La mujer perdida II (Segundo libro) capitulo I
El pequeño Víctor, ya es un hombre cuarentón, que rehízo su vida… Pero fantasmas del pasado vuelven para ponerlo a prueba..
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Habían pasado 30 años
Y tanto mi vida, como la de ni madre. Habían cambiado diametralmente. Ella había rehecho su vida por completo encontrado el amor y la estabilidad que durante tantos años le había sido negada.
En cuanto a mi vida, también había dado un cambio sustancial teniendo en cuenta que con tan solo 10 años, ya tenía a mis espaldas, tres cadáveres, y del cuarto apenas supe nada…
Solo supe que quedó en estado casi vegetativo.
Esa experiencia me hizo madurar muchísimo y aunque parezca extraño, me dio una confianza y una seguridad que me hicieron darme cuenta de cuáles eran mis objetivos en la vida.
Estudié producción empresarial y orienté mi carrera hacia el mundo del teatro.
Hasta el momento de escribir estas líneas me encontraba felizmente casado con lo que es el amor de mi vida. la chica más guapa que he visto jamás. Un coral de nombre con un pelo rubio, natural precioso y unas curvas envidiables, y para colmo, una personalidad fantástica y arrolladora…
Pero lo que más me ha gustado de ella siempre, ha sido su ciega lealtad.
A pesar del entorno laboral, en el que me he movido siempre, ella ha permanecido confiando en mí ciegamente.
Y en este entorno, es donde se desarrolla esta segunda etapa de mi vida.
Esta segunda prueba de fuego, que por mi mala cabeza y mis malas decisiones me tienen justamente en esta situación.
Debido al entorno laboral que desarrollo, siempre me he visto rodeado de bellas mujeres, actrices de cine y de teatro, chicas que han buscado siempre su primera oportunidad, y que en la mayoría de los casos han estado dispuestas a cualquier cosa por una oportunidad.
Y yo siempre me he mantenido firme, porque nunca he necesitado nada de fuera, porque lo que tenía en casa era maravilloso e increíble.
Si tengo que ponerle un pero a mi relación, es que mi mujer, siendo leal bella y una fiera en la cama, es un poco clásica, vamos de corte antiguo y nunca le ha gustado innovar ni probar ninguna situación ajena a un entorno que ella controle. Vamos, nunca se deja llevar. Apartando ese paréntesis, para mí es una chica 11.
Últimamente he tenido una relación laboral. Con Sasha, una aspirante a Actriz a la que analizándo un poco, no lo tiene muy claro, aún no sabe hasta qué punto quiere ser actriz, no sé si me explico, no tiene muy claras sus prioridades en la vida, o hacia donde quiere orientar su futuro laboral, con seguridad. Yo me precio de ser muy amigo de ella, porque siempre la he visto un poco desvalida en la vida y esa situación me ha provocado ternura.
Nunca la había visto como lo que realmente era. Una pelirroja espectacular con unos preciosos ojos color turquesa y muy expresivos.
De su cuerpo, solo puedo decir que tiene unas medidas 95/60/90 . Recientemente casada con un joven amigo mío también al que personalmente veo un algo apocado para ella.
No sé si me explico pienso que esa chica es lo que se denomina de cara a la fachada una mosquita muerta, pero realmente es una auténtica loba. Lo digo porque lo descubrí de la manera más abrupta posible.
Todo este embrollo comienza con la llegada a mi vida de un antiguo amigo de la infancia.
Miki, era el típico chaval de clase baja a lo que cualquiera llamaría un Kinki. Apenas iba al colegio y su familia no le prestaba la más mínima atención.
Andaba todo el día por los arroyos capturando, ranas y perros por diversión. No era mal muchacho y conmigo se llevaba bastante bien.
Pero a la mayoría de los padres de los niños no les gustaba su compañía. Por eso casi nunca andaba con nadie excepto con los perros o conmigo.
Cuando desaparecimos de la ciudad, imagino que el pobre se quedaría muy solo.
No sé lo que había pasado con él esos 30 años y por supuesto, le había perdido la pista por completo hasta que nos vimos de nuevo por casualidad y con unas cuantas cervezas de por medio nos pusimos al día. Me contó que había trabajado en todo en esta vida, y que con 13 años se fue de casa a trabajar en un circo, ambulante montando carpas y limpiándolas. Después de algún tiempo soportando vejaciones de los dueños del circo, decidió irse y dejarlos tirados en medio de una función. Según el, en el momento que más les dolía, porque no podrían barrer ni terminar de recoger las carpas y perderían dinero.
Una vez que los abandonó, se colocó a trabajar en los mercadillos ambulantes. Allí aprendió psicología de campo a lo bestia.
Según cuenta, ahí es donde empezó a conocer a la gente, y sobre todo, como él dice, a las Marías…
Y en esa frase, comenzó todo este lío.
-En todo este tiempo, he aprendido lo que son las tías, lo que dicen… Y lo que buscan realmente…
Verás, el lenguaje visual lo dice todo y lo hace todo. También hay que tener en cuenta el magnetismo de la persona, hay personas que no tienen nada de magnetismo, y otras con solo una mirada pueden conseguir lo que quieran. –
Ante esa afirmación, no pude hacer otra cosa que reírme.
-¡Venga, ya fantasma!… ¿Me estás diciendo que con solo una mirada podrías hacer lo que quisieras con una tía?-
-Te lo puedo demostrar en el momento que me digas, solo dime un objetivo y te diré de qué manera le puedo entrar…
Pero ya te digo yo que podría llevarme a cualquiera-
-Tío, eso son palabras muy osadas… Me estás diciendo que te podrías follar a cualquiera…-
-Coño, no seas tan básico, si yo elijo un objetivo, puedo hacer lo que quiera con ella, someterla, dominarla obligarla a hacer lo que yo quiera, doblegar su voluntad…
Sé que te parece una bravuconería, pero solo dime un objetivo y te lo demostraré. –
Esa chulería de macho alfa me estaba exasperando, ya no era solamente por bravuconería, ya quería darle una pequeña lección.
-Está bien chulillo… dentro de 10 minutos he quedado con una amiga mía que es Actriz y pensaba pasarle un contacto para hacerle un Book. Si te apetece, te vienes al Siddhartha conmigo y una vez que le pase el contacto nos tomamos unas cervezas y te explayas…
Pero ya te digo yo que te va a costar la misma vida, y te vas a dar de narices jajjajaja-
No podía evitar reírme por la situación, porque conocía a la perfección a Sasha y sabía la clase de chica que era, y aunque era una chic un poco indecisa en cuestión laboral, sabía de buena tinta que era muy fiel a su pareja, porque había tenido en este mundillo del teatro muchas proposiciones y siempre las había rechazado, y también sabía a la perfección, que Miki, iba a ser otro rechazo de Sasha.
Entre otras cosas, porque no creo que él fuese el tipo de mi amiga. Él era un tío alto, de piel muy morena y con unos rasgos faciales muy duros y marcados, podría parecerse a un indio americano, con esa nariz grande y aguileña. Esos ojos negros y amenazantes y con una mirada muy pronunciada, casi intimidante. Aún provisto de pelo negro, pero con dos entradas bastante pronunciadas hacían que el aspecto de mi amigo pareciese más bien de gánster o mafioso. Vamos, una mezcla entre “Diego el Cigala” y “Chazz Palminteri”.
Sin embargo, Sasha que era una chica dulce, preciosa y con una mirada cándida, sabía torear bien a todo baboso que se le acercase, según ella, había recibido muchos palos en la vida y le habían hecho mucho daño, y por ello, andaba con pies de plomo en esta última relación, a la que cuidaba con mucho mimo, y a la que no quería fallar en nada. Su chico Marco, era un muchacho chapado a la antigua, muy serio y poco conocedor del pasado de Sasha, (según él no le importaba lo más mínimo que hubiese hecho anteriormente. Era más importante lo que hiciese a partir de conocerle). Eso para mí, era muy loable.
Una vez dentro de la Siddhartha.
-Escúchame pipiolo, si quieres que todo vaya como te he prometido, tienes que seguirme la corriente, pero sobre todo no sueltes comentarios ni hables nada de mí, deja que sea yo quien marque los tiempos. –
-De acuerdo, te seguiré la corriente. Todo sea por pasar un rato de risas, viendo cómo te estrellas intentando llevártela al huerto-
Tenía tan claro el Talegazo, que se iba a pegar con Sasha, que le prometería todo lo que él quisiera.
Después de cinco minutos y una cerveza, por la puerta entraba deslumbrantemente mi amiga, su pelo rojo como el Fuego, rizado y largo sus preciosos labios finos y recortados, pintados de rojo y esos ojos de color turquesa, me miraban regalándome una amplia y bella sonrisa.
Bellísimamente conjuntada, con un estilo clásico de falda negra ajustada hasta las rodillas y camisa blanca, que transparentaba un sujetador blanco de encaje y unos taconazos de infarto, que al caminar le hacían unas piernas interminables.
En ese instante, me sentí el hombre más afortunado del mundo, porque descubrí que al entrar, solo tenía ojos para mí.
Cuando fui a darme la vuelta para presentarle a mi amigo, entendí el motivo por el cual solo se había fijado en mí. Y no era otro que ni siquiera se había dado la vuelta para verla. Él estaba a su aire, tomándose su cerveza. Por tal motivo, Sasha ni siquiera advirtió que era amigo mío y lo vio de espaldas.
– ¡Hola!… ¿Cómo estás?… Perdona el retraso, pero es que me he entretenido en casa…-
-No te preocupes Sasha, ya te he pedido tu Martini Bianco… De todos modos, no tenía gran prisa, porque estaba esperándote en buena compañía…
Verás, este es Miki, un amigo de la infancia –
Mi presentación, tal como me pidió, escueta y sin apenas información, causó el suficiente impacto en ella para permanecer expectante a que Miki se diese la vuelta.
En el momento en que lo hizo, lo entendí todo. Los gestos, los movimientos, la mirada, o sea todo el conjunto del lenguaje corporal, lo utilizaba perfecta e inteligentemente.
Y justo en el momento de darse la vuelta, Miki se levantó de su asiento, se colocó a un palmo de mi amiga, y con una mirada intimidante, le cogió la mano y la estrechó de manera qué sin apretar fuertemente la abarcó por completo, como él decía, firme pero delicada. En comparación, la pequeña mano de mi amiga, desaparecía por completo ante esa manaza que tenía.
Inmediatamente, esa acción hizo que Sasha dejase su mano a merced de Miki, y solo pudo que mirar hacia arriba embobada como si fuese un animalillo indefenso, a merced de un verdadero depredador. Ese gesto, esa forma de tratarla, sin palabras, pero con una seguridad pasmosa y autoritaria, comenzó a sembrar la duda en mi férrea convicción.
-Encantado-
Esa única palabra fue suficiente para permitir la vía de acceso de mi amigo al espacio personal de Sasha.
A continuación, se acercó a su cara, sin pedir permiso y casi invadiéndola en su espacio personal, le dio dos besos en la comisura de los labios, largos, pausados, sin prisas…
A continuación, le acrcó la copa de Martini para que bebiera.
-¡Un brindis… Por las amistades encontradas!-
Todos bebimos, pero él la miraba con una intensidad, como si le estuviese transmitiendo algún tipo de feromonas o algo así.
Yo podía sentir como mi amiga estaba completamente desalmada, y sin argumentos.
-Por… Las ammm… Mistades-
Miki le brindó una mirada dura e inquisitoria, extrañamente para mí, según él me diría más tarde ese es el primer síntoma de una mujer como el la definía “sumisible”.
Ella, ante la actitud dura y dominante de mi amigo, se sentía totalmente cohibida. Y sin poder apartar la mirada de mi amigo, y mucho menos sin soltar su mano, como amparándose al abrigo de su larga sombra. Cinco segundos más tarde y ante la incidencia de su mirada, Sasha dijo al aire.
-Si me disculpáis… Voy un instante al baño-
Sin mediar palabra y sin apartar la vista de mi amigo, se dirigió con paso errático hacia el cuarto de baño de hombres.
En el momento en el que vimos como mi amiga, entraba en el aseo masculino, Miki me miró y me dedico una amplia sonrisa.
-Dejaré la puerta entreabierta, si quieres cerciorarte, ven pasados cuatro minutos-
Y guiñándome un ojo, se dirigió al aseo. Los segundos parecían minutos y los minutos horas.
Pero aún con una mínima esperanza de que no estuviese ocurriendo nada, y de que la férrea voluntad de mi amiga, hubiese permanecido intacta, me dirigí con una extraña sensación de excitación, morbo, curiosidad y en último caso, profunda decepción.
Cuanto más me acercaba, más se confirmaban mis sospechas de la forma más sonora posible…
Auténticos bramidos que salían del aseo de hombres y Más bien parecía que estaban degollando a un cordero.
Y de repente, mi instinto más Animal salió a relucir y me asomé por ese espacio de 8 cm que me había dejado libre mi amigo Miki. El espectáculo era increíble.
Sasha se encontraba de pie, echada sobre el lavabo, con los brazos, sujetándolo y la cabeza dentro, su preciosa y bonita camisa, toda desabotonada, dejando libres sus enormes y blancos pechos naturales, que bamboleaban erráticamente sus oscuros pezones como si fuesen dos campanas de catedral. Su falda estaba totalmente subida hasta su cintura, y esas piernas fuertes y bien torneadas abiertas, mostrando la preciosa silueta de unas piernas largas y un trasero blanco y bien formado.
Las bragas habían sido arrancadas y estaban tiradas en uno de sus tobillos, y ahí detrás de ella estaba la figura portentosa de él. Dominando la situación por completo.
Penetrándola fuerte e inmisericordemente, a un ritmo durísimo. Desde mi posición, podía ver como salía de entre sus piernas, un enorme falo negruzco, grueso, gordo y lleno de pronunciadas venas. Alrededor de unos 21 cm percutían sin el más mínimo miramiento la irritada vagina de Sasha, y sin importarle lo más mínimo percutía una y otra vez una y otra vez, sin parar y sin descanso, cada pocos segundos le soltaba una palmada sonora y fuerte en cada cachete, y mi amiga con cada palmada, gemía sin ninguna vergüenza ni miramiento.
Estaba clarísimo que ella había perdido toda la noción de la realidad y la vergüenza, me sentí completamente frustrado y un cúmulo de mil sensaciones, comenzaron a aflorar por mi cabeza. Amargos recuerdos de infidelidades y dominación comenzaron a martillear mi cerebro.
Inconscientemente, saqué mi teléfono móvil y comencé a grabar la situación. Mi amigo me miraba y se reía. – ¿Te lo dije?… Es muy fácil, ¡Cualquiera puede ser convertida en una puta!…
Solo dime una tía, solo dime un nombre y la someteré…-
En ese instante, una chispa de cordura despertó la conciencia de mi amiga, que levantó la cabeza del aseo y horrorizada, me descubrió mirándola y grabándola con el móvil. A continuación, de sus ojos de horror mezclados con súplica y culpa, comenzaron a brotar lágrimas acompañándose de un gesto de negación.
Pero eso, a Miki le trajo sin cuidado, y agarrándola por el pelo, comenzó a imprimir más potencia a sus embestidas, y sus lágrimas comenzaron a fusionarse con berridos de placer. Jamás imaginé que el cuerpo humano podría tener esa fuerza y resistencia.
Debido al placer que estaba experimentando Sasha, por un instante, pareció olvidarse de que estaba yo allí, mirándola y grabándola y continuó gimiendo a merced de su nuevo dueño.
-¡Arrodíllate puta!-
Y ella se tiró al suelo sin ningún miramiento, y comenzó a intentar meterse ese pedazo de carne en su boquita, que apenas podía abarcar la mitad de ese miembro monstruoso.
De vez en cuando, le venían destellos de realidad, miraba hacia mi lado y pequeños gestos de vergüenza, la invadían. Pero él volvía a tirar de su pelo y la obligaba a seguir mamando con fuerza.
-Entonces qué… ¿Me das otro nombre?…
¿O te das por vencido? –
Sasha me miraba de refilón avergonzada, mientras se afanaba en comerse el enorme rabo negro de mi amigo.
yo por mi parte, y sobrepasado por todo lo que estaba aconteciendo y presenciando, había sido invadido por una ira ancestral que me retrotrajo a la época en la que asistía como invitado de piedra a las mayores folladas y vejaciones, que un niño jamás podría haber imaginado.
-Por favor… No lo grabes, bórralo-
Dijo Sasha con un lenguaje apenas ininteligible por tener la boca ocupada,
-No vuelvas a dirigirte a él, haz como si no estuviera… Así que no le vuelvas a dirigir la palabra-
Y de repente la cogió del pelo y la volvió a levantar, le quitó la camisa del tirón y el sujetador y los lanzó al suelo.
-Quítate la falda cerda-
Cuanto peor le hablaba, más excitada se sentía mi amiga, y más rápido obedecía.
Una vez de pie y completamente desnuda, Miki la alzó por los glúteos y se la subió para ensartarla directamente sobre su pollón. Con sus brazos, la subida y la bajada como si de un ejercicio de flexiones se tratara.
A ella se la veía que estaba flotando en el paraíso, a veces no podía evitar mirar para mí, pero apenas me veía porque tenía los ojos vueltos, sus continuos gemidos me excitaban a la vez que me exasperaban.
– ¿Qué opinas de que tu amigo esté aquí observando cómo te follan como una perra? –
-N…No…Se-
Sasha no atinaba a articular palabra, cosa a la que a mi amigo Miki le hacía mucha gracia.
-Veo que no me vas a dar ningún nombre… Imagino que entonces te das por vencido, y sabes que con mi técnica podría follarme a la tía que quisiera… ¡Cualquiera! –
Esas aseveraciones, estaban empezando a incomodarme y no sabía qué pensar al respecto. Empezaba a pensar que había una doble intención con ese tipo de comentarios.
-Escúchame puta, me voy a correr dentro de tu coño… Y cuando termine, quiero que te arrodilles y con las piernas totalmente abiertas, me dejes el badajo totalmente reluciente-
Cuatro movimientos de pelvis más tarde, y Miki empezó a bramar como una bestia y esos bramidos, duraron al menos 12 segundos. Inmediatamente después, Sasha aun con temblores en las piernas, se arrodilló tal como él le ordenó, y mientras se metía en la boca todo aquel pedazo de carne, que aún seguía congestionado, se podía observar claramente como una cantidad ingente de semen se escapara de su pelirroja e irritada vagina y corría por sus piernas hasta llegar al suelo. Una vez que había terminado, Miki se subió los pantalones y se arregló la ropa, me puso la mano en el hombro y me dijo
-¿Te llamo mañana y quedamos para una cerveza?-
-Por supuesto, ya hablamos-
Y justo antes de irse, sacó una tarjeta de su bolsillo y se la tiró a Sasha en la cara, que después de terminar su limpieza de sable, estaba tirada debajo del lavabo, aun con temblores en las piernas.
-Y tú, puta… Dame una llamada perdida y te agrego a contactos, para cuando necesite desahogarme con alguien…
Ya ha sido marcada por mi fallo, y a partir de ahora, va a necesitarlo a menudo, jajajaj.
Eso es lo que tengo… que soy adictivo-
Y se marchó cerrando la puerta del cuarto de baño, dejándonos a Sasha, tirada en el suelo, completamente desnuda, pringada de una mezcla de semen, sudor y orina del suelo únicamente vestida con sus zapatos de tacón…
Aún con las piernas abiertas y su pelirroja y preciosa vagina, morada y pringada por la follada que había recibido, las piernas aún con los regueros resecos del abundante semen que había brotado de su coño, su preciosa carita, ahora mancillada con el rímel y el maquillaje totalmente corridos, y a mí con cara de bobo y una ira dentro del cuerpo que necesitaba desahogarme de alguna manera…
Si hubiera sido un tío lo hubiese molido a ostias… Pero era Sasha, mi amiga… La muchacha, que llevaba tiempo intentando reconducir su vida, intentando enmendar sus malas Decisiones, y apostando por una relación sólida con su chico…
Y todo lo había tirado por la borda en un instante, con una sola mirada, con un gesto, con una acción dominante.
De alguna manera, me sentí responsable por haberla metido a ella en esta pequeña apuesta con Miki. Pero aún me sentí peor al pensar lo débil que ella podía llegar a ser.
Y lo peor de todo, la duda que me acababa de generar sobre si era cierto que cualquier mujer podría sucumbir a un macho como él.
Ella cabizbaja, incapaz de levantar la cabeza y mirarme, no sabía qué hacer. Ahí estaba, completamente desvalida, completamente a mi merced…
Y en ese momento, apareció la peor versión de mí, esa que pensaba que tenía enterrada para siempre…
Esa, que creí haber superado junto con todos los traumas de mi infancia.
“El macho Sigma”… Ese que era capaz de ser la peor versión de sí mismo, y que no dudaba en asesinar si se terciaba con tal de conseguir sus objetivos, acababa de reaparecer… Y mirándola con el mayor desprecio del mundo, me agaché hacia ella y acariciándole la cara, le dije:
-Hoy me he sentido profundamente decepcionado…
No te haces ni la más mínima idea del dolor psíquico que me acabas de crear.
Por un puto momento de lujuria, has tirado por la borda, la amistad de un amigo… Una bonita relación con posiblemente el hombre de tu vida, y un futuro feliz con alguien que te quiere, y un amigo que te hubiera apoyado en tu carrera hasta el final…-
Ella pareció reaccionar y levantando la cabeza y mirándome, empezó a llorar desconsoladamente…
Esos preciosos ojos azul turquesa, brillaban aún mas mientras brotaban las lágrimas.
Jamás había visto esa versión de Sasha… Una mujer totalmente vulnerable y destruida por completo…
Incapaz de dejar de llorar, incapaz de mover un solo dedo, no podía ni levantarse de la vergüenza y el miedo que tenía, y sin dejar de apartar de mí, su preciosa mirada, que me imploraba mientras lloraba desconsoladamente.
Ahí descubrí la verdadera naturaleza de esa chica, una naturaleza sumisa y vulnerable, detrás de una fachada y un escaparate bonito y sofisticado.
Y entonces decidí que, a partir de ahora, ella sería mi “muñeca de barro” … Que jugaría con ella y me aprovecharía de su vulnerabilidad a mi antojo. Que, con ella, calmaría la ira que llevo dentro, puesto que la responsabilizaba a ella de haber sacado a la bestia.
Me arrodillé junto a ella, que no dejaba de mirarme, llorando implorante con esos preciosos ojos.
Con mi mano, empecé a acariciarle el coño, y a continuación, le introduje dos dedos, ella cambió la expresión por otra de horror.
Con la otra mano, comencé a apretar esos pezones gruesos y oscuros, y acercándome a su oído, le susurré.
-Me va a costar mucho trabajo y esfuerzo calmar a la bestia que llevo dentro… Ahora mismo me muero de ganas por pegarte una paliza y directamente irme a buscar a Marco para contarle todo lo que ha ocurrido mientras le hago ver el vídeo.
El dolor que he sufrido hoy, solamente podría calmarse, sabiendo que arruino tu vida, porque sin darte cuenta, me has arruinado la mía… Me has vuelto a despertar terrores que ya tenía enterrados desde muy pequeño…
-Por favor… No lo hagas… Haré todo lo que tú me ordenes… Pero no destroces mi vida… Por favor-
-No lo voy a hacer por ahora…-
Al escuchar esto, volvió a llorar desconsoladamente.
Yo me la acerqué hacia mí y la abracé, la abracé de la manera más impúdica y obscena posible… Acariciando donde me daba la gana, metiendo los dedos donde yo quería, magreando la parte que me placía, haciéndole notar que hacía lo que me daba la gana… Y ella, aún horrorizada por la situación, permaneció callada, mirándome a los ojos sin decir nada.
-A partir de este momento eres mía, no de Miki…
Piensa bien esto que te voy a decir, porque si te paras a analizarlo bien, ese hombre te puede dar polla…
Pero no te podría dar nada más.
En cambio, yo te puedo dar la libertad y la felicidad que tanto anhelas…Puedo permitir que sigas siendo feliz con tu pareja, que sigas soñando con la vida que buscas, y que sigas teniendo la posibilidad de una carrera artística…
Pero solo si no sucumbes a ese hombre otra vez…
Y por supuesto, a partir de ahora eres solamente mía, harás todo lo que yo te mande, me complacerás en todo lo que yo te pida y en el momento en el que yo te lo ordene…
Asiente si estás de acuerdo y lo entiendes-
Sasha, la preciosa brillante y esbelta Sasha, la bellísima modelo que estaba desaprovechando su carrera artística de la manera más estúpida, asentía sin apartar la mirada de mí.
-No te defraudaré, haré todo lo que me pidas cuando me pidas… Pero por favor, no me delates nunca…-
La levanté, sujetándola por las partes que me daba la gana, la puse de pie y la vestí.
Con un poquito de jabón, le lavé su carita y le quité todo el maquillaje sucio y corrido que llevaba. Una vez arreglada y aseada.
– ¿Ves estas bragas?… Son un símbolo…
El símbolo de lo vulnerable, que eres y de lo estúpida que puedes llegar a ser.
Y sobre todo un símbolo de lo que no quiero que vuelvas a hacer con ese individuo. Te vuelvo a repetir que eres completamente mía. Cuando tu pareja te pida sexo, quiero que me mandes un mensaje preguntándome si hay función…
Entonces esperarás a que yo te dé permiso…
Si hay función tendrás vía libre, si no hay función no podrás hacer nada con el… ¿Entiendes? –
-S…Si-
-No te arriesgues a cagarla Sasha, si en algo valoras tu felicidad… Hasta ahora, has conocido mi parte buena…
No quieras conocer mi parte mala… Esa que tú misma has despertado hace un rato. En cuanto llegues a casa, quiero que te afeites bien ese mancillado coño pelirrojo. Antes sentía curiosidad por cómo sería, ahora me da asco ver esos pelos pringados con la leche del imbécil este…
Y en cualquier momento, te llamaré y vendrás corriendo… Y harás todo lo que me dé la gana… Si quiero follar, me pegaras la mejor follada de mi vida…
Si quiero que te folle otro tío, estarás dispuesta sin rechistar…
Asiente si estás de acuerdo-
Sasha asintió cabizbaja…
-Vas a salir tú primera del cuarto de baño y después saldré yo… Posiblemente, habrá mucha gente en el bar que te estará mirando por el espectáculo que hemos formado, pero eso me da igual a mí, la que se ha retratado ha sido tu…
Al menos ya tienes la cara bien lavadita y la boca bien enjuagada…-
En el momento en el que se disponía a abrir la puerta del aseo, le dije:
-Espera un momento, guarra…-
Entonces me acerqué a ella, cogí su carita y empecé a besarla en la boca, ella a continuación, acarició mi paquete, demostrando que había entendido a la perfección, cuál era su nuevo rol.
Justo cuando salía del cuarto de baño, y desaparecía del bar, me senté en la taza del váter y empecé a llorar…
Todos los recuerdos del dolor, la frustración, la culpa y los remordimientos aparecieron de golpe.
Lloraba desconsoladamente, en silencio, tapándome la boca con el jersey para intentar no hacer ruido, pero era imposible.
El desconsuelo y toda la tensión acumulada durante años, escapaba por mis globos oculares y mi boca incontrolablemente. Y ahí en ese momento supe que no estaba bien y que de alguna manera había estado ocultando a esa bestia interior que llevaba dentro.
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