En el trabajo me gané la fama de puta, por lo fácil que le resultó a dos de mis compañeros convencerme de que me acostase con ellos, a un mismo tiempo
Una mujer cuyo esposo se lleva preso varios meses, después de una celebración en el trabajo de ella, sale con dos compañeros, se emborracha, los lleva a su casa y se acuesta con ambos a un mismo tiempo. .
No es que la haya pasado mal, es que después de que salí con ellos, me gané una fama de puta, por lo fácil que les fue a los dos, hacer que me acostase con ellos, a un mismo tiempo…
Todo comenzó, justo cuando terminó la fiesta de fin de año de la empresa, para la que los tres trabajamos, realmente se trataba de un sencillo compartir entre los empleados, cosa que aparte de ser sumamente aburrida, para algunas personas también resultó ser bastante incomoda.
Ya que una tipa que apenas llevaba par de meses en la empresa, de momento la nombraron jefa de nuestro departamento.
Algunas personas, me habían comentado que la tipa era la amante del gerente general, por lo que se creía la gran cosa, y ni idea tenía de lo que hacía nuestro departamento.
Por lo que la mayoría de los empleados debimos, en muchas ocasiones, ayudarla a salir de sus metidas de pata, y orientarla, sin que la muy desgraciada, ni tan siquiera se dignase, a darnos las gracias, y mucho menos a reconocer nuestra labor.
Bueno, pero no es de ella que les quería hablar, sino de lo que me sucedió con dos de mis compañeros de trabajo que, al terminar, la supuesta fiesta de navidad y fin de año.
Casualmente cuando los tres bajábamos en el mismo ascensor, uno le propuso al otro, que los dos fueran tomarse unas cervezas, para aprovechar que su esposa, se encontraba visitando a la madre de ella, fuera de la ciudad.
Por su parte el segundo estuvo de acuerdo, ya que por lo que dijo, al parecer hacía pocos días que había terminado con su última novia, mientras que a mí como no me invitó, pensé quedarme callada, pero como mi esposo aún estaba preso, por atropellar a una persona conduciendo borracho, y no saldría por lo menos en los próximos seis meses, por lo que, sin darles explicaciones, les pregunté si yo los podía acompañar.
Así que, para no andar en tres autos, los tres nos fuimos en el del primero, así que él nos llevó a un Pub recientemente había abierto sus puertas según él, no sé cómo se sentían ellos dos, pero yo que había ayudado tanto a la perra esa, procuré no pensar más en ella.
Pero la verdad es que mi malestar con esa tipa, se me notaba, y mucho, por lo que, cuando uno de ellos, me preguntaron que me pasaba, a medida que me fui tomando varias cervezas se los conté.
Realmente no se si me sentí bien, después de hablar con ellos sobre a desgraciada esa, o fue por beberme como cuatro cervezas, mientras se lo contaba, pero ya al rato, uno de mis compañeros de trabajo, me sacó a bailar, así que comencé bailando con uno y luego con el otro.
El detalle es que a medida que seguí bailando, seguí bebiendo con ellos dos, ocasionalmente me acordaba del pendejo de mi marido, a medida que mis dos compañeros de trabajo, comenzaban a apretarme más contra sus cuerpos a medida que seguíamos bailando.
Después de eso, continuaron manoseando casi todo mi cuerpo, mientras que yo sin ofrecerles resistencia alguna los dejaba que lo hicieran, en cierto momento, también comencé a sentir sus labios, por mi cuello y oídos.
Hasta que uno de ellos cuando regresé a la mesa con el otro, nos propuso a nosotros que fuéramos a un motel para seguir la fiesta.
Yo estuve de acuerdo, pero de golpe se me ocurrió que bien podíamos irnos a mi casa, además de que estaba cerca, y como el pendejo de mi marido seguramente no se iba a escapar de la cárcel, aunque eso último no se los dije a mis compañeros de trabajo.
La idea les gustó a mis dos compañeros de trabajo, la verdad es que no fue hasta que llegamos a mi casa, que me detuve a pensar, en lo que yo había hecho, digo en invitarlos a ellos dos a mi propia casa.
Pero ya dentro, en lugar de decirles que pensándolo bien era una mala idea, lo primero que hice fue decirles que se sirvieran algo, mientras que yo me ponía algo más cómoda.
No sé qué me pasaba, me encontraba deseosa de que alguno de los dos se decidiera irse para yo quedarme a pasar la noche con el otro, o por lo menos esa era mi idea.
Así que una vez que me quité la ropa, bajé a la sala en bragas, sin más nada puesto, uno de ellos, de inmediato me entregó una botella de cerveza, la que me tomé prácticamente de un solo viaje.
Pero al tener la botella ya vacía, la coloqué sobre la mesita de la sala, y la hice girar, al tiempo que les dije a los dos. “Bueno chicos, al quien señale el pico de la botella, se marcha.” Fue cuando uno me dijo. “Pero en lugar de eso, no te parece que sería mucho mejor que, en lugar de acostarte con uno, te acuestes con los dos.”
Yo la verdad es que no había pensado en esa opción, y cuando me fijé en el pico de la botella, se encontraba apuntando justo hacía mí, por lo que riendo como una verdadera tonta les dije. “Parece que la que se va a tener que marchar soy yo.”
Ambos se me acercaron, y al tiempo que ambos comenzaron a quitarse su ropa, también continuaron besándome, acariciándome, y agarrándome por todas partes.
Con la clara intención, de recostarme sobre el sofá de la sala, pero en ese momento les propuse que subiéramos a la habitación, ya que en la cama seguramente sería mucho más cómodo, que hacerlo en ese pequeño sofá.
Sin dejar de manosear todo mi cuerpo, ambos subieron tras de mí. Y ya dentro de la habitación de mi esposo y mía, de inmediato me dediqué a mamar sus vergas.
Nada más para que entrasen en calor, así que cuando ya las tenían bien duras, yo terminé de quitarme los pantis, y colocándome sobre la cama, los invité a que me penetrasen.
En esos momentos, a medida que tanto uno, me estaban penetrando, por el coño, en lo único que yo pensaba era en el placer que estaba disfrutando, fue cuando uno de ellos vio la foto de mi esposo y mía sobre la peinadora, y me preguntó, como si no lo supiera, quien era el tipo ese.
Yo de la manera más natural le dije, a ese es el cabrón de mi marido, mientras él continuaba enterrándome toda su verga dentro de mi coño, y yo moviendo mis caderas, para sentirlo más dentro de mí.
En ese instante el otro, al que le continué mamando su verga, dijo. “Él sabe lo que estamos haciendo en su cama, y volviendo a sacar su verga de mi boca le respondí que no, para de inmediato seguir mamándosela.” Entonces dijo. “A el pobre no es cabrón, como tú dices, es un inocente cornudo.”
Así que al rato cambiaron de lugar, y un buen rato después volvieron hacerlo, yo estaba encantada de seguir recibiendo sus vergas dentro de mi coño y de mi boca, hasta que en cierto momento uno de ellos, que ya llevaba rato manoseando mis nalgas, e introduciendo sus gruesos dedos dentro de mi apretado culito, para luego, sin previo aviso, puedo decir honradamente que me violó el culo.
El otro estuve a punto de morderle su verga, ya que justo la sacó de mi boca, cuando el primero me empujó toda su gruesa verga por el culo, pero, aunque me dolió, yo continué moviendo mis nalgas, y al poco rato ya estaba disfrutando plenamente de todo lo que me estaba haciendo por el culo.
La verdad es que no sé qué me ha sucedido, yo no soy así, o mejor dicho no lo era, jamás hasta ese momento le había sido infiel a mi marido, si es verdad que en ocasiones soñaba despierta con llegar a tener un amante, pero dos, y de un solo viaje jamás me pasó por la mente, por lo menos hasta esos momentos.
Cuando se lo confesé a una amiga mía, me dijo que la verdad era que antes nunca se me había presentado la oportunidad de hacerlo, pero de que yo era una puta insatisfecha, no le quedaba la menor duda.
Bueno desde esa noche, mis dos compañeros de trabajo, hacen conmigo lo que les da la gana, ya que ni a mi propio marido le he dejado que me diera por el culo y, sin embargo, desde esa noche, ese par de cabrones, me lo comen cada vez que se les antoja, sin que yo me oponga.
Como ya les mencioné, en mi vida, por lo menos hasta esa noche, nunca le había sido infiel a mi esposo, pero después de que ellos dos se acostaron conmigo, en mi propia cama.
Todo cambió en mi vida, tan es así que el pobre de mi esposo, en muchas ocasiones me había pedido que solicitase visita conyugal, cosa que tampoco, desde que lo metieron preso, yo solicité, pienso que por vergüenza.
Pero el siguiente fin de semana que me tocó irlo a visitar, además de que me fui sin mis pantis puestos, solicité la llamada visita conyugal, así que me imagino que en ese momento mi marido, se llevó tremenda sorpresa cuando se lo dijeron.
Por una parte, fue algo interesante, ya que primero fui ocultada por una enfermera, y una guardia, para verificar que no llevase nada oculto dentro de mi coño, pero por la otra, como el pobre estaba tan, y tan excitado, que apenas comenzó a meterme su verga, en un dos por tres de inmediato se vino.
Así que para que volviera a tomar cuerpo se lo debí mamar, y así fue que pudo nuevamente estar en condiciones de metérmelo.
Pero nuevamente volvió a venirse, mucho antes de que yo estuviera lista, pero apenas salí de la prisión, llamé por el teléfono a uno de mis compañeros de trabajo, y este me hizo el favor de recogerme en la puerta de la prisión, y llevarme a casa, donde yo después de lavarme bien le agradecí el favor.
Como verán aun mi esposo continuo preso, yo lo visito de manera más a menuda, y en eso ha ido mejorando poco a poco, pero mientras que él sale, mis compañeros de trabajo, me hacen el favor….
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