgada.

La voltee de la cama y la puse al frente mío, yo estaba al borde de la cama, puse sus piernas en mis hombros y aproveche para besarle los pies, talle mi pene erecto en su sexo y de un golpe seco la volví a penetrar, ella se arqueo con los ojos muy abiertos y continué penetrándola. Apreté sus piernas contra su cuerpo para que la penetración fuera más profunda, cuando ya no aguante más eyacule en todo su cuerpo, había acumulado muchos días sin acción y literal la bañe en mi leche.

Tome un respiro y observé como estaba ella, estaba con el rostro de costado y pude ver lágrimas en sus ojos, debo admitir que me domino el deseo de poseerla, limpie su cuerpo, la desaté, la ayude a ponerse de pie y le tendí su traje para que pueda vestirse.

P: Aséate y descansa que mañana tienes mucho trabajo por delante.

A: …

P: Oído?

A: Sí, joven

P: Este será nuestro secreto Ámbar, solo de nosotros dos.

Le di un beso en la frente, un palmazo en el culo y le dije que se retirara.

Y así concluye esta primera parte de como capitalice mis locos deseos por la mucama de mi familia, todavía hay mucho que enseñarle y muchas otras cosas que experimentar, espero poder plasmarlo en futuros capítulos.

Saludos para todos.

92 Lecturas/14 junio, 2025/0 Comentarios/por elbati
Etiquetas: abuela, amigos, baño, culito, culo, padre, sexo, vagina
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