La Mulata Luz María y su Esposa Moncho
Durante nuestros viajes de regreso a casa por las tardes no podia quitarle los ojos de encima a la hermosa mujer y ella…no solo se daba cuenta sinó que parecía encantarle mi interes.
Durante mi años de estudiante en la escuela superior mis padres contrataron a Luz María para que me proveyera transportación escolar. Durante la semana escolar me levantaba a las siete de la mañana, me dejaba en el colegio y me regresaba a mi casa por las tardes.
Moncho, su esposo, viajaba diariamente con nosotros ya que ella lo dejaba en su trabajo inmediatamente despues de dejarme en el colegio. Por motivo de horarios, me levantaba por las tardes en el colegio y me devolvía a la casa antes de regresar a buscar a Moncho, quién salía de su trabajo varias horas mas tarde.
La pareja vivía a varias cuadras de nuestra casa y conocían a mis padres desde hacia varios años, así que la confianza entre ellos era de carácter absoluto.
Luz María era una mulata hermosa, de enormes caderas y pechos hermosos… una preciosidad de mujer.
Durante nuestros viajes de regreso a casa por las tardes no podia quitarle los ojos de encima a la hermosa mujer y ella…no solo se daba cuenta sinó que parecía encantarle mi interés.
- “Te gustan estas tetas verdad”, me preguntó una tarde mientras viajábamos de regreso a mi casa.
- “Si… están grandotas” le contesté con cierta timidez.
- “Te gustaría verlas” me preguntó a seguido.
- “Si” le contesté…”claro que si”
- “Y si te las enseño y te las pongo en la boca… me las chuparías”
- “Claro que si” le contesté.
Confieso que a medida que transcurría nuestra conversación la maseta se me habia ido endureciendo al punto que la erección dentro del pantalón era notable. De pronto sentí la mano de Luz María acariciandome poderosamente el miembro masculino mientras manejaba el carro en dirección a su casa en vez de la mía, invitandome a bajar tan pronto llegamos.
Una vez dentro, en la sala, se despojó de su camisa y su sostén y dirigió con firmeza mi boca a sus tetas, casi obligándome a mamar y mamar sin descanso sus hermosos pezones.
Mientras le chupaba sus senos me fue despojando de mi pantalos y el calzoncillo y comenzó a masturbarme suavemente, con la única intención de mantenerme erguido en espera de su próxima movida.
Habiendo pasado un rato de placer mamando esas hermosas tetas, Luz María se puso de pié y terminó de desnudarse completamente, invitandome a hacer lo mismo. Una vez desnudos me llevó hasta el dormitorio y se acostó bocarriba en la cama.
- “Nunca has mamado una chocha” (panocha), me preguntó.
- “Nunca”, le contesté.
- “Pues saben a aceite de bacalao”, me dijo, abriendo completamente las piernas mientras dirigía mi boca hacia su hermosa chochita rapada y ya comenzando a mojarse.
Sin pensarlo dos veces sumergí mi boca en su panocha y comencé a comérmela y a lamer su clitoris con una pasión y un frenesí acabado de descubrir.
- Al rato… “me vengo papito…me vengo… te doy toda mi lechita en tu boca papi…coño….que ricooooo” decía mientras se contorsionaba en la cama como una loca.
- “Ahora te toca a ti” me dijo, mientras se metia mi pinga parada en su boca y comenzaba a chupármela succionándola rítmicamente de arriba a abajo… de arriba a abajo… como queriéndosela comer.
- “Ayyyyy que ricoooo” me escuché decir mientras mi orgasmo llenaba su boca de semen grueso y caliente.
Ambos ahora repletos del cansancio que sigue después de un encuentro sensual de tal magnitud, nos volvimos a poner nuestra ropa y Luz María me llevó por fin a la casa pidiéndome que culpara al tráfico por nuestra tardanza.
De mis otras experiencias con esta pareja les contare



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