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Dominación Mujeres, Fetichismo, Intercambios / Trios

Gemelas Cap 1 y 2

Manipulación y control .
Capítulo 1 – Gala

La vida había llevado a Alex Carter a la gala anual de Manhattan, organizada por las influyentes hermanas Weller, conocidas como Las gemelas. Esta velada reunía a lo más destacado del mundo financiero en un hotel de lujo. Dos años atrás, Alex había cerrado un importante acuerdo con ellas, un trato que dejó huella más allá de lo profesional. Pero esa noche, algo diferente flotaba en el aire. Algo que prometía ir mucho más allá de simples negocios.

El gran salón de baile resplandecía con un lujo impecable. Las altísimas bóvedas doradas y las enormes lámparas de cristal proyectaban Una luz cálida bañaba el parqué pulido, mientras entre la multitud ellas destacaban con una presencia imposible de ignorar.

Anna vestía un ajustado vestido verde esmeralda de corte sirena que se ceñía a sus pechos, un escote profundo en forma de V dejaba al descubierto la base y marcaba claramente su separación. La tela se adhería a sus formas bajo la luz, resaltando cada curva con una sensualidad sutil pero irresistible. Su melena rubia ondulada caía sobre sus hombros, mientras que sus ojos verdes brillaban con un brillo hipnótico, atrapando la atención de quienes la observaban. Lucía piezas de Bulgari en platino y oro blanco con diamantes, una elección que reflejaba su sofisticación clásica. Sus stilettos plateados de Christian Louboutin le daban un toque de elegancia inconfundible, mientras su clutch de Hermès de piel suave añadía una caricia discreto y refinado.

Chloe, en contraste, llevaba un vestido de cuero negro ajustado que delineaba cada curva de su cuerpo. El escote asimétrico comenzaba en un hombro y descendía hacia la cintura, dejando al descubierto una parte de su pecho izquierdo. Su cabello corto estilo pixie, texturizado y negro, añadía un aire provocador, mientras sus ojos azul zafiro brillaban con una intensidad que parecía atravesar a cualquiera que se atreviera a mirarla. Llevaba joyas de Tiffany & Co. en plata envejecida con detalles en azul, que resaltaban la intensidad de sus ojos. Sus botines negros de Jimmy Choo, con tacón de aguja y detalles metálicos, le daban un aire rebelde y moderno, mientras su clutch de Louis Vuitton, estructurado y audaz, proyectaba una imagen vanguardista y desafiante.

Alex lucía un esmoquin de Brioni en terciopelo, con una estructura impecable y solapas de satén que añadían brillo y sofisticación. La chaqueta ajustada y los pantalones slim fit resaltaban su figura andrógina, mientras la camisa de seda blanca de Hockerty y la pajarita Kiton vibrante destacaban su estilo. Sus zapatos John Lobb Mayfair, pulidos al máximo, reflejaban la luz con cada paso, y el reloj Vacheron Constantin en oro blanco, junto a los gemelos de platino de Tiffany & Co., completaban su apariencia con un toque de elegancia atemporal y refinamiento. Pero lo que realmente llamaba la atención era su confianza serena, una seguridad que parecía haber crecido en los últimos dos años… y que no pasó desapercibida para las hermanas Weller.

Chloe entrecerró los ojos ligeramente mientras observaba cómo una mujer rubia sonreía abiertamente a Alex, levantando su copa en un gesto que claramente pretendía llamar su atención.

Chloe se inclinó un poco hacia Anna, sin apartar la vista de él.

Chloe: —¿Lo ves? Hay algo distinto. Irradia… no sé, algo salvaje. Magnético. Es como si un aura lo envolviera y no te dejara apartar la vista. Y su mirada… Anna, su mirada es intensa, directa. Te desnuda. Te atraviesa. Y esa sonrisa…

Anna lo observó, atenta. No era la única; varias cabezas giraban a su paso, y las miradas femeninas se detenían en él con descarada coquetería. Algunas acariciaban distraídamente sus copas de champán, como enviando un mensaje silencioso.

Anna: —Sí… lo veo. Y muy claro. Es un imán. Pero no solo para ellas. Su atractivo se ha disparado desde la última vez que lo vimos. Ha pasado a otro nivel.

 

Chloe: —No es solo por el traje, aunque el Brioni ayuda. Es la forma en la que las mira… con esa calma, como si supiera exactamente qué provocará. Y ellas reaccionan, se derriten con su presencia. Es el modo en que ocupa el espacio, con seguridad. ¿Te acuerdas de cómo estaba aquella noche en la firma? Ahora parece… inalcanzable. Intocable.

Chloe arqueó una ceja, con una sonrisa divertida, aunque sus ojos mantenían un brillo serio y decidido.

Chloe: —Intocable… para ellas. Pero no para las hermanas Weller. Esta noche… él ya tiene dueñas.

Anna: —¿Dueñas? Eso… creo que Álex aún no lo sabe, hermanita.

Chloe: —Pues es hora de que lo descubra. Esta noche será nuestro. Solo nuestro.

Anna asintió mientras sus ojos brillaban con la misma determinación.

Chloe: —Vamos a saludarlo. No sería cortés ignorarle… y nosotras siempre somos muy… educadas.

Anna asintió con un leve movimiento de cabeza, casi imperceptible, en sincronía con su hermana.

Anna: —¡Álex, cuánto tiempo, Dios mío! Han pasado dos años. ¿Lo recuerdas?

Su voz sonó encantadora y cálida, sus brillantes ojos verdes, lo recorrían de arriba abajo sin disimulo.

Chloe: —Sí…. dos años parecen una eternidad

Alex les dedicó una amplia sonrisa, dándoles dos besos, notando el calor familiar de ambas.

Alex: —Anna, Chloe… qué alegría volver a veros. Es increíble cómo pasa el tiempo, pero hay recuerdos que permanecen… y especialmente el de dos mujeres tan hermosas y fascinantes como vosotras.

El cumplido provocó un leve sonrojo en las dos, con una chispa de complicidad en la mirada.

Anna: —Nos gusta que te acuerdes. Nosotras tampoco hemos podido olvidarte. Por cierto, te sienta de maravilla ese traje.

Álex: —Gracias. Y vosotras estáis simplemente espectaculares.

Su mirada descendió fugazmente hacia el escote de Anna y las curvas elegantes de Chloe. Anna lo notó y bajó su mirada hacia su entrepierna. Lo que encontró provocó una chispa traviesa en sus ojos.

Pensamiento de Anna: “Vaya, esto sí que es impresionante. No me extraña que camine con tanta seguridad. Menudo tamaño… Me pregunto cómo se sentirá en mis manos… en mi boca… o en mi interior.”

Sin decir palabra, se acercó lentamente, dejando que su pierna rozara su entrepierna. Notó la dureza y sonrió para sí, disfrutando de la certeza de su efecto. Se inclinó al oído de Álex y susurró, con naturalidad seductora.

Anna: —Veo que te gusta lo que ves.

Alex se sonrojó al instante ante el comentario, sintiendo cómo el calor subía por sus mejillas. Su polla se endureció aún más bajo la tela.

Alex: —No voy a negarlo.

Anna sonrió, notando perfectamente su reacción. Su mirada se deslizó de nuevo hacia su entrepierna, confirmando lo que ya sospechaba.

Anna: —Tu reacción me dice que te excitamos mucho.

Chloe, que había estado observando, se aproximó, deslizando una mano por su cintura con naturalidad.

Chloe: —Tranquilo… estamos aquí para disfrutar. Nadie tiene que fingir nada. Además, tú también nos pones a nosotras…

Anna se acercó un poco más, rozando su cuerpo contra el de Alex.

Anna: —Sería una lástima desperdiciar tiempo… y química.

Alex tragó saliva, sintiendo cómo el ambiente se cargaba a su alrededor.

Anna: —Nos encantaría ponernos al día en otro lugar… Tenemos un ático con unas vistas increíbles. Aunque no son precisamente las de Manhattan…

Alex arqueó una ceja, intrigado. Anna deslizó sus dedos por la solapa de su esmoquin con suavidad.

Anna: —Tenemos una botella de champán esperándonos… y nos encantaría compartirla contigo.

Sin esperar respuesta, Chloe tomó a Alex del brazo y lo guió hacia la salida. Un chófer de impecable uniforme les abrió la puerta de una limusina negra. Anna le hizo un gesto con la cabeza.

Anna: —Después de ti, Alex.

Una vez dentro, el ambiente cambió radicalmente. Chloe no perdió tiempo. Se deslizó junto a Él en el asiento trasero. Sus ojos azul zafiro brillaron cuando su mano comenzó a recorrer su muslo, subiendo lentamente hacia su entrepierna.

Chloe: —¿Cómodo?

Alex: —Muy cómodo.

Anna, desde el otro lado, observaba cada movimiento. Mantenía una copa de champán en la mano, girándola lentamente mientras estudiaba a Alex de forma divertida. Finalmente, decidió intervenir.

Anna: —No seas tan impaciente, Chloe. No queremos que esto termine antes de empezar, ¿verdad?

Chloe soltó una risita traviesa, retirando su mano de su pierna, aunque solo temporalmente.

Chloe: —Oh, Anna, tienes razón… todavía no hemos llegado al ático.

Anna colocó su copa en el soporte del coche y se inclinó hacia adelante, acortando la distancia entre ella y Alex. Su vestido se ciñó aún más, dejando ver parte de su escote. Rozó con los dedos la solapa de su traje antes de deslizarse hacia su pecho.

Anna: —Me gusta cómo has cambiado. Pareces… más seguro.

Alex: —Gracias. Aunque creo que siempre he sabido lo que quiero.

Anna: —¿Y qué es exactamente lo que quieres?

Antes de que Alex pudiera responder. La mano de Chloe regresó esta vez a la bragueta. Sus dedos presionaron ligeramente, delineando la forma impresionante de su polla bajo la tela.

Chloe: —Vaya, vaya… parece que alguien está muy entusiasmado.

Pensamiento de Anna: “Me pregunto qué tan grande será realmente… y si podrá cumplir nuestras expectativas.”

Anna lanzó una mirada rápida a su hermana con una sonrisa casi imperceptible. Luego, sin apartar los ojos de Alex, deslizó su mano hasta su rodilla, apretándola suavemente.

Anna: —Espero que sepas manejar la presión … porque esta noche vamos a exigirte mucho.

Alex cerró los ojos por un instante, dejándose llevar por las sensaciones. Cuando los abrió, su expresión era decidida.

Alex: —Estoy listo para lo que queráis.

Chloe sonrió, satisfecha, se inclinó aún más hacia él, su mano se movió hacia la hebilla de su cinturón.

Chloe: —Entonces, tal vez deberíamos empezar aquí… y ahora.

Anna, sin embargo, intervino nuevamente, colocando una mano sobre la de Chloe.

Anna: —Control, hermanita. Recuerda que tenemos toda la noche. y quiero que Alex esté… a la altura.

Chloe bufó ligeramente, pero obedeció, retirando su mano con reticencia. En cambio, se dedicó a trazar pequeños círculos en su muslo, manteniendo la tensión al límite.

Anna: —Cuando lleguemos al ático… descubrirás lo que significa estar entre nosotras.

Capítulo 2 – Ático

El coche se detuvo frente a un edificio moderno de vidrio y acero. El chófer abrió la puerta, y las hermanas salieron primero, dejando que Alex las siguiera. Juntos, entraron en el lujoso vestíbulo, donde un conserje los saludó con una leve inclinación de cabeza. El ascensor privado los elevó en silencio hacia el ático. Las puertas del ascensor se abrieron, revelando un ático impresionante con vistas panorámicas de la ciudad. Pero Alex apenas notó el paisaje. Todo su enfoque estaba en las dos mujeres que lo rodeaban en sus cuerpos y en sus miradas llenas de deseo.

Anna: —Bienvenido a nuestro mundo, Alex.

Chloe: —Espero que estés listo.

El ático, con vistas al Central Park South, era un refugio de lujo y sofisticación. Un sutil aroma a rosa búlgara flotaba en el aire, impregnándolo todo con una calidez envolvente. Las luces, dispuestas estratégicamente, dibujaban sombras suaves sobre las paredes de tonos neutros y el suelo de madera oscura reflejaba el brillo tenue de los apliques dorados.

La cristalera ofrecía una vista impresionante del skyline de Manhattan; junto a ella se encontraba un sofá de cuero blanco, elegante y minimalista. En el centro del espacio había una cama king-size con sábanas de seda negra que parecía desafiar cualquier límite de intimidad.

Anna se apartó ligeramente de él y se dirigió hacia una barra elegante, tomando una botella de champán ya fría. Con un leve «pop», el corcho rompió el silencio del ático, marcando el verdadero inicio de la noche.

Anna sirvió champán en tres copas, ofreciéndole una a Alex y otra a su hermana.

Anna: —Brindemos por esta noche y por las nuevas experiencias y placeres que estamos a punto de compartir.

Anna levantó su copa con lentitud y elegancia, mirando a Alex con una intensidad calculada y penetrante.

Chloe: —Y por la confianza que depositamos el uno en el otro.

Alex sostuvo su copa, observando a ambas con una mezcla de admiración, deseo y excitación. Chloe dio un paso hacia él.

Chloe: —Este ático te va a encantar. La vista de noche es impresionante.

Anna: —Es un lugar que invita a la intimidad, Alex. A dejar el mundo fuera. La pregunta es… ¿estás listo para lo que te espera aquí? ¿Para dejarte llevar por completo?

Alex sonrió, sintiendo cómo la tensión se acumulaba. Dejó la copa sobre una mesa cercana. Su mirada recorrió lentamente a las dos mujeres, a sus cuerpos perfectos, a la promesa en sus ojos, antes de asentir con firmeza.

Alex: —Más que listo.

Bajo la mirada atenta y deseosa de Alex, las gemelas se acercaron, posicionándose una al lado de la otra de manera deliberada en el centro de la sala. La luz suave del ático resaltaba sus figuras, acentuando la elegancia de sus vestidos que se adherían perfectamente a sus curvas, como una segunda piel. Anna con un gesto elegante y sensual dejó al descubierto la curva delicada de su cuello, apartando su cabello. Su cabello rubio caía en ondas suaves sobre sus hombros, creando un contraste hipnótico con el verde esmeralda brillante de su vestido, un color que realzaba la intensidad de sus ojos.

Anna: —¿Nos ayudas, cariño?

El vestido se tensó ligeramente sobre sus hombros, como si esperara que Alex lo liberara, una tarea implícita que lo incluía en el ritual de desvestirse. Chloe irradiaba una energía más directa y vibrante, su vestido de cuero negro se ajustaba a su figura de una forma espectacular, resaltando cada curva con una audacia innegable.

Chloe: —Estamos impacientes, Alex. Muy impacientes. No nos hagas esperar más.

Alex sintió cómo el corazón le latía con fuerza. La noche había llegado al punto de no retorno. La intimidad en el ático estaba a punto de desatarse por completo.

Con calma se acercó a Anna primero. Sus dedos recorrieron la cremallera de su vestido deslizándola con lentitud, poco a poco el vestido se fue separando de su cuerpo haciendo que la delicada trama del encaje negro de su conjunto comenzara a hacerse visible abrazando su espalda y definiendo la línea de su cintura. Alex pudo apreciar sus medias, que realzaban aún más su sofisticación clásica.

Luego, se giró hacia Chloe, esta vez con un movimiento más decidido. Localizó los cierres ocultos en su vestido y con una ligera presión los deslizó hacia abajo. A medida que la prenda se abría, dejaba al descubierto el elegante diseño de tirantes que recorrían su espalda y realzaban la curva de su columna, mientras que, en la parte inferior una diminuta tanga apenas cubría la suave hendidura de sus glúteos.

Las gemelas dejaron caer sus vestidos al suelo, girándose hacia Alex para revelar completamente los conjuntos que habían estado escondiendo. Alex contuvo el aire al instante, su erección se endureció aún más bajo su bóxer ya húmedo por la excitación y su enorme erección, rígida y palpitante, se alzó imponente ante ellas.

Anna mostró sus generosos pechos, que se movían con cada respiración, apenas cubiertos por el encaje translúcido.

El centro de cada areola y sus pezones erectos, de un rosa intenso, se marcaban con claridad, resaltando a través del fino tejido. Como un complemento perfecto, un tanga minimalista realzaba aún más la sensualidad de su figura.

Anna: —No solo mires.

Tomó suavemente su mano, la colocó directamente sobre su pecho, guiando sus dedos hacia la suavidad de la tela que cubría su sostén.

Los dedos se adaptaron a la forma del pecho bajo el sostén, percibiendo su suavidad y la prominencia del pezón a través de la tela. El pezón, duro y rosado, se notaba claramente bajo la yema de sus dedos.

Sin dudarlo, Chloe tomó la mano libre de Alex y la deslizó bajo el borde liso del satén rojo de su sujetador. Sus dedos se cerraron sobre la punta dura y oscura de su pezón, que ya se alzaba erecto bajo la tela.

Chloe: (arqueó la espalda un poco, disfrutando de la presión de sus dedos expertos sobre su pezón) —Mmm… Sí… justo así, cariño. Me encanta sentir tus dedos ahí…

La intensa reacción de los pezones bajo sus dedos era notable, los de Anna respondían especialmente a la presión, endureciéndose aún más, y los de Chloe se ponían firmes, erectos y desafiantes, ansiosos por más estimulación. Alex se sintió abrumado por la sensación de tener los pechos de ambas en sus manos.

Anna desabrochó el cierre de su sostén, liberando sus generosos pechos, mientras Alex seguía explorándolos con sus manos. Casi al mismo tiempo, Chloe se quitó el corpiño rojo, empujando los suyos hacia adelante y acariciando con su mano la erección que sentía latir bajo sus pantalones.

Anna: —Ahora te toca usar la boca.

Sus dedos se aferraban al cabello de Alex, guiando suavemente su rostro hacia sus pezones. Al succionarlos suavemente, sintió la piel tierna y la punta turgente responder contra su lengua, Anna arqueó la espalda con un suspiro profundo, mientras sus dedos apretaban aún más el cabello de Alex.

Chloe: —No te olvides de mí.

Este se inclinó ligeramente, moviéndose instintivamente hacia el pezón oscuro y firme de Chloe rodeándolo con su boca. Esta soltó un jadeo agudo, mientras su cuerpo se tensaba. Ellas sabían el efecto que tenían sobre él. Anna contuvo el aliento mientras Chloe se mordía el labio inferior, disfrutando juntas de la reacción que provocaban.

La excitación las desbordaba, y la ropa se convirtió en un obstáculo. Anna comenzó a desabrochar su camisa hasta que se abrió por completo, deslizándose por sus hombros hasta caer al suelo. Chloe, mientras tanto, se arrodilló frente a él y desabrochó su cinturón, dejando caer los pantalones. Deslizó sus manos bajo la goma de su bóxer y los bajó lentamente hasta que quedaron en sus tobillos. En pocos segundos, estaba completamente desnudo. Su enorme erección, rígida y palpitante, se alzó imponente ante ellas.

Las gemelas intercambiaron una mirada cargada de lujuria antes de volver a centrarse en él.

Pensamiento de Anna: “Dios… santo. Es… grandísimo”

Sus ojos recorrieron cada centímetro con una mezcla de incredulidad y fascinación. Su miembro, erecto, palpitaba, goteando ligeramente. Anna sintió cómo su respiración se aceleraba, incapaz de apartar la mirada.

Anna: —Es… es increíble. No sé cómo puedes…. Es tan grande, tan… perfecto.

Sus miradas se encontraron brevemente; en ese instante, Anna supo que quedaría grabado en su memoria para siempre, una imagen que eclipsaría cualquier otra cosa que hubiera experimentado antes.

Chloe abrió los ojos de par en par y su mandíbula se tensó, incapaz de apartar la mirada mientras lo observaba.

Chloe: (Se acercó un poco más, incapaz de apartar la mirada, sacudiendo la cabeza con incredulidad) —Wow… Esto no es justo para el resto de los hombres. Esto definitivamente no es normal…, nunca volveré a ver a otro hombre igual después de esto.

Sin poder resistir la curiosidad, Chloe dejó que su instinto tomara el control. Lentamente, sacó la lengua y recorrió toda la longitud de su miembro, desde la base hasta la punta, saboreando el rastro resbaladizo de líquido preseminal. El sabor salado, pero sorprendentemente dulce explotó en su paladar, enviando una oleada de calor a través de su cuerpo. Mientras sus labios se ajustaban al impresionante grosor, una avalancha de Pensamiento des cruzó su mente.

Pensamiento de Chloe: “Quiero esa polla en mi boca, quiero sentirla hasta la garganta, tragarla entera. Quiero follarlo brutalmente. Quiero sentir esa polla reventándome el coño y el culo.»

La intensidad de esos deseos era una respuesta directa e innegable a la magnitud abrumadora de lo que tenía delante. Cada fibra de su ser clamaba por experimentar aquella obra maestra de la naturaleza, por explorar cada centímetro con una pasión casi animal.

Sin esperar, las gemelas lo cogieron de las manos y lo guiaron hacia la cama.

Chloe: (Ordenó de forma suave, indicándole la cama con un movimiento de cabeza) —Túmbate, cariño.

Alex, aun temblando por la intensidad de la lamida de Chloe y la presencia de ambas, obedeció sin dudar. Se tumbó en la gran cama king-size, sintiendo la suavidad de las sábanas de seda contra su piel. las gemelas lo observaron un instante, una a cada lado de la cama, con miradas que prometían un placer aún mayor.

Anna se acercó a una mesilla cercana, donde ya tenía preparado un frasco elegante.

Anna: —Este masaje es… la preparación perfecta para más tarde.

Abrió un frasco de gel Nuru Advance con un suave pop. Un aroma dulce y exótico a ylang-ylang, cálido y embriagador, impregnó el aire del dormitorio al instante.

Chloe: —Este gel es increíble. Te dejará la piel tan suave que cada caricia te provocará sensaciones muy intensas. Prepárate para sentir cosas nuevas, cariño.

Las manos de las gemelas, se empaparon generosamente con el gel. Con movimientos lentos comenzaron a deslizarse por su cuerpo, extendiéndolo con masajes que cubrían cada centímetro de su piel desde el cuello hasta los tobillos. Anna trazó círculos suaves pero firmes en su pecho, sus dedos pellizcaron y frotaron los pezones hasta que se pusieron duros, erectos provocando gemidos suaves de Alex.

Alex gimió suavemente, cerrando los ojos mientras intentaba controlar su respiración. Sentía el calor de sus manos resbalando por su piel. El masaje avanzó cubriendo cada parte de su cuerpo en una capa brillante y resbaladiza que intensificaba cada caricia.

Chloe se concentró en la parte inferior de su cuerpo, sus dedos se deslizaron con una presión firme y ascendente por la cara interna de sus muslos, acercándose cada vez más a su ingle, rozando la base de su polla.

Chloe: —Lo sientes palpitar, ¿verdad? Lo sientes reaccionar a mis manos…

Sonrió al ver el temblor que recorría su cuerpo, disfrutando de su control sobre sus sensaciones.

Chloe envolvió su polla completamente con ambas manos. La mezcla de gel y líquido preseminal facilitaba el deslizamiento húmedo y cálido sobre la piel, la textura suave de la piel resbaladiza contrastaba con la dureza implacable de su erección que se hacía más potente con cada caricia.

Chloe: —Dios, no lo abarco con las manos. Es jodidamente increíble.

Con su pulgar separó el prepucio suavemente, deslizando la piel húmeda hacia atrás y dejando al descubierto el glande. Trazó círculos lentos con la punta de su dedo sintiendo su superficie resbaladiza. Su mano se cerró con firmeza alrededor del tronco, iniciando un movimiento ascendente y descendente rítmico que estiraba la piel tensa de su erección, sintiendo el roce húmedo y pegajoso de la lubricación mixta con su propio líquido preseminal.

Anna, fascinada por la escena y por la intensidad de la erección de Alex, se acercó lentamente. Con la yema de su dedo índice humedecido trazó pequeños círculos precisos alrededor del frenillo, provocando que Alex gimiera profundamente. Su cuerpo se tensó ante la doble estimulación, sintiendo cómo las sensaciones se multiplicaban.

Anna: —Te ves muy… excitado, cariño. Te encanta esto, ¿verdad? Te encanta que te dominemos así.

Chloe: —Estás tan duro… tan listo para nosotras. Lo vas a estar para todo lo que queramos hacerte.

Su mano continuaba masturbándole con un ritmo constante, sintiendo cómo se hinchaba y palpitaba. Al mismo tiempo, Anna bajó su boca hacia los huevos trazando con su lengua lentamente círculos delicados sobre la piel, succionando suavemente, añadiendo aún más intensidad al placer. Alex dejó escapar un gemido aún más fuerte ahogado de puro placer. Su cuerpo temblaba incontrolablemente bajo las manos y bocas de las gemelas.

Anna: —¿Esto es lo que quieres, verdad cariño? Sentir nuestras bocas, nuestras manos, todo sobre ti. ¿Quieres que te hagamos gritar de placer?»

Alex jadeó, incapaz de articular una respuesta coherente.

Alex: (Alex jadeó, incapaz de articular una respuesta coherente) —S-sí… Anna… Q-quiero… todo… ahora… por favor…

Anna cogió un pequeño tarro de la mesilla y puso una pequeña cantidad en sus dedos.

Anna: —Esta es una crema especial, muy especial, cariño. Te ayudará a que tu ano se relaje y se dilate suavemente, haciéndolo más elástico y receptivo… casi sin que te des cuenta. Es para que la penetración tenga… una sensación diferente… más profunda… más intensa… mucho más de lo que imaginas. Nos aseguraremos de que estés completamente preparado para recibirnos.

Se inclinó sobre Alex, y comenzó a aplicar la crema alrededor de la entrada de su ano, masajeando suavemente la zona, sintiendo la piel ceder bajo sus dedos. La crema se absorbía rápidamente, y Alex sintió una calidez relajante y una sensación de… apertura, justo como Anna había descrito.

Después de un momento, asegurándose de que la crema había tenido tiempo para empezar a trabajar. Introdujo dos dedos con delicadeza, empujándolos suavemente, explorando la entrada estrecha con movimientos circulares, sintiendo las paredes internas ceder sin resistencia.

Anna: (con voz baja, casi maternal) —¿Sientes cómo entro, cariño … ¿Sientes la crema trabajando… abriendo tu culo para mí? Te prometo que esto va a gustarte. Te va a volver loco.

Lentamente, sus dedos se hundieron más profundamente. Cuando finalmente palpó su próstata, sonrió. Comenzó a estimularla con movimientos precisos, ejerciendo presión justo donde sabía que le haría perder el control. Observando cómo su cuerpo respondía.

Alex: —Mmm… ¡Oh, Dios… Anna!

Su espalda se arqueó involuntariamente mientras sus caderas se elevaban en busca de la caricia implacable de Chloe en su polla y la estimulación interna de Anna en su culo. Ella sostenía su miembro con firmeza, sus manos resbaladizas se deslizaban por toda su longitud con un ritmo experto y cambiante.

Alternaba entre movimientos largos y lentos que estiraban la piel tensa de su tronco duro, y ráfagas cortas y rápidas que arrancaban gemidos entrecortados de sus labios. Cada caricia parecía diseñada para llevarlo al límite.

Alex: —Joder… sí… no pares… así… más duro… por favor…

Anna, disfrutando de su reacción, aumentó la intensidad de sus movimientos, penetrando más profundamente con sus dedos mientras estimulaba su próstata con un ritmo constante, un masaje interno que le hacía retorcerse y jadear.

Anna: —Se siente tan bien ahí dentro, tan caliente… tan apretado. Me encanta cómo tu culo se aprieta para sentir mis dedos… estás hecho para esto.

Alex jadeó, con la voz ronca por la excitación, entregado por completo.

Anna: —Quieres que te toque justo ahí, ¿verdad? En ese punto que te hace temblar… que te hace mío. Dímelo, Alex. Quiero oír cómo suplicas por mis dedos en tu culo. Dime que lo necesitas.

Alex: —Sí… Anna… más… ahí… por favor… no pares…

Anna: (con voz dulce pero firme) —Como tú quieras, cariño. Pero recuerda, tú no eliges cuándo te corres. Lo decidimos nosotras.

Anna: —Dios… estás tan apretado… vas a aprender a correrte solo cuando yo quiera.

Mantuvo el ritmo, alternando la presión en su próstata. Mientras tanto, Chloe no dejaba de masturbarlo, alternando movimientos largos y lentos con otros rápidos sobre su glande que hacían que su polla palpitara.

Chloe: (susurrando en su oído, relamiéndose los labios al verle) —Estás temblando… Pretendías correrte sin nuestro permiso, ¿verdad? Lo noto…

Alex: —No… no puedo más… por favor…

Anna: —Por supuesto que no puedes, cariño… Ahora te vas a quedar justo aquí, al límite, hasta que decida lo contrario.

Sin previo aviso, apretó con fuerza la base de su polla. El orgasmo se detuvo en seco.

Alex: —¡Ahhh… Dios…! ¡No me hagas esto…!

Anna: (acariciando su mejilla) — Shhh… tranquilo, cielo no te he dado permiso. Vas a aprender a esperar por nosotras. A obedecer… a disfrutar solo cuando te demos permiso. Te vamos a enseñar a hacerlo bien… a desearlo.

Anna: (retirando lentamente sus dedos) —Has llegado demasiado deprisa, cariño. Y eso merece un castigo. Te vas a quedar así, al límite… para que recuerdes quién te cuida, quién te guía… quién manda aquí.

Se inclinaron sobre él, besándole el cuello, marcándolo con pequeñas señales de posesión. Mordiscos delicados seguidos de lamidas lentas. Lo tenían completamente sometido… y amado.

Chloe: —Estás tan excitado… tan nuestro. ¿A que sí, cariño? Di que eres nuestro.

Alex: (con la voz rota, casi sin aliento) —Soy vuestro… sólo vuestro…

Anna: —Así me gusta. Porque cuando decida que te corras… será inolvidable.

Mordieron sus pezones con una mezcla de ternura y crueldad, alternándola con lamidas que lo hacían retorcerse. Al mismo tiempo, sus dedos acariciaban su perineo con movimientos circulares.

Después de unos minutos, se miraron y asintieron. Era hora.

Chloe volvió a tomar su polla, esta vez con ritmo rápido, firme y exigente. Anna regresó a su entrada con los dedos mojados, moviéndose ahora con mayor profundidad, estimulando su próstata con movimientos precisos, cada uno diseñado para llevarlo al borde.

Alex: (con voz rota) —Mmm… oh, Dios… sí… sí… aquí… joder… ¡Me corro!

Chloe: (sonriendo) —Lo sé, cariño. Estás tan caliente…

Y entonces, justo cuando Alex estaba a punto de eyacular de nuevo, Anna volvió a actuar.

Anna: (cerrando su mano con firmeza en la base de su polla) —No todavía, cariño.

Alex: (gritando) —¡Ahhh… joder…! ¡Otra vez no…! ¡Por favor…!

Anna: (acariciando su mejilla con dulzura) —Te estamos enseñando a ser nuestro por completo.

Anna: —Ahora, cariño. Ahora puedes correrte. Para nosotras. Solo para nosotras.

Volvió a meter sus dedos hasta el fondo, follando su culo. Chloe tomó su polla y comenzó a masturbarlo de nuevo.

Alex: —Mmm… oh, Dios… sí… sí… aquí… joder… ¡Me corro!

Su polla se contrajo violentamente. El semen salió disparado, manchando su vientre, las manos de Chloe y las sábanas. Sus músculos anales se cerraron alrededor de los dedos de Anna,

Anna sacó los dedos lentamente, dejando tras de sí un vacío palpitante. Chloe le limpió la frente con el dorso de la mano, aún caliente por el esfuerzo.

Anna se inclinó, pasando su lengua por su abdomen, saboreando cada rastro de semen tibio, sus labios rozaban su piel mientras saboreaba cada gota.

Sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y curiosidad. Miró a Chloe por encima del cuerpo tembloroso de Alex. Cerró los ojos un momento, dejando que el sabor único inundara su boca.

Pensamiento de Anna: “Mmm… Qué sabor tan intenso… tan adictivo… Dios, me encanta”.

El calor de ese líquido espeso y salado que cubría su lengua, despertó algo primitivo dentro de ella. Sin esperar, tomó el rostro de su hermana entre sus manos aferrando las mejillas acercando sus labios. El beso fue inmediato, abrió la boca sin dudar, empujando la lengua hacia adentro, transfiriendo el semen directamente de su boca a la de Chloe. El líquido tibio se deslizó entre sus bocas, fusionándose con su saliva. Sus lenguas se encontraron, entrelazándose con ansia, explorando cada rincón de sus bocas, asegurándose de no perder ni una gota. Cuando finalmente se separaron un instante, ambas jadeaban con el brillo del semen alrededor de sus labios.

Chloe: — Joder … qué bueno que está… quiero tragar hasta la última gota… quiero sentirlo bajándome por la garganta.

Se relamió lentamente los labios, recogiendo los últimos restos que habían quedado alrededor de su boca con la punta de la lengua. Sus ojos azules brillaban con un brillo húmedo, disfrutando del sabor de su corrida y deseando más.

Anna la observó con curiosidad, sintiendo un fuerte calor recorrer su propio cuerpo, una necesidad que no entendía del todo. Su respiración se aceleró, sus pezones se endurecieron sin que pudiera controlarlo. Algo en el sabor, en la textura, en el acto de compartir la corrida de Alex, la hacía querer más de manera inexplicable.

Chloe: —Todo esto es para nosotras… todo tu esperma caliente, es nuestro…

Sin pensarlo dos veces, bajó la cabeza y deslizó la lengua sobre el abdomen de Alex, recogiendo todo el semen con rapidez, lamiendo cada rastro pegajoso, cada gota, sin que entendiera completamente por qué actuaba así.

Chloe: —Joder, cómo me excita… el sabor.

Levantó la vista hacia Anna con los labios brillantes por el semen recién lamido.

Chloe: —Nos encanta cuando te corres así, cariño. Además, tu semen es jodidamente adictivo.

Sus ojos brillaban con más intensidad, mostrando un apetito que iba más allá del simple placer sexual. Chloe se relamió con ansia, incapaz de resistirse al impulso de saborear cualquier rastro que quedara en su piel. Anna, por su parte, sentía cómo su propio cuerpo respondía de manera intensa al ver a Chloe consumir el semen, una respiración errática y una sensación cálida que se concentraba intensamente en su coño, volviéndolo húmedo y palpitante. No podía apartar la vista de ella, quien parecía igualmente, si no más, afectada por el sabor único del semen de Alex, como si estuviera bajo su influencia.

Anna: —Esto no es normal… su semen es adictivo. Es increíblemente potente… es increíble lo que nos hace sentir…

Ambas sabían que algo había cambiado, que las había alterado de una forma fundamental. Percibieron que su esperma tenía un efecto especial en ellas, generando una conexión intensa no solo con él, con su virilidad, sino también entre ellas a través de él, una lujuria compartida nacida de consumir su fluido. Chloe se inclinó sobre su hermana para besarla. Anna respondió al beso con la misma urgencia salvaje, sus manos se aferraban al cabello de Chloe mientras sus cuerpos se acercaban aún más. Podía sentir cómo el semen se mezclaba con la saliva de Chloe en su boca, como si el sabor hubiera creado un vínculo aún más fuerte entre ellas.

Alex observó la escena, hipnotizado por la conexión entre las dos mujeres que se desplegaba ante sus ojos. Saber que estaban disfrutando tanto, no solo de él, sino del sabor de su propio semen lo hacía sentir aún

Anna: —Esto no ha hecho más que empezar… nuestro juego contigo apenas comienza, cariño.

Se separó de Chloe con voz traviesa y con los ojos fijos en su polla.

Chloe: —Que barbaridad todavía la tienes dura.

Anna: —¡Vaya! ¡Vaya! Veo que aun puedes seguir. ¿No podemos desperdiciar esa erección verdad hermanita?  Esa polla… esa polla enorme, cariño… es nuestra ahora. Completamente nuestra para disfrutarla.

Anna se reclinó contra los cojines apilados al final de la cama, con la espalda apoyada y las piernas flexionadas, abiertas, ofreciéndose.

Alex estaba frente a ella. Su polla palpitaba bajo la mirada decidida de Anna, que lo tomó con una mano y lo guió hacia sí.

Chloe se había recostado junto a ella, observando cada movimiento, acariciándole los pechos con dulzura.

Chloe: (susurrando) —Hazlo entrar… pero solo hasta donde tú quieras.

Anna: —Relájate, cariño. Y abre tus sentidos. Ahora sí que vas a sentir la intensidad de placer que podemos darte. Esto va a ser increíble… mucho más de lo que imaginas. Ponte sobre mí.

Ella extendió una mano y lo tomó con firmeza, guiando la punta de su polla hacia su entrada, notando cómo el gel Nuru, resbaladizo y tibio, cubría su glande y facilitaba el contacto. Lentamente, lo acercó a su coño húmedo

La punta rozó sus labios vaginales, calientes y preparados. Se detuvo un instante, cerrando los ojos, saboreando ese primer roce. Bajó lentamente, hasta la mitad. Tal vez un poco más.

Su cuerpo se tensó al sentir el tamaño imponente presionando contra ella. Poco a poco, su coño comenzó a ceder, estirándose para adaptarse a las dimensiones de su miembro. Anna arqueó la espalda, aferrándose a los hombros de Alex mientras se acomodaba sobre él, permitiendo que entrara solo hasta donde quería.

La sensación era abrumadora; una mezcla de plenitud intensa y un ligero dolor que no hacía más que aumentar su excitación.

Pensamiento de Anna: —«Mmm… esto es… diferente… es tan grande… tan duro… Dios, me abre tanto… me llena justo lo necesario…»

Clavó sus uñas en sus hombros con una mezcla de dolor y placer, empezó a mover sus caderas hacia adelante y hacia atrás, subiendo y bajando sobre la polla que la llenaba parcialmente, notando cada roce, cada pulsación contra sus paredes vaginales, disfrutando de cómo la estimulaba sin llegar al fondo.

La sensación de su grosor era abrumadoramente placentera, una agonía dulce que irradiaba calor desde su clítoris hasta lo profundo de su vagina.

Pensamiento de Anna: —«Joder… siento cómo me abre toda… noto cómo mi coño cede a su grosor… siendo forzada a estirarse solo un poco… pero suficiente… Dios, qué placer es sentir cómo cada centímetro de su polla dilata mi interior…”

Alex jadeó bajo ella, incapaz de moverse sin su permiso. Ella lo tenía exactamente donde quería.

Alex: —Sí, así… más profundo…

Anna sonrió. No había prisa. Era ella quien decidía hasta dónde.

Arqueó la espalda, empujando hacia abajo con más fuerza, apretándolo con sus músculos internos, exprimiendo solo un poco más.

Anna: —¡Sí! ¡Así! ¡No pares!

Alex acompañó sus movimientos, encontrándose con ella en cada impulso superficial, empujando hacia arriba para profundizar ligeramente más, aunque sin llegar a llenarla por completo. Sentía sus músculos internos apretarlo con fuerza, reteniéndolo en un abrazo húmedo y cálido.

Cada contracción vaginal lo acercaba al orgasmo, aunque no podía correrse todavía. Ella no se lo permitiría.

Alex: —Más rápido, Anna… no pares… joder…

Anna aceleró el ritmo, subiendo y bajando sobre su polla con una velocidad implacable, jadeando con la cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello. Alex sintió su interior succionándolo con una fuerza increíble, sus músculos vaginales lo apretaban con cada leve penetración.

Bajó las manos a sus muslos y los apretó, marcando el ritmo con decisión, impulsándola aún más fuerte hacia abajo.

Sus caderas se movían arriba y abajo, sin descanso, dejándose llevar por el éxtasis que la consumía. Sentía su polla latiendo con fuerza dentro de ella, empujando profundamente, aunque sin salir de esa zona perfecta que la volvía loca.

La tensión estalló en una explosión final.

Anna: (gritando): —¡Ahhh…!

Un grito agudo de puro placer. Su cuerpo se contrajo violentamente alrededor de la polla de Alex en espasmos incontrolables. Los músculos de su coño lo apretaron con una fuerza casi dolorosa, exprimiendo su verga. Al mismo tiempo, Alex sintió el orgasmo recorrerlo entero.

El semen salió con fuerza. Sintió cómo el líquido espeso se deslizaba caliente y denso por su interior, inundando su vagina. Gimió otra vez, con la cabeza hacia atrás y sus ojos cerrados con una expresión de éxtasis absoluto.

Chloe le acarició el pelo mientras se corría, mirándolo con ternura mezclada con posesión.

Chloe: —Lo hiciste bien, pero ahora me toca a mí, cariño. Ahora esa polla es mía para sentirla dentro.

Anna se apartó con una sonrisa satisfecha, aun palpitando por lo que acababa de sentir. Se recostó a un lado, apoyada sobre un codo, lista para disfrutar del siguiente acto.

Chloe se puso de pie junto a Alex, con las piernas separadas, flexionando suavemente las rodillas.

Se inclinó hacia adelante, guiando con sus manos la punta de su polla hacia su entrada. El glande resbaló entre sus labios vaginales mojados, rozando su clítoris antes de encontrar su camino.

Bajó lentamente, controlando cada centímetro. Primero la cabeza, luego unos pocos centímetros más… hasta donde quería.

Pensamiento de Chloe: – «Mmm… está tan caliente… tan duro… y es todo mío.»

Flexionó más las piernas, bajando un poco más, sintiendo cómo su coño se ajustaba a su grosor. Sus paredes internas lo envolvían con fuerza.

Chloe: (gimiendo) —Ahhh… es… inmenso… me abres… me abres del todo…

Se detuvo un instante, cerrando los ojos, deleitándose en la plenitud. Luego, con una leve contracción de sus músculos internos, lo apretó con fuerza, arrancándole un jadeo ronco a Alex.

Subió un poco, casi saliendo por completo, y volvió a bajar. Control total. Ella marcaba el ritmo.

Alex: —Dios… qué bien se siente…

Chloe sonrió, con los ojos entrecerrados, disfrutando de tenerlo así bajo su control, bajo su cuerpo, completamente suyo.

Comenzó a moverse con calma, levantándose y descendiendo con movimientos controlados. Cada vez un poco más, cada vez un poco más rápido. Sentía cómo su polla entraba y salía golpeando con ritmo el fondo de su vagina.

Chloe: —Mmm… sigue… no pares… así… dame más…

Se inclinó hacia adelante, buscando su boca. Sus labios se unieron en un beso húmedo y apasionado, sus lenguas se enredaron con deseo.

Chloe aumentó el ritmo. Arriba y abajo. Cada embestida desde arriba hacía que sus pechos rebotaran, que su respiración se entrecortara, que sus gemidos llenaran la habitación.

Chloe: —Sí… sí… justo ahí… joder… me encanta cómo me llenas… cómo me abres… cómo me follas…

Él respondió con un gruñido ronco, sujetando sus caderas con firmeza, ayudándola a subir y bajar, acompañando cada movimiento.

Ella lo tenía todo: su cuerpo, su atención, su entrega completa.

Alex: —Joder, Chloe… te siento tan apretada…

Y con eso, bajó con fuerza, follando su polla con un impulso que los hizo temblar a ambos.

El orgasmo de Chloe estalló brutal, una explosión que la sacudió entera.

Chloe: —¡Ahhh… sí! ¡Joder! ¡No pares… sigue… sigue!

Sintió la contracción violenta de su coño, sus paredes musculares apretándose con intensidad salvaje alrededor de la polla que la llenaba. Mientras su cuerpo convulsionaba, percibió la eyaculación caliente y potente de Alex inundándola.

Cada pulsación bombeaba más y más semen caliente en su interior, llenándola hasta el útero.

Sus brazos temblaban, sus piernas flaqueaban, pero aún no quería soltarlo. Lo apretó con fuerza, manteniéndolo dentro, prolongando el placer tanto como pudo.

Cuando finalmente aflojó, se dejó caer sobre su pecho, jadeando, sudorosa, rendida.

Alex la abrazó, sosteniéndola, aún dentro de ella, con la respiración agitada pero calmada.

Se quedaron así un momento con sus cuerpos aún conectados y sus respiraciones entrelazadas.

Anna se movió para observar a Chloe desde atrás, viendo como la mezcla de semen y fluidos goteaban lentamente de su coño. Se inclinó, pasó un dedo y recogió con cuidado la mezcla caliente y pegajosa. Se llevó el dedo a la boca saboreándolo lentamente, cerrando los ojos.

El sabor era intenso, una combinación salada y dulce llenó su boca, una mezcla compleja y adictiva, de semen y jugos vaginales. Sintió el calor y la textura ligeramente pegajosa y cremosa.

Esa mezcla íntima y potente, le provocó un calor brutal en su propio coño que la hizo mojarse aún más. Era diferente al semen puro que había probado antes; más complejo, más profundo, cargado con la esencia misma de su hermana, su olor, su sabor, era una mezcla que la excitaba de forma nueva y abrumadoramente potente.

Pensamiento de Anna: “Mmm… no podemos desperdiciar ni una gota de esta corrida. Dios… qué bueno está esto… el sabor del semen mezclado con el jugo de Chloe… es increíble…”

Anna: —Sepárate un momento de Alex, Chloe.

Chloe soltó un suspiro entrecortado, se deslizó suavemente del pecho de Alex, girándose para acostarse de lado junto a él.

Anna se inclinó sobre Chloe, con la mirada fija en el coño. Pasó su lengua lentamente por los labios externos, barriendo cada rastro de semen caliente y fluidos vaginales, saboreando con ansia la mezcla.

Se detuvo un instante, antes de profundizar. Lamió los labios internos con suaves pasadas, sintiendo su textura suave bajo su lengua. Luego llegó al clítoris, lo rozó con la punta de la lengua.

Anna sonrió contra la piel húmeda y tibia de su hermana. Le encantaba verla así, entregada, vulnerable, completamente suya. Regresó a la entrada del coño, sintiendo el tejido caliente y resbaladizo, deslizó su lengua un poco más adentro, probando las primeras paredes, saboreando la mezcla acumulada, un sabor concentrado, potente, de sexo reciente. El sabor salado y ligeramente metálico del semen de Álex, mezclado con el dulzor natural y el aroma intenso de los fluidos vaginales de su hermana.

Chloe cerró los ojos con fuerza con la cabeza echada hacia atrás concentrándose solo en la sensación de la lengua experta de Anna, que no se detenía, lamiendo y succionando con dedicación su coño.

Chloe: (gimiendo) —Joder… Anna… cómo me gusta… tu lengua… en mi coño…

Anna sonrió contra la piel húmeda y temblorosa de su hermana, disfrutando del sonido de sus gemidos descontrolados y de cómo su cuerpo respondía a sus caricias. Sentía el sabor intenso en la boca y la humedad contra su rostro, una satisfacción profunda al provocar ese placer tan puro.

Con delicadeza, Anna exploró el interior de Chloe, limpiando con su lengua los rastros dejados por Alex. Su toque era meticuloso, asegurándose de no dejar ni una gota.

Con una última pasada profunda de su lengua, llegó hasta el fondo, arrancando un estremecimiento final en el cuerpo de Chloe, que se sacudió con una mezcla de placer residual y rendición absoluta.

Luego, Anna se giró hacia Alex con su boca aún cargada con la mezcla de semen y fluidos. Sin decir una palabra, se inclinó sobre él y lo besó con urgencia, empujando su lengua hacia adelante. La mezcla cálida y potente fluyó entre ellos.

Alex respondió al beso con una reacción física inmediata e intensa. Sus brazos la aferraron con fuerza, atrayéndola más cerca mientras su lengua se encontraba con la de ella, buscando, explorando esa fusión cargada de sexo que llenaba su boca: el sabor de su propia corrida mezclada con el de Chloe.

Anna: (separándose apenas un instante, con sus ojos fijos en los de Alex) —Saboréalo y trágalo, cariño. Disfruta del sabor.

Alex obedeció sin dudar. Saboreó la mezcla salada, dulce y potente antes de tragarla por completo, sintiendo la textura de semen caliente y espeso y los fluidos dulces de Chloe bajar por su garganta.

Anna observó la escena con una mezcla de fascinación obscena y deseo. Verlo aceptar, disfrutar… incluso anhelar ese sabor, la excitó de nuevo.

Chloe: (con una sonrisa cansada) —Eso fue increíblemente sexy… ver cómo te tragas tu propia corrida, mezclada con los fluidos de mi coño. Lo disfrutaste, ¿verdad?

Anna: —¿Te gusta saber que estamos saboreando todo el semen que has dejado dentro de Chloe? ¿Tu corrida, mezclada con la de ella, ahora en nuestras bocas… y en la tuya?

Alex: —Sí… joder… me encanta… me vuelve loco.

La idea de que ellas hubieran recibido su semen, mezclado con el placer de Chloe, y que él mismo lo hubiera probado, lo llevó a otro nivel de excitación y entrega.

Anna volvió a besar a Alex, esta vez con más suavidad, un beso que transmitía un profundo cariño y ternura, contrastando con lo que acababan de compartir y saborear.

Mientras tanto, Chloe se movió lentamente para colocarse junto a él, pegando su cuerpo desnudo. Acarició su rostro con ternura, deslizando los dedos por su piel sudorosa. Se detuvo en su frente, limpiando una pequeña gota de sudor con la punta de sus dedos —un gesto íntimo, casi maternal, en medio de la resaca de placer.

Chloe: —Eres increíble… Nos das tanto placer… nos llenas de una manera que… joder… es todo lo que queremos.

Anna: (con una sonrisa orgullosa) —Ha sido increíble, de verdad. Estás fabulosamente dotado, cariño. Lo hiciste… realmente bien.

Chloe: —Creo que lo hemos hecho bastante bien, ¿verdad, hermanita? Lo hemos vaciado bien, hasta la última gota.

Anna: (riendo bajito) —Oh, Dios… eso ha sido… demasiado bueno… demasiado duro, en el mejor sentido. (girándose hacia Alex con una sonrisa sensual que no había abandonado sus labios) —Tu polla es increíble, cariño. Nos llena a las dos de una manera increíble.

Chloe se acurrucó al otro lado de Alex, abrazándolo con fuerza, sintiendo la piel cálida y pegajosa por el sudor y los fluidos que habían compartido. Su respiración aún era agitada.

Chloe: (con dulzura en su tono) —Sí… nunca había sentido algo así… tan profundo… tan intenso… tan devastador. Parece que te hemos dejado completamente agotado, cariño.

Alex: (sonriendo, con voz ronca) —Vosotras dos sois increíbles…

A pesar de la fatiga, una oleada de felicidad y satisfacción lo inundaba por completo. Sentía que había dado todo, y que también había recibido mucho más a cambio. Un intercambio real. Un momento único.

Anna: (con los ojos cerrados, apoyada contra su pecho) —Creo que mis piernas aún no me responden del todo… y juro que mi coño todavía se está convulsionando por los últimos espasmos.

Chloe: —Gracias, Alex. Eso ha sido… perfecto…

Alex: —Nunca pensé que podría sentir tanto placer… que mi cuerpo pudiera aguantar tanto… que vuestras bocas y vuestros cuerpos pudieran darme tanto… Es… es increíble.

Hizo una pausa, necesitando confirmación. Necesitando saber que había sido suficiente para ellas.

Alex: —¿Os ha gustado tanto como a mí? ¿Habéis disfrutado de verdad? ¿Ha sido lo que queríais de mí esta noche?

Anna asintió despacio, su cabeza aún apoyada en su pecho, con los ojos cerrados, saboreando el recuerdo ardiente del orgasmo que lo había destrozado por completo.

Una sonrisa de pura satisfacción se dibujó en sus labios.

Chloe: (acariciando su mejilla) —Sí. Ha sido justo… lo que necesitábamos.

Alex (con una risa baja, cansada pero sincera) —No sé cómo voy a poder moverme después de esto… creo que voy a quedarme aquí para siempre. Estoy… destrozado.

Las abrazó a ambas con ternura, atrayéndolas hacia sí, besando sus cabezas con cariño. Podía sentir el olor a sexo, sudor y semen que emanaba de sus cuerpos calientes, resbaladizos y exhaustos.

Alex: —Sois increíbles. Las mejores, sin duda.

Anna: (con voz suave, casi dormida) —Has sido muy bueno con nosotras, cariño. Nos has complacido por completo.

Sus palabras, llenas de afecto, envolvieron a Alex en una sensación cálida y profunda de ser amado precisamente por la forma en que las había follado, por el placer que les había dado.

Las dos, envueltas en una sábana de seda arrugada que aún olía a sexo, lo miraban con expresiones dulces, llenas de afecto. Chloe lo besó en los labios con suavidad. Anna le besó la mejilla con un roce cálido, ligero, como un recordatorio de que estaba entre ellas no solo físicamente, sino emocionalmente.

Alex abrió los ojos lentamente, sintiendo los párpados pesados, y sonrió al verlas tan cerca, tan hermosas con sus pieles brillantes por el sudor y sus ojos aún dilatados por el placer.

Anna apoyó la cabeza con mimo en su hombro, su respiración se fue calmando poco a poco, los jadeos se convirtieron en suspiros suaves.

Chloe entrelazó sus dedos con los suyos, apretando su mano con suavidad. Era un vínculo tangible de la conexión profunda que los unía después de haberse entregado por completo.

El silencio se instaló entre los tres, cómodo, cálido, lleno de una intimidad profunda, forjada en el sexo y el éxtasis compartido. Solo se oían sus respiraciones acompasadas, el latido calmado de sus cuerpos y el murmullo de la noche fuera de la habitación.

Poco a poco, el cansancio físico total y la placidez del momento los envolvieron por completo.

Entrelazados en un abrazo seguro, cálido y lleno de promesas mudas, los tres se durmieron profundamente, encontrando en la cercanía del otro el descanso más reconfortante que podían imaginar.

Lo que habían vivido esa noche no había sido solo sexo. Había sido una tormenta de placer, un compartir absoluto… algo real. Algo poderoso. Algo que los uniría mucho más allá del acto físico.

41 Lecturas/19 junio, 2025/0 Comentarios/por luisma001
Etiquetas: follando, hermana, hermanita, hotel, mayor, recuerdos, semen, sexo
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