La perra esta a mis pies
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AmoNet.
La perra lleva bastante rato adorando a su Amo, asi que esta caliente, muy caliente, y contiene como puede las ganas de correrse que a estas alturas se estan apoderando casi del todo de su voluntad, y hacen que sus caderas se contoneen sin parar, carcomidas por la comezon que inunda su coño. No dudo que a ello contribuye de forma notoria el aceite picante con el que he embadurnado los labios y la boca hambrienta de su sexo avido; pero los jugos que resbalan por sus muslos haciendolos brillar son algo mas.
Me levanto del sillon descalzo, dejando mis zapatillas para que siga lamiendolas desenfrenada, y camino hacia sus nalgas; tiene el agujero del ano abierto y dilatado, introduzco dos de mis dedos y estos entran sin dificultad. La perra se sacude ante la invasion y, por un instante, su esfinter aprieta mis dedos, pero, de inmediato, los relaja. Los saco. Luego paseo mis dedos por sus posaderas, arañando suavemente la piel de estas y un escalofrio recorre su espalda. Sus lamidas y sus gemidos se intensifican.
—Muy bien, perra. Sigue asi, lo haces muy bien.
Mis palabras hacen que su lengua vaya mas rapido y que sus caderas se eleven mas, ofreciendomelas todo lo que sus riñones se lo permiten, con el agujero del ano tan distendido como la boca oscura y profunda de un tunel. Su coño relumbra.
Los fluidos que surgen de su sexo se han mezclado con el aceite picante y, a estas alturas, una sensacion entre escozor, picazon y calentura ha ido hinchando los labios que aparecen de un tono granate. De hecho, toda su entrepierna esta enardecida, como si la sangre se hubiera agolpado en ella hasta el colapso. Esta excitada, mucho, y sus sollozos van en aumento, seguramente al borde del orgasmo mismo, aunque su voluntad de perra sumisa y ofrecida a su Amo, le hace aguantar mas alla de lo que hace tan solo unos meses habria imaginado posible. Acaricio con mis dedos esa piel candente y la perra se retuerce sin que su lengua se separe de mis zapatillas, a estas alturas del todo ensalivadas. La quiero llevar un poco mas alla y raspo con mis uñas la piel de sus labios vaginales. Deja ir un lamento, como un quejido profundo con el que escapa el aire de sus pulmones.
—Sigue lamiendo, perra —le digo; aunque se que esta al borde del colapso mismo, que su voluntad pronto sera vencida por todo el placer que se acumula en su cuerpo, y que no podra soportar mucha mas tension, aun asi decido tensar un poco mas el arco de su sumision, ya que es el unico modo de avanzar en la misma.
Deja ir un lamento ahogado junto con un “Si, Amo” casi susurrado, en tanto su boca vuelve a su labor.
—Y manten este culo bien abierto para tu Amo; lo quiero tan dilatado como puedas.
Su esfinter anal se ablanda un poco mas, si ello es posible, y me ofrece una vision de la entrada de su recto, a estas alturas tan caliente como su sexo rezumante.
—Bien, muy bien.
En tanto, mis dedos han explorado su coño dando con su clitoris; nada dificil, por otra parte, de lo abultado y excitado que esta. Lo prendo entre mis dedos sin apenas presionar. La perra se retuerce. Su esfinter se cierra y se abre, sin que nada pueda hacer por controlarlo. Ya no es dueña de sus actos y su lengua parece famelica de la velocidad con que devora el cuero de mis zapatillas.
Toda ella se contorsiona, mientras una suplica comienza a surgir de entre sus labios.
—Por favor, Amo, por favor…. por favor, Amo, por… favor…
Lo repite una y otra vez como una plegaria. Mis dedos aprietan un poco mas su presa sobre su boton sobreexcitado y la letania aumenta de volumen.
—¿Por favor que, perra? —Le pregunto sabedor de la respuesta.
—Dejeme correrme, Amo, por favor… —farfulla una y otra vez, incapaz ya de controlar por mucho mas su cuerpo y su voluntad.
Dejo ir su clitoris e introduzco tres de mis dedos en su culo ofrecido.
—Aprieta fuerte, perra —le ordeno.
—Por favor, Amo, por favor… —repite, sin cumplir mi orden, del todo cegada por su hambre de orgasmo.
—Obedece.
Finalmente, la perra, haciendo acopio de toda su energia, aprieta mis dedos. Noto como su cuerpo vibra alrededor de estos, y como intenta a su vez contener el placer.
—Puedes correrte, perra, pero no sueltes mis dedos.
Como si mis palabras hubieran venido acompañadas de un ramalazo electrico, el cuerpo de mi perra comienza a sacudirse, mientras su culo intenta, infructuosamente, mantener su presa en mis dedos. Se que no es posible, pero aun asi me complace sentir como de tanto en tanto vence los espasmos de placer y presiona las paredes de su recto, lo que de seguro debe alimentar a su vez el orgasmo que la inunda en un bucle profundo y agotador.
Entre sollozos y estertores puedo oir su voz apagada por el placer que me agradece una y otra vez el haberle concedido este climax. Lentamente saco mis dedos de su cuerpo y observo como se tumba a mis pies, exhausta, respirando de forma agitada, pero evidentemente satisfecha.
Camino hasta mi sillon y me siento para contemplar a mi perra recuperarse de las sensaciones que la han colapsado, cuando noto como su lengua humeda y caliente comienza a lamer el empeine de mis pies desnudos.
—Muy bien, perrita —le digo para premiarle el gesto—. Muy bien.
Y su lengua arremete con mas ansia, estremeciendome ligeramente, sin que pueda discernir del todo si es por el tacto humedo sobre mi piel o por la ofrenda de su sumision.
Autor: AmoNet
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