La mamá de mi amiga, además de consolarme me ha enseñado mucho.
Una chica se encuentra deprimida porque su novio terminó con ella, buscando apoyo va a visitar a una amiga, pero ella había salido y la mamá de su amiga la atiende consolándola, haciendo que de sus primeros pasos como lesbiana. .
La mamá de mi amiga, además de consolarme me ha enseñado mucho.
Cuando llegué a casa de mi amiga, me encontraba llorosa, triste y bien deprimida ya que mi novio, momentos antes, sin más ni más, me dijo que terminaba conmigo, y que no lo buscase más.
No me dio razones, y simplemente se montó en su motora y se marchó, dejándome toda confundida y sin saber qué hacer, fue que me di cuenta de que me encontraba cerca de la casa de mi amiga, y me llegué hasta su casa, buscando consuelo.
Pero al tocar la puerta, salió su madre, únicamente cubierta con una pequeña toalla de baño alrededor de su cuerpo, pero nada más al verme, sonriendo me dijo, que mi amiga había salido con su padre y regresaba a la noche.
Fue cuando sintiéndome más sola y abandonada, estallé en llanto, la señora al verme en esas condiciones, de inmediato me hizo entrar a su casa.
Nerviosamente mientras me conducía a la sala y nos sentábamos en el sofá, me preguntó asustada que era lo que me había sucedido, yo sin dejar de llorar, acurrucada entre sus brazos, casi sin poder decir palabra alguna entre mis profundos suspiros y llanto, tartamudeando le dije que mi novio había terminado conmigo sin razón alguna.
Ella me tomó por las manos y viéndome a los ojos, me preguntó bien preocupada “¿Estás embarazada?”
De inmediato respondí aun entre llantos, que no, que mi novio y yo jamás llegamos a tener relaciones de verdad, verdad.
Mis palabras de inmediato reflejaron algo de confusión en su rostro, y me preguntó “¿Cómo que, de verdad, verdad?”
Yo más avergonzada aun, le respondí. “Es que lo único que llegué hacerle, fue que le besé su cosa en una ocasión, pero más nada, puntualicé.”
Fue cuando ella dejando escapar una ligera sonrisita, afirmó. “Querrás decir que se lo mamaste.” A lo que yo muerta de vergüenza, le respondí que sí, pero de inmediato sin dejar de llorar, le volvía decir que sí.
Abrazándome nuevamente, me dijo. “Hay mi amor, no serás la primera ni la última joven a la que le suceda eso, lo mejor de todo es que el imbécil ese haya terminado contigo, de lo contrario quizás te hubiera embarazado y eso si es un serio problema.”
Mientras me decía esas palabras, me comencé a sentir más tranquila y segura entre sus brazos.
Yo aun lloraba ligeramente, cuando nuevamente aun manteniéndome entre sus brazos, me tomó por la barbilla y levantándome el rostro ligeramente mientras me miraba a los ojos, me volvió a decir. “Dale gracias a Dios que el imbécil ese terminó contigo. Así que deja de sentirte mal por eso, y cambia esa linda carita.”
Al decir esas palabras, su otra mano me secó las lágrimas y continuó diciéndome. “A ver dame una linda y bella sonrisa.”
Yo por mi parte le comencé a hacer caso, y comencé a sonreírle, pero en ese instante vi algo en sus ojos, era como si se tratase una especie de amor maternal.
La mamá de mi amiga, sin retirar sus manos de mi rostro, lentamente acercó sus labios a los míos, y cuando me vine a dar cuenta, las dos nos besábamos intensamente.
No fue nada preparado, sencillamente sentí la necesidad de besarla y dejarme besar por ella, mientras sus brazos lentamente comenzaron nuevamente abrazarme intensamente.
Yo por mi parte también la comencé abrazar, pero al hacerlo sin mala intención, o mejor dicho accidentalmente desprendí la pequeña toalla que cubría su cuerpo, quedando completamente desnuda junto a mí.
Por un corto instante le di una mirada, no es que nunca hubiera visto a otra mujer desnuda, pero jamás ni nunca, tan pegada a mí como se encontraba la mamá de mi amiga.
Además, su cuerpo era bien llamativo, sus senos increíblemente bien parados y formados, a diferencia de los de mi madre que la pobre tiene un par de lechosas o papayas caídas por tetas.
Su cuerpo me dejó sorprendida, no pereciera que fuese la madre de mi amiga, daba la impresión de que fuera una chica de mi edad o una modelo.
Sin darme cuenta fijé mi atención sobre su vulva, la que tenía un lindo diseño como de un corazón, realizado en su monte de Venus, además de un bello Pershing en su plano vientre, sobre su apenas visible ombligo.
Nuevamente seguimos besándonos, intensamente, sus manos recorrían todo mi cuerpo, mientras que las mías también recorrían el suyo.
Sentí como de manera suave pero directa, sus dedos se dirigieron directamente bajo mi falda, a mi vulva, y al sentir el contacto de sus dedos, sobre la tela de mis pantis, sentí un sabroso escalofrío por entre mis muslos que recorrió todo mi cuerpo.
Ella no dejaba de besarme intensamente, su lengua jugaba con la mía dentro de mi boca, mientras que yo comencé a acariciar sus parados senos y pezones.
Por quien sabe cuánto tiempo las dos permanecimos así, besándonos y acariciándonos mutuamente.
Hasta que yo sin reprimir la necesidad que sentí de deshacerme de toda mi ropa, en cosa de unos segundos ante la seductora mirada de ella me desnudé completamente.
Continuamos besándonos, pero ella dirigió su boca a mis senos y comenzó a chuparlos y mordisquear mis parados pezones de manera delirante, yo en mi vida había tenido ese tipo de contacto con nadie, a mi novio lo único que le permití una vez fue agarrar mis tetas, pero como si se tratasen de un par de piedras.
Sin la delicadeza con que la señora me las tocaba en esos momentos, lentamente fue pasando su lengua por sobre la piel de mi vientre y continuó descendiendo hasta que la sentí como me comenzaba a lamer mi coño.
Aunque me sentía algo asustada, la seguridad con que me tocaba y acariciaba, me hacían no preocuparme por nada de lo que me estaba sucediendo.
Sus dedos me hicieron sentir cosas que jamás ni yo misma me había llegado a provocar.
Era tal mi éxtasis, que prácticamente me recosté sobre el sofá, mientras que divinamente me chupaba y lamía todo mi coño.
En ocasiones me llegué a preguntar cómo me sentiría si llegase a estar con otra mujer, nunca pasó de ser eso solamente un pensamiento, hasta esos momentos, en que esa loca fantasía sin querer realmente, se me hizo realidad.
Me sentía tan y tan bien entre sus brazos, que era como si mi propia madre me estuviese cobijando entre sus brazos.
Pero a la vez sentía esa extraña divina sensación que me producía el contacto de su piel contra la mía, sus manos sobre mi cuerpo y de su boca acariciando mi coño que me tenía loca y sin idea.
En cierto momento yo voluntariamente, también busqué su vulva y apenas pude de la misma manera que ella me la besaba y chupaba yo comencé a besarla y chuparla.
Las dos estábamos fuera de sí, mis gemidos y los suyos nos arrullaban, sus manos y las mías se unieron y nuestras piernas se abrieron hasta nuestros coños comenzaron a frotarse intensamente el uno contra el otro.
No podía creer lo que nos estaba pasando, hasta que ambas alcanzamos un delirante clímax, de mi coño salió un gran chorro, que me era imposible controlar, ambas quedamos empapadas, por mis flujos vaginales.
Las dos quedamos agotadas, pero felices, por un corto instante sentí algo de vergüenza, pero al ver a los ojos a la madre de mi amiga, todo eso se me olvidó.
Nos volvimos a besar intensamente, hasta que me condujo a la ducha, donde las dos nos dimos un sabroso baño, entre besos y suaves caricias.
Después de que me vestí, ella me dijo que lo sucedido entre nosotras dos era algo que solo nos importaba a nosotras, y que más nadie debería estar al tanto, ni tan siquiera mi mejor amiga.
Hasta el presente la relación entre nosotras es nuestro mayor secreto, y por mí lo seguirá siendo.
En cuanto al imbécil, me enteré que había estaba saliendo con una cabaretera, hasta que el marido de la tipa lo corrió de su lado.
Como a la semana me fue a buscar pensando que yo me moría por volver a estar con él, pero que chasco se llevó el muy cabrón, cuando delante de mis compañeros de clases y amigas, le dije. Que se fuera bien largo al carajo, que como hombre para mí era poca cosa.
El muy pendejo hizo el amago de darme una cachetada, pero de inmediato los cuatro chicos que se encontraban a mi lado lo tiraron al piso.
Asustado se montó en su porquería de motocicleta y se marchó, y hasta el sol de hoy no lo he vuelto a ver.
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