Esposa durmiente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ChicaTargaryen.
Un relato corto, mientras intento arreglar unos problemas con un relato mayor que estoy escribiendo.
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Mi amigo Bryan y yo habíamos estado fuera toda la noche bebiendo, luego decidí que sería bueno ir a mi casa a por unas copas.
Llegamos a mi casa y mi esposa estaba en su cama durmiendo. No nos llevábamos bien de hace un tiempo, y si quería cogerla tenía que casi violarla, pero eso estaba bien en mi mente ya que ella era mi esposa y era su deber.
Nos serví unos tragos y nos sentamos a conversar de cualquier cosa, hasta que llegamos al tema del sexo. Cuando mi amigo me contó que no había tenido una mujer en más de 6 meses, esto me hizo pensar lo genial que sería ver a otro cogerse el culo de mi esposa. Le pregunté a Bryan si quería.
Él parecía un poco inseguro, pero yo no lo estaba y rápidamente lo convencí. Me di cuenta que era un cabrón caliente al momento en que terminaba de contarle de los atributos de mi esposa Andrea.
Creo que fue el alcohol el que lo hizo, pero ahora que la idea estaba en mi mente tenía una furiosa erección. Decidí que entraría al dormitorio y me haría camino para llegar a su cuerpo, como usualmente lo hacía. Luego le daría una gran sorpresa con Bryan.
Andrea sólo se quedaba acostada y no respondía cuando se lo hacía. Le dije en voz baja a Bryan que se desnudara y esperara afuera del cuarto esperando mi señal. Cuando se desnudó vi que su verga medía unos 20 cm, mucho más grande de lo que me imaginaba que sería. Dios, como quería ver esa gran verga enterrada en la pequeña y peluda vagina de Andrea.
Fui a mi habitación y me quité toda la ropa, luego me metí a la cama junto a mi esposa. Deslicé mis manos en torno a sus tetas y comencé a apretarlas, ella empujo mi mano y me dijo que me fuera a la mierda. Supongo que estaba enojada por haber estado toda la noche fuera.
Me puse en mis rodillas, tiré las sabanas de la cama al suelo y levanté su camisón encima de su cintura. Agarre sus bragas y comencé a tirarlas para abajo, ella tomó mis manos intentando detenerme, pero como siempre yo era muy fuerte para ella, así que se las baje a las rodillas y luego se las saqué completamente en cuestión de segundos.
Separé sus piernas y ella dejó de pelear. Andrea sabía que si seguía resistiéndose sólo tomaría más tiempo y el resultado sería el mismo.
Empecé a frotar su clítoris con mi dedo índice y separé los labios de la vulva, ella estaba seca. Le dije que tendría que buscar alguna crema del baño para que fuera más fácil, Andrea sabía que no podía moverse. Salí de la habitación, Bryan estaba afuera viéndonos.
Encontré una crema y se la pasé a Bryan. Vi como nerviosamente sacaba con sus manos y se la ponía en la cabeza de su verga. El cuarto estaba oscuro y mi esposa no se daría cuenta de la diferencia, pensé.
Bryan entró y dejó la puerta abierta. No se escucharon palabras, pero sí se escuchó los resortes de la cama hacer ruido, así que sabía que él ya estaba en la cama. Ahora debería estar esparciendo la crema en el pequeño agujero seco de Andrea.
Después de unos segundos escuché la voz de mi esposa decir: ‘Mierda, está frío’. Luego la escuche chillar un poco, y los resortes de la cama comenzaron a hacer un sonido rítmico.
El ruido se hizo más fuerte y la respiración de Andrea se oía entrecortada. Mi verga estaba muy dura, pero no quise pajearme en caso si me corría. Quería guardarlo sólo por un poco más de tiempo.
Ahora Andrea estaba realmente gritando. Deslicé mi mano alrededor de la puerta y sentí el interruptor de la luz, y la prendí. Vi las piernas de mi esposa envueltas alrededor de la cintura de Bryan, mientras se movían al unísono.
Mi esposa se sorprendió por la repentina luz, me miró fijamente a los ojos y gritó ‘Hijo de puta’.
Bryan agarró ambos tobillos y comenzó a realmente taladrar su coño, sin dejar que escapara del hombre que la cogía.
Después de unos minutos de cogerla vigorosamente, Bryan dejó escapar un gran gemido, empujó hasta el fondo por última vez y sostuvo a mi mujer fuertemente mientras disparaba toda su carga dentro de su agujero bien cogido.
Cuando se retiró de mi esposa, pude ver como su semen se derramaba fuera de su coño, corriendo por sus muslos internos hacia las sabanas.
Luego de que mi amigo se saliera de ella, Andrea intentó levantarse de la cama, pero ahora era mi turno. La empuje hacia la cama nuevamente y tome el lugar de Bryan entre sus piernas.
Intentó luchar, pero su vagina estaba muy mojada como para ofrecer cualquier resistencia. Enterré mi verga dentro de ella y bombee como un perro. Mientras cogía con furia vi como el rostro de Andrea se llenaba de lágrimas de impotencia, al saber que no podía hacer nada para evitar que la siguieran violando.
No tomó mucho tiempo para que yo también soltara mi semen dentro de ella, mezclándose con la de Bryan. Dejé mi verga dentro de ella por un momento, mientras sentía como el semen escurría desde ella.
Después de un rato cuando todo había terminado, y Bryan se había marchado sin antes decir ‘gracias’ dirigido tanto para mí como para mi esposa, Andrea me dice ‘espero que lo hayas disfrutado porque será la última vez que tendrás tu verga dentro de mí’.
No hace falta decir que ya no estamos casados, pero creo que valió la pena. Y estoy seguro que Bryan piensa lo mismo…
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