Fui su putita..
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me he vuelto viciosa en la lectura de relatos eroticos, y me hago unas ricas pajas en la noche leyendolos en mi lap top. Sin embargo quiero compatir con ustedes mi iniciación en lo sexual, historia que no supieron ni mis propios padres.
Mi nombre es Lorena (ficticio), actualmente tengo 26 años, pero la historia del relato sucedió hace unos diez años. En ese entonces era estudiante colegial, siempre tuve un cuerpo más desarrollado que el de mi edad. Desarrollé a los 12 años, pero aún era virgen. Resulta que al colegio llegó un nuevo profesor de nombre Alan (ficticio), quien era muy guapo y atractivo, parecía un actor de cine (al menos eso pensaba yo). Me enamoré solo de verlo. No es falta de modestía pero yo era la más bonita de mi clase, tenía el cabello castaño claro, mis senos siempre tuvieron un buen tamaño, mayor de lo normal a mi edad. Mis ojos son verde obscuro. Mi piel es blanca, desarrollé unas caderas bonitas y mis nalgas son atractivas, por eso fui escogida para ser la capitana de las cheerleaders en el colegio.
Como esperaba, el profesor Alan también se fijo en mi y empezó a tener atenciones especiales para mi, me decía cosas bonitas, realmente me endulzaba el oido, cosas que nos conquistan a las mujeres. Yo hacía corazones en mi cuaderno con el nombre del profesor cerca del mio. A las pocas semanas, estabamos haciendo una trabajo de investigación y yo me atreví a buscar al profesor, en el receso, en su propio cubiculo. Se sonrió desde que me abrió la puerta, yo llevaba una mini celeste y una blusita que apretaba mis senos ya desarrollados. El profesor me estuvo explicando y rapidamente me dijo que me acercara a él, yo sentía su aliento, su perfume, mi corazón latia a 1000 por minuto. De repente se voltea, se me queda viendo y yo también lo hice, se acercó y me dio el beso más tierno del mundo. Yo sentí que volaba en el aire. Su lengua entró en mi boca y como respuesta pude contestarle con la mía. Fue inolvidable.
Cada vez que podía yo lo buscaba o el me mandaba a traer, con la excusa de preguntarme lo de la investigación, siempre terminabamos con un rico beso, cada vez más largos. Sus manos ya acariciaban mis piernas. Finalmente se le ocurrió algo, me dijo que le dijera a mi madre que le pagara clases privadas con él, me dijo que las daba en su casa, ya que el quería estar a mi lado a toda hora. Yo inocentemente no comprendí la magnitud de lo que él pretendía. Ese mismo día casi le armé un berrinche a mi madre, diciéndole que quería aprender más y que ese profesor era muy bueno.
Luego de que mi madre hablara con él, se definió que yo iría a su casa dos veces a la semana, con dos horas, de 5 a 7 pm. Casi no pude dormir los días previos a mi primer día de clases privadas, yo estaba enamorada, le llevaba varias cartitas de amor y poemas a mi profesor. Mi madre me dejó en la casa del profesor Alan, él me entró me llevó a la sala, me pidió que me sentara en el sofa. Me llevó un refresco y me dijo que estaba preciosa, yo llevaba una minifalda (a petición de él), y una blusita con corte arriba del ombligo. Al poco tiempo de estar charlando, Alan me abrazó para besarme, nuestras lenguas eran de fuego y bien húmedas. Como había sucedido últimamente me acaricio las piernas, solo que ahora su mano se metió entre mis piernas y me acarició varias veces mi cuquis sobre mi calzoncito, al principio me sentí muy incomoda, pero algunas amigas me habían contado que sus novios lo hacían con ellas. Asi que no dije nada. Después sus hábiles manos se metieron debajo de mi blusa y me tocaron los senos sobre mi brazier que era de elástico.
-ponte de pie!- me dijo Alan. Yo lo hice. –bajate la falda-, dudé un momento, pero estaba muy enamorada para discutirle a Alan. Me quedé en bragas, me vio toda, me dijo que me volteara. Luego me dijo que era realmente hermosa que le gustaba mucho.
-Eres virgen?- me preguntó, sentí la pregunta muy comprometedora, sin embargo le contesté. –Si, lo soy- Alan sonrió.
-Quitate la blusita- lo hice sin negarme.
-Ven aquí!- casi me ordenó, señalandome sus piernas, me sente en sus piernas en ropa interior, me volvió a besar, yo respondí rápidamente con mi lengua. Cuando sentía sus labios me hacía volar en el aire.
Sus manos ahora se metieron en mi calzoncito y acarició mi cuquita con sus dedos, lo hizo suavemente, jugó con mis labios vaginales y con mi clítoris (en ese momento no sabía que asi se llamaba). Senti una corriente térmica recorrer mi cuerpo, por primera vez me estaba excitando. Mientras jugaba con mi sexo, sus labios bajaron a mi cuello y después de bajar uno de los tirantes de mi brazier, su boca tomó uno de mis senos y lo chupó como si fuera una rica fruta, sentí la presión de sus labios sobre mis pezones, me hizo gemir de pasión. Luego, bajó el otro tirante y sus labios tomaron mi otro pezón, que ya estaba erecto, lo chupó y luego le pasó la lengua varias veces, eso era muy excitante!.
-Te gusta??- me preguntó si dejar de lamer mis senos.
-Siii profe!- le dije mordiendome los labios por la excitación.
Metió sus manos por detrás de mi espalda y me quitó el sostén. Me pidió que me acostara boca abajo sobre el sofa, lo hice, yo quería experimentar más y mejor que fuera con mi enamorado. Ya acostada, me quitó mis calzoncitos, quede completamente desnuda a su merced. Paso sus manos por mi espalda, mis nalgas, muslos y pies. Yo me sentía rara, además de excitada, sentía como si experimentaran conmigo. Alan se hincó en el suelo y comenzó a moderme con los labios la carne de mis nalgas, lo hacía sin mucha fuerza, además también me pasaba la lengua por toda mi piel, yo gemía como gatita, ronroneaba de todo lo que me hacía. Pasó su lengua por toda mi espalda y chupó cada espacio, en varias ocasiones sentí cosquillas, pero unas cosquillas diferentes, además debo decir que yo estaba mojando toda mi cuquita, no era la primera vez, pero ahora era diferente. Me dijo palabras bonitas que fueron quitando mi nerviosismo.
Alan abrió mis nalguitas y examinó mi culito arrugado. Dijo que era lo más lindo que había visto jamás. No sabía yo que algo que me habían enseñado que es sucio, fuera tan lindo. Se acercó a mi culito y lamió mi agujerito varias veces, yo respondí doblando la espalda. –Calmate!, relajate!, pronto sentiras que te gustará- me dijo. Siguió lamiendo mi trasero y su lengua se deslizó y me tocaba el puntito de mi ano, como él había dicho, ahora sentía un rico placer, luego su lengua se fue hacia abajo, abrió más mis nalgas con sus manos y llegó a mi cuquita. En ese momento sentí que la habitación daba vueltas, gemí fuerte y mojé mi vaginita con mis liquidos. Alan separaba mis nalgas y su lengua jugaba con mi culito y con mi cuquita, mis gemidos fueron más acelerados al igual que mi respiración, hasta que llegué a un brutal orgasmo, el cual duró varios segundos.
Alan esperó un momento frente a mi y me pidió que me vistiera. Luego ya vestida me dijo que yo había tenido un orgasmo y que no me preocupara por eso. Pude observar un halo húmedo en su pantalón, crei que se habia orinado. Pero luego sabría que había eyaculado liquidos seminales y había mojado su pantalón. Y esa fue la primera vez que tocaron mi cuerpo.
En la semana siguiente, luego de quitarme la ropita por instrucciones del profesor Alan, me dijo que abriera las piernas y que cerrara mis ojos, iba a sentir algo rico. El profesor puso su cara entre mis piernas, luego tocó con su lengua toda mi cuquita, la abrió con sus dedos y me lamió todos los rincones de mi coñito. Sentí que el mundo se acababa, nunca había experimentado algo similar, yo me retorcía alli acostada abierta de piernas, prácticamente ese día Alan se comió toda mi vagina, me mojé varias veces y gemía diciendole palabras de amor al profesor. No llevé la cuenta, pero me chupó el coñito en diferentes posiciones, me hizo sexo oral acostada boca arriba, colocada en cuatro y montada sobre su cara.
Cuando mi madre me recogió ese día, estaba bastante fatigada, quería dormirme. Debio ser la cantidad de orgasmos que tuve.
El profesor Alan me fue induciendo al sexo sin prisas, con mucha paciencia, degustando mi virginidad y mi inexperiencia. A la otra sesión de clases, me mostró su verga, era grande, gruesa y peluda, me hizo tocarlo y masturbarlo, luego me pidió que le llenara de besos su verga, lo hice, su gran pene estaba hinchado con varias venas gruesas que parecían que estallarían. Luego me pidio que se la chupara como cuando yo chupo bombones o paletas. Lo hice y el se retocía de placer tomándome por la cabellera. Yo me daba cuenta que con eso, podía pagarle a él las emociones que me había hecho sentir los otros días. Asi que le mamé su pinga por muchos minutos, de repente me dijo que abriera bien la boca, lo hice y el puso su verga en mi lengua y me echó su lechita, acabò allì, fue la primera vez que probe semen en mi vida, era un poquito salado y lo trague todo, ante la cara de placer de Alan.
A la tercera semana, luego de besarnos y tocarnos, Yo en ropa interior, ya que a Alan le gustaba quitarme la ropita al nomás yo entrar a su casa. Me dijo que tenía un regalo para mi, había comprado una películas para ver juntos. Resultó que eran películas pornograficas, se veían parejas teniendo sexo, yo ya había visto alguna vez con mis amigas, pero nunca junto a un hombre, las escenas eran muy fuertes, en la penetración y en todo el sexo que mostraba. Al principio yo estaba espantada, pero poco a poco me imaginaba teniendo sexo con Alan y me empecé a excitar. Por su parte el profe Alan se sacó el pene de su pantalón y se puso a masturbarse a mi lado.
-chúpamela!!- me dijo y me tomó de la cabeza bajándomela hasta donde estaba su erecta pija, la empecé a chupar como lo había hecho anteriormente, nunca antes Alan había estado tan excitado, el ver una película porno mientras yo le hacía sexo oral lo tenía a mil. –Volteate!, y ponte de rodillas en el sillón- me ordenó, yo sabía que el estaba fuera de si, yo sabía que quería penetrarme mi cuquita, me puse de rodillas sobre el sillón dejándo mi trasero a su merced, él se bajó su pantalón y libero su pija, me bajó mis braguitas y comenzó a lamerme la rajita y mi culito. Luego que las ensalivó bastante, se paró y puso su pija en la entrada de mi cuquita, sentí la presión de su pene en mi vagina, casi no podía entrar, pero el siguió empujando fuerte y por fin mi virginidad se perdió. Sentí un dolor intenso cuando su dura pija entro en mi cuerpecito, luego me fue bombeando su pija y ésta terminó por entrar en mi cuquita.
-Ya no!, ya no!,- le pedía yo a Alan. Pero el estaba como loco y siguió penetrandome sin compasión. Yo podía sentir su pene entrando y saliendo de mi vagina, cada vez que lo hacía me producía dolor. Me sujetó de la cintura y me la siguió metiendo con mucho más fuerza. Yo gemía entre dolor y placer, aunque más dolor. Me dijo que me volteara, lo hice y el terminó en mi cara, me dijo que abriera la boca y me puso su pija adentro, pero el sabor de su semen no era el mismo, tenía partes de sangre, mi sangre, me di cuenta y escupi y hasta casi me hizo vomitar.
Ese día llegué a mi casa con dolor en mi cuquita, pero no le dije nada a mis padres. Me bañé para sentirme menos sucia. En el cole, Alan me buscó para preguntarme como había seguido.
A partir de ese día de mi desfloración, tuvimos siempre sexo en cada sesión. Alan me puso en cuanta posición sexual que veiamos en los videos. Me hizo llegar a unos orgamos increíbles que a la fecha nunca se han repitido. Alan se encargó también de ser el primero en metermela en el culito. Yo vivia cada momento con él. Nunca le negué nada que quisiera experimentar conmigo, lo hicimos en todas las partes de la casa. Yo me sentía su mujer. Yo idealizaba poder casarme con él.
Pero como nada es para siempre, en cierta ocasión que llegamos temprano con mi madre a su casa para las clases privadas, vi a una mujer salir de su casa, le pregunté y me dijo que era una amiga. Pero a la semana siguiente volvió a suceder. Siempre negó tener algo con alguien.
Hasta que cierto día, le dije a mi madre que yo hiria sola a mis clases, ya que ese día ella estaba ocupada, llegué a la casa de Alan, mucho más temprano que de costumbre y toqué el timbre, nadie abrió, toqué varias veces, como no abrieron me fui por la parte de atrás y vi una ventana, cuando me asomé pude ver a la misma mujer cabalgandose a Alan, yo podía ver la parte de su espalda desnuda, estaban follando en el mismo sofá donde Alan me poseía frecuentemente. Alan estaba de frente a la ventana, el tenía cerrado los ojos mientras la penetraba, de repente los abrió y me vió, yo salí corriendo de allí, seguí corriendo en la calle no paré hasta que me cansé, luego tomé un bus para mi casa, como supondran estaba devastada, mi cuento de Hadas estaba destrozado. Lloré muchas horas. En la noche de ese día, mi padre me avisa que tengo llamada telefónica, era Alan, le reclamé, le lloré y lo insulté. –Quien es esa puta!!?- finalmente le pregunté, el se quedó un momento callado y luego respondió, -Es mi esposa!!-. Sentí que el suelo se abría debajo de mi y colgué. Yo realmente había sido la puta, su putita.
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