En el colectivo con la pollerita del colegio
Fue mi culpa por usarla tan corta pero me gustó .
La hora en la que salgo del colegio es la hora pico en la que los trenes, subtes y colectivos estan explotados. No estaba tan lejos de mi casa si me iba caminando, pero prefería tomarme el colectivo por más seguridad. Si me roban, me muero.
La parada del colectivo esta llena cuando llego, soy la última en la fila hasta que un tipo alto, morocho, vestido con ropa de trabajar en la construcción, se pone detrás mio. Me doy vuelta para mirarlo. Es bastante feo y viejo, pero es grandote y alto. Si me lo cruzo en la noche, me cambio de vereda. Él también me mira pero de una forma más detallada, barriendo sus ojos por mi cuerpo de arriba abajo.
Tengo puesto mi uniforme del colegio: una chomba blanca con el escudo del colegio, la pollera a cuadros azules que varias veces la preceptora me había llamado la atención por lo corta que la tenia, mis medias hasta debajo de las rodillas blancas y zapatos escolares. No llevo mochila porque prefiero los bolsos, así que tengo uno colgando de mi hombro. Y mi pelo peinado en dos trenzas a los costados de mi cabeza, se que me hacen ver como una verdadera colegiala.
Empezamos a subir al colectivo lentamente por la cantidad de gente que hay. Ya vino casi lleno a la parada, por lo que todo el mundo está acomodándose en los rincones vacios que encuentran. Cuando me toca subir a mi, procuro que no se me vea nada debajo de la pollera porque ni siquiera uso shortciro, pero se que el tipo detrás mio ve como la tanga roja que tengo puesta se me cola toda en el orto de una manera apretada.
Miro para atrás para ver si es verdad que se dio cuenta, y por la forma en la que se pasa la lengua por el labio y me mira morboso, se que me vió todo. Me pongo roja y lo ignoro.
Apoyo la sube cuando es mi turno e intento abrirme espacio entre todo el mundo. Llego hasta un rincon vacio en el lugar donde van las sillas de ruedas y me hago un espacio ahí. Estoy muy apretada, por lo que me pongo de frente a la ventana, dándole la espalda a las personas de mi alrededor, y uno de ellos es el tipo que subió detrás mio.
Siento su pecho tan pegado a mi espalda que intento alejarme pero es imposible porque no hay lugar.
-Disculpame, cuando pueda me corro. -me dice.
Yo me doy vuelta y le doy una sonrisa forzada. -No tranqui, no hay ni lugar.
Y así viajamos apretados como cerdos. La gente se queja, murmulla y putea al colectivero que sigue levantando gente en las paradas, por lo que vamos más apretados.
En un momento siento un roce en mi mislo, justo donde termina el largo de la pollera que es básicamente debajo de mi cola. Pienso que es sin querer del tipo que está detrás mío, así que no le doy importancia. Pero cuando siento como su mano completa se cuela debajo de la pollera y me amasa todo el orto de forma ruda, entonces me sobresalto y me quedo dura.
No me puedo mover y tampoco digo nada. La gente a mi alrededor ni se entera. Siempre dije que cuando me pasara algo así, gritaría y putearía al pajero para que todo el mundo se entere y él se avergüence, pero no hago nada de eso.
Su mano sigue sobándome todo el orto. Me lo pellizca y me agarra la tanga en la parte que la tengo colada. Cuando la corre para un costado, uno de sus dedos acaricia mi ano intentando meterlo pero no puede por lo cerradito que lo tengo.
Sigo sin hacer ni decir nada porque para mi sorpresa, me estoy mojando toda. Siento como mi conchita se pone babosa al sentir la mano de este viejo pajero violándome.
Ahora me apoya. Se saca la pija dura del pantalón y la apoya en mi colita cuando me levanta la pollera. Es super arriesgado lo que está haciendo, pero la gente sigue sin darse cuenta. Me corre la tanga otra vez y con su pija me empieza a rozar todo el orto. La pone justo en mi ano como si quisiera metermela pero no puede, siento un liquido que puede ser el preseminal de él o saliva, pero estoy tan caliente que yo misma bajo mi mano, me toco la concha humeda varias veces, me meto los dedos y luego me acaricio el ano, humedeciéndolo.
Lo escucho gemir en mi oido y como su mano libre me aprieta con fuerza la pierna como diciéndome que le gusta que sea tan puta.
A nuestro alrededor la gente sigue sin darse cuenta de nada.
Uno de sus dedos hace presión en mi ano para entrar. Se siente incomodo pero me gusta. Nunca me han hecho la cola, y pensar en que un viejo que me dobla la edad, desconocido y violador me está por coger analmente en un colectivo lleno de gente, me pone demasiado puta. Hace que mi concha tiemble de placer y siento como mi tanguita esta arruinada de lo mojada que estoy.
El viejo sigue dilatando mi ano, yo me acaricio el clitoris disimuladamente y mis ojos se cierran de placer. Quiero gritar y gemir, pero me van a escuchar.
Su pija dura y caliente parace que me va a romper toda pero no me importa. Ojalá me lastime por trola. Me lo merezco.
Siento la presión de la cabeza de su pija intentando entrar en mi ano poco dilatado. Me muerdo el labio para no gritar cuando me la manda de una y siento como me arde. Efectivamente, me rompió toda.
Intento alejarme, pero él me sostiene en el lugar con fuerza y no se mueve. Su pija solo esta alojada en mi hoyito, quieta, llenándome como nunca imaginé. Siento que me cago y que estoy sangrando. Es algo que nunca había sentido.
No se mueve, pero lo escucho respirar con fuerza. Si se llega a mover la gente puede darse cuenta de lo que está pasando.
Yo empiezo a tocarme la concha desaforada. Me voy a venir porque me están violando en un colectivo. Mis padres se avergonzarian tanto de mi.
Siento como un chorro caliente me impregna con fuerza. Me acaba adentro sin avisarme y yo también me vengo por eso. Se me ponen los ojos en blanco y me tiembla todo el cuerpo. La chica que está al lado mio me mira, curiosa.
-Te llene todo el orto de leche por trolita provocadora. Para la próxima vas a usar una pollerita más larga. -murmura en mi oído para que nadie escuche.
Sus palabras me ponen caliente y me hacen temblar.
La chica al lado mio vuelve a mirarme.
-¿Estás bien?
Con la voz temblorosa, le contesto. -Si, si. -ni siquiera puedo mirarla a los ojos porque se va a dar cuenta de todo.
El tipo que me acaba de violar el culo se aleja. Siento como su leche se escurre por mis piernas, ensuciándome toda. Ni lo miro, él tampoco a mi. Cuando el colectivo para, pide permiso y se baja como si nada. Yo me quedo inmovil, también tenia que bajar en esa parada.
La chica me mira, mira mis piernas y mira al tipo que el colectivo deja atrás. Sus ojos se abren grande.
-¿Seguro que estás bien? ¿Necesitas que…?
La corto y le sonrío, feliz y más caliente que nunca. -Estoy muy bien, gracias.
Con muchas ganas de volver a subir a un colectivo lleno de pajeros con mi pollerita.
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