FELIZ CUMPLEAÑOS 12…
«Yo no tenia idea de los regalos de cumpleaños que la hija mayor de unos amigos de mis padres me daría… «.
Anonimo
Esto es prácticamente una confesión, dicen los sabios que desembuchar todo lo que uno lleva guardado es la mejor terapia, así que comenzare. Fue el domingo 4 de marzo de 1990, cuando un servidor, cumplió los doce años de edad que marcaron una etapa importante de mi vida. Transcurrió justamente en mi fiesta de cumpleaños que certeramente cayó en fin de semana y me hicieron una pequeña reunión, donde desconozco los motivos de porque los invitados eran algunos amigos de mis papas, que tenían en su mayoría hijos de mi edad, aunque, sinceramente yo hubiera preferido una fiesta con MIS amigos y no con los hijos de los amigos de mis padres; pero en fin, me fleté la fiesta, y hasta eso no puedo negar que me divertí mucho mas de lo que yo esperaba, y como quiera, siempre soy diplomático y no hago berrinches si algo no es exactamente como yo quiero, así que bueno, con algunos niños y niñas jugábamos a las escondidillas y después de un rato de jugar pedí tiempo, ya que necesitaba ingerir liquido, pues acostumbro sudar cañón, por lo que les dije que mientras yo no estaba, continuaran jugando.
Fui a la cocina, tome unos hielos y me serví agua, sentí que alguien entró, y era Cecilia, la hija mas grande de unos amigos de mis padres, era algo mayor que nosotros pero sus papás se habían embarazado cuando eran muy jóvenes y nos llevaba algunos años, tenía entre 25 y 27 años, era una chica muy bonita, pero yo nunca la vi con otros ojos; me gustaban las niñas de la escuela y me provocaba mariposas en el estomago si alguna niña me gustaba y se acercaba, pero nunca pensé en ellas en otras circunstancias, por lo que no me parecía una mujer fea pero algo grande para mí. En ese momento no supe su edad, lo investigue algunos años después que hice cálculos.
Se acerco a mí y me pregunto si ya habían abierto los regalos de los invitados, no acostumbrábamos abrirlos en el momento para no incomodar a quienes traen algo sencillo o quienes no traen, así que los guidábamos, me sugirió abrir su regalo porque había una sorpresa que me encantaría; fuimos al estudio donde mi madre los guardaba, y me acompaño a ver la maravillosa sorpresa; a decir verdad yo tenía más ganas de regresar a jugar y ver los regalos después.
De inmediato reconoció la envoltura de la caja y me lo dio con entusiasmo, lo abrí cuidando de no romper el papel, pero ella termino por romperlo de un jalón, la caja era grande y no era un producto nacional, nunca lo vi anunciado, parecía diferente a todo, era una lámpara en forma de robot como de 35 cm de alto. Lo conecte y encendió una luz azul alucinante, el robot apagado era blanco pero encendido destellaba una luz de un azul intenso.
– ¿Te gusta?
– Si, está muy padre, nunca había visto una lámpara así, me gusta mucho el color de la luz
– ¿A dónde vas a poner la lámpara?
– En mi recamara, en el buro tengo una lámpara pero la cambio en otro mueble y esta la coloco en el buro.
– ¿Y ahí se verá bien?
– Si ahí me alumbraría y la podría apagar y encender desde mi cama
– Pero debes ponerla con mucho cuidado porque se puede romper.
– Si, entonces déjame guardarla en su caja para que no le pase nada.
– Mejor porque no la ponemos de una vez en tu recamara, y me enseñas como se ve.
– Bueno.
Yo tenía unas literas y comúnmente me dormía en la cama de abajo, colgaba una cobija desde la cama de arriba y quedaba oscuro como una madriguera, se encontraban pegadas a la pared; tenia junto a la cama un buro y justo ahí coloque la lámpara, la conecte y ella se encargo de cerrar la puerta y apagar las luces para apreciarla en la oscuridad; la lámpara brillaba como si fuera un cristal con luz propia, y por el color y la intensidad tenue de luz se generaba un ambiente diferente, era la sensación como de estar en otro planeta. Encendí la luz del cuarto y me disponía a salir a buscar a mis amigos para mostrarles la lámpara y poder jugar algo en mi recamara, pero insistió en que esperara a mostrárselos más tarde, que disfrutáramos y mejor jugáramos nosotros. Tomo la silla de mi escritorio y se sentó a hacerme preguntas.
– Oye y dime… ¿ya tienes novia?
– Ay… no
– Bueno, ¿pero te gustan las niñas?…
– Si
– ¿Ya ves? ¿Ya has besado a alguna niña?
– Jajajaja nooo
– ¿Porqué no?
– Porque aun no tengo novia
– Pero no solo los novios se besan, si hay alguna niña que te gusta la besas. ¿No has sentido ganas de besar a una niña?
– Jajajaaaja
– No te rías, en serio, ¿no hay alguna niña de tu escuela que te guste?, ¿O alguna amiga o vecina?
– Jajajaja si, hay una niña de la escuela que me gusta
– ¿Y nunca le has dicho??
– jajajajaja no claro que no, ¿para qué??
– Pues para darle un beso o algo así.
– No, solo me gusta y me llevo bien con ella.
– ¿Y tú le gustas??
– Jajajaja no sé, no me lo ha dicho…
– ¿Pero te mira?
– ¿Como que me mira???
– Si, o sea ¿ella te voltea a ver?
– Pues me llevo bien con ella, es mi amiga.
– Eso es bueno, sabes que le caes bien y puedes besarla…
– Jajajajaja ¿y si se enoja?
– No se enoja, lo peor que puede pasar es que no le guste como beses, pero si le gusta pueden ser novios.
– Y que tal que no le gusto como beso, me va a dar pena. ¿Que tal que me deja de hablar?
– Pero eso es bien fácil porque se aprende.
– ¿Y cómo se aprende?
– Cierra tus ojos.
– ¿Para qué?
– ¡Tu ciérralos!
– ¿Para qué?
– Te voy a decir cómo se da un beso, o ¿no quieres?
– Jajaajajaa pero, ¿si mi mama viene?
– Tus papas están afuera platicando, cerramos la puerta con seguro, además, tu puerta siempre está cerrada, así que no pasa nada.
Confirmó que la puerta tenía seguro puesto y regreso a la silla, yo estaba sentado sobre mi cama, había levantado las cobijas de mi madriguera para poder platicar.
– ¿Pero no te da asco? A mí me da asco chupar una paleta que alguien mas esta chupando.
– Jajajajaaja pero no es lo mismo, mira cierra los ojos.
Cerré los ojos y sentí como se acercaba poco a poco hacia mí, me daban nervios, a veces los abría y ella me pedía que los cerrara y que no hiciera trampa. Se puso de cuclillas frente a mí y me tomo de las manos, se sentían suaves y muy calientitas, yo estaba helado; me tomo de la cara y puso sus labios sobre los míos, dándome un besito de piquito, el beso se sintió rico, la sensación de sus labios suaves y cálidos rozando los míos, escalofríos invadieron de inmediato mi cuerpo, sus manos me acariciaban los brazos y las manos.
– ¿Sentiste feo?
– Jaaajjajaja ¿feo? Jjajajajaja no, sentí chistoso.
– ¿Como chistoso?
– Si, no sé, chistoso…
– Ahora cierra los ojos de nuevo y pon suavecitos los labios.
Sus manos comenzaron a rozar mi cuello con suavidad y yo sentía una serie de cosquillas que se apoderaban de mi, acariciaba con sus suaves dedos los lóbulos de mis orejas; sus dedos rozaron mis labios con suavidad y de pronto sentí de nuevo sus labios suaves rozar los míos.
– Intenta imitar lo que mis labios hacen y hazlo también tú.
Comencé a mover los labios imitando sus movimientos, la sensación era extraña, me encontraba en mi recamara con una mujer no sé cuantos años mayor que yo, me daba nervios que mi madre subiera y nos encontrara, pero eso le daba emoción, yo sabía que se enojaría conmigo si entraba o me buscaba, aunque no tenia manera de entrar a mi recamara cerrada pero aun así planee algunas formas rápidas de poder salir del problema.
– Si viene mi mama, ¿te puedes meter debajo de la cama???
– Jajajaaj si… tienes labios bonitos
– Jajajajajaaja
– ¿De todo te ríes??…
– jajajajaja no, pero ahorita me dio risa…
– ¿Te gusto besar??
– Se siente bien
– Ahora solo te falta aprender a dar un beso tu, me toca cerrar los ojos y ahora tú me das un beso, y yo te digo si aprendiste.
Cerró los ojos y yo también los cerré, me acerque a su boca y pegue mis labios con los suyos y comencé a darle un beso suave, muy suave, donde sus labios y los míos se acariciaban, en ocasiones mordisqueaba mis labios con los suyos y yo como buen imitador, hacia lo mismo; pero el beso comenzó a intensificarse y yo sentía que todo era un sueño, mi cuerpo sentía un escalofrió intenso, de pronto comienza a besarme las mejillas, la mandíbula, y baja hasta el cuello suavemente, yo sentía que las estrellas del cielo habían bajado, comencé a retorcerme por las cosquillas intensas que experimentaba; yo no soy amante de las cosquillas para hacer reír, pero sus labios sobre mi cuello eran una sensación muy diferente a aquellas cosquillas que yo sentía cuando mi mama me agarraba el cuello. Lo único que yo hacía era apretar fuertemente el edredón sobre el que estaba sentado y morderme los labios con cierta desesperación.
– Ahhhh… ¿te gusta??
– Me dan muchas cosquillas…
– ¿cosquillas feas o cosquillas bonitas?
– Jajajajaa cosquillas bonitas y se me erizan todos los vellitos del brazo.
– Jajajajaja ¿a ver?…
Me toma del brazo y comienza a hundir su cara en mi cuello de nuevo haciéndome estremecer, todos los vellitos de mi cuerpo estaban erizados de manera instantánea ante la sensación…
– Jajajajaaj es verdad, además se te pone toda la piel como de gallinita.
– Jajajajaajaja si
Sus manos comenzaron a acariciarme la espalda y el pecho, yo cerraba los ojos. De pronto comienza a meter su mano por debajo de la playera para tocarme directamente la piel del pecho y la espalda, me gustaba sentir sus manos cálidas sobre la piel helada de mi pecho; me moría de frio creo que de nervios y de no saber ni que estaba sucediendo, por momentos llegue a pensar que era un sueño, nunca había soñado algo similar pero a veces tengo sueños raros… así que quizá era algo así; lo que en ese momento sucedía no tenia explicación alguna, pero la sensación era inexplicablemente adictiva, en parte, sentí que tenía que salir de la habitación por miedo a que mi madre subiera, me moría de nervios, pero por otra parte estaba viviendo algo difícil de explicar que ni siquiera imagine que existiera, y la adrenalina que envolvía la situación tan estimulante, y a pesar de que tenia frio comenzaba a sudar detrás de las sienes
Sus manos hábiles se deslizaron para deshacerse de mi playera casi sin darme cuenta, me dio pena sentirme casi desnudo, pero las caricias de sus manos me estaban volviendo loco, en ocasiones me dejaba sentir sus uñas, arañándome suavemente, ella, disfrutaba haciéndome retorcer de placer, observaba todas las reacciones que me provocaba con una enorme sonrisa. Acercó su cara a mi pecho y me acariciaba con su boca, me daba besos, me mordía la piel entre sus labios, yo estaba prácticamente desnudo, así que sentía su respiración cálida en mi piel erizada de frio y placer, sacaba un poco la lengua y después me soplaba, y de pronto, pone la mano justo sobre mi entrepierna, yo me sobresalté y di un pequeño brinco.
– Mira, este vellito también se te paro jaajajajajaja
Yo quede mudo mientras ella paseaba sus dedos sobre la ropa, acariciaba justo la puntita de mi pene con su dedo pulgar, me daba pena que me tocara pero a su vez sentía increíble lo que su dedos hacían, sin embargo me daba miedo que mi madre entrara, a pesar de que la puerta tenia seguro y a pesar de que mi madre nunca entraba a la recamara, si necesitaba algo siempre tocaba, pero en esta ocasión la ansiedad y el miedo a ser descubierto comenzaron a invadir mis pensamientos, por lo que detuve su mano y le dije que mi mamá podía llegar en cualquier instante, de inmediato, puso una silla atrancando la puerta y comentó que eso nos daría tiempo de meterse debajo de la cama, de pronto, el cierre de mi pantalón ya estaba abierto y sus dedos dentro acariciando sobre el bóxer.
Mientras ella lo hacía yo comencé a mirar sus pechos, traía una blusa pegada que los enmarcaba perfectamente bien, y al final de la blusa se marcaba apenas el comienzo de la separación de sus senos, quede atónito observando cómo se marcaba la puntita de los pezones…
– ¿Te gustan?
– Si (asintiendo solo con la cabeza)
– ¿Quieres tocarlos???
– Si (conteste asintiendo con la cabeza emocionado)
Se bajo un poco la blusa mostrándome más la línea que divide sus senos y espero un poco a que yo la tocara pero no me atreví, así que tomo mis manos y las puso sobre sus pechos y con sus manos sobre mis muñecas me guiaba a deslizarlas sobre la blusa, sus pezones erectos me hacían cosquillas en las palmas de las manos, pero me gustaba esa sensación, me pide que le quite la blusa para que pueda tocar mejor, ella ya se la había desfajado y me ayudo a deshacerme de ella porque mis manos aun torpes y nerviosas terminaban por hacerla rollo y se atoraban con el busto. Me dio la espalda y me pidió que le desabrochara el sostén; esos broches sabia como se abrían porque cuanto tendía la ropa que lavaba mi madre a veces había brassieres y los abrochaba para tenderlos en un gancho, pero nunca los vi de manera morbosa, solo sabia como eran ese tipo de broches; así que como un experto, le desabroche el sostén, aunque con las dos manos, son embargo a ella le causo gracia la facilidad con la que lo hice y me decía que tenía unas manos demasiado hábiles.
Aun con el sostén sobre los senos, se voltea y me jala para que quedemos parados, ella era más o menos de mi estatura, y yo no podía dejar de mirar su pecho esperando aquel anunciado show; deseaba ansiosamente ver y tocar esas redondas protuberancias. Ella comienza a deslizar los tirantes sobre sus hombros zafándolos por completo de sus brazos, pero con una mano lo sostenía impidiéndome verlos desnudos. Me tomo una mano y la deslizo entre el sostén y su piel, y comenzó a bajarla, su piel era muy suave, y sentí su pezón deslizarse entre mis dedos, mi corazón estaba a punto de salirse, palpitaba agitadamente como si fuese un tren en marcha. Saca mi mano de su pecho y deja caer el sostén. De inmediato mis manos comenzaron a tocarla con suavidad, me gustaba sentir el cosquilleo que me hacían sus pezones entre los dedos y en las palmas; en ocasiones los apretaba un poco, pero mis manos recorrían su piel, ella parecía disfrutarlo porque cerraba los ojos constantemente y echaba hacia atrás la cabeza, sentí un deseo impulsivo de sentirlos en mi boca, y de pronto y sin pensar, me encontraba besando sus pezones, en cuanto sintió mi cabeza abalanzarse sobre su pecho y sintió mi boca, hizo un pequeño gemido acompañado de un “¡mmmmh, que rico!”.
Mientras mis labios acariciaban y mordisqueaban un poco su piel sentí un deseo de rozar con mi lengua la punta de sus senos y saborear lo dulce de su piel; mis sentidos estaban al máximo y disfrutaba la sensación de sus pezones duritos en mi lengua; sostenía su pezón entre mis labios y lo succionaba, ella metía sus dedos entre mi cabello y me sostenía la cabeza contra su pecho, en ocasiones sus manos torturaban mi espalda arañándome suavemente. Comenzó a meter la mano en el pantalón con mucha facilidad, ya que me quedaban algo flojos, y sentí un apretón fuerte sobre mi bóxer pero de inmediato y con mucha habilidad comenzó a meter su mano debajo hasta sentir su mano directamente sobre mi sexo. Mientras ella apretaba su mano yo succionaba desenfrenadamente sus pezones; no se con exactitud que hacía, pero su mano recorría por completo mi entrepierna suave y a veces fuertemente, apretando, jalando, me tomaba los testículos con la mano y los apretaba como jugando con ellos. Con una sola mano comenzó a desabrocharme el pantalón, y en cuanto desabrochó el botón cayó de inmediato a mis pies por efecto de la gravedad.
Nos besábamos y mientras su mano masajeaba mi pene de arriba abajo en una sensación casi divina, sus senos desnudos rozaban mi piel y sus pezones me provocaban una caricia deliciosa. De nuevo internó sus labios en mi cuello y comenzó a bajar acariciándome con sus boca y su lengua desde mi pecho hasta el ombligo. Cuando sus labios rozaron debajo del ombligo, sentí un espasmo que me hizo estremecer y apretarle las manos de inmediato, por lo que ella comenzó a darme besos en esa zona jugando con la sensación que me provocaba, no tenía ni idea de lo que iba a hacer, solo sentía delicioso cuando sus labios me mordisqueaban alrededor del ombligo y justo en el vientre. Se acomodó de rodillas y puso sus manos sobre mi pene sin dejar de mirarme a la cara, de pronto, baja la mirada y se encuentra con unos bóxers de los Thundercats que me bajó de inmediato, mi pene completamente erecto se balanceaba y ella lo miraba con atención, lo volvió a tomar con una mano y comenzó a masajearlo, me daba mucha pena estar desnudo frente a ella, yo cerraba los ojos por momentos, pero no sé porque me excitaba tanto ver lo que hacía. Lo tomo fuerte con una mano y le dio un beso en la puntita, yo me sorprendí que no le diera asco, nunca imagine que alguien pudiera meterse el pene a la boca, sin embargo, ella comenzó a jugar con su lengua como si se estuviera comiendo una paleta, movía su mano y chocaba la punta de mi pene contra su lengua y contra sus labios, eso era riquísimo y no podía parar de ver su boca y su lengua recorrer la punta, me lamia muy rápido en la zona del frenillo y metía toda la cabecita en su boca, cambiaba de velocidad y de ritmo pero no dejaba de torturarme de placer. Su mano sostenía mi pene, pero a veces la movía de arriba abajo; presionaba la punta de la lengua contra la punta de mi pene y por momentos la succionaba como si fuera un beso, yo no podía dejar de mirar lo que su boca me hacía y ella daba hojeadas para ver mi cara de placer y sonreía mientras me lamia.
Me pidió que me sentara en la cama para seguir, y sin dudar acaté sus peticiones; me ayudo a quitarme los zapatos, los pantalones y los bóxers que aun continuaban debajo de mis piernas; se hinco mas frente a mí y de nuevo tomo mi pene con la mano y comenzó a frotarlo. Me pregunto si quería que continuara con la boca, y de inmediato le dije que si, así que comenzó de nuevo a jugar con su lengua en la enrojecida punta de mi pene. Puse mis brazos hacia atrás para recargarme y seguir viendo el cielo, ella puso cada una de las manos sobre mis muslos y fue metiéndose lentamente mi pene en la boca hasta devorarlo entero, se quedo así unos instantes, y lo saco por completo lentamente, repitió un par de ocasiones y comenzó a hacerlo más rápido y más seguido hasta encontrarse moviendo la cabeza una y otra vez de arriba a abajo, hasta que comencé a poner muy duras las piernas y agitarme demasiado, entonces, se detuvo y soltó mi pene haciendo un ruido como de corcho al sacarlo por completo de su boca.
– No no, no pares, sigue, siento muy rico.
– No, porque si no ya no me lo vas a meter, mejor ahorita seguimos, te voy a hacer mas cositas, esto no se ha terminado, apenas va comenzando, vas a sentir más rico que esto, te lo aseguro.
Se recostó en la cama conmigo y yo le acariciaba los senos, me jalo la cabeza hacia ellos y de nuevo comencé a besarlos, mis manos recorrían su pecho y su abdomen, me gustaba sentir su piel aterciopelada. Comenzó a desabrocharse el pantalón y me pidió que le ayudara a quitárselo, me pare y le jale el pantalón desde los pies hasta que se lo quitamos, traía un calzoncito normal blanco, con el típico moñito de listón satinado en el frente. Me recosté a su lado y comenzamos a jugar a hacernos cosquillas.
– ¿Te gusta todo lo que te hago?
– Si, mucho
– ¿Y te gusta tocarme?
– Jajajajaja si, mucho…
– ¿Quieres que me quite toda toda la ropa?
Con mil nervios conteste ansiosamente que si, así que se puso de pie, y comenzó a bailar al ritmo de la música que apenas se alcanzaba a escuchar de lo que según era mi fiesta. Comenzó a deslizar sus manos sobre su cuerpo y las detuvo sobre su cadera, yo miraba expectante, esperaba ver lo que había debajo de la ropa interior de las niñas; se dio la media vuelta dejándome ver su hermoso trasero, la tela quedaba ligeramente entre sus nalgas y yo miraba sus movimientos con exagerado interés, así que comenzó a deslizarlo poco a poco hasta dejarlos en el suelo sobre sus pies, con las piernas cerradas y rectas doblo la espalda para terminar de quitárselos y me dejo apenas ver sus labios enrojecidos que realmente parecían una boquita, de inmediato se me vino a la mente que me comería en esta ocasión con esa boquita que tenia entre las piernas. Ella disfrutaba mi cara de morbo y curiosidad porque le gustaba voltearme a ver, estaba muy excitado así que sentí una necesidad punzante de poner mi mano entre mis piernas y comenzar a masturbarme, y sin dejar de bailar para mi comenzó a moverse hacia atrás, y detuvo mi mano, me dijo que para eso estaba ella ahí, para acariciármelo, chupármelo o algo más.
Me dejo tocarle las nalgas, y con mucha inexperiencia las apretujaba y las recorría con las manos; me dieron muchas ganas de darle una nalgada pero no me atreví porque ella no me había pegado en ningún momento, así que resistí los deseos de hacerlo. Me excitaba verla desnuda menearse frente a mí, pero aun me faltaba ver cómo era por delante. De nuevo caminó hacia enfrente para continuar su striptease y siguió moviéndose al ritmo de las vibraciones de la música, debo aclarar que difícilmente distinguíamos que canciones sonaban, ya que realmente no se escuchaba muy claro, la fiesta era en el jardín, y en la mañana sacaron las bocinas y dentro de la casa solo quedaba el Woofer que generaba vibraciones.
Con las vibraciones rítmicas de fondo comenzó a balancear su tronco hacia adelante, como queriendo tocarse los pies con las manos sin doblar las piernas, yo no dejaba de mirar su trasero y esperar un poco para ver aquel huequito que se formaba entre sus muslos que me dejaría ver de nuevo sus labios. Abrió un poco las piernas y vi aquella deliciosa boquita que se iba a devorar a mi sexo. Se levanto y comenzó voltearse poco a poco, yo ansiaba ver su cuerpo completo desnudo. Se cubría con una mano entre las piernas, pero no tardo mucho en mostrarme poquito a poco. Se veía solo una pequeña línea, yo había visto a alguna bebe desnuda y era igual que como tenia ella, además de no tener vello.
– ¿Las mujeres no tienen vello ahí?
– Jajaja ay claro que sí, pero yo me rasuro.
– ¿Y porque te rasuras?
– Para que se vea más bonito.
– ¿Con vello se ve feo?
– A mi no me gusta
– Entonces ¿yo también me lo tengo que rasurar???
– No, claro que no, a mi me gusta, además tienes bien poquito todavía.
– Pero cuando tenga más ¿si me rasuro?
– No, solo si tienes mucho te quitas un poquito y ya.
Se recostó de nuevo a mi lado y comenzamos a besarnos, llevo su mano a mi entrepierna y comenzó a tocarme de nuevo, yo acariciaba sus nalgas, su cadera y sus piernas. Me tomo la mano y puso mis dedos sobre sus labios, yo comencé a acariciar despacito sintiendo lo diferente de la piel de sus labios externos, me gustaba sentir la línea que los dividía y en algunas partes cerca de la ingle se sentían un poco algunos vellos raspar mis dedos ligeramente; al oído me dijo que metiera mi dedo entre sus labios para sentir más. Abrió un poco las piernas y metí uno de mis dedos entre la rajita y apenas entro tantito y sentí completamente mojado, mi dedo curioso se deslizaba entre sus labios mientras su mano continuaba masajeando mi sexo, su boca rozando mis oídos, susurrándole algunas indicaciones a mi dedo, el cual las acataba sin reparos ni cuestionamientos.
Sus labios rozaban mis orejas, y sus palabras susurradas generaban un pequeño viento que me provocan escalofríos, además de que me encendía aun más escuchar los pequeños gemidos que le provocaba la fricción de mi dedo en sus labios húmedos. Me pidió que le metiera el dedo de la vagina, y no encontré con facilidad el espacio, pero al estar excesivamente húmedo deslizaba el dedo sin ninguna dificultad hasta encontrarlo. Sentí rarísimo, era muy resbaloso y babosito, me gusto meter y sacar el dedo, además de que ella parecía disfrutarlo de sobremanera porque sus gemidos se intensificaron, sentía como me apretaba y soltaba mi dedo dentro de su vagina, como si intencionalmente quisiera retener mi dedo dentro y en algunas ocasiones me costaba más trabajo meterlo. Me pidió que le introdujera dos dedos, y ya con más facilidad le clavé los dedos y comencé a deslizarlos dentro de su vagina húmeda, sus jugos escurrían en mis dedos y ella me pedía que siguiera y que no parara porque sentía muy rico y se iba a venir; por lo que me detuve y saque mis dedos de inmediato.
– No, ¿porque los sacaste?
– Porque si no ya no vas a querer que te lo meta.
– Jajajajaja no, eso solo los hombres, pero nosotros si podemos seguir. Cuando sea así no pares, nosotros si podemos seguir.
– Ah ok, perdón, es que yo creí que…
– Shhht… No importa, me gusta mucho lo que haces, y los dedos los mueves súper bien, estuve a punto de tener un orgasmo mientras jugabas dentro de mí. ¿Tú sentías rico??
– Si… ¿pero que es un orgasmo?
– Un orgasmo es lo más rico, ves que cuando jugaba con mi boca en tu pene ¿tu comenzaste a sentir muy rico? ¿Si te acuerdas??
– Si
– Ah pues ibas a sentir un orgasmo, por eso me detuve, porque después de tener un orgasmo te vienes y se te baja el pene y es difícil volverlo a parar.
– Pero a mí se me para a cada rato.
– Jjajajajajaa ¿en serio? Pero ay… ¿no me digas que nunca te habías tocado ahí y te habías venido?
– Si me he tocado, cuando me baño me gusta que se ponga más grande.
– ¿Y sentías rico?
– Pues… si
– ¿Y nunca te habías venido??
– ¿A dónde? ¿Como que venido?
– Jajajajaja no, ¿como que a donde?, ¿Nunca te ha salido nada del pene además de pipi?
– Jajajajajaa ¡ah! si
– Pues eso es un orgasmo
Admito que nunca me había masturbado hasta terminar, y que las veces que había eyaculado era durante las noches, donde penosamente despertabas con la ropa interior empapada si había sido recientemente o acartonada si fue a principio de la noche y se secaba, lo peor era cuando te dormías desnudo, porque tenias a escondidas que meter tus sabanas en la lavadora, pero era difícil que nadie se diera cuenta, porque en ese entonces, aun había la necesidad de tender la ropa pues las secadoras no eran parte de los electrodomésticos; por lo cual, su explicación del orgasmo no me quedo un tanto clara ni generó en mi demasiada emoción.
Yo estaba recostado sobre la cama y ella se puso en posición de perrito, con la cara hacia mi sexo y dispuesta a devorárselo de nuevo. Lo tomo con una mano y comenzó a lamer la puntita y a jugar con su lengua, la movía de un lado a otro, la restregaba, presionaba y terminaba metiéndoselo completamente a la boca, en ocasiones mordía suavemente la puntita y la deslazaba hacia afuera.
Comenzó a besarme las ingles y de nuevo empecé a retorcerme de cosquillas, fue subiendo poco a poco hasta mi cuello y mi boca, me dijo de nuevo al oído que quería que de nuevo jugara con mis dedos entre sus piernas, y sin ninguna interrogante deslice de nuevo mis dedos entre sus labios y jugué entre ellos, pero anhelaba meterlos de nuevo, así que sin mucha dificultad encontré su húmeda cavidad y de nuevo, e inicie el vaivén de mis dedos dentro.
Al oído me pidió que hiciera lo mismo con mi boca y en un instante me encontraba entre sus piernas lamiéndole los labios, los jugos vaginales tenían un aroma y un olor que no conocía, no podía compararlos con nada, tampoco me pareció que oliera a pescado como decían. De inicio no me supo tan rico, un poquito salado, pero cuando comencé a mover mi lengua por toda su vulva y noté que le gustaba mucho, le agarre el gusto de inmediato y comencé a saborear entre sus piernas, ella a veces me decía como y donde chupar, o me pedía no parar de ritmo; yo, cumplía sus órdenes.
Chupaba su clítoris, sus labios e intentaba en ocasiones meterle la lengua, pero confieso que mi lengua no es extremadamente larga, pero repetidamente le taladraba la vulva intentando meterla más. Me gustaba jugar con su clítoris en mi lengua, se sentía como una bolita mojada y resbaladiza que se escapaba de mis labios que lo querían atrapar; ella me tomaba fuertemente de la cabeza y respiraba con demasiada agitación; disfrute mucho ver su cara de placer, pues ella momentos antes había hecho lo mismo conmigo y sentí inmensamente rico, así que podía imaginar lo que ella podía sentir con mi boca.
Su cuerpo comenzó a ponerse tenso, me pedía insistentemente que no dejara de mover mi lengua como lo hacía, así que recordé que se aproximaba un orgasmo y yo moría por la curiosidad de saber como eran, por lo que sin dejar de mover la boca, acerque mi mano y comencé a buscar la entrada de su cavidad y le metí de golpe los dedos, gimió un poco más intenso por el sobresalto. En cuanto comencé a taladrarla con mis dedos y a torturarla con mi lengua al mismo tiempo, recargó sus pies sobre mi espalda y comenzó a jalarme contra su vulva retorciéndose, ella movía la cadera de arriba abajo y me sostenía ligeramente la cabeza mientras no dejaba de mirarme, debo admitir que me costaba un poco de trabajo respirar pero como practico natación aguanto bastante bien la respiración y puedo tomar bocanadas pequeñas de aire que me permiten no parar por lo que no resultó demasiado problema acostumbrarme a respirar cada que su cadera bajaba y me permitía tomar un poco de oxigeno. Mi mano perdió la movilidad pero mis dedos quedaron dentro de ella, así que como ya no pude meterlos y sacarlos con tanta facilidad, comencé a moverlos y doblarlos friccionando todas las paredes vaginales que me apretaban continuamente los dedos; comenzó a balancear con más velocidad la cadera, me apretaba el cabello de la mollera entre sus dedos y comenzó a gemir intensamente, después del intenso orgasmo, relajó todo su cuerpo mientras yo continuaba moviendo los dedos con entusiasmo, ya podía meterlos y sacarlos a placer, mi mano estaba completamente mojada, sus jugos vaginales escurrían hasta la palma de mi mano. Me acariciaba el cabello y me dijo que quería chupármelo de nuevo porque le gustaba mucho mi pene, en cuanto me dijo y a sabiendas de lo que se sentía, me pare de inmediato y ella se sentó en la orilla de la cama. Primero comenzó a manosearlo desde los testículos hasta la puntita, jugando con sus dedos, pero en ocasiones empuñaba mi pene en su mano y comenzaba a moverlo de arriba abajo, mi pene lucía más grande de lo que yo lo había visto cuando normalmente lo tenía erecto. Con una mano masajeaba mis testículos y con la otra mano apretaba y se deslizaba en el tallo del pene, acercó su boca y comenzó a frotar la punta con los labios, movía su mano de un lado a otro como si mi sexo fuese un lápiz labial, metía la cabecita en su boca y succionaba mi glande barnizado de saliva, puso sus manos sobre mi cadera con el pene dentro de la boca y yo comencé a moverme metiéndolo y sacándolo, su lengua se movía y masajeaba mi pene, estaba sintiendo que el cielo realmente existía, arrebatadamente la tome del cabello para detenerla y mi cadera comenzó bombearla sin control, sentí espasmos intensos en el vientre y un placer punzante en el pene difícil de explicar. Me vine dentro de su boca pero no lo pude controlar, sentía demasiado rico como para detenerme y no supe donde detenerme.
– Wowww… creo que ya sé que es un orgasmo…
– Jjajajajaaj si, me di cuenta (lo dijo con ironía) te veniste dentro de mi boca.
– Perdón, ¿te dio mucho asco?
– No, claro que no me dio asco, pero a la otra cuando te vayas a venir me avisas.
– Discúlpame es que no pude detenerme.
– Jajaajaja si ya lo sé, es tu primera vez y no pasa nada, no me dio asco, quita esa carita que tu lechita sabe muy rica, pero me gusta más que me llenes las tetas con ella. ¿Tienes kleenex o papel aquí en tu recamara?
– Si, tengo.
– A ver siéntate en la silla, te voy a limpiar un poco.
Comenzó a limpiarme las ingles, los testículos y el pene, frotaba el pene con el papel y le limpiaba la cabecita, yo sentía rico y mi sexo de nuevo comenzó a hincharse al ritmo de la fricción que me provocaba tan agradable aseo, era mucho mejor que yo solo en la regadera, siendo realistas yo no sabía ni donde estaba ni que estaba haciendo, por momentos y es en la única ocasión en la vida que algo de la vida real pueda creer que es un sueño; para esos momentos la preocupación de mi madre por entrar a la recamara se había desvanecido por completo; además ella me lo limpiaba con tanta dedicación que mi pene comenzó a inflamarse de nueva cuenta, dejo el kleenex a un lado y comenzó a darme un masaje con la mano, jugaba con mi pene de arriba abajo, lo apretaba. Se paro frente a mi sin dejar de jugar con mi falo, lo sostuvo con una mano, lo acomodo en su vulva y se sentó sobre mí, dejando caer de sopetón el peso de su cuerpo sobre mis muslos; sentí un calor intenso y delicioso en el pene que a su vez invadía todo mi cuerpo, mi corazón estaba al máximo y mis sentidos por los cielos.
– Mmmmmh!, ¿te gusta que este adentro?
– Si mucho, mucho
– ¿Que sientes?
– Muy caliente
– ¿Pero sientes rico?
– Si… muchísimo
– ¿Y si me muevo crees que sientas más rico?
Y comenzó a mover sus caderas encima de mí como oleada de mar, con un ritmo pausando, continuo pero fuerte; mis manos masajeaban sus nalgas, me gustaba sentir el vaivén de su cuerpo sobre el mío; el masaje que mi pene experimentaba era inexplicable, con sus pies firmes sobre el suelo comenzó a cabalgarme, subía y bajaba todo su cuerpo mientras yo observaba el rebotar de sus senos, se movía a un ritmo delicioso que cada vez iba aumentando de intensidad, de pronto se encontraba galopando enérgicamente machacándome las piernas, de nuevo gimió fuerte un par de veces, pero ella sola acalló sus quejidos poniéndose la mano sobre la boca y termino de disfrutar mi pene dándose unos últimos sentones estruendosos que hicieron que mis muslos quedaran rojísimos. Quedo abrazada un poco sobre mí y me decía cosas al oído, se levantó y se sentó en la orilla de la cama, me tomo las manos para que me parara y me pusiera delante de ella, se metió dos o tres veces mi pene en la boca y le dio algunos lametones, se recostó en la cama, abrió las piernas y me guiaba para quedar sobre ella, me dijo que esta vez seria yo el que se va a mover por completo, que deseaba ver cómo me satisfacía con su cuerpo hasta venirme dentro. Me costó trabajo meter el pene, intentaba y no podía acomodarme, se resbalaba por los labios, así que ella tomo con su mano el tronco de mi pene y puso la puntita en el lugar justo; ahora si empújalo y va a entrar, fueron sus palabras.
Resbaló sin ninguna dificultad y puse mis manos a la altura de sus hombros y sus piernas abiertas se balanceaban al aire por los movimientos de mi cuerpo contra el suyo, me gustaba moverme al ritmo de las vibraciones de la música, aunque en ocasiones la cama rebotaba contra la pared; la penetraba fuertemente tal cual como ella me había montado, se tomo las corvas con las manos sosteniéndose las piernas, me acomode mejor y comencé a bombearla apasionadamente, no sé de dónde sacaba ese instinto de moverme, jamás había cogido en mi vida pero mi cadera se movía como si ya lo hubiera hecho antes, ella casi no se movía, pero su vagina me comprimía el pene apretando y soltando de vez en vez; me gustaba echar un vistazo y ver mi pene perforar su húmedo y experimentado coñito, disfrute observar sus labios moverse al ritmo del vaivén de mi cuerpo envolviendo mi pene humedecido del néctar de su rosada hendidura. Recosté mi cuerpo sobre su pecho y puse mi cara sobre sus hombros y lograba empujarme solo con la punta de los pies, los clavé sobre la cama como dos estacas y no pare de bombear, comencé a jadear presa de la exquisita sensación previa de un orgasmo, me ayude aferrando mis manos a la sabana y me comenzó a envolver una sensación maravillosa, tu cuerpo se agita y tus palpitaciones se intensifican, tu cuerpo comienza a moverse de manera involuntaria, son como espasmos punzantes que generan una ligera ansiedad por encontrar alivio. Comencé a venirme dentro de ella con lo último de fuerza que quedaba en mis piernas, sentía palpitaciones fuertes en el pene que poco a poco fueron disminuyendo, quede recostado sobre su pecho, sin fuerzas, como si me hubiera arrollado un tren.
Nos quedamos así por unos momentos mientras ella me daba besos en el cuello y casi como costal me ayudo a recostarme sobre la cama porque tenía que vestirse, ya llevábamos dos horas en mi recamara y puede ser que ahora si nos estuvieran buscando. Se vistió bien rápido y me ayudo a vestirme, creo que sabía que me había dejado casi muerto ese día, por lo que con algo de prisa me ayudaba a ponerme la ropa, sin antes abrir las ventanas porque había un evidente olor a sexo que, por supuesto en ese momento, yo no sabía distinguir.
– No me voy a olvidar nunca de esto
– Yo lo sé, te di los dos mejores regalos de cumpleaños de tu vida.
Como desconocíamos si alguien nos estaba buscando, y para no levantar sospechas, ella se metió debajo de mi cama, y yo saldría de mi recamara, me metería al baño a lavarme la cara y las manos con mucha agua y jabón, y después echar un vistazo a los alrededores, y yo golpearía la puerta una vez si algo estaba mal y se tenía que esperar, y tocaría tres veces en caso de que todo estuviera bien. Salí a dar un paseo por la casa y el jardín, mi mama me pregunto qué hacía, y yo conteste que jugando con los niños y mi madre no dijo nada, nadie se dio cuenta que me desaparecí durante ese tiempo, solo los niños pero no dijeron nada pues como nadie me buscaba, ellos creían que me había ido a ver la tele y los había dejado ahí, pero no eran chismosos y continuaron jugando sin mí. Al final de cuentas los padres de Cecilia no la buscaron porque una de sus amigas vivía cerca de mi casa y creyeron que estaba con ella, así que no se preocuparon; y en ese entonces no existían los celulares, así que localizarte no resultaba tan fácil como ahora.
A Cecilia la vi en muchas ocasiones, mis padres y los suyos llevaban muy buena relación, así que muy seguido los teníamos visitando nuestra casa y nosotros la suya, bueno, ni para que mencionar que fuimos de campamento en varias ocasiones con ellos, por lo que esta confesión es apenas el principio, y ella fue la mujer que me ilustró en el arte del sexo, y que aunque puedo juzgar que lo que hizo no estuvo bien en absoluto, no puedo dejar de agradecerle todo lo que me enseño. En las siguientes sesiones con ella me mostró como usar un condón y la importancia de ponérselo siempre, entre otras cosillas interesantes… pero eso, ya es otra historia.
Woooooooooooooooooooooow! qué delicioso y lindo relato! muy excitante!