La dominación de Julia (1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por LadyB.
Suena la campana y los alumnos y alumnas comienzan a guardar sus cosas en sus mochilas para irse a casa.
El silencio de la clase se esfuma para dar lugar al bullicio de las voces de decenas de niños y niñas.
Julia camina en dirección a la salida del aula conversando animadamente con su amiga cuando es interceptada por la profesora.
-Señorita Díaz, ¿podría quedarse unos minutos más? Necesito tratar un tema importante con usted.
-Sí, profesora… -responde la pequeña con timidez y algo intimidada por la incertidumbre, y se despide con la mano de su amiga.
Julia Díaz es una linda niña de 9 años; grandes ojos azules, cabello rubio liso peinado en dos coletas, piel clara, senos planos aún no desarrollados y un rostro rebosante de ternura e inocencia.
Viste el uniforme escolar (polera blanca, falda, medias grises y zapatos negros).
Catherine Rodríguez es la profesora de Julia, y una mujer de 32 años increíblemente atractiva; esbelta, senos y trasero naturales y enormes, piernas largas y perfectas, cabello negro ondulado, ojos grises y un rostro sensual que refleja experiencia.
Viste un blazer negro sobre una blusa blanca escotada, una minifalda recta del mismo color del blazer, medias negras con liguero, tacones negros y gafas.
-¿De qué quería hablarme, profesora? -pregunta la niña cuando quedan solas en la sala, la mujer solo la mira fijamente en silencio.
Ambas están de pie a unos metros de distancia.
Luego de unos segundos Catherine empieza a avanzar hacia Julia y se detiene frente a ella extremadamente cerca, poniendo nerviosa a la niña.
-Tienes buenas calificaciones, Julia, y tu comportamiento en clase es más que aceptable… Pero no vamos a hablar de eso… y lo sabes ¿no?
-Yo no… -la niña es interrumpida por la mujer, que pone su mano en el rostro de la pequeña levantándolo para que ésta la mire a los ojos.
-Eres una niña linda, Julia… -habla Catherine recorriéndola con la mirada, pasando su pulgar por los labios de la niña.
La pequeña se paraliza sonrojada.
La profesora toma una larga regla y la lame, sin dejar de mirar a la niña.
-Separa las piernas un poco -le ordena.
La niña sin darse cuenta obedece haciendo nada más que los movimientos justos, está perdida en los ojos de su maestra.
Entonces la mujer sin previo aviso pasa la regla por entre las piernas de su alumna y la sube rápidamente golpeándola en la vagina.
La niña deja escapar un grito y junta las piernas por el repentino dolor (quedando la regla atrapada entre sus muslos), solo se limita a cerrar los ojos a punto de llorar, su cuerpo tiembla y su mente se bloquea.
La mujer comienza a frotar la regla contra la entrepierna de la niña en un movimiento constante de adelante y atrás, lentamente, pero empujando hacia arriba con fuerza.
Julia jadea cada vez más, su cara esta roja, nunca había sentido algo así, ese placer.
Catherine se deleita observándola, sonriendo.
-Pro… profesora… ¿qué… está…? -intenta preguntar la pequeña entre gemidos.
-No puedes hablar si yo no te doy permiso -la interrumpe con voz potente-.
Solo disfruta…
Luego de estar así por unos 5 minutos la mujer se detiene, retira la regla empapada en los jugos de la niña y la vuelve a lamer, saboreándolos.
-Date la vuelta y apoya tu pecho en la mesa -le ordena otra vez.
Julia seguía temblando, tal vez más que al principio, y solo la miraba a los ojos aterrada.
-¿No me escuchaste? -vuelve a hablar la mujer, esta vez golpeando la mesa con la regla.
La niña asustada se apresura a obedecer quedando en la posición que deseaba su maestra, doblada en ángulo recto dejando expuesto su trasero ante ésta.
-Tienes un lindo culo… -dice Catherine bajándole la falda escolar-, y ese calzón es una ternura -agrega sonriendo, admirando el estampado de ositos de la prenda que cubría la intimidad de la pequeña.
La profesora ubica el extremo de la regla en el surco que marcaban los labios vaginales en el calzón de la niña y sin tiempo que perder la hunde, introduciéndola (junto con la tela del calzón) unos 5 centímetros en la vagina de la pequeña.
Julia lanza un grito y arquea la cabeza hacia atrás, debido a la sorpresa mezclada con el dolor y el placer, y se aferra con fuerza a la mesa usando las manos.
-Me encanta hacerte gemir… -le dice sensualmente la mujer, y retira la regla.
Se agacha, le baja el calzón y aprieta con ambas manos las nalgas, palpándolas y masajeándolas, para luego separarlas y hundir su boca en la pequeña vagina (que aún no tenía un pelo).
La mujer mueve fuertemente la lengua lamiendo y metiéndola lo más que podía, mientras le da nalgadas con todas sus fuerzas haciéndola gritar y llorar.
Esta vez no se quiere detener hasta hacer que Julia tenga su primer orgasmo y dejarle las nalgas rojas con las marcas de sus manos.
Varios minutos después la niña pone los ojos en blancos, se retuerce apretando los dientes y da un gran gemido mientras no puede evitar orinarse en la cara de su maestra.
Cuando la pequeña volvió en sí, vio a la mujer sentada sobre su escritorio limpiándose la cara con pañuelos.
-Lo siento… yo…
-Ven acá.
Es tu turno de hacerme gemir -habla la profesora (siempre en tono de autoridad) abriendo las piernas, mostrando que no lleva ropa interior.
La niña camina hacia ella, tambaleándose, apenas controlando sus piernas, afirmándose en las mesas.
Y se agacha frente a la mujer.
-No sé hacerlo…
Al escucharla, la maestra la toma del pelo y hunde la cara de su alumna en su entrepierna.
-Solo mueve tu lengua…
La nariz de la pequeña resopla intentando respirar entre el vello púbico de la profesora, mientras con su lengua obedecía lamiendo la vagina de la mujer.
-Bebe mis jugos… sin dejar de moverla… -le ordena Catherine entre jadeos de placer.
La niña obedece y empieza a succionar tragándose los líquidos que emanan de su profesora mezclados con su propia saliva.
La mujer tiene los ojos cerrados, gime sin cesar, con una mano empuja la cabeza de la niña contra su vagina y con la otra juega con uno de sus pechos dándose aún más placer.
-Oh sí… eso es… eres buena… -dice la mujer mordiéndose el labio.
No libera a la niña hasta que alcanza el orgasmo, entonces la levanta del pelo y guía su cara hasta la suya para besarla salvajemente.
La niña solo se deja besar, cerrando los ojos, sonrojada y respirando apenas ahora debido a la lengua de la profesora que hurga e invade bruscamente cada rincón del interior de su boca.
-Tú querías esto ¿no es así? me deseabas… -dice de pronto la mujer separando sus bocas.
La niña aparta la mirada avergonzada sin saber qué responder, descubierta, y la profesora continúa-.
He visto como me miras durante las clases y sé que tú eres la que deja esas rosas todas las semanas en mi escritorio… y la que me dio el sobre con dinero cuando tuve el accidente…
-Yo… -intenta hablar la niña, pero la mujer la jala del pelo hacia atrás y le dice:
-No he dicho que puedes hablar, hermosa…
Y diciendo eso, la vuelve a besar salvajemente mientras le mete completamente un dedo en el ano.
40 minutos después la niña se está vistiendo y arreglando el cabello (que había quedado totalmente desordenado), la profesora la contempla en silencio aún sentada en el escritorio con la ropa abierta y mal puesta dejando ver sus enormes senos.
La pequeña toma sus cosas y se prepara para ir a casa.
-A partir de hoy serás mi perra, mi juguete.
Serás completamente mía, te haré lo que quiera, y me llamarás maestra todo el tiempo.
¿Entendido? -dice Catherine.
-Sí… -responde obedientemente Julia.
-¿Sí qué?
-Sí, maestra.
-Así me gusta, buena niña… Ya puedes irte.
La niña se disponía a salir por la puerta cuando la mujer le vuelve a hablar:
-Ah, casi lo olvido, espera…
La mujer se acerca a ella y se saca el chicle de la boca, lo hace bolita con los dedos, mete la mano por la ropa de la niña y le introduce el chicle bien adentro en la vagina.
La pequeña se retuerce y da un gemido.
-Guárdamelo hasta mañana -y diciéndole eso le da un gran beso en los labios que llena de placer a la pequeña-.
Adiós, amor…
Julia se sonroja por la manera en que la llamó y queda aturdida unos momentos en la puerta, preguntándose si estaba soñando, y deseando poder llamarle de la misma forma.
-Adiós, maestra…
1 SEMANA DESPUÉS
Todos en la escuela se han ido hace 1 hora.
Casi todos.
La profesora sigue trabajando, tiene que preparar unos exámenes para el día siguiente.
Sentada en la silla frente al computador masticando chicle, sus dedos se mueven rápido tecleando las palabras.
Su respiración es entrecortada y su rostro está cubierto de sudor.
Debajo del escritorio y entre sus piernas está Julia succionando, lamiendo y chupando apasionadamente cada centímetro de la vagina de su maestra, mientras se da placer a si misma frotando sus dedos en su propia vagina (otra de las cosas que le enseñó la mujer durante la última semana).
-Dile hoy a tu madre que te quedarás en casa de una amiga… -le habla la mujer apartando un momento la vista de la pantalla para mirarla a los ojos-.
Voy a hacerte gemir toda la noche…
La pequeña se sonroja y sin detenerse en su labor asiente con la cabeza, ansiosa de que llegase la noche.
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