Entrevistando a una zorra 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sumisa-rebelde.
Carla estaba muy avergonzada tras las últimas palabras que había cruzado con la chica que estaba entrevistando para su libro, incluso había pensado en dejar correr el tema pero en la editorial le pedían más, así que tuvo que hacer un esfuerzo y tragarse su vergüenza y volver a concertar una cita con ella. La chica estaba un poco reticente cuando la llamó, se sentía ofendida por los comentarios de Carla sobre su Amo pero ofreciéndole una mayor compensación económica por su historia, Carla pudo convencerla de volver a quedar. Se citaron en el mismo bar de las otras veces.
— Creía que no volverías a llamarme, le dijo la chica a Carla.
— Bueno, tu historia está gustando mucho en la editorial.
— Pero tú no apruebas mi estilo de vida ¿verdad? Le preguntó la chica a Carla.
— Mira, lo que yo piense no es importante, en el libro yo no incluiré mis opiniones, me limitaré a contar tu historia pero si he de confesarte que no entiendo cómo puedes defender a quien te trata tan mal ya que dices que sigues con él.
— Así es, sigo con él y así seguiré hasta que él quiera. Solo vivo para él.
Carla se sentía realmente incómoda con la situación.
— Bueno, dejemos eso y sigue contándome más, le dijo Carla a la chica.
— Está bien, como quieras. Después de mi primera experiencia en el club, me llevaron a una habitación y me dejaron descansar un día entero, supongo que para que me aclimatara porque después fue un no parar, me tenían prostituyéndome con toda clase de tíos, mi opinión importaba una mierda. Reconozco que llegué a un punto en que solo pensaba en escapar de ahí.
— Pero no lo hiciste… le dijo Carla.
— No, no lo hice, el miedo me podía, además veía otras chicas que parecían felices de estar ahí y que eran mejor tratadas. Llegué a un punto que solo aspiraba a sobrellevar el estar ahí. Cada una de las chicas tenía reuniones periódicas con su chulo oficial, los cuatro amigos son los socios pero cada uno se encarga del seguimiento de algunas de las chicas. El primer día que me llamó mi chulo, el chico con el que yo contacté por internet cuando todo esto empezó, estaba asustadísima, pensé que había hecho algo mal y me iban a castigar pero al llamar a la puerta me hizo entrar y sentarme amablemente.
— Pasa y siéntate putita, ponte cómoda, me dijo él.
— ¿A qué viene tanta amabilidad? Le dije yo que estaba muy a la defensiva. ¿No será una trampa para luego traerme otro viejo asqueroso como el del día que llegué aquí?
— ¿Trampa? ¿Por qué trampa?
— Hacer que baje la guardia para que acceda de buena gana…
— Qué quejica eres, si te encantó. No hay más que recordar cómo gemías.
— Solo algunas cosas me gustaron ¿Y por qué solo 5 euros? Yo valgo más.
— Tú vales lo que yo diga, vete asimilándolo. Una zorra con tantos humos hay que alquilarla barata para bajárselos
— ¿Y no prefieres sacar más dinero de mi? Y algo que no me has dicho… ¿Yo que me llevo de cada servicio que haga?
— Antes educarte que el beneficio… Además, con lo puta que eres, cuando suba el precio estarán dispuestos a pagarlo y tú te llevas una buena follada y lefa por todo tu cuerpo.
— Pero alguna de las chicas me han dicho que se llevan la mitad de lo que paga el cliente
— Ya están adiestradas y sé que no van a malgastar el dinero.
— ¿Mas adelante me lo darás a mi también?
— No lo sé, eres muy rebelde y estúpida.
— ¡Yo no soy estúpida!
— Te metiste en un juego peligroso por pensar sólo con el coño. Eres muy estúpida.
— Aquí el que ha actuado mal sois tú y tus amigos, ya había quedado con más tíos antes y nunca me pasó nada.
— Por pura suerte, so tonta. Además he visto que el dolor te pone cachonda, perrita.
— Pero solo un poco de dolor.
— No sé, el otro día aguantaste bastante.
— ¿Si? No sé cómo va esto de la sumisión, pero me dolió mucho cuando el viejo me pegó en el coño.
— Eres una puta sumisa muy intuitiva, je je je ¿No gozaste?
— Ese rato no ¿Me vas a tener como puta de sumisión? He hablado con algunas de las chicas y no hacen esas cosas…
— Cada cual tiene sus características Y tú ya quedó claro en el coche que eres una zorra que necesita ser dominada.
— Pero yo también quiero follar normal.
— Yo decidiré cómo follarás.
— Jooooo
— Ni Jooo ni hostias. Aprenderás a ser una puta obediente.
— Si, dije bajando la cabeza.
— ¿Seguro? ¿Se te han bajado los humos?
— Quiero irme de aquí, esto no me gusta.
— ¿Seguro que quieres irte?
— Si por favor deja que me vaya, no diré nada a nadie, los tíos que vienen aquí son muy raros y siempre me están echando en cara que pagan.
— Será que ven que tú no tienes en cuenta que estás a su servicio.
— Es que eso sería como si yo solo fuera una mercancía.
— Es que es lo que eres, métetelo en esa cabecita estúpida. Eres un juguete, unos agujeros de mi propiedad que alquilo a quien quiero, además las putas como tú corréis peligro de meteros en problemas, necesitáis uno o varios machos que os controlen.
— Tú me has metido en problemas.
— ¿Tú crees?
— Si, lo creo.
— Podrías haber acabado muerta de caer en otras manos.
— ¿Muerta? ¿Pero qué dices?
— No serías la primera que cae en manos de unos psicópatas.
— Si pues aquí también vienen tíos muy raros ¿eh?
— Los tenemos controlados, tranquila, hay cámaras y ya has visto a los de seguridad.
— Si ya he visto que hay cámaras pero pensé que eran para vigilarnos a nosotras.
— Es para las dos cosas…
— Oye ¿aquí cualquier trabajador puede echarnos bronca a las chicas? Hace un rato el camarero me ha echado la gran bronca porque dice que sonrío poco…
— Si está justificada, sí.
— Pero yo ya sonrío…
— Debes sonreír más pícaramente, putita.
— Ese camarero tiene muchos humos.
— ¿Qué te pasa con ese camarero?
— Que dice que tengo que llamarle señor y tratarle de usted, no sé quien cree que es, si no es mas que un camarero en un club de putas.
— Es un macho, estúpida, ¿Acaso no ves como lo tratan las demás?
— Si… Pero ¿Entonces tendría que tratar así a todos los hombres del club? ¿A ti también?
— Por supuesto. Nos debes un respeto y agradecimiento por enseñarte tu lugar.
— Buffff
— ¿Qué te pasa, perrita?
— Que me parece increíble que con lo que me estás haciendo pienses que te debo respeto y agradecimiento.
— ¿Y qué te hago? Yo te lo diré: hacer que goces como nunca en tu vida, pedazo de puta.
— Me estás explotando sexualmente.
— Y te encanta. Solo con pensar en cómo te usaran al día siguiente te pones cachonda. Veo como te pajeas todas las noches. Y eso que de los siete servicios al día no bajas, me dijo riendo.
— Pero no siempre disfruto… Algunos no tienen ni idea ¿Y por qué yo tengo que estar disponible día y noche eh? He visto que casi todas tienen su horario y fuera de él hacen lo que quieren.
— Las menos veces, reconócelo Y estás siempre disponible porque eres muy rebelde y voy a doblegarte a base de violaciones.
— Jo pero es que a veces me despiertan para algún servicio.
— Te aguantas zorra, vas a asimilar que existes solo para complacer la voluntad del macho.
— Yo siempre he sido rebelde, es algo que va conmigo, no lo puedo evitar.
— Aquí te domaremos cueste lo que cueste, y si no, te tendremos de golfa en doma perpetua.
— Pero yo no quiero que me domen.
— ¡Como si tu opinión importara una mierda!. Cada vez que te domamos te mojas, cerda. Eso nos legítima para hacerte lo que queramos.
— Dame un respiro por favor.
— ¿Un respiro a una zorra rebelde? Imposible. Creerías que puedes salirte con la tuya.
— Es que me siento muy desgraciada aquí dentro porque me han dicho las chicas que no podemos salir, que alguna lo ha intentado y ha sido castigada.
— Sin permiso desde luego que no se puede.
— ¿Y qué hay que hacer para que te den permiso ni que sea para salir a dar una vuelta?
— Demostrar que se es una puta obediente que no escapará por ahí.
— No me voy a escapar de verdad.
— No se… No me fio de ti todavía.
— Por favor.
— ¿Qué quieres hacer fuera?
— Nada concreto, dar una vuelta, salir un poco de este ambiente.
— ¿Puedo fiarme de ti?
— Claro.
— Bueno… Te daré una oportunidad.
— Gracias, gracias ¿Entonces puedo salir un rato antes de que empiecen a llegar clientes? A esta hora aun no hay mucho trabajo…
— Vuelve dentro de una hora… Y más te vale hacerlo, puta.
— Si Señor.
— No sé por qué, pero confío en ti…No me falles.
— Yo naturalmente no tenía ninguna intención de volver, no sabía dónde ir así que me fui a mi casa. Al cabo de un par de horas de estar en casa oí la voz de él en la calle ¡me había dejado las luces encendidas! le dijo la chica a Carla.
— Parece que además de desobediente, esta puta es estúpida. Vamos a ver si es ella, chicos.
Llamaron a la puerta, yo con cuidado me asomé a la ventana, le vi y me aparté en seguida pero ya era tarde…
— Abre, puta desobediente.
Cerré las luces y me quedé en silencio con la esperanza de que no me hubieran visto pero enseguida empezaron a aporrear la puerta.
— ¡Que abras, te digo! ¿Que vas a hacer? ¿Quedarte ahí para siempre?
— Vete por favor, déjame vivir en paz.
— Te ha gustado estar allí, reconócelo.
— Noooooo, dije llorando.
Me vi acorralada y pensé en salir por la puerta de atrás pero nada mas salir se me echó encima uno de sus hombres.
— La tenemos Señor, le dijo por walkie talkie el tío que me sujetaba.
— Aaaaaaaahhhhh, ¡¡¡¡Socorro!!!!
A rastras me metieron dentro entrando ellos también, venía mi chulo y dos tíos más.
— Callad a esta puta, les dijo mi chulo a los que le acompañaban.
Me metieron un trapo en la boca para silenciarme. Uno de los tíos que le acompañaban me sujetó los brazos a la espalda, entonces mi chulo me levantó la cabeza con una mano y con la otra me dio un bofetón que me hizo sangrar el labio.
— Aaagggghhh
— Toda vuestra chicos, les dijo a los chicos.
Yo le miraba suplicante mientras intentaba soltarme inútilmente.
— Noooohgggff noooohgffgh
Empezaron a abofetearme, me desgarraron la camiseta y me golpeaban las tetas, después me pusieron unas esposas y me arrancaron la falda y las bragas. Me arrastraron hasta la ducha y me metieron dentro, abrieron el grifo de agua fría y me obligaron a soportar el agua fría cayendo sobre mí durante un buen rato hasta que acabé tiritando.
— ¿Qué, puta, se te han bajado ya los humos? Me dijo mi chulo cuando por fin me sacaron.
Yo solo lloraba, me tiraron al suelo y me obligaron a arrastrarme hasta el salón mientras me daban patadas.
— ¡Mas rápido puta! Besa las botas del Señor, me dijo uno de los tíos mientras me frotaba la cara contra las botas de mi chulo. Finalmente empecé a besar sus botas, sollozando, suplicando clemencia.
— Me has desobedecido, zorra, pagarás por ello, me dijo mi chulo
— Por favor, seré buena, de verdad, pero diles que me dejen.
Me azotaban las nalgas con fuerza con unas correas, estaban ya muy rojas.
— Aaaaaaaahhhhh
— Seguid chicos, que aprenda la lección esta zorra.
Yo intentaba revolverme pero me dieron la vuelta y se dedicaron a azotarme por delante mientras mi chulo ponía un pie en la cara.
— Esto es lo que mereces, puta mentirosa y estúpida. Vas a ver por qué ninguna se va, me dijo mi chulo riéndose.
Yo me retorcía en el suelo con cada azote, especialmente cuando me daban en el coño.
— Aaaaaahhhh basta, basta, por favor, diles que paren, te lo suplico.
Uno se dedicaba a azotar mis tetas y el otro mi coño. Yo cerraba las piernas, no soportaba más el terrible dolor.
— Ahora violadle el puto culo con esta porra, les dijo mi chulo a los dos tíos.
Cuando oí eso intenté huir pero me cogieron, me apoyaron en la mesa con el culo en pompa y mientras uno me abría las nalgas el otro empezó a meter la porra en mi ano.
— Aaaaaaaahhhhhhh
— Metedle el trapo en la boca otra vez que esta puta está armando mucho escándalo.
— Aaaaaaaaghhhhgggh
El que tenía la porra me escupió en el ano y empezó a apretar la porra, empujándola fuerte, moviéndola en círculos, metiéndola más y más mientras el otro me sujetaba. Yo gritaba y pataleaba y veía como mi chulo lo observaba todo complacido
— Agradece que te castigo puta, podría rajarte la garganta y tirarte al rio.
Entonces acercó una navaja a mi cuello.
— ¿O es que preferirías eso? Me dijo con la navaja rozando mi garganta
— Aaaaaaaghhhhhgggh Noooooggggghhffgg
— ¿Qué quieres? ¿Que te raje o que te rompa el puto culo? Me dijo riéndose.
Yo lloraba y hacía esfuerzos por abrir el culo.
— Parece que esta zorra quiere más porra en su culo porque lo está abriendo Señor, le dijo el que me metía la porra por el culo.
— ¿Es eso, fulana barata? ¿Quieres más porra?
Yo moví la cabeza afirmativamente con la cara llena de lágrimas.
— ¿Te gusta?
— Noooofgfgfgghhgfff
Yo lloraba desconsoladamente, sintiendo mi ano desgarrarse.
— Duele ¿Eh puta? Sobadle el coño, a ver si termina gustándole, les dijo a los tíos.
Entonces el que me sujetaba empezó a sobármelo. No tardó en empezar a mojarse y me sobó más rápido.
— Mmmmfffmmmm
— Vaya, parece que la puta está empezando a disfrutar .Qué patética eres, te maltratan y violan el culo con una porra y solo hay que sobarte un poco el coño para que te guste. Pero que ridícula estás, me dijo burlándose de mí.
Me levantaron y me llevaron al sofá, uno se sentó en él y me sentó encima de él metiéndome la polla en el coño y el otro se me echó encima y me la metió por el culo.
— Aaaahhhhgghhhh Siiiiiiiiii
— ¿Ves como necesitas estar supeditada al macho? Necesitas un macho que piense por ti, zorra tontita, me dijo mi chulo.
Entonces me sacaron el trapo de la boca y empezaron a follarme con fuerza.
— ¡Joder jefe menudos agujeros tiene esta puta! Dijo el que me follaba el coño
— Oooohhhhhh siiii que gusto da follársela.¡¡¡¡Toma polla zorra!!!! Dijo el que me follaba el culo
— Aaaaaaahhhh siiii más, dadme más polla aaahhhh, dije yo que la verdad estaba excitadísima.
— Vamos folladla más fuerte, ¡que se entere esta puta de lo que vale un peine! Les dijo mi chulo a los tíos.
— ¡¡¡¡Venga muévete perra!!!!! Folla, que es para lo único que sirves puta estúpida, me dijo uno de ellos.
Yo cada vez estaba más y más cachonda y me movía como loca.
— Aaaaaaaahhhhhh Aaaaaaaaahhhhhhh Siiiiii más, más, más.
— Mira la que no quería dejarnos entrar. Goza puta ¿Ves como no puedes vivir sin nosotros? Dilo. Necesitas un macho que te guíe. Me dijo mi chulo.
— Ah siiii necesito un macho siempre conmigo.
Yo me movía cada vez más, gimiendo y gritando, estaba al borde del orgasmo y veía a mi chulo cachondísimo con la escena observándolo todo sentado en una butaca.
— Qué gusto me da ver cómo te violan cerda asquerosa. Pídeme perdón y dime que te mereces todo lo que te hagamos, me dijo mi chulo masturbándose.
— Aaaahhhh siii, per…perdón aaaahhh se…señor aaaaahhhh Más, quiero más polla aaaaaaaahhhhhh
Acabé corriéndome gritando como un animal y ellos descargaron su lefa en mí.
— Anda puta ve a darle placer a tu chulo, me dijo uno de los tíos apartándome de él.
Me arrastraron hasta él, que se pajeaba como un poseso y pusieron mi cara frente a su polla.
— No te mereces que te la meta, golfa, pero te voy a pringar esa cara de puerca con mi lefa, me dijo él.
Yo quería chuparla pero no me dejaba y los otros dos tíos me abofetean cuando intentaba chuparla. Me cogieron la cara y la sujetaron frente a su polla. Lechazos empezaron a caer en mi cara.
— Oooooohhhh ¡¡¡¡Toma puerca!!!! ¡Cierra la boca puta! Hoy no tomas lefa, no la mereces, me decía mi chulo entre gemidos de placer.
Los otros dos se ocuparon de restregármela por toda la cara hasta dejármela completamente pringada de lefa. Una vez recuperado, mi chulo se levantó de la butaca.
— ¡Hala venga! volvamos al club, les dijo a los otros dos.
— No por favor, dije yo echándome hacia atrás.
— ¿Todavía no has tenido bastante, pedazo de puta? Me gritó mi chulo.
Entonces me volvieron a amordazar, me pusieron una capucha en la cabeza y me dieron un puñetazo en el estomago. El dolor no me dejó resistirte cuando me arrastraron fuera de casa y pude oír como mi chulo les ordenaba a los otros dos que cogieran mis llaves y toda mi documentación.
— Noooggggfffg. Intenté protestar.
Me arrastraron hasta la calle y a empujones me metieron en una furgoneta.
— ¡Joder jefe que puta tan rebelde! Le dijo uno de los tíos a mi chulo.
— Lo sé chicos pero ya habéis visto lo cerda que es, me va hacer ganar un dineral, contestó riéndose.
— Entonces me devolvieron al club y nunca les estaré lo bastante agradecida por haberlo hecho, dijo la chica.
— ¿Agradecida? Preguntó Carla estupefacta. ¡Pero si te obligaban a prostituirte!
— Tú lo has dicho, me obligaban… desde ese día el trato de mi chulo conmigo cambió radicalmente, empezó a tratarme de un modo más paternalista diría yo, se preocupaba de mis necesidades, sobre todo las sexuales, me proporcionaba una gran cantidad de hombres para satisfacer las ansias de mi coño y eso hizo que yo me volviera cada vez más y más sumisa.
— De verdad que intentó entender tu punto de vista pero me cuesta, le dijo Carla a la chica.
— Lo sé, muy poca gente entiende este modo de vida, es cierto que en un principio estuve ahí obligada y muy a disgusto pero hoy día no cambiaría esta vida por nada del mundo. No me falta de nada y los hombres pagan grandes cantidades por estar conmigo.
— Bueno, si tú eres feliz… dijo Carla.
— Si, lo soy, y mucho, contestó la chica.
— Entonces nada mejor que un final feliz para mi libro, dijo Carla, te llamaré cuando lo haya terminado y entonces podremos hablar de dinero, ya te dije al principio que no podía pagarte mucho, todo dependerá de las ventas y de lo que me pague a mí la editorial.
— Lo que puedas pagarme estará bien para mí, ya te dije que me daba mucho morbo que se sepa mi historia, le contestó la chica.
Entonces las dos se levantaron y se despidieron
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