La nueva prótesis (otro de jonh.o.ann)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DomPeri.
-Pues si no quieres que lo conecte de nuevo, clávatelo por ti misma. Quiero que te lo metas todo entero.
-¡Estás loco! No me cabe dentro ni un milímetro más. Ya me ha llegado hasta el útero. Mi pobre vagina esta dilatada al límite de su resistencia.
Es que es un artilugio demencial. Fíjate bien, ya debo de tener dentro unos buenos veinticinco centímetros, y lo que todavía queda fuera. Y su grosor es tan desmesurado que deja tensas las paredes de la cavidad como la membrana de un tambor. Y con esas diabólicas excrecencias, parece que me pasearan por el interior de la vagina una manada de ciempiés. Las piernas me tiemblan de debilidad y, si por un momento dejan de sostenerme, estoy segura de que me desgarraré por dentro.
-Anda, cariño, no te quejes tanto, que ya te has corrido dos veces como una mala bestia.
-Sí, bueno, eso tengo que admitirlo. Pero, de todas formas, cuando el médico dijo que la única solución a tu problema de impotencia estaba en una prótesis, no creo que se refiriera a una cosa así.
-Ya me imagino que no, pero yo quiero lo mejor para ti. Y voy a hacer todo lo necesario para compensarte con creces por ese desgraciado accidente de tráfico que sufrí la noche de bodas. Quizás mi polla ya nunca vuelva a ponerse tiesa, pero tú eres tan maravillosa que consigues que me corra gracias a un largo y prodigioso trabajo de tu adorable boca. Sólo por eso, ya he de corresponderte.
Pero es que, además, lo que más me gusta es verte enloquecer de placer. Anda, deja que te ayude a moverte arriba y abajo todo a lo largo de mi instrumento. Lo pondré en marcha otra vez, ¿eh? Sólo muy despacito. Quiero que te vengas de nuevo. Y, después, probaremos a metértela por el culo. Ya que en el coñito no te cabe toda entera, quiero que sientes tu lindo trasero sobre mi miembro y te empales en él hasta la guarda. Ya verás que fácil te entra con su movimiento de rosca y que gusto te va a dar. Estoy ansioso por ver como tu culito se lo engulle todo y después contemplar como las púas van empujando toda la caquita fuera.
-No, con esa cosa tan enorme por el culo no, por favor -se queja Violette mimosa, y su voz se ahoga porque está a punto de correrse de nuevo.
-¡Si! ¡Se que lo estás deseando más que nada! Y, además, para que no notes tanto el dolor cuando te reviente le culo para meterte este magnífico trasto, voy a ponerte en esa preciosidad de tetitas que tienes, un increíble par de pinzas metálicas especiales que te he comprado.
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