INICIANDO A EVY (PARTE 1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por LenaPark.
La niña llega corriendo hacia el cuarto de sus padres mientras talla uno de sus ojos con inquietud.
Abre la puerta y distingue una silueta muy familiar sentada a los pies de la cama, con los brazos abiertos corre hacia él para que la tome en manos.
— Papi, papi, tuve una pesadilla.
Su padre la recibe en su regazo y la atrae a su pecho.
— Ya, ya, Evy, no es nada —la consuela masajeando su espalda.
— Pero papi…
— ¡Te he dicho que no es nada!
Aturdida Evy salta sobre su regazo y solloza más fuerte.
Su padre, un moreno de treinta años y de por lo menos uno noventa de estatura, la toma fuerte por los brazos, para mantenerla quieta.
Evy estira el brazo para alcanzar a su madre y despertarle, pero antes de siquiera alcanzar a tocarla, su padre se lo impide.
— Deja en paz a tu madre que está durmiendo.
— Pero si ella siempre tiene el sueño muy suavecito.
— No ha podido descansar bien y se ha tomado unas pastillas para poder dormir.
— Ah —dice ella con tristeza.
— ¿Por qué no te vas a dormir de una buena vez, Evy? Ya tienes diez años no puedes seguir despertándonos por tontas pesadillas.
— Pero fue tan real… —se queja la niña.
— ¿Qué hago para que dejes de molestarnos, niña?
— Juega conmigo, papi —pide con inocencia y vuelve a saltar sobre su regazo.
Su padre, como hombre, tiene una reacción instantánea, para él, a quien su esposa no termina de complacer, tener a un culito suave y redondo saltándole muy cerca de su entrepierna le hace estremecer con locura, causando que su miembro reaccione de inmediato.
Por eso y ante la evidente negación de su hija de volver a su habitación como debería hacerlo una niña buena de su edad, decide jugar un poco con ella, total tenía sólo dos opciones, o la asustaba a muerte, o hacía que le siguiera el juego, por lo cual viendo las probabilidades, decide acomodarla mejor entre sus piernas, situándola bien entre su ávido miembro viril, asegurándose de que su culito de niña quede bien pegado a él, coge el mando de la mesa de noche y prende el televisor en un canal para niños.
— ¿Qué es eso, papi?
— Dibujos animados.
— No, papi, yo quiero decir, eso, sobre lo que estoy sentada.
Su padre enmudece de inmediato y le asalta un escalofrío que, en lugar de asustarlo, le causa una gran excitación.
— Un aparatito que sólo los hombres tenemos —le explica.
— ¿Está ahí en lugar de una conchita? —vuelve a preguntar Evy con su curiosidad infantil.
— Sí, Evy, en lugar de conchita los hombres tenemos…
— Ah, ya sé…
— ¿Qué cosa sabes?
— Papi, en lugar de conchita ustedes tienen una varita mágica que hace bebés.
— ¿Y eso quién te lo dijo, Evy? —Pregunta su padre sintiéndose repentinamente molesto.
— Me lo dijo Thomas.
— ¿Tu primo Thomas?
— El mismo, papi, ¿por qué?
James, su padre siente cómo la ira comienza a acumularse en sus venas, haciendo que la excitación repentina, comience a ponerle dominante, y él no era precisamente bueno cuando se ponía dominante.
— ¿De qué tanto hablan con Thomas? —pregunta con los dientes apretados.
— De muchas cosas… pero, de un tiempo para acá…
— ¿Qué?
— No te lo puedo decir papi… Thomas no me deja.
— ¡¿Por qué mierda no te deja decirme, Evy?! —Sin poder evitarlo, le demuestra lo frustrado que está apretando sus brazos con fuerza.
Evy se queja un poco, pero lo deja estar.
— Porque no vuelve a jugar conmigo… y como no tengo amigos, papi…
— ¿Y qué clases de juegos realizan exactamente, niña?
— Papi —de repente a Evy se le corta un poquito la voz, como si se sintiese asustada.
— Dime, Evy o comienzo a prohibirle la entrada a Thomas.
— ¡No, papi!
— Entonces ya sabes qué hacer…
Evy se mueve sobre su regazo e instintivamente el miembro de James, astuto se reaviva con emoción contenida.
— Thomas… él me dice que si no le dejo hacer… no juega conmigo.
— ¿Qué si no le dejas hacer qué, Evy?
— No te lo puedo deciiiiiiiiiiiirrrr….
— ¡EVY! —gruñe James y esta vez toma el mando con fuerza; poniéndolo frente a su hija comienza a pasar de canales hasta que encuentra uno para adultos.
— ¡Papi! —Se exalta Evy.
— Míralo y dime si algo de lo que ocurre ahí te lo hace Thomas.
La niña, obediente, comienza a mirar la pantalla y se estremece con algunas escenas de la película porno que ahora transmiten en la TV.
— ¿Te lo muestro, papi? —pregunta la niña con cautela.
— ¿El qué?
— Lo que me hace Thomas, ¿te lo muestro?
La petición toma por sorpresa a James, quien no tarda en asentir con la cabeza.
La niña parece tener bastante vergüenza porque no se atreve a hablar, por lo que, en su lugar, toma una de las manos de James la conduce debajo de la pequeña bata que tiene por pijama, deteniéndola justo donde le cubren las bragas.
James exaltado se deja hacer sin poderse creer que su niña le deje tocarle sin menor pudor.
— ¿Esto te hace Thomas?
— Sí, papi…
— ¿Y te gusta?
— No sé, papi, ¿eso es malo?
— No es malo si te gusta, Evy, pero es malo si Thomas lo hace.
— ¿Y no es malo si lo haces tú?
— ¡¿Yo?!
— Sí, no me gusta que Thomas lo haga, por eso tengo pesadillas, pero ¿y lo lo haces tú?.
— ¿Y qué diferencia con que lo haga yo?
Aunque por él, encantado, debía admitir para sus adentros.
— No lo sé…
Y se termina la conversación.
James toma las piernas de su pequeña hija y las abre con moderación, poniéndolas alrededor de las suyas para que Evy no pueda cerrarlas por si decide echarse para atrás en último momento, vuelve a colocar el canal de caricaturas y hace que su niña se recueste contra su pecho para apreciar mejor su expresión.
Evy, por su parte siente cosquillitas en esa parte que siempre ha sido ultrajada por su primo Thomas, comienza a recordar que muchas veces la toca sin que ella se lo permita y si no se deja, comienza a hacerlo a la fuerza, por lo que agarra el brazo libre de su padre y se retiene a él como si necesitara un escudo de protección.
— Quieta, Evy —le ordena su padre.
— Sí…
Y como si los dos estuvieran gozando de ver caricaturas juntos se quedan quietos por un par de minutos, hasta que James siente el pantalón a reventar y decide comenzar a toquetear a su hija, la toma desprevenida cuando toca su virginal vulva con curiosidad, haciendo que ella automáticamente se eche para atrás.
— ¿No te gusta? —pregunta James agitado.
— No sé, papi… ¿es bueno?
— Es buenísimo, hija, a mí me encanta.
— ¿Entonces dejo que Thomas lo haga?
— ¡No! —ruge él y palmea fuerte la entrepierna de Evy.
— ¡Auch, papi!
— Sólo yo puedo jugar así contigo, ¿vale?
— Sí…
— ¿Sí, qué?
— Sí, papi.
— Y si Thomas vuelve a intentar tocarte dile que sólo tu papi te toca.
— Bueno, papi.
— Ahora déjate, niña.
Esta vez, aprovechando que Evy está mucho más dispuesta para él, la levanta un poco y baja su pantalón de pijama para que su verga pueda estar más a gusto, en cuanto la niña siente semejante cosa, pega un brinco hacia delante.
James la tranquiliza diciéndole que su varita quiere jugar mucho con ella y entonces Evy se tranquiliza.
Antes de que vuelva a posarse sobre su regazo, James toma las braguitas de su hija y las desaparece, volviendo a sentarla, pero esta vez, con su vestidito subido hasta la barriga.
Evy se eriza y vuelve a sentir un tremendo cosquilleo.
James pone su palma sobre la vulva de su hija y su verga la desliza por el culito virginal de ella.
Hace movimientos circulares con su mano y escucha unos suaves quejidos provenientes de la niña.
Se detiene preocupado de que la reacción de la niña fuera la primera y le pregunta qué le sucede; sin embargo, y para su agradable sorpresa, ella sólo dice que le gusta un montón y que quiere que papi la toque mucho más.
Para tener más privacidad, James carga a su hija hasta la habitación de ella y la recuesta boca abajo poniendo sus piernas en el suelo, y aprovechando que para tener diez años, es bastante alta, se agacha sólo un poco para poder encajar su verga y deslizarla esta vez mucho mejor sobre sus pliegues.
— ¿Quieres a papá, Evy?
— Sí —contesta ella entre pequeños jadeos—, quiero a papi.
— Entonces sólo deja que yo te toque, Evy, ni Thomas ni nadie más.
— ¿Y si Thomas me obliga, papi?
— Voy a castigarte, Evy.
Y no te gustan los castigos de papá, ¿cierto?
De sólo recordarlo, su hija se retuerce, estremeciéndose completamente, aprieta de improvisto su trasero y eso excita mucho más a su padre.
Recuerda, entonces, que los castigos que James le da consisten en desnudarla completamente y darle unos pequeños azotes con un látigo sobre todo su pequeño y definido culito, obligándola a llevarlo al aire por la casa mientras mamá no está.
— No, papi, no me gustan.
Y él esperaba que así fuera por mucho tiempo, antes de que, ella, sin darse cuenta, comenzase a disfrutarlos, porque, entonces, tendría que ser mucho más estricto.
Entonces, y para cerrar el inicio la relación oculta con su pequeña hija, James se deja ir sobre el culito de Evy con una explosión de esperma abundante y brutal.
— ¡Ew, papi! ¿qué es eso?
— Es el polvo mágico de la varita de tu papi.
— Pero se siente viscoso —se queja ella con asco.
— Sí, y así vas a dormirte, para que aprendas que eres únicamente de papá, y lo entiendas, Evy.
— Pero, papi…
Él lanza un azote sobre el culito recién adornado de su hija haciéndola callar inmediatamente.
Se queda quieta por un
momento y James aprovecha para agacharse y tomar sus piernas con delicadeza para que su esperma quede justo donde cayó, como si fuese una obra de arte; sin embargo, un repentino arranque al ver el pequeño corazón que formaba el culo de su hija junto con esos abultados labios vaginales de niña que tenía Evy, hace que saque su lengua y recorra sus pliegues con un morbo increíble, la niña se mueve, pero se deja hacer, James le pregunta si le gusta y ella sólo gime cortito en respuesta, claro que, como el hombre orgulloso que era, a él no le gustaba que tocasen sus cosas más preciadas, y necesitaba que su hija lo entendiera, por lo que decide dejar a Evy completamente iniciada rogándole por más, ordenándole que se quede en esa posición toda la noche, para que en la mañana el pudiera darle su beso de buenos días.
***
Y esta es la primera parte de unos relatos bastantes bizarros que se me han ocurrido, ojalá que lo disfruten, este sólo es el comienzo de la dominación que ejerce James sobre Evy.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!