Inicios Incestuosos con mi Hermanita mayor
Explosivo arranque sexual con mi hermana, pasé de no saber ni siquiera masturbarme a … hacer de todo con mi hermanita mayor.
Hace un tiempo que leo relatos en este sitios, pero solo ahora me atrevo a contar mis experiencias, que si bien, son 100% reales, omitiré nuestras identidades por razones obvias. En este primer relato, les contaré como comencé a ser consciente de mis primeras sensaciones de autosatisfacción sexual y como estas derivaron en una serie de relaciones incestuosas con varios miembros de mi familia…. algunas de ellas, se extienden hasta la actualidad.
Para contextualizar, comentar que mis primeras experiencias sexuales de las que tengo memoria, ocurrieron cuando tenía unos 10 años. En aquel entonces, vivía en una casa de campo, humilde pero cómoda, con las instalaciones básicas para vivir tranquilamente. Siempre me gustó el campo y las actividades que se podían realizar para divertirse en la infancia.
Nuestra casa era pequeña y vivía junto a mi hermana, 3 años mayor que yo y mis padres. Con mi hermana compartimos habitación hasta cuando cumplí 14 años, cuando se realizó una ampliación en nuestra casa y pudimos contar con habitaciones separadas. Pero en los tiempos de mi relato, compartía habitación con mi hermana, la que hasta aquel entonces nunca vi con otros pensamientos, que no fueran los de un par de hermanos. Teníamos buena relación, pero ella siempre fue bien recatada en su intimidad y solo en contadas ocasiones la vi en ropa interior o poca ropa, aunque hasta aquel entonces, no me interesaba que eso ocurriera. Sin embargo, a esa edad, recuerdo que comencé a tener conciencia de ciertos acontecimientos que hicieron que poco a poco, mis pensamientos e intensiones comenzaran a cambiar.
Recuerdo que un día de verano, cuando ya estábamos en vacaciones y no íbamos a la escuela, temprano por la mañana, desperté más tempranos de lo habitual, dormía boca abajo y al despertar sentí una gran presión de mi pene contra la cama. No era primera vez que despertaba con una erección, sin embargo, hasta ese día no le había dado importancia. No fue hasta que en un movimiento para liberarme de esta presión, tomé mi verga con la mano para apartarla hacia un lado, que al desplazarla, corrí accidentalmente mi prepucio hacia atrás, haciendo que mi glande quedara expuesto y en contacto directo con mi mano. Nunca había hecho eso con mi pene erecto, solo mientras me duchaba y hacerme aseo. Fue la primera vez que sentía esa sensación, una mezcla entre un escalofrío y calor en mi pene, a su vez, al hacer este movimiento, sentí como un torrente de sangre viajó directamente a mi verga haciendo que esta se pusiese increíblemente tiesa y más grande de lo que nunca la había visto, al menos a esa edad. Fue tan placentero el contacto que volví a caer sobre mi cuerpo, aún con la verga agarrada, pero esa vez haciendo presión contra la cama, lo cual no hizo más que acrecentar la sensación de placer. Aún sin tener claro que me pasaba y de forma semiconsciente, comencé a moverme lentamente con la verga en la mano, haciendo que esta entrara y saliera de la palma de mi mano y presionando contra el colchón, sentía como el glande hacía contacto con ella al entrar y salir, haciendo que el movimiento fuese cada vez más insistente y rápido. Mi respiración comenzó a acelerarse cada vez más y como estaba completamente tapado bajo la cama, comencé a sudar considerablemente, a su vez, el movimiento pélvico hizo que mi pantalón del pijama se bajara hasta mis rodillas, dejando desnudo mi trasero, esa sensación de desnudez y el contacto de mi mano con mi verga, además del sudor que aumentaba en toda esa zona, hizo cada vez más placentero todo el roce. Ensimismado en mi faena, llegué a un éxtasis de movimiento y sentí como un escalofrío eléctrico recorrió mi columna hasta mi trasero y mis testículos, como queriendo salir por la punta de mi pene y sentí como de el, salía eyectado como un rayo un chorro de líquido, que en aquel momento no sabía de que se trataba, pero a la vez sentía que era lo único que quería que sucediera, una sensación extremadamente placentera, pero desconocida a esa edad, lo que en la actualidad hacemos de forma consciente cuando queremos eyacular al masturbarnos. Claramente a esa edad, la cantidad de liquido eyaculado no fue considerable ni tan sustancioso como cuando un es adulto, sino más bien transparente y viscoso, lo que me llamó mucho la atención, pero no me atrevía a manipular dado que sentía muy sensible mi verga después de la eyaculación. Solo me percaté al ver la mancha de humedad que dejé en las sábanas y restos que discurrían por mi mano.
Solo pasado unos minutos, volví en conciencia y destapé lentamente mi cara, mirando cuidadosamente, para ver si mi hermana no había despertado. Cual fue mi sorpresa, que al fijarme, vi que ella estaba sentada en la cama contigua, separada solo por un pequeño aparador de noche y miraba atentamente hacia mi cama, pero no se dio cuenta de que yo la veía, sino que su vista apuntaba en dirección a mi trasero, seguramente pendiente del movimiento que hacía hace un momento en esa zona. Antes que se fijara, me giré e hice como q dormía. Unos minutos después, sentí como ella se levantaba y entraba en el baño, en ese momento, me destapé y me senté en la cama, solo entonces, me percaté que me sentía agotado, sin saber que fue producto de la primera paja que me había hecho en la vida.
Seguía pensando en lo sucedido y examinando mi pene flácido, escurriendo el prepucio para ver que sucedía al hacerlo, explorando a profundidad mi miembro. Estaba en eso, cuando sentí que se encendía la ducha en el baño contiguo. No se si el hecho de haberme masturbado creó nuevos pensamientos en mi cabeza, pero sentí la curiosidad de ver a mi hermana en la ducha, verla desnuda, solo pensar en eso hizo que mi verga volviese a despertar y me envalentonó para explorar en el baño. Me levanté entonces y me dirigí silenciosamente al baño y empujé lentamente la puerta. Como les comentaba al inicio, nuestra humilde casa era de madera y al ser de ese materia, en el baño siempre ocurría que, producto de la humedad generada en el, la madera de la puerta se «hinchaba» y no permitía cerrar correctamente y la cerradura era inútil, por lo que la puerta se abría solo al empujarla y era imposible cerrarla por dentro o poner seguro. Al entrar sigilosamente, me dirigí sin preámbulo a la ducha y comencé a escurrir la cortina muy lenta y cuidadosamente, dejando espacio apenas para que mi ojo pudiese escudriñar en el interior. Allí vi a mi hermana, me daba la espalda y revolvía su cabello con shampoo. Era verano y acostumbrábamos a ir a la playa y al río a bañarnos continuamente, por lo que toda esa exposición al sol nos generaba todos los años un notorio bronceado, el cual quedaba completamente en evidencia al ver a mi hermana desnuda, ya que el contraste entre la tostada piel de su cintura y su piernas era asombroso con el blanquesino color de sus regordetes glúteos. Mi hermana era apenas un poco más alta que yo, en general en mi familia no somos altos, pero somos bastante deportista, nadie profesional en el deporte, pero hasta el día de hoy nos mantenemos en buena forma genera. Ella, que en aquel entonces, ella tenía 13 años, le gustaba mucho andar en bicicleta, por lo que sus piernas eran bastante torneadas y un culito muy respingón, que hasta aquel entonces no me llamaba la atención, pero al verlo ahí a escasos centímetros, blanco como la leche y desnudo, me hacía sentir en las nubes. Pasaron unos segundos y mi hermana voltio, con los ojos cerrados y la cabeza y cara aún con abundante espuma de shampoo, me permitieron apreciar ahora en contraste del bronceado con sus emergentes senos, apenas sobresalían de su esvelto pecho y apuntaban unos pezones apenas un poco más oscuros que su blanca piel, pero que como pequeños conos de piel, sobresalían de sus pequeños senos en desarrollo. Muy distintos de las escasas tetas que alguna vez había visto en unas revistas eróticas que mi padre escondía en la bodega de herramientas del campo y que algunas veces, recuerdo haber visto y en donde los senos de las mujeres adultas eran abundantes y de pezones oscuros. Antes de que se escurriera la espuma de la cara de mi hermana, alcancé a bajar la vista y observar su también pálida e inmaculada vagina, aún si ningún bello y que brollaba gracias a la espuma que bajaba desde la cabeza y escurría por su apenas visible línea que separaba sus labios externos. Esa visión fue la ultima que logré a almacenar en mis pensamientos, antes de que mi hermana con un movimiento brusco, agachara su cabeza para terminar de enjuagar su cabeza; era la señal para salir de ahí antes que me descubriese.
Ya afuera del baño, decidí cambiarme de ropa y sacarme el pijama, al comenzar a hacerlo y bajar mi pantalón, pude observar mi pene erecto y duro como piedra, en eso, recordé lo que había hecho más temprano y quería saber como se veía mi pene al descubrir mi glande, tal como lo había hecho involuntariamente en la madrugada. Entonces con cuidado de no lastimarme, corrí mi prepucio hacia abajo, dejando al descubierto un glande carnoso y rojo producto de la excitación. Hasta ese entonces me percaté que al hacer ese movimiento, este se hizo con notoria facilidad, dado que tenía mi pene muy lubricado por un líquido transparente y viscoso que hasta ese momento desconocía su proceder, pero que hacía que el roce de la piel fuese suave y muy placentero, generándome una serie de espasmos involuntarios que hacían que mi mano comenzara a subir y bajar cada vez más rápido, comenzando a sentir lo mismo que hace unos momentos cuando lo hacía contra mi cama, pero en esta ocasión viendo directamente aparecer y desaparecer mi pene dentro de mi mano empuñada a su alrededor. Estaba tan concentrado en mi quehacer, que cuando volví a eyacular eché mi cabeza hacia atrás, emitiendo un profundo suspiro, sintiendo un placer desconocido que casi me hacía desfallecer. Al realizar ese movimiento y al volver mi cabeza hacia abajo, recién me percaté que mi hermana me observaba a escaso metros, parada solo cubierta con una toalla en su cabello y otra tapando su cuerpo, afuera de la puerta del baño que daba directamente hacia mi cama y con sus ojos abiertos de par en par exclamó:
- ¡¿qué haces con «eso» en tu mano!?
Sentí una mezcla entre culpa, vergüenza y desconcierto al ser descubierto y solo atiné a soltar y cubrir mi pene con mi pijama y voltear. Solo atiné a decirle a mi hermana que estaba sacándome el pijama y cambiando mi tenida de ropa, sin embargo ella replicó:
- ¡Mentira! hace un rato que te estaba mirando y te estabas pajeando!
Yo hasta ese entonces solo había escuchado mencionar un par de veces esa palabra a mi papá y algunos trabajadores del campo, que molestaban a mis primos mayores, diciéndoles «chiquillos pajeros». En ese entonces, recién caí en cuenta de que significaba esa palabra y que yo lo acababa de hacer frente a mi hermana.
- Yo no estaba haciendo eso – dije de forma espontánea.
- Claro que sí, te vi claramente, pero no sabía que tu ya hacías eso – me replicó con una expresión extraña en su cara, ya que no se veía enfadada, sino más bien confundida y extrañada de encontrarme haciendo aquello. Al ver que no estaba enojada, me sentí un poco más aliviado y apenado admití:
- es la primera vez que lo hago, no sabía que esto era «pajearse». Solo sentí un sensación agradable al tocarme ahí e inconscientemente seguí haciéndolo hasta terminar.
- ¿Ósea que acabaste? – me dijo con cara de mayor curiosidad aún
- Creo que si, al menos eso sentí, ya que luego mi pene volvió a su estado normal y ya sin ganas de seguir… ehm… pajeándome – le traté de responder a esa extraña pregunta, aún acostumbrándome a la nueva terminología.
- yo no sabía que los niños a tu edad podían pajearse – me dijo acercándose y sentándose a mi lado- pero si aún debes tener una verga diminuta – me dijo observando mi entrepierna desnuda que yo trataba de cubrir con mi pijama.
No supe que responder a eso, pero a pesar de que hace menos de 5 minutos que me había pajeado, pude sentir que mi verga volvía a crecer bajo mi pijama y mis manos. Al parecer la cercanía de mi hermana y que ella me observase ahí con tanta insistencia, me generaban un morbo inconsciente que hacía que mi verga respondiese.
- haber, muéstrame – me dijo inesperadamente
- ¿Qué?!! – respondí sorprendido
- quiero ver qué tan pequeña la tienes – me replicó con cara de seriedad y esbozando una sonrisa morbosa
- estás loca, porqué tendría que mostrarte ahí? por que quieres ver?
- solo por curiosidad, quiero compararla…. – se quedó callada antes de terminar
- … comparar? pero de que hablas, a quién más le has visto la verga!? – le dije sin pensar bien mis palabras.
- Cómo que a quien!? – dijo entre enojada y sorprendida- solo he visto algunas en las revistas que mi papá esconde en la bodega- dijo, tratando de esconder la verdadera respuesta, que por algún motivo yo sabía que escondía.
- no sabía que tu veías esas revistas también- le dije, sin saber que me delataba al decírselo
- las encontré sin querer una vez que buscaba unas tijeras que mi mamá guarda allí- me dijo aliviada
- como sea, no te voy a mostrar, eso es privado o acaso tu me mostrarías – le dije sin pensar en lo que podría pasar después
- si me muestras yo te muestro – dijo, sin esperar en lo absoluto su respuesta
quedé estupefacto, no esperaba jamás que mi hermana, que siempre fue muy cuidadosa en no mostrarse ante mi ni nadie en poca ropa y menos desnuda, ahora me ofreciera este inesperado trato.
- está bien, pero solo un momento – le dije, sacando valor de algún lado – y no me vas a engañar y tu también me mostrarás «el chorito» – que era la forma en que alguna vez, recuerdo que mi mamá le llamaba a la vagina
- jajajajajaj – rio ella sonrojándose- así le dice mi mamá, pero eso se llama vagina – me dijo, aún sonriendo – está bien, es un trato
- me da vergüenza – le dije, mientras comenzaba a destapar mi verga, que producto de toda la situación, se encontraba tan dura y erecta que hasta me molestaba – allí está- le dije para romper el hielo, ya que podía ver como los ojos de mi hermana crecían y se concentraban directamente en mi verga, abriendo levemente su boca, pero sin emitir sonido alguno – no vas a decir nada? – dije algo incómodo, al ver que mi hermana no respondía – ok, es suficiente y comencé a taparme nuevamente.
- espera! – me dijo tomando mi mano, evitando que volviese a taparme y subiendo la vista hacia mi cara, me dijo – no está nada mal para tu edad, la verdad es que me sorprende que la tengas así de tiesa y parada a pesar de que te acabas de dar tremenda paja – dijo sin dejar de ver mi verga, lo cual me hacía sentir aún mas caliente y con mi verga cada vez mas dura que me dolía
- ya! ahora es tu turno – le dije sin percatarme de que no me había vuelta a cubrir la verga, en ese momento, dada la calentura y lo que mi hermana me había dicho, solo quería que se sacase la toalla que la cubría para verla desnuda. Debe haber sido la primera vez que sentía esa necesidad de ver a una mujer desnuda y desearla con todo mi ser.
- está bien – dijo sin quitar la vista de mi verga y en un tono ligero, diría que hasta sensual, quizás también se sentía excitada por el morbo de la situación, aunque eso no lo sabía en ese momento. – pero no te atrevas a tocarme – dijo en tono brusco, mientras se comenzaba a quitar la toalla de arriba hacia abajo. Primero asomaros sus blancos y crecientes pechos, coronados por un carnoso y rosado pezón, que a mi parecer podrían explotar al mínimo contacto de mis manos. Luego, al seguir bajando su toalla, la desprendió completamente, quedando completamente desnuda ante mi. Sin embargo, tenía sus piernas apretadamente cerradas, impidiendo que pudiese ver su vagina.
- No hagas trampa – le dije, casi impositivamente, seguramente por las enormes ganas que tenía de ver su vagina de cerca – yo te mostré todo, tu debes hacer lo mismo. Abre las piernas! – dije casi gritando y sin contener mis ansias.
- no seas bruto! – me dijo enojada – las abriré solo un momento, pero no te acerques más, me da mucha vergüenza a mi también – dijo con un semblante distinto, una mezcla de sometimiento y placer, ya que veía como sus mejillas estaban rojas y comenzaban a asomar unas pequeñas gotas de sudor, dado el aumento de la temperatura en la habitación, dadas por el ambiente propio del verano, pero seguramente también por el calor interno que nos invadía. Producto de la leve luz de la mañana que se filtraba entre las cortinas, pude analizar cuidadosamente tan maravillosa visión que tenía ante mis ojos y hacían que esos pequeños bellos amarillos brillasen sobre la piel tostada de mi hermana, lo cual me pareció lo más perfecto que haya visto en la vida y podía ver claramente, mientras mi hermana abría lentamente sus piernas, como la tonalidad de su piel cambiaba bruscamente debido al bronceado del verano y lo pálido de su piel bajo su ropa interior. Siguió abriendo sus piernas y yo seguía con mis ojos fijos en ese inmaculado tesoro que tenía entre sus piernas y que casi hacía que corriese la saliva afuera de mi boca, la que con dificultad logré mantener adentro y tragarla. Abrió lo suficientes sus piernas hasta que los labios de su vagina también se separaron levemente, dejando a la vista una hermosa y virginal entrada
Pasaron escasos segundos, pero creo que para ambos fueron incontables, como si estuviésemos en trance y no pasase el tiempo en esa habitación, nuestras miradas cruzadas miraban directamente su objetivo y no emitíamos sonido alguno, hasta que si mediar previo aviso y como si estuviese coordinado, nos miramos fijamente y al unísono nos preguntamos:
- ¿Puedo tocarte la/el verga/chorito? – un silencio sepulcral invadió la habitación e instintivamente nos separamos un par de centímetros el uno del otro y nos seguimos mirando fija e incómodamente, esperando que el otro respondiera.
- Está bien – respondí primero – pero ten cuidado, porque es una zona sensible y me puedes hacer daño – le dije, inclinado mi entre pierna hacia ella, casi de forma descarada, tratando de no evidenciar las enormes ganas que tenía de que ella me agarrara la verga con sus delicadas manos
- No te acerques tanto que hace mucho calor y ya estoy muy sudada – me dijo, mientras acercaba su mano derecha mi verga, tomándola desde la base. Eso hizo que sintiera un escalofrío, ya que tenía unas manos muy suaves y calientes, lo cual se sentía genial alrededor de mi erecta verga. – la tienes muy caliente y dura – me dijo mirándome a los ojos, lo cual me encendió aún más – la verdad es que no la tienes tan pequeña como pensaba – volvió a decir, esta vez sin dejar de verme la verga, mientras desplazaba su mano de arriba a abajo, descubriendo por completo mi glande, lo que hizo que sintiera un nuevo escalofrío.
- puedo tocarte yo también – le dije con mi voz entrecortada, mientras mie hermanita aún sostenía su verga y la apretaba de arriba a abajo lenta pero constantemente – nunca antes le he tocado ahí a una niña- le dije con un claro tono excitado.
- ten cuidado – dijo mientras tomaba mi mano y la dirigía hacia su vagina – tócame lenta y cuidadosamente, ya que para nosotras también esa zona es muy delicada – me advirtió, mientras lograba tocar por primera vez sus extremadamente suaves labios exteriores. Era como tocar un malvavisco, extremadamente suave y blando, sentía que su interior tenía un imán para mis dedos, ya que al menor movimiento, mi dedo medio se deslizó hacia el interior de su lampiña vulva, pasando primer por el inicio de la separación de sus labios, en donde se ubica el clítoris, cosa que yo desconocía en ese momento, pero que de seguro a ella le generó un enorme placer, ya que al pasar sobre el, sentí como su cuerpo se estremeció e incluso un pequeño gemido salió de ella instintivamente y dijo sin pensar – Ahí! tócame ahí, que se sintió muy rico – exclamó avergonzándose al instante y quitándome la mirada. Sin embargo, esa instrucción despertó algo en mi que hasta el día de hoy recuerdo claramente y cada vez que tengo relaciones sexuales con una mujer se me viene a la cabeza. Volví a subir cuidadosamente con mi dedo y toqué esa zona que tanto le había gustado y esta vez sin decir nada, mi hermana aceleró el movimiento de su mano en mi verga, lo que me hizo agitar enormemente, incluso haciéndome jadear de calor y placer, mientras mira el cuerpo desnudo de mi hermana que estaba a escaso centímetros de mi, no sin detenerme también el movimiento vertical en la apertura de su suave vagina. Mientras seguía nuestra creciente agitación, sentí y vi como mi verga se hacía cada vez más grande y mi glande se tornaba rojo y cada vez más lubricado por aquel líquido que salía lentamente de mi verga y comenzaba a escurrirse entre los dedos de mi hermana, la que parecía no importarle o simplemente no se daba cuenta, ya que se encontraba con la cabeza inclinada hacia atrás y con sus ojos cerrados emitía constantes y contenidos gemidos que cada vez se aceleraban más, al ritmo de que yo restregaba su vagina. Junto con bajara la vista, para ver como se veía esa linda apertura, me percaté como mi dedo también se humedecía y se introducía paulatinamente dentro de su cada vez más caliente vagina, con cada movimiento hacia arriba y al tocar su clítoris se sentía la contracción de sus paredes y al volver hacia abajo se volvía a introducir mi dedo, lo cual me dio mucha curiosidad y morbo, por lo que cada vez que bajaba trataba de metérselo más adentro, hasta que en uno de esos movimientos lo logré introducir completamente, lo que hizo que mi hermana emitiera un gemido profundo y fuerte pero a la vez suave, como tratando de contenerse, lo cual fue inútil, ya que volví en mi movimiento, sacando mi dedo de su interior, frotar su clítoris nuevamente y volver a abajo a introducirlo esta vez con más fuerza, sintiendo como la palma de mi mano envolvía completamente su vagina cuando mi dedo medio estaba adentro. Era una sensación casi indescriptible, sentía mi dedo completamente envuelto por ella y a la vez sentía el palpitar de su vulva descansando sobre mi palma, casi como si sintiera su torrente sanguíneo circular sobre mi mano, muy caliente y sensible. – No pares por favor! – me dijo mirándome a los ojos y con sus ojos brillosos y apenas abiertos, mientras con su mano tomaba la mía para acelerar el movimiento, era casi como si suplicara para que siguiera. Eso me enloqueció y al acelerar el paso pude sentir como mi dedo índice también se introducía fácilmente en su vagina que ahora estaba completamente inundada en sus jugos, emitiendo el sonido característico que hace cuando las chicas se masturban con sus dedos, como si entraran en un charco de fluidos. No pudimos aguantar más el movimiento y al unísono, mientras mi verga se sentía como explotaba en el apretado puño de mi hermana y liberaba una enorme cantidad de liquido transparente (al menos en ese momento me pareció enorme, en comparación al par de veces anteriores en que había eyaculado). A su vez, mi hermana que ya gemía sin tapujos, sin poder contener sus alaridos, liberando todo su placer al aire, se contrajo completamente y se echó atrás en la cama, con mis dedos introducidos hasta el fondo de su ser, desfalleciendo casi inconscientemente sobre la cama y sin parar de mover mis dedos en su vagina, pude ver como de ella escurrían también una considerable cantidad de líquidos semi amarillentos y viscosos, que caso generaban una espuma en sus comisuras, producto del roce de mis dedos. Solo pasaron unos segundos, hasta que ella soltó mi verga y estiró sus brazos hacia atrás, dejándome apreciar su esvelto cuerpecito estirado y sin cerrar sus piernas y mis dedos saliendo lentamente de su interior, dejando a la vista su enrojecida vagina que volvía lentamente a cerrarse después de tener mis dedos en su interior. Hasta el día de hoy, debo admitir que es la visión mas hermosa que haya visto durante una relación sexual, a pesar de que solo nos masturbamos, nunca he sentido una sensación tan profunda como aquella vez. Seguramente esto se debe al morbo que daban las circunstancias, del descubrimiento de sensaciones complemente desconocidas, al menos para mi en ese momento. Exhausto, también me recosté al lado de mi hermana y exhalé profundamente mientras veía como mi verga se volvía nuevamente flácida; mal que mal, me había corrido las primera 3 veces en mi vida en menos de 1 hora.
Pasaron alrededor de 10 minutos y me voltee para ver a mi hermana, allí estaba, aun estirada completamente con los brazos hacia atrás y sus piernas levemente abiertas y estiradas, con su vagina ya no tan colorada pero aún brillando por la humedad y la luz que se filtraba por las cortinas. Podía sentir su aroma, entre el jabón y shampoo de su reciente ducha, su sudor y un tercer ingrediente, que no podía identificar pero que provenía de lo más profundo de su ser y que lo hacía embriagante. No se porqué, pero ese aroma me hipnotizaba y casi sin pensar extendí mi mano y la posé en su estómago, comenzando un movimiento ascendente, su piel era increíblemente suave y tersa, propia de un bebe o de una niña en este caso, se sentía maravilloso. Seguí subiendo sin que mi hermana se resistiera de ninguna forma y llegué a sus senos, los cuales toqué cuidadosa pero a la vez descaradamente, envolviéndolos como una bola de masa, como cuando ayudaba a mi madre a amasar y hacer pan, su piel era aún más suave en esa zona y solo al pasar mis dedos sobre sus rosados pezones, sentía como la piel de mi hermana se erizaba, eso me inquietó un instante, ya que pensé que se enojaría y quitaría mi mano, sin embargo, no hizo nada y seguía con sus ojos cerrados, es más, creo que lo disfrutaba, ya que su respiración era pausada pero muy profunda. Así seguí unos segundos, de seno a seno y bajando a su estómago. Allí pensé si ella querrá que vuelva a tocar su vagina y sin pensarlo dos veces, comencé a bajar nuevamente hasta que estuve sobre su blanquecino y abultado pubis. En ese momento sentí que mi hermana se volvía a agitar pero sin moverse, entendí que no quería que parara. En esta ocasión, ella no tomaba mi verga, por lo que estaba completamente libre, así que decidí acercarme para ver en primer plano, como era su vagina y estudiarla, literalmente, a profundidad. Así, me senté lentamente al lado de mi hermana y con un panorama completo, comencé a bajar mi mano, desde su pubis hasta su vagina nuevamente. Fue impresionante como al solo tocar su suave y aún húmeda y viscosa cavidad vaginal, mi verga reaccionó instantáneamente, endureciéndose rápidamente y por la posición semi-agachada en la que me encontraba, hacía que esta tocara mi estómago, cuyo roce hacía que se sintiera aún mejor. Sin esperar más, comencé a frotar suavemente la vagina de mi hermana, que parecía completamente entregada a mis deseos y curiosidad. Al igual que la vez anterior, el movimiento comenzó de arriba a abajo, lo cual hizo que mi hermana se estremeciera una vez más, pero esta vez, sin esperarlo, de forma brusca, ella se giró completamente en la cama, dándome la espalda y claro, su respingado y pálido trasero, que se veía irresistible en esa posición, con una pierna estirada y la otra abierta y semi flectada hacia arriba, como haciendo un 4 sobre la cama.
Al ver que mi hermana no se había resistido a que tocase su cuerpo, sino que solo su vagina, decidí aventurarme esta vez en ese apetitoso par de glúteos, casi desproporcionados para el resto de su esvelto cuerpo, pero que en el futuro, en su adolescencia, serían su gran orgullo y el mío también, claro. De este modo, posé sin chistar, mi mano sobre la nalga de su pierna flectada y comencé a amasarla lentamente, pero presionándola ligeramente y sin pausa. Se sentía muy bien, la sensación de que me faltaba mano para acariciar esa suave y tersa masa de carne, se sentía casi una ansiedad, que me llevo a ocupar ambas manos, para aprisionar casi desesperadamente ese hermoso culo. Durante este movimiento, podía apreciar cada vez que abría sus cachetes, como se asomaba su apretado orificio anal, el cual me fui percatando, que se abría ligeramente cuando extendía ambos glúteos hacia los costados, lo cual me era muy agradable de ver y por lo tanto comencé a hacerlo cada vez más seguido. Me gustaba tanto ver como se extendía su ano, que en un movimiento algo brusco, abrí sus nalgas de par en par y con un dedo meñique, toque ese botoncito anal, lo que hizo que mi hermana diera un respingo y empinara ambas piernas sobre sus rodillas, quedando con su trasero elevado y a mi completa disposición.
No se si lo hizo instintivamente o de forma intencional, pero en esa posición y al abrir su culo, podía ver como, tanto su ano como su vagina se abrían prodigiosamente al ritmo del masaje que le daba. Lo que si sé, es que al hacerlo, podía sentir que aquel aroma que sentía antes, se intensificaba y de la vagina de mi hermana comenzaban nuevamente a emanar ese líquido amarillento y viscoso, clara señal de que estaba nuevamente excitada. Sin pensarlo, dejé de amasar sus nalgas y posé mi manos en su empapada vagina, al hacerlo, mi hermana comenzó a gemir nuevamente y sin contenerse, poniendo su cara de costado, abrío sus ojos y con voz entrecortada me dijo:
- cómeme mi conejito hermanito – dijo entre gemidos
- tu conejito? – le contesté extrañado, pero excitado
- así me gusta decirle cuando me siento caliente – me dijo mirándome fijamente, como ordenándome que le devorara su vagina
No estaba seguro, solo hace una hora atrás me había dado mi primer paja en la vida y ahora estaba apunto de comer mi primer coño. No sabía si me gustaría o no, pero el instinto animal fue mas fuerte y casi como si estuviera poseido, abrí mi boca y le di una profunda lamida a su abierta vagina, lo que dejó la mitad de mi cara inundada de sus jugos. Al instante, mi hermana dio un tremendo alarido que debe haberse sentido en toda la casa, luego en un tono más bajo, pero aún muy agitada me dijo:
- hazlo más lento por favor, nunca me habían comido el conejito, pero lo había visto en la revista de papá y quiero disfrutarlo, como la chica de la revista. Oh por dios, se siente tan bien, sigue con tu lengua, no pares por favor!!!
- Tienes muy mojado tu conejito – le dije casi ahogado pero extasiado al máximo – mira como me tienes la cara – volví a decir, separando mi cara para que me viese.
- No te separes de mi conejito por favor, sigue hermanito!!! – me imploró mientras con sus manos abría sus nalgas de par en par, permitiéndome verla completamente abierta y sus jugos escurriendo desde su interior. – noté como te gustaba abrirme el culo, ahí lo tienes a tu disposición, cómeme el conejito hermanito por favor!!!! hazme acabar nuevamente!!!
- No sabía que eras tan caliente hermanita, tu conejito está muy rojo y húmedo – dije mientras le abría aún más el culo y la devoraba completamente – me encanta el olor de tu culo recién bañado – y le pasé la lengua desde el comienzo de si vagina hasta su orificio anal. Eso hizo que casi se desmayara y soltó su nalgas, dejándome esa tarea a mi, que parecía que se las desgarraría de tanto que las abría.
- creo que no aguanto maaaasss… me tiemblan las piernas hermano, no puedo moverme, por favor no sigas – dijo con su voz apagándose y dejándose caer aún con su culo en pompa, completamente entregada a mis manos.
En ese momento de desenfrenado placer, sentía que no era suficiente con comerme la vagina y culo de mi hermana, incluso le volví a introducir un par de dedos en su interior, los cuales entraron sin problema, aunque en esa posición, sentía que no entraban completamente como antes y cuando presionaba más, mi hermana reaccionaba apretando su culo, luego sabría que lo que me impedía seguir profundizando, era su himen, lo cual ignoraba en aquel entonces. Fue entonces que recordé las escenas que vi en la revista de papá, cuando el hombre le introducía una enorme verga adentro de la vagina de la chica, la cual parecía disfrutar enormemente. Claro, era el objetivo de la revista genera placer en quien la veía. Pero en ese momento y sin pensarlo dos veces, me incorporé detrás de mi hermana y apunté mi enrojecida y endurecida verga en la entrada de su abierta vagina. Al estar en esa posición ya dejé de pensar y mi sangre debe haber bajado completamente hacia mi verga, ya que solo atiné a abrir lo que mas pude el culo de mi hermana y de un golpe introduje completamente la verga dentro de ella, haciendo que mis huevos tocaran contra su piel y la atraje hacia mi para penetrarla completamente, hasta que sus nalgas tocaron mi vientre. La sensación fue sin igual, sentía que su vagina se contraía alrededor de mi verga y el calor de su interior lo succionaba hacia su interior. El golpe de sus nalgas sobre mí, volvieron en si a mi hermana, quién arqueó su espalda hacia atrás y tomó uno de mis mulso fuertemente y girando cabeza me miró con sus ojos abiertos de par en par y su cara empapada en sudor, me dijo sorprendida:
- que estás haciendo!!! eso nooo!!! que soy virgen!!! – dijo, mientras yo me echaba hacia atrás y la volvía a penetrar mas duro esta vez – ahhhhhh!!! por Diooooos, paraaaa!!!! – pero no hice caso, ya no pensaba, además, veía en sus ojos que no quería que parara, sino que lo decía de lo sorprendida o asustada que estaba, pero no hacía ningún movimiento para zafarse de mi, por lo que seguí con mi salvaje y descontrolado movimiento pélvico – aaaayyy hermanitoooo!!! que estás haciendooo!!! ooooohhhhh – exclamó casi como un rugido en uno de mis movimientos, mientras amasaba y abría desesperadamente sus nalgas, haciendo que mi verga entrara hasta desaparecer en su interior. Al sacarla, podía ver como sus fluidos me inundaban, pero lo que me sorprendió fue ver que mezclado en esa viscosidad, unas líneas rojas de sangre, que me asustaron, ya que no sabía si provenía de mi o de ella. Entonces le dije en un momento de conciencia, pero sin para mi arremetida:
- te duele? veo algo de sangre en mi verga, pero a mi no me duele nada – dije mientras sacaba casi completamente de ella y observaba más cuidadosamente.
- No pares tontooo!!! soy yo la que sangro, acabas de quitarme la virginidad y por eso hay sangre, pero no pares ahoraaaa!!!! – dijo furiosa y apretando mi pierna hasta que me doliera, lo que hizo que como acto reflejo a ese pellizco, le diera una nalgada de forma casi inconciente, dejando mi mano marcada en sus blancas nalgas, que a estas alturas ya estaban rojas de tanto que las había amasado y apretado.
- oooooooooohhhhhhh pero que bien se sintió esoooo!!!!!! – dijo profundamente y mirándome hacia atrás con gotas de sudor corriendo por sus mejillas – nalguéame de nuevo hermanito, me encantaaaa!!!! – dijo empinando el culo para que la azotara. Yo ya no sabía bien que sucedía, pero ya sentía que no podía aguantar mucho más y bañado en sudor y con los jugos de mi hermana escurriendo entre mis huevos, la volvía a nalguear, con mi dos manos, una a la vez y las dos juntas, cada vez más fuerte, que ya casi me dolían las manos, creo que perdi el control en ese momento per mi hermana solo levantaba de nuevo el culo, pero ya no le salía la voz y sus gemidos eran suaves, casi afónicos, hasta que al final, desde lo profundo de su interior, dió un alarido agudo y largo sollozó – AAAAAAAAAAAAYYYYYY!!!!!…. No pueeeeddddoooo maaaaas hermaaanittttooooo, me mataaaaassss!!!!!!!!! y se dejó caer hacia adelante, llevándome conmigo encima de ella, cayendo con mi verga dentro de ella hacia adelante introduciéndola hasta el fondo, lo que me hizo acabar por cuarta vez en la vida, pero esta vez dentro de mi hermana:
- uuuuuuuuuuuuffffffffffffffffffff!!!!!!!!!!!! dije empujando todo mi ser hacia el interior de mi hermana y echándome hacia adelante, en un rápido movimiento, saqué y volví a introducir mi verga en su interior, casi estrujándome dentro de ella, hasta la última gota y caí casi desmayado sobre su espalda, mi nariz se perdía entre la nuca de mi hermana y daba una profunda bocanada de aire hacia mi interior, con toda la esencia de su olor hacia mi interior. Casi pierdo la conciencia, de las 4 acabadas, de seguro esa fue la mejor y he de reconocer, que debe estar en el top 3 de las acabadas de mi vida.
Estuvimos así unos minutos, no me importaba nada lo que pasaba en mi exterior, lo único que sentía era el apaciguamiento de mi respirar y el de mi hermana y como mi verga se relajaba y salía en un mar de fluidos desde el interior de mi hermana, Al salir completamente, mi hermana volvió en si y me dijo:
- muévete un poco por favor, que pesas un poquito – dijo en un tono de voz suave y tierno, que casi me conmovió.
- claro, perdóname – dije, moviéndome con dificultad – sintiendo como, literalmente, se despegaba nuestra piel la una de la otra, entre una mezcla de sudor y fluidos que nos dejaban toda nuestra entre pierna empapada, incluyendo las coloradas nalgas de mi hermana, que tenía marcada como azotes mi manos sobre ellas.
- nunca pensé que pudiese pasarnos algo así – dijo, incorporándose en la cama – me duele el culo – dijo riendo y quejándose a la vez – en un momento pensé que quedaría inconsciente, menos mal que la mamá esta afuera y mi papá trabajando en el campo. No podía controlar mis gritos, debo reconocer que yo ya me había masturbado e incluso acabado un par de veces antes que tu. Pero esto fue completamente distinto, no se como explicarlo, es como no fuese yo, no podía dejar de gritar, hasta me duele la garganta…. fue increíble – dijo casi sin parar y quedándose sin aire.
- yo lo único que se, es que aunque había visto la revista de papá, no tenía ni la menor idea de que hacer lo que ahí hacen, se podía sentir tan…. rico, no se como más describirlo. Ahora, no puede dejar de pensar si está bien que lo hiciéramos, siendo hermanos – dije, tratando de poner una voz seria y mirando a mi hermana de arriba a abajo, como sin comprender como hace unos instantes, estábamos tan unidos y descontrolados.
- no se si está bien o mal, pero de lo que estoy segura es de dos cosas – dijo de forma misteriosa. – primero, es que esto debe ser nuestro secreto, claramente nadie puede enterarse de lo que pasó, si mi papás saben que ya no soy virgen me enviarán al internado con el que tanto nos amenazan cuando nos portamos mal.
- y que es lo segundo de lo que estas segura? – pregunté, esbozando una sonrisa producto de lo que dijo anteriormente.
- de que quiero volver a sentir lo que sentí recién, fue demasiado rico… pero no ahora ya, tonto!!!!… – me dijo, viendo que yo la miraba con mala intención.
- jajajajaj aunque tienes razón y se sintió espectacular, aunque quisiera hacerlo de nuevo, no podría, estoy cansado hasta los huesos – le dije sinceramente – hoy pasé de no tener idea de estas sensaciones a acabar 4 veces y una de ellas, dentro de ti!!!!
- … tienes razón, acabaste dentro de mi!!! acabo de caer en cuenta de eso, que pasa si me dejas embarazada!!!!!!! – me dijo, con los ojos abiertos de par en par. Casi me da un ataque cuando dijo eso, pero luego se tomó el vientre riéndose – jajajajajajaj tonto, debiste ver tu cara, es casi imposible que eso pase, tu eres muy pequeño y de seguro no puedes embarazar a nadie aún y a mi aún no me llega la regla (así le dicen a la menstruación donde yo vivo). De ahora en adelante, evitaremos que acabes dentro de mi o al menos dentro de mi conejito – dijo mirándome picaronamente con sus ojos volteados mirándome hacia arriba, lo que me dejó, a mi corta edad, con más dudas que certezas. En ese momento se incorporó de un salto, tomó su toalla y se fue rápidamente al baño. Yo con cara de interrogación, primero la seguí con la vista y luego corrí tras ella.
- a que te refieres con que al menos no dentro de tu conejito? oye, respóndeme, no seas mala, como podemos hacerlo? – pregunté desesperadamente, pero ella se encerró en baño y solo me dijo.
- en la noche traeré la revista de papá a escondidas a nuestra habitación, ahí muestran que otras cosas pueden hacer un hombre y una mujer, lo intentaremos entonces y cerró la puerta con el maldito pestillo interior.
Disculpen lo extenso de mi relato, pero quería describir con el mayor detalle posible esta primera experiencia, porque como ya les mencioné antes, hasta el día de hoy la recuerdo lúcidamente, al igual que muchas otras que sucedieron posteriormente, tanto con mi hermana (la mayoría de las veces estaba involucrada), como con algunas primas e incluso una hija de ellas. Situaciones que espero poder contarles en futuro. Siempre y cuando les gusten mis relatos, que escribí con mucha dedicación y espero disfruten al menos una fracción de lo que disfruté yo al experimentarlos.
excelente se queda corto, maravilloso relato, los detalles y el morbo, ahora soy tu admirador y espero leer muchos mas relatos. Sigue adelante te ganaste 5 estrellas
Wow, cómo quisiera haber tenido esa experiencia, de venirte por primera vez en tu vida masturbándote, pasando por terminar dentro de una vagina en tan solo una hora.
Muy buen relato, espero la continuación. Estoy seguro que en la segunda parta habrá mucha acción @n@l. No escatimes en detalles, será una gran saga… Saludos!
Delicioso relato espero la continuación,muy Rico y excitante.
Decir que esto fye delicioso es quedarse muy corto, que gran relato y experiencia Dios que envidia.. Espero seguir leyendo más historias tuyas….
estoy ultimando la redacción de la segunda parte, tal como esta primera parte, no escatimaré en los detalles morbosos y caliente. Estoy seguro que les encantará. Se imaginan como continúa la historia? saludos