EMPECE A VER CON OTROS OJOS A LA MUCAMA II
Sean todos bienvenidos a la segunda parte de esta aventura sexual con la mucama de mi familia, en esta segunda parte descubriremos los sucesos desde la perspectiva de Ámbar y conoceremos un poco más de su vida, su personalidad y sus motivaciones..
Después de que el joven Pablo abusará de mí, caminé hasta el baño de visitas y limpie todo mi cuerpo, lloré mucho bajo el chorro del agua y juré que me vengaría de lo que me había hecho. A la mañana siguiente comenzaron a aflorar las secuelas físicas, tenía las muñecas un poco moreteadas y me dolían un poco las piernas por lo brusco que fue el joven conmigo, sin contar la montaña rusa de emociones que me invadió durante el día, me sentía triste, sola y sobretodo desprotegida.
Provengo de una familia muy humilde, mi padre falleció en un accidente y casi no recuerdo nada de él. Mis abuelos que tenían buena relación con algunos hacendados del norte, conversaron con una familia bien acomodada para que me tuvieran bajo su tutela y me dieran trabajo para poder ayudar a mi familia.
Es así como a mis 12 años me enviaron a una región desconocida para mí, el clima era muy caluroso para mi gusto pero me acogieron de buena manera y siempre se portaron bien conmigo. Estudiaba a la par que era instruida en las labores del hogar, me enseñaron a hacer limpieza, a cocinar, a lavar la ropa y a mantener toda la casona organizada.
Lamentablemente cuando falleció el abuelo del joven Pablo todo vino a peor para mí, nunca fui tan consciente de lo que provocaba en los hombres hasta que el señor falleció, sin su presencia muchos hombres comenzaron a insinuarse y a prometerme muchas cosas, pero había algo que me decía que solo querían una cosa de mí y nunca hice caso a ninguno.
Afortunadamente en los próximos días el joven Pablo no se acercó a mí, tal vez por temor a que termine contando lo que me había hecho. Mis heridas físicas terminaron por sanar pero las heridas psicológicas me seguían persiguiendo, tenía pesadillas en las noches donde era asaltada y abusada por hombres sin rostro y no podía evitar estar intranquila cuando se hacía de noche.
Transcurrieron varias semanas y parecía que todo había quedado atrás, estaba realizando mis labores domésticas, cuando empecé a sentirme observada, es difícil de explicar pero después de lo que me hizo el joven mis sentidos y mi intuición se volvió más aguda. Eche un vistazo pero no había nadie.
Me disponía a continuar cuando alguien me abrazo por atrás y me habló suavemente al oído.
P: Hola Ámbar, por fin bajaste la guardia.
A: …
P: No me dices nada, después de lo que compartimos aquel día, ¿indiferencia es todo lo que tienes para mí?
A: No compartimos nada, usted tomo lo que quiso.
P: Tienes razón Ámbar, te tome porque te deseaba con locura, pensé que solo era un capricho pero sigo pensando en ti.
A: Espero que lo haya disfrutado, porque nunca más seré suya.
Fue entonces que el joven me tomó con fuerza, pego su entrepierna a mi trasero y me hablo muy cerca al oído.
P: Te escucho muy confiada Ámbar, pero aunque aquel día también te sentí mojada ahí abajo.
A: Usted es un depravado que abusa de quienes no pueden defenderse.
P: Lo de depravado te lo compro, lo demás no y te digo algo más, tarde o temprano te voy a hacer mía de nuevo.
Una vez dicho eso, me metió el típico palmazo en el culo y se alejó con su andar engreído.
No sabía cuándo iba a hacer su próximo movimiento pero tenía que estar preparada.
Analicé mis opciones, delatar al joven estaba fuera de cuestión, en primer lugar había dejado pasar muchas semanas, además el joven era hijo único y heredero de todo, a pesar de que eran buenas personas, su familia no le daría la espalda y sería su palabra contra la mía.
Esa noche me quedé dormida sin encontrar una solución clara pero convencida de que la encontraría a cómo de lugar.
Los días pasaron sin mayores acercamientos por parte del joven Pablo, no sé si estaba tramando algo o simplemente el hecho de tenerme al alcance no lo hacía actuar precipitadamente.
Una noche estaba ya preparándome para dormir, cuando de repente escuche un ruido fuerte en la sala de estar, yo siempre era la última en acostarme y me pregunté si alguien se había percatado. Temerosa me aproxime a la sala de estar y mi cautela desapareció cuando me encontré una silla volcada y una familiar figura tendida en el piso, era el joven Pablo, obviamente su estilo de vida bohemio no le había enseñado a controlar cuanto bebe.
Lo contemple un rato y se me pasó por la cabeza dejarlo ahí tirado e irme a dormir, pero posiblemente no lo vuelva a encontrar en ese estado y pueda sacar ventaja de eso. Le aventé un vaso con agua fría y sonreí divertida cuando se levantó sobresaltado. Tardó unos segundos en reaccionar y al parecer seguía borracho.
P: ¿Ámbar, eres tú?
A: Buenas noches joven, ¿está cómodo el piso?
El joven me miro con una mezcla de incredulidad e idiotez, al parecer si se había pasado bastante de copas.
Se puso de pie como pudo y se apoyó en la mesa para no caerse.
P: Maldita sea, no me dan las piernas. Ámbar ayúdame a llegar a mi habitación.
A: Seguro que usted conoce bien el camino.
P: Por favor, no creo poder llegar solo.
A: Lo ayudo pero fíjese bien donde pone sus manos o le juro que lo dejo tirado.
P: Jajajajaja… cof cof… está bien ayúdame.
Pase el brazo del joven por detrás de mi cuello y lo llevé hasta su habitación. No me toco pero lo que sí hizo el muy depravado fue pegar su nariz a mi pelo, me sonrió y elogió mi aroma. Su aliento olía como a madera y cebada tostada, seguro había estado tomando whisky, sé que era su trago favorito y por lo menos no le dejaba mal aliento. Llegamos a su habitación e hice ademán de separarme de él.
P: Ámbar ayudarme a acostarme.
A: Yo no voy a entrar a ese cuarto asqueroso.
P: Te doy mi palabra que solo quiero tu ayuda.
A: La palabra de un abusador no vale nada.
P: No debí forzarte, discúlpame por lo que te hice mi pequeña Ámbar.
Esa última frase me dejo en shock un momento, había olvidado que cuando llegué a esta casa, al principio siempre me llamaba “mi pequeña Ámbar”. Eso solo quería decir una cosa, el estar ebrio había sacado a relucir ese lado bueno que pensé que ya no existía. Esta era mi oportunidad, ahora mismo el joven Pablo estaba vulnerable y podía sonsacarle algo con lo cual hacerle frente.
Abrí la puerta de su cuarto con una mano mientras lo sostenía, nos acercamos a la cama y lo dejé caer. Le ayude a sacarse los zapatos y lo tapé con su manta.
El joven Pablo me miraba expectante.
A: ¿Qué? ¿No me diga que también quiere que le cante una canción de cuna?
P: ¿Desde cuando eres tan sarcástica? extraño a la Ámbar dulce y recatada.
A: Esa Ámbar dejó de existir cuando usted abuso de mí.
P: Ya te he pedido disculpas.
A: Sus disculpas no van a reparar lo que me hizo.
P: Ese día te mostré lo peor de mí pero se me ocurre algo que podría ayudarte a sanar.
A: No creo que me ayude pero quiero saber que es.
P: ¿Y si me dejas hacerte el amor Ámbar?
A: Jumm, dudo mucho que su amiguito funcione si no está tomando a alguien por la fuerza.
P: Jajajaja aparte de hermosa me haces reír mucho.
A: …
P: Déjame darte mi amor y sanar el daño que te hice mi pequeña Ámbar.
A: ¿Y si no lo consigue?
P: Te juro por mi alma que te dejaré en paz y nunca más volveré a molestarte.
A: Valientes palabras pero ¿se acordará de esta conversación mañana?
P: Mañana y siempre, ¿qué dices?, ¿tenemos un trato?
A: Voy a pensarlo, en una semana le daré mi respuesta.
P: Lo esperaré con ansías.
A: Hasta mañana joven Pablo.
P: Hasta mañana mi pequeña Ámbar.
El joven se quedó dormido de inmediato, roncaba suavemente posiblemente por efectos de todo lo que había tomado.
Lo contemplé un rato, lucía inofensivo estando dormido, sopese lo que me había propuesto y deduje que en el fondo el joven Pablo me quería más allá de lo sexual. Sonreí para mis adentros, esto era lo que necesitaba saber para enfrentarlo, sacaré todo el provecho que pueda de eso y una vez haya sacado adelante a mi familia, me iré sin dejar rastro.
Pasó una semana y era hora de darle una respuesta al joven Pablo, lo había descubierto mirándome ansioso todos estos días, me causaba gracia ponerlo así. Estaba decidida, aceptaría el trato del joven Pablo, hare que me quiera y cuando eso pase me vengaré por lo que me hizo.
A: Buenos días joven
P: Buenos días Ámbar, entonces ¿ya tienes una respuesta?
A: Acepto su trato pero con una condición.
P: Te oigo.
A: Ya jugamos en su terreno, ahora quiero que lo hagamos en el mío, será en mi recamará.
P: Me parece justo, ¿me dices la hora?
A: Cuando todos estén dormidos, 11 de la noche joven.
P: ¿Quieres que lleve algo de tomar?
A: No quiero nada que después pueda usar como pretexto, seremos solos los dos.
P: Jajajajaja, créeme que no habrá nada que impida que esta noche vuelvas a ser mía
Me ruboricé ligeramente y recién pude caer en la cuenta de que iba a estar frente a frente con el joven desde aquella fatídica noche. No pude evitar sentirme nerviosa, pero debía ser valiente si quería igualar nuestras fuerzas, no volveré a dejar que me tome como una niña asustada, esta vez será diferente.
Ese día hice mis quehaceres con rapidez para estar libre y tome una siesta breve. Siendo las 10 de la noche me di un baño caliente, poniendo especial énfasis en mis partes íntimas, después de secarme, me peine mi larga cabellera, me eche un poco de perfume y me puse una lencería bonita cubierta por mi bata de dormir favorita.
Tocaron a la puerta suavemente.
El joven Pablo fue muy puntual, él también había puesto mucho esmero en lucir impecable.
Llevaba unos vaqueros clásicos, una bonita camisa y unos zapatos perfectamente lustrados. Se había estilizado su barba lo cual acentuaba un perfecto balance entre juventud y madurez, tengo que aceptar que lo hacía ver guapo. Me saludó y lo primero que hizo fue echar un vistazo en mi habitación.
P: Whoah no pensé que tuvieras tan buen gusto para decorar un cuarto. Es bonito y cálido al igual que tú.
A: Bueno ha sido mi habitación por muchos años.
P: Estás muy hermosa mi pequeña Ámbar
Sin más dilación el joven se acercó a mí y nos miramos a los ojos por un momento. Me acarició las mejillas y me dio un beso casto en los labios. Me cargó en sus brazos y me llevó a la cama.
Mi cama no era tan amplia como la suya pero era igual de cómoda.
Una vez acostados me comenzó a besar el cuello y en intervalos me besaba tiernamente los labios, poco a poco iba subiendo la intensidad de sus besos.
Me sacó la bata y me comenzó a besar a la altura de mis senos, mis pezones erectos estaban suplicando ser liberados.
Como leyendo mis deseos, me arrancó el sostén y ataco mis pechos con intensidad, los chupaba y los mordía con la fuerza justa para darme mucho placer, eso me tenía extasiada me revolcaba en la cama y no quería que se detenga nunca.
A medida que iba avanzando el joven se iba despojando de sus prendas, habiendo quedado en bóxer me miro a los ojos y me dijo que iba a comerme mi tesoro. No me estaba pidiendo permiso pero asentí a manera de aprobación.
Me sacó la última de mis prendas íntimas y contemplo el paisaje.
P: Whoah, te has afeitado.
A: Pensé que le gustaría.
P: Me encanta, ahora sé buena niña y abre tus piernitas para mí.
Obedecí y abrí las piernas, inmediatamente se acercó y sopló en mi sexo. Esto despertó mi sensibilidad, me besó los costados de las piernas y comenzó a besar mi tesoro.
Una sensación de placer comenzó a invadir todo mi cuerpo.
El joven me miraba a los ojos y pasaba su lengua por todo mi sexo. Metía sus dedos en mi tesoro a la vez que jalaba mi clítoris con sus labios, parecía una persona que lleva días sin gota de agua y se encuentra un poso de agua cristalina.
Chupaba, sorbía, lamía como si no hubiera un mañana, me tenía muy húmeda y literal me estaba devorando viva.
Con mis jugos aun reluciendo en sus labios se acercó a mí y me beso con lujuria, metió su lengua en mi boca y jugamos un rato con nuestras lenguas, sentía su erección por debajo del bóxer y su calor corporal era intenso.
P: Dime que te está gustando.
A: Sí joven, me encanta.
P: Pídeme que vuelva a estar dentro de ti
A: …
P: Vamos pequeña, quiero que me lo pidas.
A: Quiero que vuelva a estar dentro de mi joven.
El joven Pablo se despojó de su ropa interior, liberando su miembro totalmente enervado, me pidió que recoja un poco las piernas, talló su erección en mi tesoro lubricado y me penetró lentamente, fue avanzando poco a poco y sentí como me iba invadiendo. Era como tener una espada de carne en llamas que invadía todo mi ser. Era doloroso al principio pero sabía que pronto no la querría fuera de mí.
El joven enterró la cabeza en mi cuello, me comenzó a besar y me mordía la oreja mientras iba y venía dentro de mí. Yo lo entrelacé con mis piernas para no dejarlo escapar y el aumento instintivamente la frecuencia de sus embestidas.
Buscaba hacer contacto visual conmigo pero yo no era capaz de sostenerle la mirada, me comenzó a besar el cuello al mismo tiempo que salía de mí. Inmediatamente me pidió que me ponga en cuatro, me puso la mano en la espalda para que levantara más el culo y me nalgueo fuerte.
Me agarro fuerte de la cintura y comenzó a invadirme lentamente. Al poco tiempo el ritmo de la penetración aumento, el choque de nuestros cuerpos resonaba en la oscuridad de la noche. El joven Pablo recogió mi pelo con una mano y con la otra me daba fuertes nalgadas, no sé si esto contaba cómo hacer el amor pero no me importaba. Yo estaba al borde del orgasmo y entregada totalmente al placer.
De pronto el joven salió de mí y se puso de pie, me dio vuelta como si fuera una muñeca, me jalo al borde de la cama, me miró fijamente mientras tallaba su sexo en mi tesoro y me penetro de una sola estacada, en intervalos se acercaba a mí para morderme los pezones y me daba besos llenos de lujuria mientras continuaba penetrándome. Ya no aguantaba más, estaba a punto de llegar.
P: Ahora si te está gustando, ¿verdad Ámbar?
A: Si, ahh, esoooo.
P: Oh si pequeña.
A: Tal vez usted no se va a venir pero yo sí
P: Vamos pequeña, córrete para mí.
A: Sii, así, que rico.
P: Rico es estar dentro de ti pequeña
A: Ahhhh, ahhh, así, asiiiii.
Los dos estallamos en un grito ahogado, saco su miembro justo a tiempo y salieron 5 chorros de leche caliente.
Se tumbó a mi costado mostrándose exhausto y yo me quede bañada en su leche sintiendo los últimos vestigios del intenso orgasmo que había tenido.
Cuando me tranquilice, me puse a pensar sobre lo que acababa de hacer, le había dado acceso a mi cuerpo al hombre que abuso de mí, sin embargo tenía que reconocer que esta vez había sido completamente diferente.
Por un momento me pregunté cuál era la verdadera esencia del joven Pablo, aunque la verdad saber eso no alteraba nada, mi plan estaba trazado y esta era solo el comienzo.
Y con una Ámbar pensativa pero decidida al mismo tiempo culmina la segunda parte de esta historia, en el cierre de esta aventura sabremos si Ámbar logrará manipular a su antojo al joven Pablo o la pasión de este podrá doblegar los planes de venganza de la mucama de su familia.
Espero que les guste y saludos para todos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!