La Confusión del Deseo (mi historia real)
Después de años de arduo trabajo, finalmente terminé la universidad. Decidí que era hora de hacer un cambio significativo en mi vida, algo que fuera más allá de mi educación. Decidí mudarme de casa para vivir con alguien a quien siempre había apreciado profundamente: mi tía Pacha. Ella era una mujer.
Título: La Confusión del Deseo
Después de años de arduo trabajo, finalmente terminé la universidad. Decidí que era hora de hacer un cambio significativo en mi vida, algo que fuera más allá de mi educación. Decidí mudarme de casa para vivir con alguien a quien siempre había apreciado profundamente: mi tía Pacha. Ella era una mujer de 51 años que vivía sola en un apartamento cómodo y bien decorado. Logré convencerla para que me permitiera a mí y a un amigo quedarnos con ella a cambio de una pequeña mensualidad.
El apartamento era acogedor, con un toque personal que lo hacía sentir como un hogar verdadero. Los días pasaban tranquilos, y la convivencia era agradable, pero algo inesperado comenzó a surgir en mí. Noté que Pacha estaba poniéndose más bonita cada día, con un aire de frescura que me resultaba irresistible. Su atractivo no pasó desapercibido para mi amigo, Pablo, quien también parecía cautivado por ella.
Una tarde, encontré fotos de mi tía Pacha en falda, sentada de manera algo provocativa, en el teléfono de Pablo. Al principio, sentí una oleada de ira y celos. Me preguntaba si Pablo había hecho algo más que solo fotografiarla. Le pregunté directamente a mi tía Pacha sobre las fotos, y ella me explicó con calma que Pablo le había pedido que posara para él, pero que nunca la había tocado.
El ambiente en el apartamento se volvió tenso. No sabía si podía confiar en Pablo y, al mismo tiempo, estaba lidiando con mi propia atracción hacia mi tía Pacha. Un domingo decidí invitar a mi tía Pacha a almorzar. Necesitaba despejar mi mente, pero, al observar cómo los la miraban con deseo, mi confusión solo aumentó. La veía a través de los ojos de esos hombres y, por primera vez, entendí completamente por qué todos estaban tan atraídos por ella.
El lunes siguiente, que era feriado, le pedí a mi tía Pacha que se pusiera una falda sensual. Quería ver cómo reaccionaría Pablo. Ella aceptó mi solicitud con una sonrisa y parecía disfrutar de la atención que recibía. Mientras caminaba por la sala con la falda, noté cómo Pablo la observaba con una mezcla de deseo y respeto.
Esa noche, entré a la habitación justo cuando mi tía Pacha le decía a Pablo: «Perdona, Pablo, pero me gustan de mi edad.» Pero antes de que pudiera irse, Pablo se acercó y la besó apasionadamente. Sorprendido, me uní a ellos, sintiendo que se formaba una conexión única entre los tres.
David (entrando en la habitación): ¿Qué está pasando aquí?
Pacha (sonriendo, pero con un tono firme): Estaba hablando con Pablo. Me estaba haciendo algunas preguntas sobre mi vida amorosa.
Pablo (mirando a David, algo nervioso): Lo siento, David. Creo que me dejé llevar un poco. No era mi intención causar problemas.
David (curioso pero tranquilo): ¿Qué tipo de preguntas, exactamente?
Pacha (mirando a David con sinceridad): Pablo estaba mostrando interés en mí, más allá de la amistad. Le estaba explicando que me siento más cómoda con personas de mi edad. Pero ahora que estás aquí, quizás sea bueno tener una conversación abierta.
Pablo (respirando hondo): Supongo que es justo. David, sé que esta situación es… inesperada. Pero no puedo negar que encuentro a Pacha increíblemente atractiva.
David (reflexionando): La verdad, entiendo cómo te sientes. Yo también he sentido algo fuerte hacia Pacha desde que empezamos a vivir aquí.
Pacha (mirando a ambos hombres, con un aire de decisión): Bueno, parece que estamos todos en la misma página de alguna manera. No esperaba esta situación, pero si somos completamente honestos, también me he sentido atraída por ustedes. Me siento halagada, de verdad.
Pablo (cautelosamente): Entonces, ¿qué propones, Pacha? No quiero que esto se convierta en algo incómodo o irrespetuoso para ninguno de nosotros.
David (más relajado ahora, mirando a Pacha): Sí, quiero asegurarme de que esto es algo que todos realmente queremos. No solo por la atracción del momento.
Pacha (sonriendo suavemente): Estoy dispuesta a explorar esta atracción con ustedes, pero solo si estamos todos de acuerdo en hacerlo con respeto, sinceridad y sin expectativas de lo que pueda o no surgir después. No quiero que nadie se sienta presionado o arrepentido más tarde.
Pablo (asintiendo): Estoy de acuerdo. Solo quiero asegurarme de que esto es algo que tú también deseas, Pacha.
David (mirando a ambos, más seguro): Si todos estamos de acuerdo y cómodos, estoy abierto a ver a dónde nos lleva esto. Pero, como dijo Pacha, con respeto y sin presiones.
Pacha (mirando a ambos hombres con una sonrisa juguetona): Entonces, parece que estamos en la misma página. Si todos estamos dispuestos a explorar esto juntos y estamos claros sobre nuestros límites, creo que podemos tener una experiencia hermosa y consensuada.
Pablo (sonriendo): Estoy dentro.
David (asintiendo con una sonrisa): Yo también.
Pacha (acercándose a ambos): Bien. Entonces, disfrutemos de este momento juntos, sin miedo y con mucho respeto.
Pablo se acercó a mi tía Pacha con una mezcla de nerviosismo y determinación. Sus labios se encontraron con los de ella en un beso apasionado, el cual ella correspondió con igual intensidad. Podía sentirse la tensión acumulada entre ellos, liberándose en ese momento de contacto.
Mientras tanto, yo me moví detrás de mi tía Pacha. Con una mezcla de excitación y curiosidad, levanté suavemente su falda, revelando la piel suave de sus nalgas. Ella no se resistió; al contrario, arqueó la espalda ligeramente, como invitando a explorar más.
Pacha (respirando profundamente, disfrutando del contacto): No se detengan. Quiero sentirlos a ambos… por completo.
Pacha, con una mezcla de deseo y determinación, se arrodilló en medio de Pablo y yo, asumiendo una posición que permitía un contacto más cercano con ambos. Su actitud era una combinación de confianza y ansias de explorar plenamente la conexión que había surgido entre los tres.
Pablo y yo nos preparamos, liberando nuestros miembros y colocándolos a ambos lados de la cara de mi tía Pacha, que se encontraba arrodillada entre ellos. El entorno estaba cargado de emoción y anticipación, con un sentido de conexión y deseo compartido.
Pacha demostró una notable habilidad y confianza, utilizando su boca y manos con destreza y atención. Su enfoque en satisfacernos mostró su deseo de hacer que el momento fuera placentero para todos.
Pacha se enderezó y Pablo la guió hacia el sofá. Ella se sentó sobre él con confianza, buscando una conexión profunda y placentera. Fui testigo de como su vagina se abría dando pasó al pene de Pablo.
Pacha, respirando entrecortadamente y con los ojos cerrados por el placer del momento, giró su cabeza hacia David y le susurró con voz ronca y suplicante: «David, quiero que me lo metas por detrás. Quiero sentirte dentro de mi culo, por favor.»
Sorprendido por la claridad y la urgencia en la petición de mi tía Pacha, sentía la resistencia inicial mientras intentaba entrar en el estrecho agujero que mi tía Pacha me ofrecía. La penetración era lenta y complicada, pero cada movimiento de Pacha sobre el pene de Pablo ayudaba a que avanzara un poco más cada vez, empujando mi pene más profundamente en su ano.
Pacha jadeaba, mezclando gemidos de placer con respiraciones entrecortadas. «¡Sí, sí…! Más fuerte, más profundo, por favor,» decía, sintiendo cómo la llenábamos de diferentes maneras. Disfrutaba con cada penetración.
Coloqué una mano en la espalda de Pacha para sostenerla mientras ella continuaba moviéndose con cada embestida. «Estás increíble, tía. Vamos a darte toda la verga que quieras.»
El orgasmo de mi tía Pacha fue inconfundible. Sus gemidos se hicieron más fuertes, llenos de un placer tan intenso que probablemente resonaban más allá de las paredes del apartamento. Su cuerpo temblaba y se arqueaba mientras alcanzaba su orgasmo, su respiración se entrecortaba en medio de sus gritos de placer.
Me retire de ella con cuidado.
Pablo: «Arrodíllate de nuevo, Pacha.»
Obedeciendo sin dudar, mi tía Pacha se arrodilló, su cuerpo aún temblando por el placer reciente. Nos hicimos como al inicio a un costado de su rostro cada uno, nuestros penes erectos, mojados y palpitantes, ansiosos por el final.
David: «Tía, quiero que me lo mames.”
Pacha asintió con una sonrisa, mostrando su disposición. tomó mi verga en sus manos, acariciándola, se inclinó y empezó a lamer y a succionar con movimientos suaves y seguros
Gemía de placer. Ambos comenzamos a masturbarnos sobre mi tía Pacha, cada uno marcando su propio ritmo mientras la observábamos. Sus manos se movían con urgencia, sus respiraciones se volvían cada vez más pesadas. Pacha, con los ojos cerrados y una expresión de expectativa en su rostro, sentía nuestros penes en su boca y en su rostro.
Pablo fue el primero en llegar al límite. Con un gemido profundo, liberó su semen sobre los pechos y el rostro de Pacha, quien lo recibió con una mezcla de deleite y sumisión. Poco después, también alcancé mi punto culminante, y mi semen se unió al de Pablo sobre la piel del rostro de mi tía Pacha, creando un mosaico de deseo y satisfacción.
Pacha jadeó, sintiendo la calidez sobre su piel, sus labios formando una sonrisa de puro placer y gratitud inundados de semen.
Pacha (mirando a ambos con ojos llenos de deseo satisfecho): «Gracias… esto es exactamente lo que quería. Me hacen sentir tan deseada.»
Lo que comenzó como una atracción confusa se transformó en algo inesperado. Mi tía Pacha, Pablo, y yo nos encontramos explorando una intimidad compartida que nunca imaginamos. Pacha nos confesó que se sentía empoderada y respetada cuando era clara con lo que deseaba y disfrutaba de la atención que recibía de nosotros.
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