La mujer perdida II (Capítulo II)
Segundo capítulo de mi segunda novela de la saga «La mujer perdida».
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CAP II
Caza al macho Alpha.
Con El estado de ánimo en el que me encontraba, no podía volver a casa.
Mi Coral, me conocía demasiado bien como para verme llegar en ese estado, sin sospechar que algo grave había ocurrido.
Volví al teatro mayor, para ultimar los detalles de la obra que se estrenaba en el fin de semana.
“Un Carmín rojo y amargo”
Allí se encontraba Esteban, el dueño del teatro y principal impulsor de la llegada a la ciudad de la obra de Oppenmiher.
-¡Tenemos un “piu grande problema”!-
Me decía muy alterado.
-¿Que ha pasado? Cuéntame, que nada es irreversible. –
Entonces me contó lo sucedido, y es que la protagonista de la obra, una actriz de renombre llamada María Collado, se había partido la pierna y no podía actuar. Necesitaba a una actriz con solvencia, magnetismo y con rasgos interesantes.
Inmediatamente pensé en Sasha…
Y nuevamente volvió ese hormigueo a la boca de mi estómago, que fue bajando hasta llegar a mi escroto.
-No te preocupes, ya tengo a tu actriz protagonista… ¡Y te garantizo que te va a encantar cuando la veas!
Es la tía más guapa y más sexy que puedes colocar encima de un escenario-
-¡Bravo!… ¡Bravísimo!… qué haría este
“povero hombre” sin ti…
Per cherto… ¿No tendrás una fotografía de qesta bambina para hacerme una idea? –
Al instante le enseñé una foto de un Book que le había hecho de forma casera y quedó maravillado.
Ya con algo de mejor humor, salí del teatro Justo en el momento en el que me llamó mi querida Coral.
-Te esperaba más temprano…-
-Lo siento amor, pero se me ha complicado la cosa porque justo después de hablar con mi amigo me llamó Esteban con un
“Píu grande problema” ja ja ja. Y acabo de terminar-
-Estupendo amor. Te estoy esperando
Con una sorpresa-
Impaciente, regresé a casa y allá me estaba esperando mi preciosa esposa, Con un salto de cama de raso de color marfil.
Una vez me abrió y cerró la puerta, permaneció tras ella mirándome fijamente.
-Te noto algo estresado… Y quizás no recuerdes el día que es hoy-
-Por favor, ¡no me digas que me he dejado algún día atrás!…
A ver, no es tu cumpleaños ni tu santo… Ni nuestro aniversario…
Entonces… ¿Qué día es? –
-Hoy es el día en que te vas a comer este pastelito… Y desanudándose el salto de cama, como si de una exhibicionista se tratara, lo abrió mostrando su cuerpo en todo su esplendor. Esos preciosos pechos que mi coral se gastaba, gruesos firmes y con unas areolas oscuras y gruesas que apuntaban hacia mí…
Y esas caderas generosas y desafiantes que encerraban entre ellas un coño totalmente depilado para la ocasión.
-Sé que esto es algo que no esperabas… pero hoy me apetecía darte esta sorpresita y ser un poco alocada… espero que te guste la sorpresa-
-¿Gustarme?… ¡Me encanta!…
Me acabas de alegrar el día… Y este alocamiento me gusta más todavía-
-Pues ya sabes, pichón, comienza a comerte este pastelito-
Directamente se sentó sobre la mesa y abrió las piernas, mostrándome su precioso conejo rosado y metódicamente rasurado, con sus amplios labios vaginales y ese clítoris hinchado y protuberante, que tanto me gustaba… que más bien parecía un micropene. Comencé a darle golpecitos con la lengua Y mordisquitos en los labios vaginales. Esas dos cosas a ella la ponían muy burra, Al mismo tiempo, empecé a acariciar con mis dedos húmedos su clítoris y le introduje un par de dedos hacia arriba, en forma de garfio…
Entre mis dedos y mi lengua, sentí como ella empezaba a vibrar y a mover sus caderas, acompañando el movimiento de mis dedos, sabía que esa era una señal inequívoca de que estaba haciendo bien mi trabajo. Tras un par de minutos de intensos movimientos con mis dedos y mi lengua, la tenía ya al rojo vivo. De modo que comencé a darle mordiscos en el interior de sus muslos.
Eso es algo que me salió espontáneamente, y a ella parecía gustarle. A continuación, me desplacé un poco y comencé a lamerle los pezones mientras mis dedos seguían hurgando En su punto G. El frenético movimiento de mis dedos y el cimbreo de su cintura, cada vez más intenso, acentuaron que saliera la bestia que hacía pocas horas, había reaparecido en el cuarto de baño de la cafetería Siddhartha.
Y la bestia apareció.
Y comencé a palmearla dándole cachetadas en el coño, eran suaves, pero sonoras, al mismo tiempo que le daba mordiscos leves, pero con pequeños tirones en sus pezones.
Mi Coral estaba desbocada. Ella gemía de una manera que jamás la había escuchado, con sonidos guturales, como si de un animal gruñendo se tratara, consciente de que jamás la había cacheteado ni mordido, pero estaba completamente encendida y con la mano que me quedaba libre, comencé a pegarle pellizcos en su otro pezón. con mis dedos en forma de garfio comencé a imprimir más velocidad a su punto G, provocándole un grito desgarrador.
Intensos, chorros de efluvios, acompañados de espasmos salían de su maltratado orificio vaginal al tiempo que comenzó a gritar
-Dios… Dios!!! Me corro…-
Al mismo tiempo que ella se corría yo imprimí más velocidad en su punto G, haciendo que durante varios segundos fluyesen chorros de su dilatado coño.
Al mismo tiempo, comenzó a sentir espasmos en las piernas, y yo, ni corto ni perezoso, tiré de ella hacia mí y le introduje todo mi pedazo de carne. 18 gruesos centímetros Que empezaron un frenético mete saca, que duró varios minutos.
Mi Coral bramaba, y a mí el hecho de que hiciese más ruido me ponía más cerdo.
Tras varios minutos de intenso mete saca, la saqué a la carrera y me corrí dentro de su preciosa cara, que recibió todo el líquido vital con sumo placer. Después, se metió todo mi pene y terminó succionando hasta la última gota.
Yo me sentía en una nube.
Nos echamos en el sofá, y nos quedamos dormidos un buen rato.
Así era ella mi precioso ángel.
A la mañana siguiente, pensé en llegarme a casa de Sasha y darle la buena noticia. Aún seguía cabreadísimo con ella y esa sensación de hormigueo en el estómago y en el bajo vientre, seguía rondando mi ser. Pero una cosa era lo hija de puta, que había demostrado ser, además de estúpida y facilona, y otra cosa muy diferente, el hecho de que yo deseara que le fuese bien en su trabajo que, por ende, me afectaba también a mí. De modo que cogí mi moto y me acerqué hasta el centro. Sasha vivía en un edificio antiguo con un solo portal, que daba a una calle estrecha, en el barrio del “Conseller Capdevila”. Aparqué mi moto al final de la calle en la esquina con “Marqués de Guarromán”. Sabía que no estorbaría y podría dejarla tranquilamente porque eso de vivir en el casco histórico es un auténtico coñazo para aparcar.
Conforme me acercaba, vi un coche que me llamó poderosamente la atención.
Ya no se veía por ahí tan fácilmente un Ford Sierra Cosworth, y menos si este es de color rojo fuego.
Aún recuerdo cuando Miki, me lo enseñó entre risas, diciendo que era un melómano.
El hecho de haber aparcado el coche de Miki, cerca del portal de Sasha, ya me hizo entender toda la situación. El hijo de puta este, había encontrado la forma de dar con Sasha y se la estaba beneficiando a espaldas del marido. Incluso habiéndole advertido a ella, de que no debía volver a verle. Esta situación me estaba enervando en varios sentidos, y el más importante de todos era el hecho de que yo no controlase esa situación.
Sentía que la bestia que recientemente había despertado en mí, tenía la necesidad imperiosa de rugir y que todo el mundo la escuchase.
Casi sin pensarlo, cogí el teléfono del marido de Sasha.
-No te lo puedo explicar aquí, pero te espero en tu casa en cinco minutos-
-Pero… ¿Ha ocurrido algo malo? –
-No ha ocurrido algo malo, pero por favor… Hazme caso-
-Está bien en cinco minutos estoy en casa-
Por suerte, él era funcionario y tenía su trabajo muy cerquita.
Inmediatamente marqué el número de teléfono de Sasha
-Tu marido va para casa y tardará tres minutos-
Inmediatamente colgó el teléfono y en un minuto, vi como Miki salía por el portal a toda prisa. Yo me había escondido en el interior del portal de enfrente.
Lo había grabado todo con mi teléfono y me estaba partiendo de risa al ver la situación de mi antiguo amigo, abrochándose aún los pantalones, y saliendo disparado por la estrecha calle. Una vez que desapareció de nuestra vista, salí al centro de la calle y vi como Sasha se asomaba apurada por el balcón, toda despeinada y mirando hacia abajo, hacia donde estaba yo.
Vio aterrad que, lentamente me acercaba al portal, y ella se metió hacia dentro de su habitación. Imagino que para intentar arreglarse.
Aunque no le dio tiempo a nada, porque su marido llegaba en ese instante y juntos subimos a su apartamento.
El marido de Sasha abrió la puerta y grito.
-Cariño, espero que estés visible… Vengo acompañado-
Desde dentro, una apurada Sasha dijo
-De acuerdo, ahora salgo-
Se escuchaba algo agitada,
-Pero ve y dale un besito-
Dije yo con una sonrisa cómplice, aunque realmente lo hice a propósito para que no le diera tiempo ni a rehacer su cama ni a recoger nada del baño.
En el momento en el que su marido entró, conté hasta 10 segundos y salieron los dos…
Ella tenía la cara pálida. Era consciente de que mi inexpresividad hacia ella, la estaba desconcertando hasta límites insospechados.
-Mira Marco, tengo que contarte algo que es muy importante…
Espero que me perdones por haberte hecho venir hasta aquí para decirte lo que te tengo que decir delante de ella…-
En ese momento, Sasha comenzó a llorar y a gemir… Su mirada de súplica me estaba reconfortando, tanto que por un momento olvidé toda la mala sangre que tenía en mis entrañas…
Realmente estaba disfrutando y me estaba divirtiendo con esta situación.
Sasha estaba pasando un auténtico calvario muy merecido, y su marido totalmente expectante no dejaba de mirarme con curiosidad.
-Está bien… No te preocupes, espero que el motivo por el que me hayas hecho ausentar, aunque sean unos minutos, porque no puedo pararme demasiado, no sea muy grave-
Decidí que ya no iba a hacer sufrir más a Sasha…
La estaba viendo temblar, como cuando tiembla un perrillo cuando se le riñe por algo…
-Verás, he dado este paso tan importante porque quiero que seas partícipe de esto que os voy a decir a los dos…
Le he conseguido a Sasha el papel protagonista para la obra
“Un carmín rojo y amargo”
De Oppenmiher…-
-¿En serio?… ¡Eso es maravilloso… fantástico!… ¡Cariño, vas a ser una auténtica Actriz de teatro y vas a debutar en una obra de primer nivel! –
Sasha no sabía qué decir, se había quedado completamente helada…
¿Sabéis lo que es pasar de cero a 100 en dos segundos?
O lo que es lo mismo… Estar en lo alto de una montaña rusa, y luego bajar a 300 km/h?
Pues ese tipo de sensaciones eran las que pasaban por mi amiga Sasha…
Y yo disfrutaba como un niño chico con esta situación.
Máxime, cuando viendo que se había quedado helada, permanecía mirándola con la misma inexpresividad de antes…
Como diciéndole… “Te hago este regalo, pero no me olvido de lo que acabo de ver”…
En ese momento, ella reaccionó, y con mucho tacto y miedo, se vino hacia mí y me abrazó rompiendo a llorar desconsoladamente.
Seguramente sería por la conjunción de sensaciones que estaba viviendo en ese instante.
-G… Gracias…-
Sabía perfectamente, los dos motivos por los que me estaba dando las gracias. Y uno de ellos era por no delatarla ante su marido.
Por no decirle a ese pobre cornudo, lo hija de perra que era su esposa…
Lo zorra y lo facilona que era.
Y lo peor de todo, era que había perdido todo mi respeto…
Y eso si era peligroso, porque cuando no respeto a una persona, comienzo a perder todo tipo de sentimientos hacia esa persona.
-No te preocupes… Ya me lo pienso cobrar…-
Sasha me miró a los ojos, y con el rabillo del ojo, miró hacia donde estaba su marido.
-Con el 10 %, que me acabo de ganar por la comisión de representante jajaja-
En ese momento, Marco comenzó a reírse sonoramente…
-¡Creo que se lo ha ganado Sasha!…-
-Y más…-
Repuse yo, mirándola de nuevo.
-Una cenita en un mexicano para cuatro-
-¡Eso está hecho!-
-Por cierto… En esta carpeta tengo todo el papeleo, necesito que echemos un rato estudiando el contrato y las cláusulas-
-Bueno chicos, yo tengo que volver al curro…
Y desayuna dormilona…-
Cuando Marco se fue, me dirigí a su dormitorio, vi la cama deshecha, ella iba detrás de mí. Aún podía respirarse el fuerte olor a sexo.
-Verás… Sé que me prohibiste volver a verle, pero esta mañana se ha presentado y…-
-Y no hace falta que digas más…
Le has abierto las piernas como la puta facilona que eres…
Te dije que no volvieras a hacerme daño…
Porque aunque no lo creas, con esa persona a la que te entregaste, era la última persona con la que yo habría querido verte.-
Sasha comenzó a llorar
-Es que no sé ni cómo averiguó mi dirección… No supe cómo decirle que no…-
-En cambio, yo he sabido cómo callarme delante de tu marido… Incluso te he avisado de que venía.
No sabes hasta qué punto Estás en deuda. Y ya el trabajo me importa una absoluta mierda, me da lo mismo el hecho de que haya tenido que arrastrarme con productores y toda ralea de cabrones, para conseguirte el papel de tu puta vida…
¡Venía con toda la ilusión y el cariño del mundo!…
¡¡Venía dispuesto a pasar por alto todo lo que viví ayer!!…
Pero lo que he visto hoy…
Me has vuelto a defraudar… Y ha sido con la persona con la que más daño me podías haber hecho.-
-Por favor Víctor… Dime qué quieres que haga y lo haré para volver a recuperar tu confianza-
-Quítate el camisón, zorra…
Hace 10 minutos estabas en pelota picada y despatarrada encima de esa cama-
Sasha entre lágrimas, se quitó el camisón. Aún no le había dado tiempo a ponerse las bragas, su pelo estaba revuelto aún, le di media vuelta y vi que sus cachetes, aun tenían marcas de dedos, al ver su precioso pubis pelirrojo, me di cuenta que tampoco cumplió mi otra orden.
-Veo que tampoco me has obedecido cuando te ordené que te depilaras ese coño pelirrojo…-
-Es que cuando lo iba a hacer, vino Marco
y me dijo que no lo hiciera… Que a él le gustaba más así…-
-¡Me importa una mierda!…
A partir de ahora… Esa será mi marca… Mi hierro fundido en tu piel…
Quiero que te afeites bien ese coño peludo. No quiero verte ni un puto pelo rojo de nuevo encima de ese coño barato…
Haces lo que te dé la gana… La cera… Te afeitas o el láser… Me da igual, pero no quiero volver a ver un puto pelo ahí…
A partir de ahora vas a ser mi puta esclava…
¿Lo has entendido?-
Ella asintió entre lágrimas.
-Tienes cinco minutos para lavarte bien lavado ese coño mancillado y no dejarte ni un puto pelo rojo en él-
Rápida y sin rechistar, se dirigió hacia el cuarto de baño, se sentó sobre el bidé y comenzó a rasurarse nerviosamente su pubis y sus labios vaginales. Yo había entrado tras ella y miraba con deleite todo el proceso de afeitado.
-Vas a hacer todo lo que yo te pida exactamente-
-Sí, lo haré… No te volveré defraudar Víctor.-
Se cumplieron los cinco minutos y ella tenía su precioso y sonrosado coño desprovisto por completo de vellosidad.
-¡Que te arrodilles y me bajes los pantalones!-
Siendo sincero, ante tal espectáculo, tenía una erección de caballo.
Inmediatamente, se puso de rodillas y completamente de desnuda, miró hacia arriba, hacia mí.
-Quiero que me desabroches el pantalón y saques Mi rabo. Una vez que esté fuera, quiero que lo beses.-
Obedientemente, ella se ha afanó en desabrochar el pantalón y sacar mi dura verga.
Una vez que la tuvo ante ella, directamente se metió en la boca más de la mitad, y comenzó a juguetear con la lengua dándome un placer increíble.
A continuación, la agarré del pelo y tiré de ella hacia fuera.
-Quién coño te ha dicho que me la mames?…
Te he dicho que la beses…
Una vez que la beses quédate mirándola.-
Ella así lo hizo, y permaneció mirándola fijamente.
-¿La estás mirando?…
¿La ves?…
Pues te voy a decir esto para que lo comprendas… Este rabo que tienes delante de ti, no es un rabo cualquiera…
Este rabo, no se mete en cualquier agujero…
Este no se vende… Ni es un rabo fácil…
Para que tengas este rabo dentro de ti, tienes que ganártelo, suplicar y merecerlo…
Tú tienes que pensar lo que ha hecho este rabo por ti hoy…
Primero te ha salvado el cuello. Y luego, cuando venía todo ilusionado, habiéndote conseguido un contrato de trabajo de primer nivel…-
-Tienes toda la razón no soy digna de este precioso rabo. Por favor perdóname, tiene que haber alguna forma de que olvides Este mal rato…-
-No sé, no lo tengo muy claro, pero tengo una curiosidad… Antes de nada, quiero que te pongas a cuatro patas y me enseñes ese agujero negro que tienes-
La cogí del pelo y la llevé al salón, la subí sobre la mesa y se puso a cuatro patas.
Cuando estuve mirándola, vi que tenía el coño bastante irritado, pero el ano lo tenía muy cerradito y blanco.
-¿El imbécil este te ha petado el culo?-
-No Víctor, por ahí jamás me ha tocado nadie.
Marco ha querido probar, pero cuando lo hemos intentado, me dolía mucho y al final ha desistido…-
-De acuerdo, Sasha… Pues ya sé la manera en la que te puedes resarcir de todo el daño que me has generado…-
Inmediatamente se bajó de la mesa y se dirigió a la cocina, sacó un bote de mantequilla de la “marca Zas” (muy fuerte e intensa para mi gusto), me cogió de la mano y fuimos a su dormitorio.
-¿Me vas a dar el culo en el sitio en el que te han roto el coño cinco minutos antes?-
Ella se quedó un poco en shock.
-¿Dónde te apetece hacerlo?… Dime el lugar y lo haremos.-
-En el sofá nido-
Nos dirigimos al sofá y ella se lanzó con ansia y gula a mi erecto pene.
-Quiero que lo hagas con pasión, con dulzura…
Quiero que interpretes a la mujer más enamorada del mundo. Quiero que cuando la veas, la idolatres. Que pienses que es lo más importante en tu vida… Recuerda que yo no soy cualquier mierda que te folla en el baño de un bar…
¡Yo soy el puto dios! Que puede cambiar tu vida del todo a la nada en cero segundos…-
Ella se colocó de rodillas mientras permanecía de pie y miraba fijamente mi capullo, lo acariciaba dulcemente con la lengua. Lenta y dulcemente, fue introduciéndoselo en esos labios preciosos que tenía.
Acariciándolo y haciendo una presión leve sobre el contorno de mi glande.
Se regodeo durante cuatro minutos en mi enhiesto miembro que ya, por la situación estaba durísimo.
-Venga puta, ponte a cuatro patas que tengo ganas de meter esto dentro-
-¿Pero así en frio?-
-¡Que sea la última vez que me cuestiones mis métodos!-
-Perdóname…-
La utilicé, como si fuera una muñequita, la cogía, la subía, la bajaba, la manejaba, como si de una muñequita de trapo se tratara.
Una vez que la tenía a cuatro patas en el sofá nido, Cogí y mi mano derecha y comencé a frotarle el clítoris. Primero levemente, mientras, con la mano izquierda, acariciaba y pellizcaba las areolas de sus pezones. Enseguida pareció reaccionar a mis caricias.
Tras varios minutos de caricias, me fui directo a su orto, unté el dedo en el bote de mantequilla, y empecé a jugar con su anillo exterior, haciendo circulitos y metiéndolo, despacito y con cuidado.
Con la mano derecha, jugueteaba con su ano y con la izquierda la masturbaba.
Tras un intenso trabajo, comenzó a dar sus frutos y al poco rato, ya la tenía cimbreando su cintura. Tan entusiasmada se encontraba, que no notó que ya tenían dos dedos dentro de su ano.
Cuando vi que ya era el momento, comencé a frotar fuertemente su clítoris e incrementar el mete saca de mis dedos en su culo.
Al instante, le dije a Sasha que cogiera el bote de mantequilla, ella lo hizo y lo arrimó a la punta de mi polla.
-Embadurnala con el bote-
Ella hizo lo propio, metió mi pene dentro del bote de su mantequilla y empezó a embadurnarlo.
-A partir de ahora cuando me tome una tostada con esta mantequilla, pensaré en ti-
Esas palabras me gustaron tanto que, sin pensármelo, le introduje de un solo golpe todo el capullo entero. Debí hacer mi trabajo fantásticamente, porque a ella no solo no le dolió, sino que le entró bastante bien.
-Por dios, pensaba que me iba a doler más…-
-Para hacer estas cosas hay que saber y has topado con una persona que sabe… Y lo más importante de todo, una persona a la que le importa y no te quería hacer daño, aunque lo merecieras…-
-Es cierto, lo merecía…
Miki me dijo que de hoy no pasaba sin que me rompiera el orto-
-Pues la verdad es que tenía razón, de hoy no pasa sin que te folle el culo.-
Mientras con la mano izquierda, la seguía masturbando con mi pene, empecé a meterla más adentro, con cuidado. Sasha, empezó a mostrar cierta cara de molestias.
-No te preocupes, esto es normal. Dentro de un momentito, se te acostumbrará ya todo el esfínter y empezarás a sentir placer-
Poco a poco, fui introduciéndola y sacándola, de manera acompasada y constante. Poco a poco, fue relajándose y noté cómo empezaba cimbrear nuevamente su cintura. Unos leves gemidos comenzaron a escapar de su garganta.
Ese era el pistoletazo de salida. El momento en el que lo cambió todo y pasó del dolor al placer.
Y aunque me hubiese gustado, hacerle mucho daño introduciéndole de golpe, al final me pudo el cariño que sentía hacia ella, y lo hice con dulzura y con cariño, y lógicamente dio sus resultados, puesto que tras varias empelladas, la tenía a cuatro patas bramando de placer, En el momento en el que me afané en perforarle su orto frenéticamente, ella utilizó su mano izquierda para frotarse su clítoris.
-Seguro que esto no es lo que tú esperabas cuando pensabas que te iban a petar el culo zorra-
-No amor… Ahhhh…Jamás pensé que tú
ibas a ser Ahhhh…. Así…-
-Si te hubiese cogido ese imbécil, te habría hecho muchísimo daño…
Aunque me estoy cuestionando, si realmente a ti lo que te gusta es que te hagan daño.-
Inmediatamente, tras oír estas palabras, con mi mano abierta, le metí una cachetada fuerte en el culo.
Ella soltó un grito sonoro, porque la pillé desprevenida. Pero extrañamente, ese grito no me pareció que fuese de dolor.
A continuación, miró hacia atrás, hacia mi y su mirada se volvió felina… Ahí comprendí lo que realmente era Sasha. Una auténtica bestia parda, un animal encerrado en una vida convencional… En un matrimonio convencional que necesitaba salir de esa rutina.
Y ahí es donde comprendí lo que ocurrió en el Sidhartha.
Ella, en su fuero interno, gritaba algo distinto, gritaba emoción, gritaba peligro …
Y mi amigo Miki podía ver este tipo de cosas.
Probablemente si yo me lo hubiera propuesto, también lo habría sabido ver, pero yo no era de esa condición y no tenía ese tipo de prioridades.
Pero ahora la tenía ahí debajo de mí, ensartada por mi miembro.
Y entendí que tenía vía libre para mis más bajos instintos …
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