La nueva
El primer día de clases puede ser algo aburrido, pero la primera semana es distinta, y vaya si la mía lo fue. .
Soy Abril, Abril Aguilar, actualmente tengo 17 años y estoy en mi último año de secundaria, esto lo escribo como otro de las órdenes dadas por mis amos y dueños, es una especie de relato sobre mis años siendo la esclava de la clase. Tengo el pelo castaño, pecho y culo para nada destacable, me han dicho que tengo cara de inocente, lo que dicen que es lindo, mido 1,70 y tengo una voz bastante tierna.
Todo empezó hace un año, por el trabajo de mi papá nos tuvimos que mudar de una ciudad a otra y así tuve que asistir a otra escuela distinta, una escuela mixta bastante precaria pero amplia y barata dentro de todo. Empecé con mi uniforme blanco y pollera negra mi primer día en esa escuela, mi madre me dejó ahí y yo solo quería huir, realmente me molestaba tener que conocer gente nueva una vez más. El primer día pasó rápido, no hice ni una amiga, ni un amigo, nada. El segundo día fue igual, con la excepción de que logre ver como el grupo de chicos guapos y las chicas más divinas tenían un lugar privado en la escuela y los profesores parecían no percatarse de su ausencia. Fue entonces el tercer día que decidí intentar juntarme con ellos en el break, me acerqué y me ignoraron para luego ir a su lugar secreto. Al cuarto día decidí ir directamente y meterme en su lugar antes de que lleguen. Eran los antiguos baños mixtos, ya en desuso y bastante sucios, repletos de porquería dejada por ellos. Ese día no se presentaron.
Todo cambió el quinto día, un viernes, un viernes de infarto. Me metí antes que ellos, pero resultaba que ya había un chico y una chica dentro, eran Matias y Julieta, por detrás mío aparecieron Agustín, Ramiro Flores y Rocío. Julieta aplaudió y Agustín se acercó por detrás mío a tirarme al piso con una llave de judo, dejando mi cara y mi pecho contra el suelo.
Julieta:—La nueva parece que tuvo curiosidad —dijo mientras levantaba mi cara para quedar viendo su cara.
Luego me percate que tenía un dildo en la mano, uno que meneaba de un lado a otro y que terminaría por poner delante mío.
Matias:—Este es lugar solo para nosotros.
Ramiro Flores:—Entonces si es nuestro lugar, me parece que esta chica es nuestra. ¿Cómo te llamas? —preguntó el morocho.
No respondí, estaba muy nerviosa, pero Julieta me pego con el dildo en la frente y todos se rieron, casi lloro cuando después de eso Agustín me dio una nalgada con mucha fuerza.
Agustín:—¡RESPONDE!
Yo:—A-Abril —dije totalmente nerviosa.
Julieta:—¿Cómo dijiste?
Yo:—A-Abril —dije con un tono de voz bajo.
Julieta:—¡Error! Abru, de ahora en más ya no sos Abril ante nosotros, no tenes derecho a tener un nombre todavía. Sos nuestra, nuestra esclava, nuestra perra, nuestro baño, lo que nosotros queramos vos vas a ser. Entonces ¿cómo te llamas? —dijo después de golpearme con el dildo una vez más.
Yo:—C-como quieran ustedes —dije para luego recibir el dildo de lleno en mi boca y ser fotografiada por Rocío con su celular.
Rocío:—Ay miren chicos, nueva y ya anda difundiendo fotos así… Que pena de mujer.
Yo para este punto ya estaba empezando a derramar una que otra lagrima. Pero no era nada, Julieta me metió el dildo hasta la garganta, hasta que empecé a toser y me lo tuvo que sacar.
Julieta:—Hoy solo te vamos a obligar a que faltes a clases, vas a quedarte acá y si queres hacer algo lo vas a hacer en el suelo. Mañana vas a venir a mi casa y te vamos a educar como es debido. Entendido?
No respondí, no quería creer mi situación. Pero Julieta me levantó y me metió el dildo hasta la garganta devuelts mientras metía su dedo entre mi ropa interior y me lo metía de lleno en mi vagina virgen y casi no tocada por mi nunca. Escupí el dildo mientras tosía, por lo que Julieta introdujo tres dedos y yo solo podía soportarlos y liberar un gemido acompañado de movimientos raros. Ella sacó sus dedos y me bajó mi tanga para dársela a Ramiro Flores.
Julieta:—Mañana te vamos a depilar también. Se ve que te gustó mis dedos puta —dijo mientras agarraba el dildo del suelo.
Después de eso me ataron a un inodoro viejo y roto sin mi tanga ni mi pollera, ambas estaban debajo mía y ambas fueron mojadas por mi orina horas después, venía de una realidad en la que era una princesa y ahora no era más que una esclava. Julieta me dio su número y dirección, me dijo que me lo aprendiera de memoria ya que ella era mi principal dueña, termino diciendo que mañana vaya a su casa y que no le diga a nadie de esto o me iban a hacer pasar lo peor. La realidad es que pase toda la mañana y todo el doble turno allí hasta que me dejaron ir con mi ropa con mal olor.
Continuará…
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