La pareja perfecta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por elpervertido4477.
Mi mejor amigo, Jorge, conoció a una mujer de una buena familia.
Fue realmente un suceso cuando la conoció porque todos los amigos de Jorge nos pusimos muy contentos.
Jorge siempre había sido el más tímido y retraído de todos nosotros.
El grupo de amigos de Jorge estaba compuesto por cinco: Lucas, Mariano, Federico, Carlos y yo (mi nombre es Julio).
Jorge y yo somos amigos desde la primaria.
Todavía me acuerdo que hicimos una fiesta en mi casa para festejar que Fernanda y Jorge había tenido su primera cita.
Sí; así de felices nos puso.
Jorge era un hombre muy apuesto, a pesar de ser tímido solía ser muy amable.
Nosotros siempre nos burlábamos de él con cariño por ser tan tímido y bueno.
Es un buen tipo.
Estatura media, ojos marrones, pelo negro.
Fernanda es también una mujer muy apuesta.
Un poco más baja que Jorge, rubia, de ojos miel; unas tetas muy grandes, un culo enorme, parado de gimnasio y una cinturita que hacía notar más sus curvas.
Muy hermosa.
De una familia de buena gente, solidaria y muy cariñosa.
Acogieron a Jorge (e incluso a nosotros) con mucho afecto.
Cuando Jorge nos contó que iba a proponerle matrimonio a Fernanda, él tenía 33 años y ella 30 (habían salido por cinco años).
El grupo de amigos en ese momento teníamos 30, 27, 31, 31 respectivamente y yo 33.
No nos sorprendió para nada la noticia porque sabíamos que se querían en serio y que la cosa iba para algo estable y sólido.
El que no nos haya sorprendido no significa que no nos hayamos alegrado con la noticia.
Estábamos todos muy felices de que finalmente iban a consolidar su amor.
Eran la pareja perfecta.
Se amaban y nosotros lo sabíamos.
La realidad es que Jorge, si bien es mi mejor amigo, nunca participó de las charlas de sexo que Lucas, Mariano, Federico, Carlos y yo solíamos tener.
Nuestras fantasías eran muy morbosas y sabíamos que a Jorge nunca le gustarían.
Por lo tanto, una vez a la semana nos juntábamos sin él a contar nuestras fantasías morbosas y perversas.
Solíamos hacernos pajas los cinco juntos de lo que nos calentaba escucharnos hablar de nuestras fantasías más oscuras.
Ni bien nos dijo que se iban a casar, le organizamos a Jorge una despedida de soltero.
Nos dijo que quería algo tranquilo para que pueda venir Fernanda.
Sus amigas estaban en un viaje al que ella no quiso ir por quedarse con Jorge arreglando la boda.
Nos pareció bien porque no pensábamos hacer algo muy alocado.
Fue entonces cuando se me ocurrió la fantasía más morbosa de todas.
En la semana les conté a los chicos.
A todos nos quedó la pija tan dura de la perversidad que habíamos pensado que esa noche nos hicimos tres pajas seguidas.
Entonces les dije a los chicos que cumplamos la fantasía.
Los chicos estuvieron de acuerdo.
Planeamos absolutamente todo.
Cada paso, cada mínimo detalle.
Todo estaba planeado y pensábamos cumplirla en la fiesta de despedidas.
Ni a la mente más perversa se le ocurriría hacer lo que hicimos.
El día de la despedida llegó y ni bien Jorge y Fernanda atravesaron la puerta, comenzó todo.
Charlamos y nos reímos los siete durante horas.
La pasamos muy bien.
Hasta que llegó el alcohol; parte fundamental de nuestro plan.
Fernanda, como siempre, no tomaba.
Y Jorge empezó a tomar con nosotros.
Lucas empezó a cargar de somníferos el vaso de Jorge.
Todo era parte del plan.
Ya eran las diez de la noche cuando nos quedamos todos destrozados de tanto bailar y reír.
De repente Fernanda se ríe y dice “ay, no; mi marido se durmió” y todos nos reímos.
Le dijimos que lo deje recostado en el sillón así descansaba.
Una vez que acomodamos a Jorge (dormidísimo de tanto somnífero) nos sentamos todos en el mismo sillón donde estaba dormido Jorge en el siguiente orden: Jorge, Federico, Mariano, Fernanda, Carlos, Lucas y yo me senté en un sillón individual al costado de ellos.
Hablamos un rato de viejas anécdotas y Fernanda se reía.
En un momento yo pregunté: – ¿Y, Fernanda, qué tal te la estás pasando?
Fernanda: Muy bien, chicos.
Gracias por haber organizado esto; sé que a Jorge le gusta estar con ustedes.
La estoy pasando muy bien.
Yo respondí: ¿Sí? Bueno, ahora la vas a pasar mejor.
Y justo en el momento que digo eso, Mariano la tira del pelo para atrá, Federico le sostiene las manos, Carlos los pies y Lucas empieza su personaje dominante.
Así empezó la verdadera diversión.
Lucas: Callate la boca, puta de mierda, si la vas a pasar mejor con nosotros que con el pelotudo este.
Le decía eso mientras le cacheteaba las tetas por encima de la blusa.
Yo me quedaba sentado con la pija muy dura viendo como empezaba la perversión.
Fernanda gritaba, asustada.
Lucas le rompía la blusa y comenzaba a chuparle las tetas.
Se escuchaban las voces de todos diciéndole cosas como “dejá de gritar que te encanta, puta de mierda”, “mirá las tetas que tenés”, “¿Jorge disfruta de todo esto?”, “altas tetas tenés, trola”.
Y así, entre todos la iban manoseando mientras Fernanda miraba a todos con cara de espantada.
Gritaba “no, por favor, por favor ¿por qué me hacen esto? no” y en ese momento se largó a llorar.
Lucas la miró y le dijo “no llores, corazón; deberías saber que esto es lo que les pasa a las putas como vos”.
En ese momento me levanté y comencé mi parte.
Mientras la miraba llorar me dijo “Julio, Julio, no, por favor; sos su mejor amigo” y yo simplemente le sonreí y le dije “sí, soy su mejor amigo; pero una puta es una puta”.
Ni bien terminé de decirle eso, le levanté la pollera y con la bombacha puesta le empecé a tocar toda la concha y el agujero del culo.
Fernanda se retorcía lo más que podía pero la sujetamos con fuerza.
La puta gritaba, pero nadie la escuchaba y menos Jorge que estaba desmayadísimo.
Le dije a Lucas que traiga las sogas que habíamos preparado y la atamos boca abajo con su cara muy cerca de la entrepierna de Jorge.
La desnudamos y nos pusimos en nuestra posición.
Le dije “como yo soy el mejor amigo de tu futuro marido, te voy a violar la concha yo primero” y ella gritaba “¡no, no, por favor, Julio!”.
Entonces le tiré del pelo a la altura de la cara de Jorge y le dije “miralo a la cara y recordá esto el día que le digas ‘sí, acepto’ porque cuando lo digas vas a sentir que la concha te late; acordate lo que te digo”, ella espandata y atada lo miraba y decía “Jorge, mi amor, despertate, por favor” y nosotros nos reíamos.
Y sin más Lucas le metió su pija en la boca y le dijo que si la mordía le iba a ir peor.
Yo empecé a chuparle la concha.
Ustedes no se imaginan lo morboso que era ver a la futura esposa de mi mejor amigo con el culo para arriba mientras Lucas, uno de los amigos de su futuro marido, le violaba la boca.
Le enterré la cara en el culo y pasaba mi lengua por el agujero y por la concha.
Ella lloraba y nosotros nos poníamos más locos.
Mientras Lucas le metía la pija por la boca y yo le chupaba la concha, Carlos y Federico se metieron debajo de ella para chuparle una teta cada uno.
Y Mariano le decía al oído “te gusta, puta ¿no? ¿te gusta como te violamos arriba de tu futuro marido durmiendo?” y ella lloraba más.
La tuvimos así como media hora.
Hasta que decidí empezar.
Me saqué el pantalón y sin avisarle nada le metí la pija en la concha.
La puta pegó un grito ahogado porque todavía tenía la pija de Lucas en la boca.
Lucas se rió.
Yo le dije “sentí, sentí; sentí como se abre paso mi pija en tu concha, prostituta barata” y Fernanda no paraba de llorar.
No se imaginan qué hermoso fue violármela por la concha a la puta esa.
Y más sabiendo que en unos días se casaría con mi mejor amigo.
Lucas cambió lugar con Mariano.
La imagen era perfecta.
Mariano obligándola a chuparle la pija arriba de Jorge totalmente dormido mientras Carlos y Federico le chupaban las tetas y yo le violaba la concha.
En el frenesí, le dije a Mariano que ya era hora de subir de nivel.
Mariano le sacó la pija de la boca y sin dejarla decir nada le dije “decime que querés la leche” y ella enojada decía “¡NO!” entre lágrimas.
Le repetí con más violencia “te dije que me digas que querés la leche, pelotuda de mierda, ¿para qué tenés concha si no vas a recibir leche?” y la puta se hacía la rebelde.
Entonces le dije a Mariano que haga lo que habíamos planeado.
Mariano puso su pija en la boca de Fernanda y la empezó a mear.
Fernanda se horrorizó tanto que le tiré del pelo y le dije “tragá el meo si no querés que sea peor”.
Fernanda se tragó el meo de Mariano.
Le dije nuevamente “ahora, decime que querés la leche”.
Fernanda, resignada, dijo “quiero la leche”.
“Muy bien, prostituta; acá tenés la leche” y le llené toda la concha de waska.
Fue una de las experiencias más hermosas acabarle la concha a la futura esposa de mi mejor amigo con él durmiendo al lado.
Salí al balcón a fumar un pucho mientras los chicos se encargaban de seguir violándola.
Los sillones estaban en frente del blacón así que mientras fumaba pude apreciar cómo Lucas se la cojía y le llenaba de leche la concha que yo me cojí antes.
Después Mariano.
Después Federico y después Carlos.
Se escuchaba desde el balcón: “me presento aunque ya nos conozcamos; soy Mariano y esta es mi leche”; “me presento aunque ya nos conozcamos; soy Federico y esta es mi leche”; “me presento aunque ya nos conozcamos; soy Carlos y esta es mi leche”.
Yo terminé el pucho y entré justo en el momento en el que Carlos la llenaba de leche mientras decía su frase.
Ya las sogas estaban flojas y Fernanda no se movía porque estaba resignada, pero todavía lloraba.
“Ahora déjenme ir a mi casa, por favor” dijo Fernanda y todos nos reímos.
La miré y le dije “¿vos te pensás que esto termina acá? invitamos a un montón de hombres que conocimos por ahí para que te violen, bonita”.
Fernanda miró con horror y empezó a gritar así que le puse mi pija en la boca mientras le pegaba unas buenas cachetadas y le decía “callate la boca, puta” repetidas veces.
Después de unos minutos tocaron el timbre.
Era un pendejo de 18 años que habíamos contactado por internet.
Un calentón al que le contamos el plan y le pareció excitante así que accedió.
“Mirá, Fer, él es Hugo, viene a violarte él también” dijo Lucas.
El pendejo estaba excitadísimo así que directamente sacó la pija.
Pusimos a Fernanda arriba de Jorge, abriendo las piernas y el pendejo se la violó ahí no más.
Carlos le dijo “el que está abajo es nuestro mejor amigo; el futuro esposo de la puta que te estás cogiendo”.
El mocoso se reía y decía “mucho gusto, Jorge; me encanta la concha de tu novia” mientras se la cogía a Fernanda que lloraba.
Hugo estaba en sus anchas.
Le chupaba las tetas a Fernanda mientras se la cogía y nosotros le teníamos los brazos.
Hugo le llenó de una manera descomunal de leche la concha a Fernanda y cuando salió, la concha de Fernanda chorreó leche en el pantalón de Jorge.
“Ay, Fer… ¿cómo le vas a hacer eso a tu futuro marido? Qué puta que sos” le dije yo.
Todos nos reímos.
La realidad era que nos habíamos contactado con exactamente 15 hombres por internet.
En un par de minutos la casa estaba llena de chabones con la pija dura esperando su turno de cojerse a Fernanda.
Se la cojieron todos en el sillón, al lado de Jorge que estaba pasado en somníferos.
Se la cogían uno por la boca, uno por el culo y otro por la concha a la vez.
Habíamos organizado una fiesta paralela a la que Jorge pensaba que iba.
Cada chabón se la violó mínimo tres veces.
Ese era el pacto.
Fernanda chorreaba leche por a concha, por el culo y por la boca.
Una de las partes más excitante de todas fue que un chabón trajo a su hijo gay y entre todos le decíamos “¿no era que te gustaba la leche, putito? tragá la que le sale a la prostituta esta de la concha”; y el maricón le chupaba la concha.
Terminó tan caliente que se la violó él también.
Yo me burlaba de ella y le decía “cuando se despierte el cornudo de tu futuro marido y te diga que te ama, recordá que te dio leche hasta un marica, prostituta barata”.
Fernanda ya no lloraba, sólo gemía con cara de miedo y rara vez decía algo.
“Así me gustan las putas, calladitas y con la concha chorreando leche” les decían algunos.
Yo la miraba.
Era hermoso ver a la futura esposa de mi mejor amigo llena de leche tan cerca de él durmiendo.
Me encantaba lo cornudo que era mi mejor amigo.
Cada vez que un chabón se la cogía tres veces, los cinco amigos de Jorge nos la volvíamos a coger.
Fue una noche tan maravillosa.
La puta de Fernanda terminó con la concha tan abierta y con el culo tan roto.
La boca entumecida…
Logramos nuestra mayor fantasía.
Violar a la futura esposa de nuestro mejor amigo entre 20 hombres y 1 marica.
Para mí fue hermoso sentir cómo le abría la concha a esa puta con mi pija y cómo la llenaba de leche.
Cuando terminó todo, hicimos el pacto de que nadie iba a decir nada de lo que pasó.
Y le dijimos a Fernanda que vuelva a su casa, que acá no había pasado nada.
Jorge se despertó y le dijimos que se quedó dormido y Fernanda se había ido a su casa.
Dos días después Jorge nos invitó a desayunar.
Fue hermoso verla bajar como si nada.
Dándole besos en la boca a Jorge, diciéndole que lo amaba.
Nos saludaba como si nada.
Sonreía.
Y Jorge la abrazaba y la besaba; nos miraba y decía “soy el hombre más afortunado del mundo” con una sonrisa de oreja a oreja.
Y yo por dentro pensaba “si supieses cómo nos la violamos a la puta de tu novio en frente tuyo mientras vos dormías como un angelito cornudo”.
Meses después nos enteramos que estaba embarazada; claramente el bebé de alguno de los que la violaron esa noche.
Lo bueno de todo es que esto nunca tuvo un final.
Pasaron ya diez años y seguimos violándola.
A veces por separado, a veces los cinco juntos.
La mina es una puta; y tiene con qué.
Yo siempre le digo “¿viste que te gusta que te violen, pedazo de puta? te hacías la que lloraba la primera vez”.
Tiene 5 hijos.
Ninguno de esos mocosos es de Jorge.
Cría hijos ajenos, el muy cornudo.
Pero bueno… así es la vida.
A las putas hay que violarlas las veces que sea necesario para que aprendan a satisfacer.
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