LA POSESIÓN DE SELENE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por WOTAN.
Salgo de casa, me enciendo un cigarro y camino absorto en mis pensamientos y fantasías. El yonqui de la boca de metro me pide limosna y deposito en sus esqueléticas manos dos monedas de dos euros y el desgraciado me sonríe dejándome ver sus dos barricadas de dientes podridos. Bajo las escaleras mecánicas, pico mi metrobus y vuelvo a sonreir ante lo que está por llegar. Siento una mezcal de nerviosismo, excitación y fuerza. Nunca lo había hecho. Pero ella lo merece.
Las vías se hacen eternas. Mierda. El tiempo está vivo. Transcurre congelado y a paso de tortuga cuando nos dirigimos a destinos soñados y deseados pero se vuelve veloz y brutal al llega y vivir esos destinos. Todo esto lo pienso sentado en el vagón, mirando el juego de un niño ecuatoriano o peruano que vive todavía en su mente cargada de inocencia. Su madre le riñe y el niño deja de jugar. Suspiro. Mientras miro y pienso, mi juego está cada vez más cerca de su comienzo, como demuestra la parada en la que el tren entra como un dragón cansado. Sólo quedan dos paradas. Una. Dios, ya he llegado.
Las escaleras mecánicas parecen una autopista hacia el cielo: Demasiado gente, demasiado aspirante a ángel. Las adolescentes me miran y susurran. Estoy arrebatador. Les devuelvo las sonrisas y vuelvo a ajustarme el nudo de la corbata. Pero sigo nervioso. Necesito controlarme. Al salir de la boca de metro, me miro en el retrovisor de una mierda de coche tuneado. Mi melena engominada y recogida en una coleta brilla y me acentúa los rasgos de mi rostro perverso. Y sigo nervioso. Vuelvo a por otra dosis de nicotina. Respiro despacio. Mi diafragma se mueva de forma más regular. Sí, bien, estoy calmado. Estoy listo.
Comienzo a caminar hacia el bar. Ella estará allí. La imagino fumando, en calma, absorta en el vaivén de las almas que circulan a su alrededor, absorbiendo el aliento de dioses olvidados. Me pongo mis gafas de sol. Mi traje negro atrae demasiado los rayos ultravioletas del Gran Astro y sudo un poco. No puedo permitirme que me vea así. Limpio con un pañuelo mi frente, relajo la marcha y llego al bar. Puta mierda. No está. Odio esperar, pero e4sta tarde no tengo más remedio. Pido un café con leche con leche que sabe a mierda y lo embadurno en azúcar y espero.
La puerta del bar vuelve a abrirse y me quedo clavado a la silueta que se mueve hacia otra mesa vacía. Es ella. Su cabello castaño, su figura de sílfide, los pasos suaves y seguros que aquellas que dominan el mundo. Selene. Muy apropiado para ella. Una diosa lunar. Rayos de luz en las noches de lobos. Mi corazón se acelera. Hay un concierto de jazz en mi interior. Tengo miedo. Tengo la sensación de que oirá mis latidos. ¡No!, cálmate, no seas absurdo. Selene bebe con la paciencia de las reinas y se fija en mi. Por un momento creo que mi pecho se va abrir y provocar una carnicería en el bar. Pero no es así. Simplemente termina su bebida, paga y sale. Yo hago lo mismo. El juego comienza.
La sigo por las calles a unos metro de distancia. Su paso lento y armonioso choca con el mío irregular y nervioso. Cuando cojo su ritmo, ella tuerce hacia una callejuela estrecha, ese tipo de callejuelas que no tienen memoria y que llevan sus historias escritas en sangre y heroína. Saco el bote y el pañuelo. A ella se le cae el bolso. Es el momento. Ahora. Tapo su boca con el cloroformo y….
Ella despierta una hora después. Estamos en su habitación. Le he tapado los ojos y la he descalzado aunque todavía no la he desnudado.
_¿Dónde estoy, qué está pasando?_Su voz temblorosa me llena de excitación.
Sin responder a su lógica pregunta le quito la venda de sus ojos, más tiernos que una flor. Le pongo un cuchillo en la garganta. El frío contacto de la afilada hoja la hace contener la respiración. Y me pongo frente a ella. Estoy desnudo, mi cara pintada de negro, mi polla dura como una roca. Ella solloza, suplica y yo me río y saco una voz de ultratumba que he estado ensayando. Siento como sus pezones apuntan hacia mi, como si tuviesen algo que decirme. Me paseo a su alrededor mientras ella grita que la desate. No pienso hacer eso.
El momento es demasiado bueno. Empiezo a tocar su cuello…. Dios…parece el tallo de una planta inmortal. Ella no se deja, pero amenazo con estrangularla. Ella se calma. Corto los hilos de los botones de su blusa y mi polla se convierte en un reguero de sagre que circula en su interior. Toco sus pechos por encima de su sujetador. Ella gime y suspira. Mi excitación es tan grande que ella se convulsiona al notar mi aliento en su piel de ángel y paso mi cuchillo de arriba debajo de su tronco, desde su cuello hasta sus braguitas, dibujando círculos en su vientre y alrededor de su ombligo. Su piel me mata. No estaba preparado para ese cuerpo, para esa belleza.
La desato y la amenazo con cortarla si grita. El sudor se apodera de mi cara. Le ordeno que se desnude y ella obedece. Yo me estoy masturbando suavemente. Quiero que Selene vea y sienta el efecto que produce en mi. Le pido que se tumbe en la cama, le separo las piernas y empiezo a sumergirme en su vulva. He tirado el cuchillo, pero le aprisiono las muñecas con mis fuertes manos. Primero huelo su coño, el suave y salvaje olor de las ninfas. La chupo, poco a poco. Selene contrae sus piernas alrededor de mi cuello pero se las vuelvo a separar y le grito que se esté quieta. Vuelvo a su coño. La entrada más pura hacia el placer extremo. La punta de mi incansable lengua juega alrededor de su clítoris y chupo y muerdo y lamo. Ella se estremece. Grita y disfruta, sufre y siente placer. La poseo con ansia felina.
No necesito agarrar sus muñecas. Ella me ha aceptado. Sus manos recorren sus pechos dibujando círculos alrededor de los pezones. Sus caderas suben y bajan al ritmo de mis leguetazos malditos. Su coño se convierte en un túnel a lo desconocido. Mi lengua le abrasa y mi dedo entra suave y fuerte como el segundo dedo. Siento el poder de aquellos que dan placer, me luzco, la miro a sus ojos lascivamente mientras ella está al borde las lágrimas. Cojo un tercer dedo y se lo introduzco en su culo. Selene gime, suspira como una salvaje antes mis dedos y mi lengua. La noto llegar. Las convulsiones se desmadran…. Me detengo.
Llora, no se si de dolor o de placer. Pero cojo su cara y empieza a chuparme la polla. Lo hace con maestría, con elegancia vestal. Venus está en mi polla, pasando su lengua de gata alrededor de mi glande. Le ordeno que se mastube mientras me chupa. Ella accede y me da las gracias. Estoy a su merced y ella no se da cuenta. Mi polla vibra al contacto de su boca. Soy consciente de todo mi cuerpo con mi polla en su boca. Me chupa como una poseída, como una endemoniada, como una princesa de las tinieblas.
Y yo siento que me muero, que me evado hacia edenes prohibidos. No. Ahora no. No puedo correrme. Ordeno que pare. Selene no obedece. La agarro del brazo y la tiro a la cama. La amenza de nuevo pero ella se toca delante de mi. La pongo a cuatro patas y la penetro. Cada embestida es el preámbulo de otra mejor, Mientras gimo dentro de ella, le aprisioono las muñecas en su espalda. El sonido de mi polla y mis huevos chocando contra ella se convierte en una sinfonía. Uno de mis dedos se dirige a su clítoris hinchado y expectante. Se lo masajeo con el arte de un guitarrista flamenco. Sus gemidos me llenan de placer y la penetro como a una bestia. La adoro, sí, la adoro. Adoro a mi violada Selene.
Me distraigo y ella me coge del cuello. Me tumba y me ata a la cama. Ahora estoy en su poder, pero no me parece mal. Acerca su boca hacia mi polla y antes de contactar con ella, la retira con sonrisa lasciva. Sí, mi pequeña perversa, mi niña tenebrosa. Fóllame, fóllame, fóllame mi diosa.
Se sienta sobre mi y me cabalga. Mi valkyria me está follando y moviéndose en mi polla con el ritmo de tambores de guerra. Nuestros gemidos compiten entre sí. Pero a estas alturas, los mío van ganando. El placer me pierde, me nubla la visión de su excelso cuerpo. Selene ha caído sobre mi como una tenebrosa hada en medio del bosque. No puedo más. Ella tampoco. Estallamos al unísono. Nos convulsionamos como dos fieras ante un bocado inminente. Ella cae sobre mi. He poseído a Selene y Selene me ha poseído a mi. Me siento en paz. Esta noche dormiré 10 horas seguidas. Y su voz….
_Nunca pensé con nuestras charlas que esto iba a ser así_ dijo ella con la ternura de los corazones indomables.
Asentí a sus palabras y la abracé con la fuerza de un oso. Estuvimos abrazándonos y besándonos durante varios minutos. No podré jamás expresar con palabras el gozo que sentí en esos instantes. La paz, la cala, un Nirvana compartido. Fui a lavarme la cara y darme una ducha.
Bajé a comprar tabaco. La noche cayó sobre nosotros sin que nos diésemos cuenta. Al regresar a la habitación la encontré desnuda sobre la cama. Me dirigí a ella y nos volvimos a besar. No habría cigarrillo. Nos besamos apasionadamente. Comencé a masturbarla suavemente con mis dedos. Pero los retiré. Ella estaba tumbada boca arriba. Me senté sobre ella, meneé mi cabeza y masajée el templo de su cuerpo con mi melente. Desde su inmaculado rostro, hasta sus pies de adolescente. Sentí como se agitaba, como los escalofríos la invadían. Y yo estaba invadido por la ternura y la alegría.
Comencé a darle besitos en su pezones, en sus hombros, en sus mejillas coloradas… hasta en su melena castaña. Quiero besarte, quiero besarte. Nuestros besos eran más apasionados. La noche y los rayos de la luna nos volvieron azules entre las sábanas. Empezamos a hacernos cosquillas, a contarnos chistes, a vacilarnos. Nos contamos un par de historias de miedo y nos dormimos fuertemente abrazados y salvajemente desnudos.
Que contradictorias somos las personas. Una violación simulada y concertada se convirtió en una noche inolvidable de confesiones y risas. El acto más terrible y degenerado lo frivolizamos con nuestras imaginaciones y lo llevamos a una puesta en escena que siempre podría ser mejor. Selene, mi princesa oscura….
¿Me violarás tú a mi?
WOTAN
Excelente relato, impecablemete escrito.