¡Eres mía!
Un hombre somete a una muchacha en un hotel.
El hombre se sentó en el tapizado sillón observando como su ligue de esa noche, una jovencita morena de bonito Y sensual cuerpo, permanecía desnuda, a 4 patas mientras se abría el culo mostrando sin ningún pudor sus dos agujeros. Las tetas Y la cabeza de la muchacha tocaban el suelo. Su boca, recién follada de forma literal, estaba llena de babas que marchaban el suelo.
Había dejado que la muchacha se desnudase y se pusiese de rodillas. El tan sólo se bajó la cremallera y dejó primero que la chica jugase con su miembro. No la dejo tocarse en ningún momento. Conforme notó su polla dura agarró la cabeza de la joven empezando un violento mete saca que hacía que tuviera arcadas y escupiese babas. Estuvo así un rato largo mientras alternaba entre velocidad y penetración. Acabo corriéndose de forma abundante en la boca de la chica. No sacó su polla hasta que terminó de soltar todo. La niña escupió semen babas y vómitos, pero no se movió.
-Ponte a 4 patas con tu cabeza en el suelo con toda la mierda que ha salido de tu boca y abrirte el culo. Quiero ver tus agujeros. Ya te he follado uno. Me quedan dos.
Y así llevaba la muchacha 30 minutos. Rodeada de sus babas. Dos cachetadas le dio, aquel hombre al bajar un instante sus brazos. Sentado en el sillón disfrutaba de una buena copa de Ginebra. La presa había fácil. Un par de copas y la posibilidad de ganar 2 euros en una noche. Sólo tendría que ser follada una vez por cada uno de sus agujeros. Nada más entrar en la habitación y antes de que se desnudará le dio el dinero. El había cumplido su parte.
Observo su cuerpo. Menudo, pero cuidado. Su pelo recogido en dos coletas. Ojos azules que aún mostraban con lágrimas la dureza de la follada oral o la situación humillante en la que estaba. Unas bonitas y torneadas piernas. Una tobillera de hilo en su tobillo derecho. Un pie pequeño y bien cuidado. El fetiche más deseado de aquel hombre. La recorrería entera de arriba abajo sin prisas deleitándose en su sabor y en su olor.
-Tienes que elegir donde quieres que me corra. En tu coño o en tu culo. ¿Tomás píldoras?
– No, señor. – la chica no levantó la cabeza. – Si tengo que elegir prefiero que me preñe el culo
– Eres inteligente. A las damas siempre hay que hacerlas caso. Haremos eso. Tu culo es bonito. Quizás te llame para follarmelo más a menudo. – El hombre se puso tras la muchacha y volcó un poco de su copa en el ojete de la niña que se quejó del frío. Otra cachetada para que se abriera con sus manos.
Empezó a chupar el pequeño agujero con ganas y deseo. La chiquilla empezó a suspirar mientras notaba como esa lengua rompía la resistencia. Se sintió follada por esa lengua y empezó a gimotear de forma casi silenciosa apretando aún más su cuerpo contra el sucio suelo.
Notó como un dedo invadía su coño. Estaba algo mojado. Disfrutaba con lo que el hombre le hacía. Otro dedo entró dentro de ella con movimientos lentos pero profundos. La lengua seguía Follando su culo. Por instinto sus manos abrieron más sus nalgas facilitando la penetración. Notaba que perdía en control de su cuerpo y se abandonó a un orgasmo que llegaría, pero en el mejor momento aquel hombre paro de estimularla.
-No quiero que te corras todavía. Tengo toda la noche para llevarte al máximo. Convertirte en una gatita que ronronee necesitando que le de placer. Necesitando correrse. Y te lo negaré una y otra vez hasta que me canse de follarte los dos agujeros que me faltan por usar de tu cuerpo. Te irás caliente y sin correrte de aquí, pero para la siguiente vez que quedemos te denigrarás tanto que harás lo que sea con tal de conseguir explotar. Eres mía. Como todas las putas que pasan por mi polla. Por mi mano. Pero de ti sólo quiero tu culo. Ese agujero virgen es mío. Sólo yo poder romperte. Te follaré duro, te haré sangrar pero porque sabes que desde esta noche me perteneces. Te haré gritar de dolor. No tendré piedad a la hora de follarte. Serás mía para siempre. Yo seré dueño de tu placer.
Se bajó la cremallera. Su polla erecta salió apuntando el estrecho agujero de la muchacha. Su capullo no encontró resistencia. La muchacha lloró de dolor aún así. Algo grande y gordo la llenaba poco a poco. Se quejó con un grito.
-No quiero oirte. – el hombre le dio un golpe seco y duro en su nalga derecha con una mano Y con la otra aplastó el pequeño cuerpo aún más contra el suelo. – Tu dolor o placer me da igual. Sólo sirves para mi disfrute. – El hombre seguía metiendo la polla con lentitud hasta que sus huevos chocaron con la entrepierna de la joven.
La muchacha evitaba quejarse del dolor y lloraba de forma silenciosa. El hombre la sacó rápidamente. Sintió un vacío que fue rápidamente cubierto cuando empezó con el mismo movimiento una vez más. Lento y doloroso. El cuerpo de la muchacha se cubrió de una fina capa de sudor frío mientras seguía lloriqueando y suplicando en voz baja.
Volvió a sacarla y está vez la metió de un golpe. Sonrío mientras apretaba la cabeza de la joven contra el suelo, aunque dejo que gritase. Un hilillo de sangre cayó por sus muslos cuando la sacó.
Se limpió la polla en el pelo de la muchacha. Se la volvió a guardar y se sentó en el sillón mientras le daba un sorbo a su copa.
Llamaron a la puerta. Con tranquilidad se levantó y la abrió. La cena había llegado.
-¡Señor Roberts! – dijo el botones entrando con una mesita con ruedas llena de suculentos platos de comida. Se fijo en la muchacha que seguía aplastada en el suelo a 4 patas. – ¿Nueva perra? Es guapa y en esa actitud maravillosa.
-¿Tienes 500 euros? – dijo el señor Roberts mientras cogía una amor a dado nada de un bello plato. – Si tienes ese dinero puedes follartela 10 minutos por el coño o boca, pero no puedes correrte en ella ni usar su culo.
– 10 minutos que merecerán la pena. Te hago el pago de la forma habitual. Verla así me ha puesto la polla muy dura.
– Y así me la voy a follar. Esa postura no la va a variar. Luego cuando me canse de ella te llamo.
El señor Roberts se quedó solo una vez más.
-Ya he recuperado un cuarto de lo que te he dado, gatita mía. No es difícil que recuperé mi dinero ofreciéndote a cualquiera por un módico precio. Pero sabes que tú me lo pediras. Ahora mientras yo ceno te vas a ir al baño Y te vas a duchar. Volverás limpia y hermosa a tu posición. Volveré a follarte la boca, pero si esta vez vomitas o ensucias el suelo te castigaré. Tan sólo recuerda una cosa. Eres mía para siempre.
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