La mujer perdida II
Victor es un niño que ve en primera persona y desde una posición Voyeur como su mamá es emputecida por su desagradable jefe. .
Capítulo II
“El Alpha manda sobre todas las cosas”
Todo era muy extraño en aquella época.
Durante los siguientes días, mi mamá era un cúmulo de contradicciones…
Tan pronto era cariñosísima conmigo, como la escuchaba entrar en cólera con mi papá cuando estaban dentro del dormitorio.
Por supuesto, no dije nada a nadie de lo ocurrido aquel jueves en la oficina.
Pero algo si noté muy claramente y es que mi mamá había cambiado…
Después de aquello ella se arreglaba más, concretamente recuerdo una anécdota que ocurrió. Ella se compró un par
de modelos muy bonitos que le costaron otro disgusto con mi papá.
Realmente era una estupidez porque ella se los probaba ante el espejo y yo la miraba embelesado… Ella me preguntaba,
- ¿Que tal me quedan? –
-Muy bien mami-
Ella me regalaba una sonrisa complaciente y continuaba mirándose al espejo y moviendo el vestido al son de su cuerpo como si se tratara de un baile…
Justo en el momento en que estaba probándose el vestido ante el espejo, llegó mi padre y le gritó.
- Pero… ¿Cómo se te puede ocurrir comprarte ropa nueva con las penalidades que estamos pasando? –
Como era lógico que mi mamá no podía decirle el verdadero motivo, ni siquiera una excusa convincente por el cual se
había podido comprar ese precioso vestido, pero como no quería contar la verdad de cómo lo había conseguido
comenzó a llorar mezclando rabia e impotencia.
Mi papá lejos de ablandarse con aquel llanto, encolerizó aún más y se marchó nuevamente entre portazos y gritos.
-No le hagas caso a papá…
¡Estás preciosa y radiante!
Y a mí me pareces una princesa-
La cara de sorpresa de mi mamá hizo que se me escapara una sonrisa y directamente se dirigió hacia mí y comenzó a darme besos.
En un momento ella olvidó el mal rato que le hizo pasar mi padre y continuó mirándose al espejo.
Al fin llego el jueves.
Mi mamá había dejado a mis hermanitos y a mí en el colegio.
Ella comenzó su rutina diaria que era irse a casa recogerlo todo, preparar la comida y a continuación ponerse a limpiar escaleras y locales hasta que llegase nuevamente la hora de recogernos en el colegio.
Por la tarde se turnaban entre mis tías y mi mamá y cada una se quedaba con mis hermanos Y primos para que pudiesen adaptarse al trabajo de cada una de ellas….
Vamos lo que se llamaba comúnmente verdaderas peripecias para poder sacar un jornal.
Al fin llegó la tarde y mi mamá tendría que ir a trabajar al local de don Alfonso.
Ese jueves encontraba a mi mamá visiblemente alterada y nerviosa.
Yo le pregunté
-¿Te pasa algo mami?-
-No cariño, es solo que me duele un poquito la cabeza, si te apetece te bajas un ratito a jugar a la calle y yo me tomaré una pastilla y me daré un baño-
– ¡Vale! –
Ella cogió su pastilla y se fue a llenar la bañera y yo me fui a la calle, pero con las llaves de casa en el bolsillo.
A los cinco minutos ya me había hartado de calle y me volví para casa.
Abrí la puerta despacito para no molestarla y que pudiera seguir tranquilamente con su baño.
Al entrar en casa pude comprobar que la puerta del baño no estaba cerrada del todo de manera que a hurtadillas me asomé para ver si ella descansaba.
Pero no era así mi mamá estaba sentada en el bidé afeitándose el pubis, yo miraba totalmente hipnotizado la escena. Ella totalmente desnuda y con la maquinilla
rasurándose ese felpudo hasta dejarlo completamente imberbe.
A continuación, se metió dentro de la bañera. Yo sin hacer apenas ruido me salí de nuevo a la calle.
Sabía perfectamente lo que significaba ese acto, y sobre todo las consecuencias que iba a traer.
Las horas pasaban y yo con ellas muy inquieto e impaciente por saber lo que depararía esa tarde en la oficina. Al llegar la hora de costumbre yo me escondí en una esquina de la calle hasta que vi entrar a mi madre en el viejo almacén y a continuación a don Alfonso cerrando “casi” del todo la vieja y sonora persiana metálica.
Esperé un par de minutos y con mucho cuidado, me colé dentro del almacén sin ser visto.
Volvía a recorrer el oscuro pasillo que desprendía un intenso olor a serrín y moho, sin tocar nada por miedo a hacer algún ruido y de ese modo delatar mi presencia.
Extrañamente, en esa ocasión no se oían ruidos ni forcejeos…
Ni gritos, absolutamente nada.
Me acerqué a los vinilos de la oficina y me quedé observando.
don Alfonso estaba sentado en su mesa concentrado en sus papeles y facturas, casi sin prestar atención a mi mamá que se afanaba en recoger las papeleras y barrer el suelo.
Desde mi posición, pude observar la expresión de contrariedad que tenía mi madre. Imagino que pensaría que el viejo jefe ya había conseguido lo que quería de ella y se había hartado, de modo que ya pasaría de ella.
Justo en ese momento, mi mamá que por cierto llevaba el mismo precioso y nuevo vestido blanco con flores
abotonado por delante de arriba abajo, hizo algo que me dejó helado.
Estando ella de espaldas a la mesa de don Alfonso, (0sea frente a los vinilos desde donde yo podía observarla)
Se desabrocho los tres botones de arriba dejando ver por completo un generoso escote que mostraba más de lo que se adivinaba puesto que se le veía todo el canalillo y bastante cantidad de carne.
Inmediatamente, miró de reojo hacia atrás y al ver que el viejo empresario continuaba en la misma posición, se
desabotonó los tres botones de abajo dejando ver hasta más de la mitad del muslo…
¡Mi madre se comportaba como una auténtica zorra!
¿Dónde había quedado esa esposa abnegada decente y recatada?
La verdad es que no sé dónde había ido a parar, pero esta nueva mujer estaba mucho más viva, era más de color que la antigua ama de casa sumisa y gris y por supuesto muchísimo más interesante.
Algo me sacó de mis pensamientos, ese algo no era otra cosa que el tono burlón que había adoptado don Alfonso
mientras mi madre se había estado desabotonando la parte de abajo.
Era como si él intuyese lo que ella estaba haciendo…
Como si fuese dos pasos antes que ella.
El viejo jefe, volvió a mirar hacia mí y me guiño un ojo.
Cuando mi mamá se dio la vuelta, don Alfonso volvió a su posición original.
A ella se la veía visiblemente contrariada, por un momento ella se colocó justo frente a la mesa del viejo jefe y volcando
su cuerpo hacia delante cogió su cenicero exponiendo ante la mirada del viejo toda su preciosa artillería delantera.
-Perdone don Alfonso… ¿Quiere que le vacíe el cenicero? –
El viejo zorro sin levantar la cabeza hizo un gesto afirmativo con la cabeza sin dejar de mirar hacia abajo, y otro con la mano para que lo retirase.
Ella muy desalentada, agacho la cabeza y continuó con su trabajo.
De ese modo continuó casi toda una hora.
De repente, el viejo astuto miró hacia la cristalera (o sea hacia mí) y con media sonrisa, me guiño un ojo y continuó trabajando, mientras miraba a sus papeles dijo. -Prepárate Mercedes, porque el próximo día ya no trabajarás más aquí-
De pronto pude observar como a mi mamá se le vino el mundo encima.
La verdad es que a mí me causó verdadera ternura ver la expresión de esa mujer totalmente derrotada, el saber que se había acicalado, depilado sus partes más íntimas y se había
puesto guapísima solo para impresionar a ese viejo mamón…
Y de golpe este mazazo en toda la moral.
Casi a punto de romper a llorar, solo atinó a decir:
-P… Pero don Alfonso…
Si me he arreglado solo para us…-
El viejo interrumpió pegando un sonoro puñetazo en la mesa
- ¡Ni usted ni pollas !…
¡Estás en la puta calle!…
¡Y estás en la puta calle, Por imbécil!
¡Por no hacer las cosas como te ordeno! –
Hasta a mí me asustó el tono dominante del viejo jefe. mi mamá no sabía ni qué decir ni qué hacer…
- ¡Pero don Alfonso!… ¿Que tenía que haber hecho?… Usted solo dígamelo y no lo olvidaré… ¡Se lo prometo!…
Prestaré más atención a lo que me ordene… Pero no me despida por favor…-
Tras los cristales veía a una mujer totalmente derrumbada completamente a merced de lo que ese individuo le ordenase.
en ese momento supe que el viejo empresario, había ganado por completo el control sobre mi madre…
Había ganado una auténtica esclava que haría todo lo que él quisiera.
-Vamos a ver Mercedes…
Veo que lo que te pasa a ti, es que tienes muy mala memoria.
Eso sí, tienes un cuerpazo del que me encanta disfrutar, y he podido comprobar que a ti también te gusta mucho…
¿Cierto? –
Esa última palabra, era una pregunta que esperaba una respuesta.
Mi mamá, con todo el pudor del mundo, agacho la cabeza y contesto
-Cierto-
-Así me gusta…
Para que lo sepas otra vez, me encanta la sinceridad y lo mejor de todo, sé cuándo alguien es sincero conmigo…
Ahora te haré otra pregunta…
De todo lo que te exigí el otro día… ¿Qué recuerdas?-
Ella parecía que comenzaba a calmarse.
-Pues verá, una de las cosas que recuerdo… Era que cada vez que viniera, si me portaba bien me podría llevar otras 2000 Pts… ¡Y yo le juro que me estaba portando bien!…
Y en el momento que usted quisiera, podría poseerme… Ahhh… ¡Y esto! –
En ese momento comenzó a desabotonarse dos botones más de la parte baja del vestido.
Ante el viejo empresario, mostró un coño precioso y completamente rasurado…
La expresión de don Alfonso era un poema, los ojos se le salían de las órbitas al ver ese cuerpazo tan imponente, esas piernas tan bien formadas culminando en un coño sonrosado e imberbe…
Enseguida soltó una sonora carcajada.
-¡¡¡Jajajaja!!!… Vaya… ¡Veo, Que de lo que mejor te acuerdas es de las 2000 pts !- Ella se ruborizó.
-Pero del resto, no recuerdas nada…
Bueno más vale eso, Una de ellas al menos la has cumplido a la perfección…
Además, me encanta como te lo has dejado.
¡Pero recuerda!
lo quiero tan suave, que cuando meta mi lengua ahí abajo, no note ni una sola raspadura-
– ¡Si, Don Alfonso! –
-La siguiente condición, era que cada vez que llegases a trabajar, quiero que entres completamente desnuda en la oficina para mí. Y ya decidiré qué hago contigo…
De modo que la próxima vez que entres a esta oficina vestida…
¡Te mando a la puta calle! –
-Cuente con ello, don Alfonso-
-A ver… Pregunta De examen…
¿Qué harás cada vez que entres aquí? –
-Entraré completamente desnuda…-
-¿Y sí dentro de la oficina me encuentro con algún otro hombre? –
En ese momento, mi madre miró hacia ambos lados y como sin saber que contestar dijo.
-E… Entonces… Yo…-
- ¡Ni entonces ni pollas!…
¡Quítate ese vestido ahora mismo! –
Mi mama, sobresaltada se desvistió rápida y temerosa, se quedó quieta paralizada…
mirando al viejo jefe como un conejillo asustado.
- ¡Siéntate en la mesa! –
Ella se sentó rauda dejando sus enormes y redondas tetas y su precioso y completamente rasurado conejo totalmente expuesto ante nuestros ojos…
A continuación, el cacique se bajó la cremallera y se sacó un cipote totalmente hinchado Y venoso Gracias a tan increíble visión…
Después, se escupió en la palma de la mano y se la restregó en el coño a ella.
Tal acción surtió un efecto inmediato en mi mamá, que la hizo cerrar sus ojos y abrir aún más las piernas como si fuese una gata en celo.
Sin dar ni un solo ápice de compasión, el viejo jefe hundió todo su misil hasta el fondo de las entrañas de mi madre Provocando en ella un alarido de dolor.
Estaba clarísimo que a don Alfonso le importaba una mierda el haberle hecho daño… Es más, parecía como un castigo por haber dudado.
Al cabo de tres o cuatro segundos comenzó a bombear sin compasión con su enorme y venosa morcilla el sonrosado conejo de mi mamá, que a los pocos segundos ya estaba oscuro y soltando gemidos de placer…
Mientras bombeaba sin compasión, comenzó a lamer esos endurecidos pezones, fruto de la extrema excitación que estaba sintiendo…
Los lamía, Los mordisqueaba, incluso los succionaba…
De vez en cuando con sus manos le pegaba apretones y las estrujaba, Ella más bien movida por el placer que el dolor, soltaba pequeños gritos.
Cuando don Alfonso comenzó a bombear con una frenética fuerza, mi mamá finalmente se desboco.
Con sus preciosas piernas entrelazó la cintura de su macho para atraerlo así misma aún más.
en esa nueva posición, el viejo jefe tenía menos capacidad de movimiento. De manera que la tumbó sobre la mesa Y prosiguió con la fuerte follada.
-Te vuelvo a hacer la misma pregunta…
Cuando entres de nuevo a la oficina, ¿Que harás?…-
-E… Eeeentra… Ré… Com… Completam… Mente Des… Ahhhh… Desnuda…-
Apenas podía articular palabra…
Apenas era inteligible lo que se le podía entender entre tantos gemidos de placer.
– ¿Y si cuando entres… hay otro hombre conmigo? – Estaba clarísimo que en esa pregunta se la jugaba.
Si volvía a dudar, temí que incluso pudiera lastimarla.
-E… En ese caso… También Entraré desnuda…-
Afirmó ella con cierto halo de vergüenza y pudor, mezclado con el inmenso placer que estaba sintiendo ante tales embestidas…
En ese instante don Alfonso intensificó el ritmo…
Ahora, la antigua y pesada mesa del despacho se movía por las fuertes embestidas que le propinaba el viejo sátiro.
Mi madre estaba completamente ida, movía la cabeza hacia atrás y gemía como una poseída. -No te noto muy convencida…
¿Qué es lo que vas a hacer? –
– ¡Entraré completamente desnuda!…
¡Con el coño completamente afeitado y al aire!…
¡Totalmente expuesto para mi macho!…
¡Para que quien usted quiera pueda verlo! –
En ese Instante, el viejo paró en seco, Cosa que a ella le pilló totalmente desprevenida.
-Así me gusta…
Recuérdame que eres…- – ¡Soy su Puta!…
Puede hacer conmigo lo que desee…-
-Pues bien… No quiero que te sorprendas si algún día al entrar, ves aquí a alguien más conmigo…
Que no se te olvide, por qué no te lo pasaré ni una vez más.
En ese instante volvió al ritmo frenético del bombeo, cosa que ella agradeció soltando intensos alaridos…
Rindiéndose a su macho dominante exclamó…
-Don Alfonso… ¡Haré Lo que usted me pida!… Me follará cuando le apetezca…
Me afeitaré siempre que usted me lo pida…
¡Me desnudaré para quien usted me mande!…
Pero por favor…
¡Fólleme!… ¡Fólleme fuerte!
Rómpame el coño con su gran polla…
¡Asiiiii!… Siiiiiii…-
En ese instante, mi mamá tensó su cuerpo y soltó un grito liberador que provocó en su jefe una gran satisfacción.
Ella se había quedado quieta, como queriendo maximizar esa sensación.
-Bueno… Ahora me toca a mi…
¿Imagino que habrás tomado algún remedio? –
- ¿Remedio?… ¿Para qué? –
- ¡Para correrme dentro de ti puta! –
A mi madre se le cambió la cara por completo, había olvidado cómo terminó la cosa la semana pasada…
Con semblante preocupado propuso.
-Don Alfonso…
Córrase dentro de mi boca… Yo me lo tragaré todo y la dejaré completamente limpia…
¿Qué le parece? –
-Me parece que me aburro muy pronto de las cosas…
Tienes dos opciones:
O me corro dentro de tu coño,
O lo hago donde a mí me dé la gana del resto de tus agujeros…-
-Está bien córrase en cualquier sitio menos dentro de mi coño…-
En ese momento, el jefe sátiro la agarró por sus enormes tetas y tiró de ellas hacia arriba para incorporarla.
Ella soltó un grito de dolor y protesta.
Una vez de pie, la volteó contra la mesa, la inclinó para que apoyara sus brazos extendidos sobre la mesa y dejó totalmente expuestas sus nalgas…
La imagen de esa preciosa y espectacular hembra, con esas piernas firmes y blancas que terminaban en un redondo y respingón trasero, totalmente sometida, con sus enormes
pechos y sus brazos literalmente tumbados y aplastados en cruz contra la mesa, era absolutamente abrumadora…
Mil hormigas recorrían mis entrañas en una euforia indescriptible.
-Después de esto… seguro que la próxima vez no te olvidarás de poner remedio-
Don Alfonso volvió a escupir nuevamente en su mano y mientras volvía a meter su enorme y venoso pollón dentro del irritado coño de mi madre, comenzó a hurgar con los
dedos humedecidos alrededor de su pequeño y cerrado ano. A los pocos segundos ya le había metido un dedo por completo…
Ella, mezclando entre gemidos y gritos de dolor le imploraba…
-Por Favor jefe… nunca he hecho nada por ahí…Sea suave, se lo suplico. –
Don Alfonso, viendo que mi mamá estaba a punto de romper a llorar, se apiadó y comenzó a untar más y más
saliva, fue metiendo y sacando con cuidado ella movió uno
de sus brazos para acariciar la mano que le quedaba libre a su macho sodomizador.
Ella miró un poco hacia él de refilón y aquella expresión, le enterneció aún más.
-Tranquila, lo haré despacio y seré suave… Verás como así al final hasta te gustará. –
Ella aun mirándole de refilón asintió y volvió su brazo a su posición original en cruz, y su mejilla pegada a la mesa.
Al momento, le introdujo un segundo dedo, los fue metiendo y sacando lenta y cuidadosamente, cuando metió el tercero, mi mamá tensó sus manos, cerró sus puños y apretó los nudillos… imagino que por el dolor que estaba sintiendo.
-No te preocupes Mercedes, ya está todo lo peor pasado…-
Una vez que sacó los tres dedos sin dar tiempo a nada, introdujo ese pedazo de carne dentro del dilatado agujerito de mi madre.
Al sentir ese misil duro como una piedra adentrándose en lo más profundo de sus entrañas, mi mamá soltó un grito desgarrador que le provocó un desconsolado llanto. Tensaba los puños mientras las lágrimas caían sobre la tarima de la mesa.
Don Alfonso, miró hacia mí y con un gesto me indicó que no me preocupara.
-Tranquila Merceditas…Ya está todo hecho, ahora solo tienes que hacerte a su tamaño…-
Mientras permanecía inmóvil con ese Pollón durísimo dentro de ella el jefe comenzó a acariciar a mi mamá por la espalda y besarla.
A continuación, bajó la mano hacia su conejo y comenzó a acariciar su clítoris.
-Relájate… Así será mejor…-
Entonces, ella relajó su cuerpo y su jefe empezó lenta y suavemente un mete y saca al principio incomodo. Al cabo de un minuto, ella comenzó a mezclar una serie de sensaciones.
El placer de las caricias, en su espalda y su clítoris, contrarrestaba el dolor que poco a poco iba aminorando por la dilatación que estaba produciendo El enorme trabuco, en su antes pequeñito y sonrosado ano…
– ¿Ves?… El dolor comienza a desaparecer, con el tiempo te llegarás a acostumbrar-
Ya no se escuchaban ni gritos ni llantos…
Poco a poco, fue soltando pequeños sonidos, más parecidos a gemidos que a gritos.
El viejo jefe, comenzó a bombear con algo más de insistencia, mientras que con su mano derecha continuaba masturbando el conejo de mi mamá.
En ese instante, cogió el brazo de ella y lo guio hacia su rajita e hizo que ella continuase masturbándose…
Él ya tenía vía libre, entonces comenzó a imprimir fuerza y velocidad a la sodomización.
Al tiempo que su jefe imprimía velocidad, mi madre comenzó a masturbarse con más fuerza y rapidez al tiempo que don Alfonso bombeaba de manera brutal el precioso y redondo culazo que a su vez temblaba…
Ese frenético movimiento de caderas de su jefe, hizo que se escucharan los cachetazos que provocaban sus cojones al chocar violentamente contra los labios vaginales de mi madre, cosa que a ella comenzaba a volverla loca…
Ahora, el sonido intenso, se fusionó con verdaderos cachetazos que el viejo daba en su acalorado trasero, y con otro sonido extraño y desconocido por ella, y por consiguiente por mí…
El sonido que salía de su garganta, eran berridos…
¡auténticos gritos guturales de placer que salían de la boca de mi madre!
Era increíble… Me tenía totalmente desconcertado, no sabía si la estaba destrozando o la mataba de placer.
El viejo jefe, miró hacia la cristalera y al ver mis ojos de angustia, para sacarme de dudas le habló a mi mamá.
-Dime Mercedes…-
-Ahhhh…ahhh… Aghhhhh…-
- ¿Te hago daño? –
-Ahhh… N… Ahhh… Nnno… Ahhh… Nnno… No Ppaaaare…
¡Ahhhh! –
-Entonces…
¿Te está gustando…? –
-Me… Estas… Maaaaa…
¡Mataaaaando!… ¡Noooo Paaares! –
- ¿Por qué no quieres que pare? –
-M… Me… ¡Estas matando… ¡De gustoooo!… ¡No paaaares!…
¡Fóllame el culooo!… ¡Hazlo Fueeeeerte!…
¡Pero no paaaaaares!-
Yo estaba totalmente alucinado.
Mientras su jefe se reía a carcajadas, millones de hormigas
Recorrían la boca de mi estómago hacia abajo, sintiendo algo que jamás había sentido. ¡Tenía una erección monumental!
La increíble y morbosa escena, había despertado en mí, una precoz sensación fascinante y maravillosa.
Ella soltaba verdaderos alaridos…
Me parecía increíble ver a esa mujer disfrutar de aquella manera.
-Don Alfonso… ¡Pare! ¡¡¡Pare!!!…-
-¿Por?-
-N…No sé… Pero pare…!-
El cacique no hacía caso a las súplicas de mi madre.
-Déjate llevar… No temas… siente todo lo que tengas que sentir. –
-N…. Nooo… P… Por F….- No le dió tiempo a más…
Sus piernas comenzaron a temblar ostensible y visiblemente, grandes espasmos que hacían temblar todo su cuerpo,
mientras su jefe continuaba con esa tremenda follada…
-¡¡¡Ahhhhhgggg!!!…
Diooooos…
¡¡¡Ahhhhh…..!!!…-
El grito fue descomunal, hasta don Alfonso, sorprendido y sonriente miró en mi dirección…
Pequeños chorros de orina se escapaban de la vejiga de mi mamá y corrían por sus músculos haciendo que el sonido del golpeo de los cojones del jefe fuera aún más sonoros…
Las piernas le fallaban como si perdieran fuerzas.
El viejo jefe, la cogió por las caderas y continuó a lo suyo con un fuerte mete saca.
Ella, que había dejado ya de masturbarse, era como un cuerpo que estaba siendo usado. Sólo sentía espasmos y
continuaba expulsando pequeños chorros aún por su vejiga… -¡Ahora es mi turno Merceditas!…
¡Diossss!… ¡¡¡Ghhhhnnnnn!!!…-
La corrida fue tan Sonora como bestial.
Don Alfonso, dejó a mi mamá apoyada o más bien tirada boca abajo sobre la mesa, casi sin sentido… Aún con los ojos vueltos y visiblemente jadeante.
Al cabo de dos minutos, él la cogió en brazos y la sentó sobre el viejo sofá de Escay.
él se arrodilló y acariciando sus cabellos le dijo…
-¿Y bien?… ¿Qué ta ha parecido?… ¿Te ha gustado?…
¿Repetirías? –
Para sorpresa nuestra mi mamá comenzó a llorar.
-Ha sido… ¡Increíble! ¡Maravilloso!-
-Entonces… ¿Por qué lloras? –
-Don. Alfonso, me siento muy mal. Traiciono a mi marido, a todas mis creencias… ¡A mí misma! ¡No me reconozco!…
-Lo entiendo Mercedes…
Pero míralo de este modo…
Ahora si eres una mujer auténtica, sin miedos, sin tapujos y desinhibida…
Es más, ¡Yo creo que esta versión de ti, es más bonita y auténtica!
Mira todo lo que has sentido hoy y dime si la antigua
Mercedes habría conseguido experimentar alguna vez en su vida algo así…-
Ella, muy pensativa calló.
Había dejado de llorar y una duda muy visible la envolvía.
-Además… ¡Me olvidaba de lo mejor!-
Saco de su bolsillo 2000 pts y le dijo…
-Esto no lo habrías ganado en varios meses, fíjate que sales hoy de aquí más bonita… Mas feliz…
¡Y con bastante más dinero! –
A mi mamá se le iluminó la cara al ver de nuevo esos billetes.
– ¡Pero recuerda!…
Ahora he sido dulce contigo, porque te he dado una última oportunidad…
¡Si la vuelves a cagar, ya sabes lo que pasará! – Mi madre asintió con la cabeza.
-Además…
Quiero que me recuerdes cuáles son las condiciones…- -Siempre entraré a su despacho completamente desnuda… Siempre tendré el coño totalmente afeitado para usted…- Don Alfonso con un tono áspero le corrigió.
-Te acabas de saltar una cosa…-
-Perdón… Entraré completamente desnuda en la oficina…
Esté quien esté…-
-Vale… me conformo por ahora. –
Su jefe, le dio las 2000 pts a mi mamá y le dijo.
-Dame algo más a cambio…-
Entonces ella, con su precioso cuerpo desnudo, se levantó sensualmente.
Se alzó hasta llegar a los labios de don Alfonso y lo besó con una pasión que nunca había visto entre ella y mi padre… -¡¡¡Maravilloso!!!… ¡Me encanta!… Ahora vístete. – Ella sonrío y cogió el vestido.
-Mercedes, si quieres puedes irte ya. La oficina está limpia… Ah y toma…Coge esto para que te compres otro vestido tan bonito como este. –
Y le volvió a dar otras 2000 pts entonces ella le sonrío y volvió a besarle en los labios.
Al salir ella del almacén, don Alfonso se dirigió a mí y yo me acerqué.
Desde las sombras, veíamos como se alejaba contorneando su curvada y preciosa figura -¡Que Madre tienes!…
Es una mujer increíble… ¡Cada vez me gusta más! – Yo no decía nada, solo le miraba.
-Oye, ¿Como es la vida entre tu mamá y tu papá? – -Siempre están de pelea…
Él se pasa casi todo el día en el bar jugando a las cartas-
– ¿No trabaja? –
-No, dice que tiene una enfermedad… Es mi mamá la que trae el dinero a casa… Siempre está trabajando…
Todo el día de un sitio para otro, cuando llega a casa, siempre llega muy cansada…-
De repente, me pareció ver que la expresión de don Alfonso cambiaba, la miraba alejarse con cierta tristeza, pensaba que quizás con el tiempo, mis palabras harían más mella en su conciencia.
-Vale, toma un regalito y administra bien el dinero-
Me dio otras 100 pts que con las otras 100 que no me había gastado, ya tenía una verdadera fortuna.
Al llegar a casa, la puerta estaba entreabierta…
Unos susurros en el dormitorio de mi madre la delataban…
-Pero… ¿Vas a seguir con eso? –
-Pues si… ¡Me da igual lo que pienses!
¡Nunca había sentido estas sensaciones!… me siento viva… Increíble…-
-¡Eres una cualquiera!…
¡No te reconozco Mercedes!…
¿Dónde está mi hermana?-
-¡Creo que tu hermana ha cambiado! Ha evolucionado…
Y no se conforma con vivir con un borracho mantenido, que me tiene agotada de tanto trabajar…
Llego de cada trabajo y tengo que atender a cuatro críos …
¡No tengo nada de vida!…
Ni alicientes… ¡Y lo peor veo como mi vida va pasando a pasos agigantados! – -¿Y si se entera Juan?…
Ese te mete en la cárcel…
O peor…
¡Te puede matar por adúltera! –
– ¡Pues habrá merecido la pena! –
Esa última frase, me impulsó a tomar mi decisión…
Ella merecía ser feliz… A partir de entonces…
Dejé de ver lo que ocurría los jueves por la tarde como algo malo o enfermizo… O así lo creía.
Capítulo sacado de la novela «La mujer perdida II» publicada en Amazon. Acceso al link: https://amzn.eu/d/i2l7NA3
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